Si escuchas el allegro de Mozart que he adjuntado mientras lo lees quizá se entienda mejor el cómo.
Esa es mi pregunta. ¿Cómo?
Cuando me quedo quieto no viene a inundar la quietud. El pensamiento vaga y vuelve al origen. Origen como música o como sonidos que no significan, en sí, nada.
No empujar, me dice el amigo.
Entonces: todo aquello que significa empuje no es.
Surge entonces otra pregunta: ¿Es esto empujar?
¡Qué curiosa vuelta a los inicios!
También es cierto que hoy es de los días antiguos.
Que conste que no quiero ser claro, ni siquiera para mí porque si lo fuera la pregunta primera no tendría sentido.
Sí hay una expectativa. Por ahí no.
Y sin embargo soñar. No dormir y soñar mientras pasa el día y la luz de febrero etc...
Sí imaginar.
Sí desear ciegamente.
Sí inventar situaciones, momentos, tensiones y distensiones, posibilidades, elucubraciones.
El mundo nuestro.
¡Qué timidez!
¡Qué pacata me resulta en ocasiones la contención!
No desbordarse. No dejarse llevar. No sentir en el vacío. No seguir. No alcanzar. Todas estas frases son apariencias.
No he aprendido nada porque aún estoy en el camino de vuelta.
Complicado caminar hacia atrás.
Me dicen: eres profundo.
Pienso: más bien soy turbio.
Y luego: de quien habla quien lo dice y de quien hablo al contestar no es nadie.
Quisiera ¡ay, los subjuntivos!
También apuesto por la química de los cuerpos.
Sería: la biología de las pasiones.
¿Cómo una pasión?
¿Por qué no una pasión?
Pasión ciega.
Pasión apasionada.
Los (...) cobardes no llegan a (...).
Quedarse ahí. En el limbo.
Ser limbo ahora que no existe.
Ser inocente.
¿Cómo?
¿Debería saber?
Dejarse, irse, abandonarse, el alma, el alma sabe, no yo.
¿Cómo el alma?
Si ese alma, esa energía comprimida en un cuerpo, esa exhalación última, esa visión de los sentidos.
Y también terminología marxista: pequeño burgués, por ejemplo.
Sentimientos pequeño burgueses.
Nevera llena.
Estómago agradecido.
Asumir este día como la herencia de mis días.
No luchar contra él.
No luchar contra nada.
Estar callado.
Callarse.
Calla.
¿Cómo?
Vuelve el frío y la voz de los informativos.
Amar es...
Dar es...
Antes de escribir esta nebulosa pensé en coger el diccionario de Autoridades y transcribir la definición de los siete pecados capitales.
No lo ho hecho.
Son las 21h 37m
¿Distancia y olvido?
Inspiro hondo. Escucho el goteo del edificio. Una pareja de gatos se ha hecho dueña del jardín.
Me vuelve a doler el corazón.
Un poco de vino, un cuarteto del viejo Persa.
Un sorbo. Otra inspiración.
Quizás hasta mañana.
Cuando me quedo quieto no viene a inundar la quietud. El pensamiento vaga y vuelve al origen. Origen como música o como sonidos que no significan, en sí, nada.
No empujar, me dice el amigo.
Entonces: todo aquello que significa empuje no es.
Surge entonces otra pregunta: ¿Es esto empujar?
¡Qué curiosa vuelta a los inicios!
También es cierto que hoy es de los días antiguos.
Que conste que no quiero ser claro, ni siquiera para mí porque si lo fuera la pregunta primera no tendría sentido.
Sí hay una expectativa. Por ahí no.
Y sin embargo soñar. No dormir y soñar mientras pasa el día y la luz de febrero etc...
Sí imaginar.
Sí desear ciegamente.
Sí inventar situaciones, momentos, tensiones y distensiones, posibilidades, elucubraciones.
El mundo nuestro.
¡Qué timidez!
¡Qué pacata me resulta en ocasiones la contención!
No desbordarse. No dejarse llevar. No sentir en el vacío. No seguir. No alcanzar. Todas estas frases son apariencias.
No he aprendido nada porque aún estoy en el camino de vuelta.
Complicado caminar hacia atrás.
Me dicen: eres profundo.
Pienso: más bien soy turbio.
Y luego: de quien habla quien lo dice y de quien hablo al contestar no es nadie.
Quisiera ¡ay, los subjuntivos!
También apuesto por la química de los cuerpos.
