Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Calendario de la República Francesa del año 1794
Calendario de la República Francesa del año 1794
Un día como hoy, hace cincuenta y seis años, a las diez y veinte de la mañana me vinieron al mundo en la ciudad de Madrid (porque suscribo el pensamiento de Miguel de Unamuno, Yo no nací, me nacieron) y desde entonces vagabundeo por este espacio/tiempo entre la incredulidad y la esperanza, entre el descreimiento y la curiosidad. Por ejemplo: ayer compré un Rioja reserva para celebrarlo y la botella -edición limitada de 200.000- era la número 132.323. Si sumamos los números el resultado es 14 y 14 es el día de mi nacimiento (en el calendario gregoriano que es el que suelo utilizar) .
Me felicita mi amigo César y hablamos de la cercanía de la muerte -como si la muerte a los veinte años estuviera más lejos siendo como es que a mí me vino a visitar siendo un bebé- y sobre todo hablamos del temor a una vejez dependiente, nosotros que dentro de esta cárcel que es el mundo hemos sido -y somos- de los más libres. Sí, ya se va acercando el invierno de nuestra aventura; estamos en el mes de noviembre de nuestra vida -justo el mes en el que nací y que en el calendario revolucionario se llamó Brumario (por las brumas)- y son brumas quizá las disquisiciones a las que hoy nos hemos entregado durante casi una hora. Brumas, en todo caso, que no ocultan mi agradecimiento a la vida que tengo y que he tenido porque me ha sido dada la posibilidad de pensar una forma del mundo; porque me ha sido dado el don de emocionarme con lo bello y con lo feo; porque me ha sido dada la posibilidad de desarrollar mis facultades; porque he sufrido y he gozado con la intensidad propia de cada estación; porque he sido y soy austeramente autosuficiente y cuando no he podido abastecerme he disfrutado de la generosidad de algunos de mis semejantes. Así es que no tengo nada que reprocharle a la vida, más bien al contrario porque al hacerme hombre, me ha hecho consciente, finito y contingente y esa tríada del ser humano me ha llevado a la conciencia de la fragilidad y milagro es que lo frágil se mantenga con vida tantos, tantos años.
Mi hija Violeta viene a comer conmigo.
Muchos amigos me han felicitado.
Hoy luce un sol benigno y los dorados del campo estallan ante mí como regalos.
La luna llena de hoy se verá más grande de lo que suele (por mor de los caprichos universales, se ha acercado a la tierra unos mil kilómetros).
Nilo, mi amigo/perro, está sano -aunque le pica una oreja- y mueve la cola cuando me levanto.
El arce japonés, arbóricamente, crece en la terraza.
Disfruto del Arte, de todas las Artes y eso me parece un regalo inmenso.
Soy agnóstico sin creer en Dios.
Me estás leyendo.
23 Brumario. Se acerca el invierno.

Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/11/2016 a las 13:18 | Comentarios {1}


1.- Últimamente en el mundo editorial español se están publicando novelas cuya base argumental es ETA, el mundo de ETA, el País Vasco en los tiempos de ETA. Ahora los escritores vascos se atreven a fabular sobre ETA. ETA se está convirtiendo en un negocio editorial. ¿Quién ha perdido el miedo a ETA: los escritores o los editores?
Me pregunto si cuando las víctimas de aquella guerra eran ninguneados por sus vecinos, si cuando el terror hacía más grises los días grises de Euskadi, no hubiera sido el momento para que se escribieran estas historias que ahora se publican. ¡Callados como putas estuvieron los escritores! Cosa que no es de extrañar porque los escritores somos putas. Ni más ni menos.

2.- Soy espectador de tertulias políticas. Siempre espero de los tertulianos (no escribo analistas porque la televisión o la radio no permiten el análisis. El análisis necesita un desarrollo y estos medios de comunicación exigen el titular, el comentario rápido) llamados de izquierdas críticas al voto de los ciudadanos. Hay como un laico respeto sagrado a la decisión mayoritaria de la ciudadanía y ese silencio, esa no crítica, creo que tiene que ver mucho más con la política de los medios y con el miedo del tertuliano a ser expulsado del sanedrín que con la verdadera crítica. Porque habría que criticar que en España, por ejemplo, un partido acusado de organización criminal en los tribunales como el Partido Popular vuelve a ganar unas elecciones por mandato del pueblo.

