Al inicio de la primera noche piensa: "Escribiré unos versos a la muchacha que me espera"
En la noche primera piensa: "El aullido del lobo suena a presencia"
En la madrugada primera piensa: "¿Por qué no duermo?"
En la alborada piensa: "Los colores del fuego"
Durante la segunda mañana piensa: "La pata de un cordero"
A lo largo de la segunda tarde piensa: "Me muero, me muero"
Al ocaso del segundo día piensa: "El cuello es algo nuevo"
En la noche segunda piensa: "La oscuridad del vello"
En la madrugada segunda piensa: "¿Por qué me duermo si las alimañas acechan para sorberme el cerebro?"
En la segunda alborada piensa: "Los colores del fuego"
A lo largo de la tercera mañana piensa: "Me quedo ciego. Ya no veré el cuerpo desnudo de la muchacha de la aldea".
En la tarde tercera piensa: "Un poco maíz".
Al terminar la tarde del tercer día piensa: "En el lago crecí y entre los juncos vi"
Durante la noche tercera piensa: "Ya vienen, ya vienen, me lavarán el cuerpo, me proveerán de alimento, no se reirán".
Durante la madrugada tercera apenas piensa. Sólo un: "¡Venid! ¡Entrad!".
Durante la cuarta alborada duerme.
Durante la cuarta mañana duerme.
Durante la cuarta tarde duerme.
En el ocaso cuarto duerme.
En la noche cuarta duerme.
En la madrugada cuarta duerme.
En la alborada quinta despierta y piensa: "Nunca más".
En la noche primera piensa: "El aullido del lobo suena a presencia"
En la madrugada primera piensa: "¿Por qué no duermo?"
En la alborada piensa: "Los colores del fuego"
Durante la segunda mañana piensa: "La pata de un cordero"
A lo largo de la segunda tarde piensa: "Me muero, me muero"
Al ocaso del segundo día piensa: "El cuello es algo nuevo"
En la noche segunda piensa: "La oscuridad del vello"
En la madrugada segunda piensa: "¿Por qué me duermo si las alimañas acechan para sorberme el cerebro?"
En la segunda alborada piensa: "Los colores del fuego"
A lo largo de la tercera mañana piensa: "Me quedo ciego. Ya no veré el cuerpo desnudo de la muchacha de la aldea".
En la tarde tercera piensa: "Un poco maíz".
Al terminar la tarde del tercer día piensa: "En el lago crecí y entre los juncos vi"
Durante la noche tercera piensa: "Ya vienen, ya vienen, me lavarán el cuerpo, me proveerán de alimento, no se reirán".
Durante la madrugada tercera apenas piensa. Sólo un: "¡Venid! ¡Entrad!".
Durante la cuarta alborada duerme.
Durante la cuarta mañana duerme.
Durante la cuarta tarde duerme.
En el ocaso cuarto duerme.
En la noche cuarta duerme.
En la madrugada cuarta duerme.
En la alborada quinta despierta y piensa: "Nunca más".
Mirar la mano. Los sonidos. Las voces de las niñas contándose una historia. El tiempo. El sabor del vino. Una flauta india, una guitarra y un piano. La mesa. Los papeles, la agenda, el libro, el lápiz, las gafas, el bureau, la grapadora, el cuarzo, el mechero y el anillo. Es los cuadros. La librería. La lámpara. Haber unido un amanecer en las selvas de Borneo con Louange à l'eternité de Jésus y los ladridos de un perro. Las risas. Las voces a lo lejos. La posibilidad de un fantasma en el armario. El reconocimiento del trasmundo. Las corrientes de los vientos y los mares. El arce que vive. La lluvia. El verdor. El silencio. El jadeo. La risa con el amigo. La noche inmensa. El humo del cigarrillo. La respiración que inspira la vida. Fui indio. Cacé bisontes. Estuve en el ayuno y Gran Espíritu me susurró la forma de conseguir el maíz. El ordenador. Las teclas negras. La máquina de escribir. Julia. Siempre y por siempre Julia. Un vaso más de vino. Su sonido al escanciarse en el vaso. La renovación del amargor de la cerveza en mi boca. Lo que hay que callar. Estuviste recordándome. ¡Lo que son destinos!
¡Qué bien se llevan el gris y el verde! Una nube tizna la cima del monte. Los pechos saltarines de una muchacha. La lluvia lenta en la ciudad rápida. La voz falsa que alardea. Fue Jesús quien entró en el Templo y se enfrentó al fraude. Las manipulaciones no deben caer en saco roto. En el periódico anuncian nuevas desgracias. La desgracia es el anuncio en sí. No hay que pasar de largo ante los estafadores. Ni dejar de mirar la sintonía entre un árbol, una nube, la lluvia y unos labios carmesíes. Mirar de frente. Apuntar la estulticia. Mantenerse alertas. El mundo no es un cuento infantil (aunque el cuento infantil contenga el mundo). Bajo el sombrero del cielo se cubre la gran cabeza y bajo la cabeza hay un suelo y bajo el suelo el inframundo. Esa exaltación del movimiento. El perro se sacude. Pasa la luz. Por fin abril se va.