Sería: la biología de las pasiones.
¿Cómo una pasión?
¿Por qué no una pasión?
Pasión ciega.
Pasión apasionada.
Los (...) cobardes no llegan a (...).
Quedarse ahí. En el limbo.
Ser limbo ahora que no existe.
Ser inocente.
¿Cómo?
¿Debería saber?
Dejarse, irse, abandonarse, el alma, el alma sabe, no yo.
¿Cómo el alma?
Si ese alma, esa energía comprimida en un cuerpo, esa exhalación última, esa visión de los sentidos.
Y también terminología marxista: pequeño burgués, por ejemplo.
Sentimientos pequeño burgueses.
Nevera llena.
Estómago agradecido.
Asumir este día como la herencia de mis días.
No luchar contra él.
No luchar contra nada.
Estar callado.
Callarse.
Calla.
¿Cómo?
Vuelve el frío y la voz de los informativos.
Amar es...
Dar es...
Antes de escribir esta nebulosa pensé en coger el diccionario de Autoridades y transcribir la definición de los siete pecados capitales.
No lo ho hecho.
Son las 21h 37m
¿Distancia y olvido?
Inspiro hondo. Escucho el goteo del edificio. Una pareja de gatos se ha hecho dueña del jardín.
Me vuelve a doler el corazón.
Un poco de vino, un cuarteto del viejo Persa.
Un sorbo. Otra inspiración.
Quizás hasta mañana.
Mozart Cello Quartet.mp3 (7.91 Mb)
Es la primera vez que deseo que el frío pase que las hojas del arce japonés estallen en la terraza que el olor del aire calentito me embriague es la primera vez que echo de menos el sonido del grillo la renuencia de la luz a abandonar el jardincillo los soliloquios gritones de los niños en su afán de balón es la primera vez que no necesito un cuerpo que miro el mundo como se canta una canción o se musita un verso que nadie podrá escuchar es la primera vez que recorre mi espalda la presencia constante de hoy la certeza de que nada es lo que pasa y que el sueño tuvo una constante universal lenta como la velocidad de la luz indeterminada como la constante de Planck es la primera vez manos vacías uñas cortadas largo largo así es y tras esto puedo ya acomodar mis pies en la alfombrilla dejarme de susurros y volver a la puntuación
Es la primera vez que busco con conciencia (no sé qué conciencia; no sé cuáles de las posibles listas de concienciación, no, sé, no sé) el paraíso perdido que se encuentra en los brotes del arce japonés, en el aire calentito o en la luz de la tarde de anteayer cuando bajaba por la carretera y una eclosión de naranjas y rosas y morados y oros viejos teñían el cielo con lo sones del carnaval; es la primera vez que no vuelvo sobre la persona, que dejo pasar el tiempo, que no acudo al teléfono y dudo; es la primera vez que no dudo. No porque lo dé por perdido. No, no es por eso. Es la primera vez que voy dejando miguitas en el bosque, la primera que me siento Pulgarcito. Es la primera vez que no me dejo llevar por una vaga ansiedad ni deseo especialmente que se produzca. Tan sólo me levanto, hago el café, me lo bebo, medito, tomo mi dosis de polen, escribo un rato, dejo que mis pensamientos no se conviertan en mis dueños, tecleo, escucho una música que me gusta, me visto, bajo, espero que el coche responda a su única función, converso con Violeta, la dejo en su aula, paseo por ese Madrid industrial, me siento en una terraza , bebo una cerveza, grabo unos sonidos, recojo a Violeta, hago la comida, me siento de nuevo frente a esta pantalla, miro en el correo si hay un correo que deseo, trabajo lo que pueda, vuelvo a la cama y mañana ya es mañana.