3.- Antes de las elecciones norteamericanas todos estos tertulianos, incluidos los de derechas, echaban pestes del candidato Donald Trump pero tras su victoria no paro de escuchar ahora que bueno, que ya veréis como tampoco es para tanto, una cosa es la campaña electoral y otra el ejercicio del poder. A mí no me llevan los demonios porque ya no creo en los demonios, lo que me enciende y me deja estupefacto es el mundo en el que vivimos; lo que me subleva es ver cómo uno de los países supuestamente más avanzados del mundo vota por mayoría -mayoría de los que votan. Porque el porcentaje de votantes ha sido, creo, un 53% de los norteamericanos y el voto popular lo ha ganado Hillary Clinton, no así el de los electores. Lo que en resumidas cuentas viene a decir que con menos del 25% de los votos este tipo es presidente- a un personaje que le gusta mostrarse como un energúmeno inculto, zafio y peligroso.

4.- Dada mi ignorancia, no me atrevo a desdecir a los muchos sabios que por el mundo pululan los cuales suelen hacer una loa a los hombres y se muestran optimistas para con nuestra especie. Muchos de ellos dicen que el pesimismo no es más que una floritura intelectual para hacerse el interesante. Yo sólo espero que tengan razón -o cuando menos que tengan sus razones- pero también espero que visceralmente tengan cuajo para argumentar, instintivamente, su optimismo.

5.- La ley del péndulo me azota. En ocasiones hago un repaso por los dirigentes de este mundo y me invade la melancolía y una desesperanza que apenas logro cortar con el arte o un amigo.

6.- Yo no sé si hubiera tenido la audacia -de habérseme ocurrido- para escribir una novela en los años de plomo sobre la intrahistoria de una familia de etarras y una familia de constitucionalistas que vivieran en el mismo pueblo. Ni tampoco sé si de haberla escrito, hubiera habido una editorial con la valentía de publicarla. Entre el miedo y el conservadurismo hay una muy delgada línea. Entre la cobardía y la cautela también.

7.- El mundo contiene el aliento demasiadas veces y cuando al fin se expulsa, hiede.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/11/2016 a las 15:38 | Comentarios {0}


Cuando Rubén la vio al volver al café del centro, Laura estaba sentada en la misma mesa de la primera vez sólo que entonces llevaba su pelo rojizo suelto y ahora lo llevaba recogido en una coleta; estaba leyendo un libro muy grueso -de más de mil páginas pensó Rubén- y de a pocos tomaba notas en un cuaderno; bebía un té con limón; iba vestida con una minifalda vaquera, leotardos negros, botines también negros y un jersey de cuello de cisne rosa. Rubén se sintió osado -o no podía por menos que ser osado- y eligió para sentarse la mesa más próxima a la de ella. Con gesticulación forzada llamó la atención del camarero y la de ella que levantó la vista de las hojas y clavó sus ojos de miel en los verdes de él. Quizá dudó un momento si le conocía -quizá no y tan sólo fue el tiempo necesario para tomar una decisión- y le mostró una sonrisa cuando le dijo, ¡Vaya, si está aquí lo que a lo mejor espero!
El día ocho de septiembre, ocho meses y cinco días tras San Blas, Rubén escribió en su Cuaderno Marrón:

Cuento

Tags : Las manos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/11/2016 a las 12:14 | Comentarios {0}