Escucho hace unos días a un señor en una conferencia en la que trata los temas de esta corriente new age del vivir, tipo El Poder del Ahora o El Secreto. Era un tipo calvo, con gafas, delgado, que se decía muy tranquilo y feliz de estar allí, en una profunda relajación, tras haber sufrido la bendición, un año antes, de quedarse en coma y casi morir por una equivocación médica. Lo curioso es que el buen señor sudaba como un pollo mientras desgranaba una tras otra recetas para vivir (o más que vivir para no calificar como dolor o sufrimiento ninguna de las circunstancias de la vida). Todo es una oportunidad. Todo es bendito. Y mientras desgranaba estos lugares comunes en una sociedad donde la muerte de Dios nos ha dejado huérfanos de sentido de la vida, repetía, de vez en cuando, con un orgullo extraño, que él que antes escribía ya no lo hacía. Ya no escribo, dice. ¡Pero hay que ver lo que habla el buen señor! pienso yo.
Lo curioso es que para terminar su conferencia, antes de pasar al coloquio, dice: Ya no escribo pero he escrito este folio, es sólo un folio, para terminar con la parte expositiva. Y va y lee, eso sí para todos vosotros y vosotras (siempre vosotros y vosotras, nunca vosotras y vosotros. No soporto la corrección política, el pensamiento unificador, ése que dice: el lenguaje es sexista. ¿Cómo puede ser sexista un lenguaje? Recomiendo un artículo de Ignacio Bosque: Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer) un texto que no merece el más mínimo comentario, excepto el de que era un texto escrito. ¿A qué entonces tanto orgullo... majadero por haber dejado de escribir? ¿Qué tiene de poco espiritual el escribir? Y si lo que quiere este buen señor es hacerse una cura de silencio, que se calle... del todo. Schchssst.
¡Qué difícil por sencilla es la verdad!
Lo curioso es que para terminar su conferencia, antes de pasar al coloquio, dice: Ya no escribo pero he escrito este folio, es sólo un folio, para terminar con la parte expositiva. Y va y lee, eso sí para todos vosotros y vosotras (siempre vosotros y vosotras, nunca vosotras y vosotros. No soporto la corrección política, el pensamiento unificador, ése que dice: el lenguaje es sexista. ¿Cómo puede ser sexista un lenguaje? Recomiendo un artículo de Ignacio Bosque: Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer) un texto que no merece el más mínimo comentario, excepto el de que era un texto escrito. ¿A qué entonces tanto orgullo... majadero por haber dejado de escribir? ¿Qué tiene de poco espiritual el escribir? Y si lo que quiere este buen señor es hacerse una cura de silencio, que se calle... del todo. Schchssst.
¡Qué difícil por sencilla es la verdad!
Alberto Giacometti. Hombre I. Litografía
¡Esas alas verdes!
¡Ese florecer las madreselvas!
¡Las hojas del árbol se adormecen y quedan lánguidas en sus terminaciones!
¡Mira la voz que te habla!
¡Escucha los ojos que te miran!
¡Verdecerán!
¡Fuera existe!
¡Verdecerán!
¡En las aceras! ¡En las iglesias! ¡En los adoquinados! ¡En las fiestas! ¡En los trancos! ¡En los barcinos cruces de caminos!
¡Hay un niño en el cementerio más cercano!
¡Hay ala de cuervo!
¡Hay jugo de fruta!
¡Hay vuelo transoceánico!
¡Verdecerán!
¡Verdecerán!
¡Sus manos se han trocado en ramas!
¡Su pecho se viste de campana!
¡En lo alto se desvanece la sima!
¡Ruge!
¡Ladra!
¡Barrita!
¡Ulula!
¡La isla!
¡La mar!
¡La paz!
¡La espalda!
¡Ese florecer las madreselvas!
¡Las hojas del árbol se adormecen y quedan lánguidas en sus terminaciones!
¡Mira la voz que te habla!
¡Escucha los ojos que te miran!
¡Verdecerán!
¡Fuera existe!
¡Verdecerán!
¡En las aceras! ¡En las iglesias! ¡En los adoquinados! ¡En las fiestas! ¡En los trancos! ¡En los barcinos cruces de caminos!
¡Hay un niño en el cementerio más cercano!
¡Hay ala de cuervo!
¡Hay jugo de fruta!
¡Hay vuelo transoceánico!
¡Verdecerán!
¡Verdecerán!
¡Sus manos se han trocado en ramas!
¡Su pecho se viste de campana!
¡En lo alto se desvanece la sima!
¡Ruge!
¡Ladra!
¡Barrita!
¡Ulula!
¡La isla!
¡La mar!
¡La paz!
¡La espalda!
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Narrativa
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/04/2012 a las 19:23 | {0}