Es la primera ves que lloro sin vergüenza y sin sobresalto la primera vez que acaricio en el vacío las últimas palabras la primera vez que juro no volverme loco porque estoy buscando me digo porque estoy buscando sin destino sin azar y sin carácter porque estoy buscando la aguja del pajar espero no pincharme pienso mientras busco y me quito una brizna de aquí y una cagada de ratón de allá es la primera vez que ese pelo oscuro esos ojos ese cuello esas manos ese pecho no alteran la esencia de nada y sin embargo son la belleza pura el agua de manantial la incontinencia del Mundo y porque busco así estoy llorando y me tiembla la barbilla y es sábado
Es la primera vez que busco con conciencia (no sé qué conciencia; no sé cuáles de las posibles listas de concienciación, no, sé, no sé) el paraíso perdido que se encuentra en los brotes del arce japonés, en el aire calentito o en la luz de la tarde de anteayer cuando bajaba por la carretera y una eclosión de naranjas y rosas y morados y oros viejos teñían el cielo con lo sones del carnaval; es la primera vez que no vuelvo sobre la persona, que dejo pasar el tiempo, que no acudo al teléfono y dudo; es la primera vez que no dudo. No porque lo dé por perdido. No, no es por eso. Es la primera vez que voy dejando miguitas en el bosque, la primera que me siento Pulgarcito. Es la primera vez que no me dejo llevar por una vaga ansiedad ni deseo especialmente que se produzca. Tan sólo me levanto, hago el café, me lo bebo, medito, tomo mi dosis de polen, escribo un rato, dejo que mis pensamientos no se conviertan en mis dueños, tecleo, escucho una música que me gusta, me visto, bajo, espero que el coche responda a su única función, converso con Violeta, la dejo en su aula, paseo por ese Madrid industrial, me siento en una terraza , bebo una cerveza, grabo unos sonidos, recojo a Violeta, hago la comida, me siento de nuevo frente a esta pantalla, miro en el correo si hay un correo que deseo, trabajo lo que pueda, vuelvo a la cama y mañana ya es mañana.
Es la primera ves que lloro sin vergüenza y sin sobresalto la primera vez que acaricio en el vacío las últimas palabras la primera vez que juro no volverme loco porque estoy buscando me digo porque estoy buscando sin destino sin azar y sin carácter porque estoy buscando la aguja del pajar espero no pincharme pienso mientras busco y me quito una brizna de aquí y una cagada de ratón de allá es la primera vez que ese pelo oscuro esos ojos ese cuello esas manos ese pecho no alteran la esencia de nada y sin embargo son la belleza pura el agua de manantial la incontinencia del Mundo y porque busco así estoy llorando y me tiembla la barbilla y es sábado
Ha puesto el título y él mismo se ha quedado sin palabras.
Abre tantas vías, se dice.
Luego se queda callado y le entra la congoja de un recuerdo que no recuerda, de un recuerdo que sólo se intuye.
Vuela luego al día de ayer. Arco 2012, piensa. Y un encuentro en el que se sintió cómodo.
El cine y las mujeres, vuelve a pensar.
Secuencia 1. Pasillo en la Feria de Arco. (Int/tarde)
Secuencia 2.- Cafetería en la Feria de Arco (Int./tarde)
Secuencia 3.- Parking del Pabellón 10 de la Feria de Madrid (Ext/anochecer)
Secuencia 4.- Coche (Int/ext noche)
Secuencia 5.- Restaurante La Taberna (Int/noche)
Secuencia 6.- Calle Manuel Fernández y González (Ext/noche)
Secuencia 7.- Bar Carbones (Int/noche)
Secuencia 8.- Plaza de Santa Ana (Ext/noche)
Secuencia 9.- Parking Plaza de Santa Ana (Int/noche)
Secuencia 10.- Coche (Int/ext-noche)
Secuencia 11.- Portal casa de Ella (Int/noche)
Secuencia 12.- Ascensor casa de Ella (Int/noche)
Secuencia 13.- Sala casa de Ella (Int/noche)
Elipsis
Secuencia 14.- Sala casa de Ella (Int/amanecer)
Secuencia 15.- Balcón casa de Ella (Ext/amanecer)
FIN
El cine y las mujeres, se sorprende y... sí....
Abre tantas vías, se dice.
Luego se queda callado y le entra la congoja de un recuerdo que no recuerda, de un recuerdo que sólo se intuye.
Vuela luego al día de ayer. Arco 2012, piensa. Y un encuentro en el que se sintió cómodo.
El cine y las mujeres, vuelve a pensar.
Secuencia 1. Pasillo en la Feria de Arco. (Int/tarde)
Secuencia 2.- Cafetería en la Feria de Arco (Int./tarde)
Secuencia 3.- Parking del Pabellón 10 de la Feria de Madrid (Ext/anochecer)
Secuencia 4.- Coche (Int/ext noche)
Secuencia 5.- Restaurante La Taberna (Int/noche)
Secuencia 6.- Calle Manuel Fernández y González (Ext/noche)
Secuencia 7.- Bar Carbones (Int/noche)
Secuencia 8.- Plaza de Santa Ana (Ext/noche)
Secuencia 9.- Parking Plaza de Santa Ana (Int/noche)
Secuencia 10.- Coche (Int/ext-noche)
Secuencia 11.- Portal casa de Ella (Int/noche)
Secuencia 12.- Ascensor casa de Ella (Int/noche)
Secuencia 13.- Sala casa de Ella (Int/noche)
Elipsis
Secuencia 14.- Sala casa de Ella (Int/amanecer)
Secuencia 15.- Balcón casa de Ella (Ext/amanecer)
FIN
El cine y las mujeres, se sorprende y... sí....
¿Y Tartufo?
¿Y el puente?
Los copos de nieve y un cuarteto japonés.
Copos de nieve.
Y unos ojos verdes.
Y una boca grande.
Y un gesto...
Y un gesto...
de roce de dedos.
Yo volveré a mirar la densa masa de nubes grises que se acercan por el norte y en el último bandazo a la izquierda seré capaz de aminorar la marcha y quitarme con cuidado los guantes mientras en el horizonte se dibujan bandadas de estorninos y misterio de vencejos.
Los pájaros.
El sentimiento.
La idea de que el perdón...
deja a tu corazón que vuele y mantén quietas las manos...
mira
mira otra vez
escucha las farolas que en el valle se desmayan de profunda amistad
alardea de haber salido vivo del encuentro con sus ojos
y de no haberte rendido a la fatalidad de los años
vuela. Agita tu mano, sé feliz en la espera, duerme con el dolor en el costado y agradece que la pastilla de los frenos aún no se haya deshecho.
Mañana algo habrá cambiado.
Hoy Scapin ha vuelto a anunciar a Geronte que se han llevado cautivo a su hijo.
Hoy los riñones. Hoy las vértebras. Hoy los tendones. Hoy los músculos lisos cuales mares en calma. Hoy su nombre. Hoy negro (que no es color funesto sino metáfora de sueño). Hoy, hoy, hoy.
¿Y el puente?
Los copos de nieve y un cuarteto japonés.
Copos de nieve.
Y unos ojos verdes.
Y una boca grande.
Y un gesto...
Y un gesto...
de roce de dedos.
Yo volveré a mirar la densa masa de nubes grises que se acercan por el norte y en el último bandazo a la izquierda seré capaz de aminorar la marcha y quitarme con cuidado los guantes mientras en el horizonte se dibujan bandadas de estorninos y misterio de vencejos.
Los pájaros.
El sentimiento.
La idea de que el perdón...
deja a tu corazón que vuele y mantén quietas las manos...
mira
mira otra vez
escucha las farolas que en el valle se desmayan de profunda amistad
alardea de haber salido vivo del encuentro con sus ojos
y de no haberte rendido a la fatalidad de los años
vuela. Agita tu mano, sé feliz en la espera, duerme con el dolor en el costado y agradece que la pastilla de los frenos aún no se haya deshecho.
Mañana algo habrá cambiado.
Hoy Scapin ha vuelto a anunciar a Geronte que se han llevado cautivo a su hijo.
Hoy los riñones. Hoy las vértebras. Hoy los tendones. Hoy los músculos lisos cuales mares en calma. Hoy su nombre. Hoy negro (que no es color funesto sino metáfora de sueño). Hoy, hoy, hoy.
Escrito por Isaac Alexander antes de meterse entre pecho y espalda un puré de calabaza, manzana, patata, cebolla, un par de ajos y aceite de oliva y como postre un helado de dulce de leche. Todo esto muy cerca del Río Negro y antes del deshielo.
Estaba acompañado por su nueva amante La Matutes y por un par de amigas de juventud. Dicen que se les veía felices.
Mi aparente incapacidad para entender los problemas del mundo manifiesto.
Aun así querría dejar constancia de un par o seiscientas cincuenta cosas:
No tengamos miedo porque el miedo sólo tiene como base el pasado, lo conocido.
Cuando se reúnan en Davos los magnates, profetas, usureros... que les follen por trás y sin pasión.
(de momento hasta aquí quería decir)
Aun así querría dejar constancia de un par o seiscientas cincuenta cosas:
No tengamos miedo porque el miedo sólo tiene como base el pasado, lo conocido.
Cuando se reúnan en Davos los magnates, profetas, usureros... que les follen por trás y sin pasión.
(de momento hasta aquí quería decir)
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Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/02/2012 a las 13:34 | {0}
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/02/2012 a las 21:13 | {0}