La llamó Laura en honor a Petrarca, no porque ella se llamara Laura. Ella no le dijo su nombre. De hecho estaba convencido de que ella se llamaba Petra por el óvalo de su cara y por los labios que eran gruesos y bien dibujados como los labios -imaginaba- de  David de Miguel Angel. Una mujer con ese óvalo y esa boca no podría llamarse de ninguna otra manera. La llamó Laura para no tener que llamarla por su verdadero nombre. La llamó Laura para llamarla como se llama a las Ideas.
Dijimos que cuando él la vio por vez primera fue en el mes de febrero en un café del centro. No dijimos si fue a primeros de febrero o a finales. Pues bien, fue a principios de febrero y para ser más exactos el día de San Blas y ese dato -que fuera el día de San Blas- le llevó a pensar que Laura estaba destinada a ser su esposa y la madre de sus hijos porque ya lo dice el refrán, Por San Blas la cigüeña verás.
Laura no apareció por el café del centro a lo largo de toda la semana. Él -al que tenemos que llamar de algún modo. Es condición necesaria bautizar a las personas. El nombre propio nos otorga la propiedad de ser, así es que le llamaremos Rubén, nombre que además nos puede llevar por una genealogía que emparente con una de las doce tribus de Israel aunque en este caso las mezclas con gentiles desde más allá del siglo XV dificultaría mucho la investigación- fue todos los días a la misma hora en que la vio por primera vez lo que le suponía una seria alteración de su rutina porque Rubén vivía al sur de Madrid en un pueblo llamado Aranjuez y había ido a aquel café del centro por hacer tiempo hasta que fuera la hora de acudir a una cita con una abogada laboralista que le estaba llevando los papeles de un despido improcedente.
Laura no acudió pero Rubén sí acudió a Laura.

Cuento

Tags : Las manos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/11/2016 a las 14:25 | Comentarios {0}


La cosa empezó en los dedos (¿o por los dedos?). No fue de improviso, más bien empezó siendo una intuición que nació al aire de su olvido. Parece que a sus dedos no les gustó su olvido y así él una mañana intuyó algo en ellos. Aún no era nada. No existía una marca física, un sarpullido, por ejemplo o un resquebrajamiento de la piel. Ahora puede decir que a finales de agosto supo que algo iba a empezar. Sin saber por qué decidió anotar las sensaciones en sus dedos en un cuaderno marrón que guardaba desde el año 1996 en uno de los últimos cajones de su escritorio. Tampoco se preguntó el por qué de ese cuaderno. Por qué había recordado ese cuaderno al que le puso pomposamente el título de Cuaderno Marrón, justo el día en el que en el intersticio entre el dedo anular y corazón de la mano izquierda surgió una mínima señal rojiza. Nada. No era nada. Él tomó su recuperado Cuaderno Marrón y escribió: 6 de septiembre. Señal rojiza entre el dedo anular y corazón de la mano izquierda. Quizá sea la última vez que me quedo mirando el teléfono como si fuera una nave interestelar. La soledad es esto: una mancha rojiza entre los dedos... o su importancia.
Eso escribió el primer día en que sus dedos empezaron a mostrar que la crisis acababa de estallar. Nunca se sabe por dónde empiezan. Nunca se sabe cómo acaban. La crisis, entonces, es la vida porque ¿cómo ocurre que el acto sexual de tus padres? Más ¿cómo ocurre que a tus padres se les ocurriera ese día, en ese instante, acoplarse? ¿Por qué ese óvulo con sus específicas mitocondrias? ¿por qué ese espermatozoide encontró el camino y le quedaron fuerzas para horadar la pared del óvulo y llegar hasta su núcleo? ¿qué ocurrió para que nada se estropeara? ¿qué jodida conjunción de astros se dio para que 40 años más tarde, un mes de febrero se encontrara con la mirada de Laura en un café del centro? ¿Por qué supo? ¿Por qué intuyó -como ahora con los dedos- que la persona que había quedado con ella le había dado plantón y que a ella ese plantón le había dolido especialmente -por qué supo ya que le había dolido especialmente-, decidió levantarse y temblando le dijo: Yo no soy a quien esperas pero a lo mejor soy lo que esperas? Y Laura rió y la risa se le mezcló con alguna lágrima (que ya se había deslizado justo antes de que él llegara) y le respondió, No creo que seas lo que espero. ¿Sabía su madre cuando le estaba abriendo las piernas a su padre que había de tener un hijo estúpido de aquel encuentro? ¿lo intuía cuando menos? ¿Sabía su padre que aquel vaivén de sus caderas montado sobre la grupa de su esposa iba a dar como resultado un vástago emocionalmente desequilibrado? ¿Sabían que su hijo sería capaz de intuir los desastres antes de que aparecieran los síntomas?

Cuento

Tags : Las manos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/11/2016 a las 20:22 | Comentarios {0}


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