Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember


07 Me acuerdo
 
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Me acuerdo de la arena ardiente en los largos días de verano y del vendedor que pasaba con una cesta por la playa mientras gritaba,  Hay patatas fritas calentitas. Me acuerdo que a mí me sonaba raro que un reclamo fuera, haciendo el calor que hacía, que las patas estuvieran calentitas.

125
Me acuerdo de las rodajas de coco. Los días nublados cuando la bandera era amarilla o roja y nosotros surfeábamos las olas sin tabla.

126
Me acuerdo de aquellos días en los que el estudio del campeonato del mundo de ajedrez entre Mijail Thal y Mijail Botvinik contribuyó a animarme a seguir viviendo.

127
Me acuerdo de Pilar la primera vez que se metió un éxtasis, tirada junto a un radiador, diciéndome, Déjame morir así.

128
Me acuerdo de las tardes en las que, sobre la mesa verde, escribí mis primeros cuentos.

129
Me acuerdo del domingo en el que accedí a ir a buscar a unos amigos de Gregorio de un colegio de huérfanos ciegos. Gregorio también era ciego. Serían unos cinco o seis. Yo tenía trece años. Jamás he visto nada más salvaje. Parecía un grupo de chicos furiosos que se desmadraban por primera vez. El no ver los hacía inmunes. Yo era su responsable. Mi cojera no me hacía inmune. Recuerdo las miradas reprobatorias de unos viajeros en el metro cayendo sobre mí.

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Me acuerdo de Gregorio Sánchez, el ciego; fue el que me inoculó para siempre el veneno de escribir.

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Me acuerdo del primer cigarrillo. Un Chesterfield sin filtro de mi madre. Fue en Luanco. Al levantarme me caí rodando por la ladera del monte.

132
Me acuerdo de las noches de agosto en las que le leía la Biblia a Iñaki. Le gustaban las historias de ese dios terrible.

133
Me acuerdo de las madrugadas en las que me tenía que levantar porque los dolores de espalda me impedían estar tumbado. Tendría diecisiete años. Iba a la cocina. Me hacía un café con leche. Me tomaba una aspirina y hasta que hacía efecto leía Rayuela. Esa novela tenía el poder de hacerme olvidar el dolor.

134
Me acuerdo de una noche en mi casa de Paseo Imperial. Tenía mucha fiebre. Estaba leyendo El evangelio según Jesucristo. Dormí. Soñé que pasaba la noche conversando con Jesucristo y María Magdalena en el Gólgota. Al despertar estaba sentado en el borde de mi cama.

135
Me acuerdo de Krista guardándose el chocolate que le enviaba su madre desde Austria y que sólo compartía con Tao, su novio. Cati, Luis y yo no lo probamos. Eran los tiempos del hambre en Menorca.

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Me acuerdo del vagabundo Antonio que fue acogido por una antigua meretriz, Carmen, que ejerció su profesión en Túnez, que era amiga de una bruja, María, que vivía en un sótano de la casa situada en la esquina de las calles Lagasca con Don Ramón de la Cruz. Cuando María murió, le dejó la casa a Carmen y Carmen recogió a Antonio de la calle. Nos conocimos paseando a nuestros perros. Fuimos grandes amigos. Quería follarme como fuera. Tan sólo llegamos a ver revistas de Tom de Finlandia juntos mientras nos fumábamos un join, como decía él.

137
Me acuerdo de la risa incontenible que nos entró a César y a mí en un semáforo por una imagen sexual. Estábamos en el coche de su padre, un Renault 5 blanco.

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Me acuerdo de Julia. Siempre me acuerdo de Julia. Esta vez está apoyada en la puerta verde del colegio, por la tarde. Viene a recogernos.

139
Me acuerdo de Patricia, Esperanza, Dayrein, Fernando, Alfredo y yo que dimos, sin saberlo, en un lupanar creyendo que era un bar. La conversación con la madame es para no olvidar. Estábamos cerca de Puerto Plata en la República Dominicana.

140
Me acuerdo de la inmensa felicidad que sentía al ser guionista de una serie mala, muy mala, se llamaba Paraíso, que transcurría en El Caribe. Hasta allí me fui a escribir. Bajo las palmeras. Allí conocí a uno de mis mejores amigos, Fernando.

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Me acuerdo de los jejenes. Me acuerdo de Lillo que además de actor había sido comisario de la brigada político social. En Río San Juan.

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Me acuerdo del manglar de Río San Juan. El barrio haitiano de Río San Juan. La casa de unos antiguos miembros de la OAS cuya terraza terminaba en el mar. Decían ser exiliados.

143
Me acuerdo de las cenas pantagruélicas con Fernando en un restaurante gallego de la calle Marqués de Zafra. 
 

Memorias

Tags : Recuerdos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/02/2021 a las 01:40 | Comentarios {2}


El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember


La mesa (Naturaleza muerta con ventilador). Georges Braque. 1910
La mesa (Naturaleza muerta con ventilador). Georges Braque. 1910

102
Me acuerdo de la melodía de un regato en la cordillera cantábrica.

103
Me acuerdo de la Roca Blanca que era una inmensa piedra pómez convertida en acantilado.

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Me acuerdo de la poza y los caballos salvajes... y Gemma

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Me acuerdo de Tapia de Casariego, una noche de intenso olor a mar.

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Me acuerdo de la belleza stendhaliana de la ría de Castropol. Era una mañana.

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Me acuerdo de una niebla muy densa de verano. Lío un porro. Me siento extáticamente libre. Atravesamos Iñaki y yo serranías del Norte de España en un todoterreno de la señorita Pepis.

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Me acuerdo de comprar vino blanco en las bodegas de Rueda, Valladolid.

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Me acuerdo de la cetárea de Navia y de la calle de los vinos y de lo grande  y bueno que era Iñaki.

110
Me acuerdo de Nicolás Ansbach y del programa que hacíamos juntos en Onda Madrid de música africana. África se llamaba.

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Me acuerdo de los ojos tristes de Chiqui.

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Me acuerdo de Lila echándome de su cama sin querer del todo echarme de su cama. Calle Galileo.

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Me acuerdo de mi casa en Fernando el Católico. Pequeña. Estrecha. Vieja. Un día se vino abajo el suelo del cuarto de baño y yo me quedé suspendido del vaso de la ducha. Los cascotes cayeron sobre la vieja del piso de abajo. No le pasó nada. A mí tampoco. Siempre que lo recuerdo imagino a la vieja levantando la mirada y su visión de mis huevos en contrapicado.

114
Me acuerdo del accidente que tuvimos en un viejo R-4. Íbamos de Barcelona a Donostia atravesando los Pirineos. Nos quedamos sin frenos en una bajada. Al final de la misma había una vía de tren. Los primero que hice tras el choque contra la señal de tráfico fue tirar una guitarra por la ventanilla.

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Me acuerdo de la mirada inolvidable de María. Así la calificó Luis, el padre de César. ¡Qué bonita frase! Tienes una mirada inolvidable.

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Me acuerdo de Sina y de mí. Estamos sentados en un banco del parque de El Retiro. Nos besamos. Un policía municipal nos llama la atención.

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Me acuerdo de Doña Adela Gil, profesora de historia de unos setenta años, en el instituto Santa Marca de Madrid. Nos ve a Sina y a mí besarnos en los pasillos. Nos regaña. Al día siguiente nos llama  su despacho. Se disculpa. Nos dice, emocionada, ¡Bésense, por dios bendito, bésense y no hagan caso de esta vieja!

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Me acuerdo de una acampada en pleno invierno. ¡Qué frío en los pies! ¡Qué frío!

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Me acuerdo de Violeta. Tiene tres años. Estamos llegando a la casa que teníamos en la  calle Hermosilla 161, en el octavo piso. Hemos subido andando. Cuando llegamos arriba, antes de que abra, justo en el momento en que se apaga la luz del descansillo, Violeta me dice, Ya sé por qué se mueve el mar -hace una pausa bien dramática y concluye:- porque hay alguien dentro.

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Me acuerdo de rascarme los brazos hasta sangrarme.

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Me acuerdo de Encarna, profesora de Filosofía (también Paz era profesora de Filosofía y tenía un novio taxista). Encarna tenía una perrita con las patas traseras amputadas a la que le habían construido un artilugio que permitía que pudiera caminar sobre ruedas.

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Me acuerdo de estar en la cama con Encarna. Ella debe de tener treinta y tantos, yo no he cumplido los dieciocho. Me acaricia el pelo. Aún estamos vestidos. Sé que vamos a follar pero me vence la vergüenza de tener psoriasis por todo el cuerpo y casi sin excusas me marcho.

123
Me acuerdo de la melena de Patricia, rayos negros de luz.
 

Memorias

Tags : Recuerdos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 26/02/2021 a las 20:10 | Comentarios {0}


El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember


El primer beso de Salvador Viniegra. 1891. Exposición Arte Incómodo del Museo del Prado.
El primer beso de Salvador Viniegra. 1891. Exposición Arte Incómodo del Museo del Prado.

80
Me acuerdo de las hebillas plateadas en los zapatos de Oscar Peterson mientras pedaleaba en su piano de cola.

81
Me acuerdo del Barrio Viejo de Donostia. Festival de Jazz. Vendemos bocadillos y con lo que sacamos compramos las entradas.

82
Me acuerdo que vamos en un Dos Caballos descapotado y al pasar junto al Hotel María Cristina vemos salir a Art Blakey. Gritamos, ¡Hey, Art! Art se quita el sombrero, sonríe y nos saluda.

83
Me acuerdo que en el San Juan Evangelista. Jaume Sisa, Quansevol nit pot sortir el sol. Y el sol nació del escenario.

84
Me acuerdo que el cielo, convertido en aspas de helicóptero, negras y marrones, gira sobre mi cabeza de forma oblicua, de tal forma que los extremos del cielo a punto están de rozar el suelo jardín en donde estoy tumbado, apretado contra él, para que las aspas del cielo no me rebanen el cuerpo.

85
Me acuerdo que Valentín y yo, atraídos por el movimiento de la casa, nos acercamos a ella y entramos. Dentro vemos cómo respiran las paredes. Le digo a Valentín, Me siento Jonás en el vientre de la ballena.

86
Me acuerdo que al pasar un recodo del camino, Chus y yo nos encontramos con unas vacas. Todas están de pie y rodean a una que está tumbada y que acaba de parir. El cordón umbilical aún le une al ternero. Todo es sangre y nacimiento. Despacio, sin molestar, pasamos entre ellas y nos alejamos, sobrecogidos, como si acabáramos de asistir a un rito sagrado de los bóvidos.

87
Me acuerdo que en una noche de Octubre, en la casa junto al acantilado, en Cala Blanca, Chus me enseña los secretos del cuerpo de una mujer.

88
Me acuerdo de Lola. Camina desnuda rodeada de gatos. Se irá a la India cuando acabe el verano. Cuando menstrua su sangre corre por sus muslos. No le presta atención.

89
Me acuerdo que Álvaro y yo encontramos hospitalidad en la Cárcel Modelo de Barcelona. La familia de un funcionario de la prisión nos acoge. El padre de Álvaro fue director de la cárcel.

90
Me acuerdo que vamos campo a través. Por la noche. En una Ossa Enduro. Espi conduce. Espi es el loco de Águilas. Me lleva desde Águilas hasta Cullera. Vamos campo a través porque le quitaron el carnet de conducir. Un día, en Águilas, nos dedicamos a perseguir viejas con la moto. Luego nos emborrachamos bebiendo zumo de melocotón con whisky.

91
Me acuerdo que duermo en las ruinas de una discoteca. Un grupo de muchachos del pueblo me despierta a pedradas.

92
Me acuerdo de ir en la parte trasera de una camioneta descapotada; de amanecida, en enero. Veo en la región de Murcia una gran extensión de cultivo de marihuana.

93
Me acuerdo de Cap de Creus. Alta madrugada. La felicidad junto al amigo. Ebrios. Nada importa. El mar, a nuestros pies, se mece.

94
Me acuerdo que Alfredo en la noche dominicana me cuenta -traguito de ron va, traguito de ron viene- su dolor. A veces el dolor es la llave de la transparencia. Desde aquella noche, Alfredo fue para mí transparente.

95
Me acuerdo de una tormenta tropical. El mundo se inunda como ya nos contaba Gabriel García Márquez. Esa noche Lidia me llama para que la acompañe. Estamos en su habitación. El mundo es agua.

96
Me acuerdo que nado un par de kilómetros costeando la isla de Samaná. Llego hasta el muelle del puerto. Un lugareño me dice, Sí que es usted valiente, estas aguas están llenitas de tiburones.

97
Me acuerdo del lomo de las ballenas surgiendo a pocos metros de nuestra barca. Recuerdo su aleta caudal golpeando la mar. Recuerdo la impresión del mundo en ese animal inmenso.

98
Me acuerdo de la belleza y el temblor al coger una mano y no ser rechazado.

99
Me acuerdo: ¡Cuánta hambre! Recogemos lo que creemos que son espinacas silvestres y las cocemos. Ni siquiera tenemos sal. Tan sólo nos queda un poco de harina con la que hacemos chapatis. Como postre nos fumamos briznas del baleo de la escoba. Es el final del otoño en Menorca.

100
Me acuerdo de Luis, Lourdes, Vicent y yo. Jugamos a un juego de naipes llamado el Cao. Tomamos coñac. Fumamos tabaco de verdad y porros. Lourdes y Vicent son nuestros vecinos. Llegarán a ser mucho más. En aquel otoño menorquín.

101
Me acuerdo que en el local del grupo de teatro Zascandil, por la estación de metro de Torre Arias, calle Alcalá arriba, muy arriba, empiezo a ensayar la Otra Cara que será mi primera obra de teatro estrenada.
 

Memorias

Tags : Recuerdos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 18/02/2021 a las 18:09 | Comentarios {0}


El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember


04 Me acuerdo

63
Me acuerdo del LP Foreigner Suite de Cat Stevens

64
Me acuerdo de Sole, Sole, Sole, Sole/ ¡Cuánto me gusta tu nombre Soledad!/ Sole, Sole, Sole, Sole/ también me gustan todos los demás.

65
Me acuerdo de la mesa verde de metal.

66
Me acuerdo de un jersey azul de pico.

67
Me acuerdo de acompañar a Julia al metro un día de verano en el que estaba muy disgustada. 

68
Me acuerdo que la enfermera se llama Julia. Acabo de salir de la tercera operación a mis piernas. Tengo doce años. Tengo que hacer pis. Le pido a la enfermera que deje el agua correr, el agua del grifo y que me traiga una palangana con agua. Me dice que si no hago pis con esa estratagema me tendrá que sondar. Escucho el agua correr en la oscuridad de la habitación, no del todo oscura porque siempre está encendida una luz muy tenue a la altura del zócalo; mojo la mano en el agua. Hago pis en la botella. La enfermera, muy joven, casi recién salida de la Escuela, sonríe y me acaricia el pelo. Antes de irse me dice, Intenta dormir. Si te duele mucho, nos llamas.

69
Me acuerdo en las largas convalecencias de las lecturas de Sandokán, el Tigre de MontpracénLos cinco y sus misterios. Me acuerdo que yo quería saber cómo sabía la cerveza de gengibre. Flash Gordon.
 
70
Me acuerdo de estar en Burgos. Carretera nacional. Llevo horas sin que ningún coche me pare. Aparece otro autoestopista. No recuerdo su nombre. Es donostiarra. Nos hacemos colegas. Nos fumamos unos porros. Nos coge un camión que nos deja en Andoaín. Ya es la noche. Mi colega está convencido que alguien aparecerá que nos deje en Donostia. Ocurre. Un amigo suyo, en un Dyane 6 azul. Nos lleva hasta la casa de mi colega. Me invita a dormir en su casa. Su ama nos hace una cena pistonuda. A la mañana siguiente me hace unos bocadillos para el viaje que aún me espera. Me despido de mi colega en la frontera. El se va en unos días a un kibutz.

71
Me acuerdo e la casa del Duque. Abandonada. En una habitación del piso superior alguien hizo un columpio y cuando la luna de verano está llena, al columpiarte la ves a través de la ventana. En Menorca.

72
Me acuerdo del caminito hasta la playa. Descalzo. Lagartijas y una huerta de naranjos. El Faro. El hotel Sicania.

73
Me acuerdo que Hortensia, varios años mayor que yo -ella debe de tener veintiuno, yo dieciséis-, estudiante de Filología Románica, me asegura que si realmente me encanta leer, llegará un día en que abandone a Herman Hesse. 

74
Me acuerdo: Demian. Sidharta. El Lobo estepario. Alma de niño. El juego de los abalorios.

75
Me acuerdo de Javier del Río a los quince años. Me acuerdo de Macarena su primera novia. Me acuerdo de Manolo Béjar y los guateques en su casa y mi baile agarrado con Sandra que sudaba como si fuera verano.

76
Me acuerdo de ir en el tren. Interail. De vuelta de Italia. Conozco a Fernanda Pereira. Veinte años teníamos.

77
Me acuerdo de Margarita Perla que murió calcinada en el incendio de la discoteca Alcalá 20. Su novio era el DJ. Nos atraíamos. Yo le dediqué un poema y utilicé su nombre para un cuento. Ella, una noche, me dio unas anfetas para salir a escena. