A Violeta
Bebí la sangre del ciervo
y surgió, luz de la noche,
el ala negra del cuervo.
y surgió, luz de la noche,
el ala negra del cuervo.
A Lidia en mayo de 2001 y corregido en este mayo de 2011
Con los años.
Luego. Mansos.
Con los años. Y unas risas. Porque las risas.
Con los años. Aquel monte con ermita. Pero.
Cazaban besos como se pescaban soles.
Los árboles con los años. Ni aún maquillados. En ese calor que haría innecesario el tajamar.
Con los bultos a cuestas. Tan cargada. Siempre.
Con los años. Nunca a partir de con los años se podrá decir nunca a partir de con los años se podrá decir.
El viento tenía aires de gandul.
Con los años se descubren esas cosas.
El análisis de la esfera.
La quietud del alba en el verano ártico.
Los años desaparecen el infierno.
Y el cielo. Y el limbo.
Sólo queda Babieca piafando.
Hasta la espada atiza la mañana.
Luego. Mansos.
Con los años. Y unas risas. Porque las risas.
Con los años. Aquel monte con ermita. Pero.
Cazaban besos como se pescaban soles.
Los árboles con los años. Ni aún maquillados. En ese calor que haría innecesario el tajamar.
Con los bultos a cuestas. Tan cargada. Siempre.
Con los años. Nunca a partir de con los años se podrá decir nunca a partir de con los años se podrá decir.
El viento tenía aires de gandul.
Con los años se descubren esas cosas.
El análisis de la esfera.
La quietud del alba en el verano ártico.
Los años desaparecen el infierno.
Y el cielo. Y el limbo.
Sólo queda Babieca piafando.
Hasta la espada atiza la mañana.
By Isaac Alexander from New York
1.- ¿Es cierto que si hace cincuenta años una mujer hubiera acudido a una comisaría del Bronx denunciando al presidente del FMI por intento de violación, le habrían dado boleto arguyendo que seguro que había sido ella quien le había puesto cachondo?
2.- Es justo que una mujer tenga el derecho a denunciar un intento de violación y que el supuesto agresor sea detenido (sea éste Dominique Strauss-Khan, Bill Clinton, Berlusconi -no, Berlusconi no, a ése no se le detiene o el hijo del porquero).
3.- Es justo que el supuesto agresor (sea DSK, BC o Berlusconi -no, Berlusconi no, a ése no se le detiene- o el tendero de la esquina) tenga derecho a la presunción de inocencia pero no porque sea un macho sino porque el Imperio de la Ley protege al acusado frente al acusador. ¿Por qué? Sólo por una suprema razón: el acusado se enfrenta al castigo, el acusador no (excepto que incurra en delito).
4.- ¡Qué extraño es el sexo! ¡Qué extrañas las relaciones entre las mujeres y los hombres!
5.- Me parecen sociedades hipócritas las que intentan venderte un coche con el cebo de una mujer hermosa en el asiento del co-piloto o una tarima flotante mediante una mujer en ropa interior girando sobre ella y sonriendo o cualquier producto que se precie y al mismo tiempo se lancen sobre el cuello de un hombre que desee ardientemente a las mujeres.
6.- No se puede estar en misa y repicando.
7.- Seguimos siendo muy primarios.
8.- La prensa -presa de su afán por vender- airea lo que no está probado y por lo tanto condena -socialmente- de antemano. Los medios de comunicación tienden a condenar a priori (siguiendo los dictados de las masas).
9.- La erótica del poder.
10.- La justicia.
11.- Si DSK es culpable que cumpla su pena.
12.- Según todos los analistas políticos, sea lo que sea, la carrera política de DSK se ha terminado (no así la de Berlusconi). ¡Qué extrañas gentes las italianas!
13.- ¡Ay, si Claude Chabrol viviera!
14.- Cada vez entiendo menos. Cada vez me interesa menos. Empiezo a entender la vejez.
15.- ¿Qué ocurrió realmente en la habitación 2806 del hotel Safitel de New York?
16.- ¿Es bueno ser puritano para ser político? ¿Debería ser obligatorio?
17.- Realmente siento una fractura entre mundos.
18.- Quizá -para entender- quede el humor, el sueño, la imaginación, la fantasía y poco más. No por huir sino por permanecer cuerdo.
19.- Supra la panca la capra crepa, sotto la panca la capra chiora.
20.- La normalidad en las personas es excepcional.
21.- En el fondo lo que me aturde de este tipo de noticias es que alienta el sexo sucio, el sexo que agrede, el sexo que incumple las normas de cordialidad entre seres humanos y ese sexo -excepto cuando se trata de vender- es el que se airea, ese sexo es el noticioso, como lo son las guerras, las epidemias, los desatres, el rugir de la naturaleza y esas noticias, esos sexos sucios, alientan el miedo, nos llenan de miedo, son noticias agresivas, son noticias que atentan contra el placer de vivir, siendo además que no son noticias contrastadas, que no son noticias probadas sino que se presume que ha habido sexo sucio en una lujosa habitación de un hotel en Manhattan.
22.- Llamo sexo sucio al que no es consentido por todas las partes.
23.- Pasa un taxi amarillo.
2.- Es justo que una mujer tenga el derecho a denunciar un intento de violación y que el supuesto agresor sea detenido (sea éste Dominique Strauss-Khan, Bill Clinton, Berlusconi -no, Berlusconi no, a ése no se le detiene o el hijo del porquero).
3.- Es justo que el supuesto agresor (sea DSK, BC o Berlusconi -no, Berlusconi no, a ése no se le detiene- o el tendero de la esquina) tenga derecho a la presunción de inocencia pero no porque sea un macho sino porque el Imperio de la Ley protege al acusado frente al acusador. ¿Por qué? Sólo por una suprema razón: el acusado se enfrenta al castigo, el acusador no (excepto que incurra en delito).
4.- ¡Qué extraño es el sexo! ¡Qué extrañas las relaciones entre las mujeres y los hombres!
5.- Me parecen sociedades hipócritas las que intentan venderte un coche con el cebo de una mujer hermosa en el asiento del co-piloto o una tarima flotante mediante una mujer en ropa interior girando sobre ella y sonriendo o cualquier producto que se precie y al mismo tiempo se lancen sobre el cuello de un hombre que desee ardientemente a las mujeres.
6.- No se puede estar en misa y repicando.
7.- Seguimos siendo muy primarios.
8.- La prensa -presa de su afán por vender- airea lo que no está probado y por lo tanto condena -socialmente- de antemano. Los medios de comunicación tienden a condenar a priori (siguiendo los dictados de las masas).
9.- La erótica del poder.
10.- La justicia.
11.- Si DSK es culpable que cumpla su pena.
12.- Según todos los analistas políticos, sea lo que sea, la carrera política de DSK se ha terminado (no así la de Berlusconi). ¡Qué extrañas gentes las italianas!
13.- ¡Ay, si Claude Chabrol viviera!
14.- Cada vez entiendo menos. Cada vez me interesa menos. Empiezo a entender la vejez.
15.- ¿Qué ocurrió realmente en la habitación 2806 del hotel Safitel de New York?
16.- ¿Es bueno ser puritano para ser político? ¿Debería ser obligatorio?
17.- Realmente siento una fractura entre mundos.
18.- Quizá -para entender- quede el humor, el sueño, la imaginación, la fantasía y poco más. No por huir sino por permanecer cuerdo.
19.- Supra la panca la capra crepa, sotto la panca la capra chiora.
20.- La normalidad en las personas es excepcional.
21.- En el fondo lo que me aturde de este tipo de noticias es que alienta el sexo sucio, el sexo que agrede, el sexo que incumple las normas de cordialidad entre seres humanos y ese sexo -excepto cuando se trata de vender- es el que se airea, ese sexo es el noticioso, como lo son las guerras, las epidemias, los desatres, el rugir de la naturaleza y esas noticias, esos sexos sucios, alientan el miedo, nos llenan de miedo, son noticias agresivas, son noticias que atentan contra el placer de vivir, siendo además que no son noticias contrastadas, que no son noticias probadas sino que se presume que ha habido sexo sucio en una lujosa habitación de un hotel en Manhattan.
22.- Llamo sexo sucio al que no es consentido por todas las partes.
23.- Pasa un taxi amarillo.
Hotel Sofitel de Manhattan
Miscelánea
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/05/2011 a las 00:34 | {0}
1888 -así aparece en el remite- escribe en los comentarios a Carta de amor a una Desconocida (5) : ¡Ya era hora! Desde que lo he leído esta mañana, me estoy riendo porque pienso que 1888 tiene razón: que ya era hora de que ese señor tan fino que trataba a su amada platónica de usted, se diera cuenta de que no tenía nada que hacer y desistiera de una vez por todas. Por otra parte tambien me viene la sonrisa a los labios porque me gustaría decirle a 1888 que las vidas de los personajes y sus pasiones son tan poco predecibles como las de las personas y así podría ocurrir que tras la última carta, ella se le acerque y tengan, por fin, un encuentro y se sigan viendo y el amante lo escriba y por fin se vayan a vivir juntos y se separen y el amante lo escriba (tranquilo 1888, no creo que eso vaya a ocurrir). Porque, como dice Mrs. Gump a su hijo Forrest, La vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar. También me ocurre pensar que 1888 podría ser el joven que acompañaba a la señorita en el cenador y que ese: ¡Ya era hora! es el fondo un respiro para él, que veía en el señor enamorado un posible rival. Porque ¿quién me dice que 1888 no está también enamorado de ella? ¿Quién puede asegurar que la Desconocida y el Señor Enamorado no existen en la realidad?
Los juegos de la imaginación son infinitos.
Lo que sí es cierto es que 1888 ha acertado al creer que la carta a la desconocida nº 5 (como el perfume más famoso de Chanel), era la última carta.
Los juegos de la imaginación son infinitos.
Lo que sí es cierto es que 1888 ha acertado al creer que la carta a la desconocida nº 5 (como el perfume más famoso de Chanel), era la última carta.
Son ya varias las ocasiones en que he visto cómo en unas tertulias televisivas supuestamente libres, los periodistas adoptan el papel de fiscal con respecto a un invitado.
Ayer por la noche tras la película El Lector dirigida por Stephen Daldry (esta película quizás ya me predispuso al malestar que sentí más tarde. Trata sobre el juicio -en la década de los 60 del siglo pasado- a una antigua carcelera nazi. El pensamiento de la película sería: ¿Cómo se puede juzgar el pasado a los ojos del presente por muy terrible que haya sido ese pasado? Siempre que veo este tipo de películas con un trasfondo doctrinal, se me ponen los pelos de punta o, en ciertos momentos, siento algo de asco. Para quienes tienen dudas acerca de la responsabilidad de las personas en sucesos tan brutales como el nazismo en Alemania, recomiendo, como ya he hecho en alguna otra ocasión, el libro La destrucción de los judíos europeos escrito por Raul Hilberg en el que, con la finura de un cirujano hábil con el bisturí, el autor nos desgrana no la vida privada de los individuos alemanes sino el apoyo que con sus actos como colectividad otorgaron al gobierno nazi para llevar a cabo sus planes. Está claro que cualquier ser humano en su vida privada ha de tener eso que, mediante escalas morales, llamamos cosas buenas. No me alivia la vida privada de las personas, ni los motivos que les indujeron a alentar atrocidades y menos aún desde la ficción en la que tan sólo un sólido pensamiento filosófico puede salvar o evitar que las interpretaciones conduzcan a errores. O quizá el guionista David Hare quería plantarnos esa duda como ya lo intentó en The Hours o en Damage en temáticas disitntas). Hecha la digresión vuelvo a la tertulia. La televisiones de derechas -hay muchas ahora en España. El motivo es evidente: la gente de derechas es la que tiene dinero para comprar televisiones- son repugnantes, adoptan el tono del franquismo, realzan la autoridad como principio y no dejan de ser arbitrarias en todas y cada una de sus afirmaciones. Para tamizarlas un poco suelen poner entre los tertulianos a uno de izquierda moderada -dos como mucho-. Pero bueno, tampoco me quiero extender en sus estrategias. Ocurrió que tras la película me puse a zapear y llegué a una de esas televisiones y escuché durante un rato a esos fiscales/periodistas sentados a una mesa acribillando a preguntas tendenciosas a un representante de una asociación de ateos -curiosamente el único que estaba de pie de todos ellos- y sin dejarle apenas responder. El representante era un hombre pausado que intentaba dar sus opiniones -por cierto de una lógica aplastante- mientras esos perros de presa querían retorcerle el argumento con preguntas insidiosas y sobre todo, sobre todo, nada inteligentes. Porque lo que me aterra de esos supuestos periodistas y expertos (de no sé qué) es su alma de inquisidor, la ausencia absoluta de cintura en el pensamiento, las ganas que tienen de vencer al enemigo -porque el representante de los ateos era un enemigo al que habían detenido y se había convertido en acusado frente a ellos-; me aterra lo mal que visten, lo mal que hablan, su afán revisionista, lo mucho que gritan, lo poco que respetan. Cuando escucho a estos periodistas entiendo que España haya sido siempre un país tan miserable; entiendo que hayamos perdido el tren del siglo XVIII, del siglo XIX, del siglo XX teniendo el poder como voceros a gentes como ésa: intransigentes, sanguinarios y torpes.
Con la que se nos viene encima espero que surja, desde las filas de las personas sensatas ya sean de izquierdas o de derechas, un movimiento general de repulsa a semejantes prácticas caciquiles y se exija la cortesía con el invitado, la discrepancia serena, el beneficio de la duda y no sé cuántas cosas más iba a poner hasta que me he dado cuenta de que estoy en España, un país sin cultura de diálogo, un país realmente pobre... en todo.
Ayer por la noche tras la película El Lector dirigida por Stephen Daldry (esta película quizás ya me predispuso al malestar que sentí más tarde. Trata sobre el juicio -en la década de los 60 del siglo pasado- a una antigua carcelera nazi. El pensamiento de la película sería: ¿Cómo se puede juzgar el pasado a los ojos del presente por muy terrible que haya sido ese pasado? Siempre que veo este tipo de películas con un trasfondo doctrinal, se me ponen los pelos de punta o, en ciertos momentos, siento algo de asco. Para quienes tienen dudas acerca de la responsabilidad de las personas en sucesos tan brutales como el nazismo en Alemania, recomiendo, como ya he hecho en alguna otra ocasión, el libro La destrucción de los judíos europeos escrito por Raul Hilberg en el que, con la finura de un cirujano hábil con el bisturí, el autor nos desgrana no la vida privada de los individuos alemanes sino el apoyo que con sus actos como colectividad otorgaron al gobierno nazi para llevar a cabo sus planes. Está claro que cualquier ser humano en su vida privada ha de tener eso que, mediante escalas morales, llamamos cosas buenas. No me alivia la vida privada de las personas, ni los motivos que les indujeron a alentar atrocidades y menos aún desde la ficción en la que tan sólo un sólido pensamiento filosófico puede salvar o evitar que las interpretaciones conduzcan a errores. O quizá el guionista David Hare quería plantarnos esa duda como ya lo intentó en The Hours o en Damage en temáticas disitntas). Hecha la digresión vuelvo a la tertulia. La televisiones de derechas -hay muchas ahora en España. El motivo es evidente: la gente de derechas es la que tiene dinero para comprar televisiones- son repugnantes, adoptan el tono del franquismo, realzan la autoridad como principio y no dejan de ser arbitrarias en todas y cada una de sus afirmaciones. Para tamizarlas un poco suelen poner entre los tertulianos a uno de izquierda moderada -dos como mucho-. Pero bueno, tampoco me quiero extender en sus estrategias. Ocurrió que tras la película me puse a zapear y llegué a una de esas televisiones y escuché durante un rato a esos fiscales/periodistas sentados a una mesa acribillando a preguntas tendenciosas a un representante de una asociación de ateos -curiosamente el único que estaba de pie de todos ellos- y sin dejarle apenas responder. El representante era un hombre pausado que intentaba dar sus opiniones -por cierto de una lógica aplastante- mientras esos perros de presa querían retorcerle el argumento con preguntas insidiosas y sobre todo, sobre todo, nada inteligentes. Porque lo que me aterra de esos supuestos periodistas y expertos (de no sé qué) es su alma de inquisidor, la ausencia absoluta de cintura en el pensamiento, las ganas que tienen de vencer al enemigo -porque el representante de los ateos era un enemigo al que habían detenido y se había convertido en acusado frente a ellos-; me aterra lo mal que visten, lo mal que hablan, su afán revisionista, lo mucho que gritan, lo poco que respetan. Cuando escucho a estos periodistas entiendo que España haya sido siempre un país tan miserable; entiendo que hayamos perdido el tren del siglo XVIII, del siglo XIX, del siglo XX teniendo el poder como voceros a gentes como ésa: intransigentes, sanguinarios y torpes.
Con la que se nos viene encima espero que surja, desde las filas de las personas sensatas ya sean de izquierdas o de derechas, un movimiento general de repulsa a semejantes prácticas caciquiles y se exija la cortesía con el invitado, la discrepancia serena, el beneficio de la duda y no sé cuántas cosas más iba a poner hasta que me he dado cuenta de que estoy en España, un país sin cultura de diálogo, un país realmente pobre... en todo.
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Poesía
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/05/2011 a las 20:15 | {1}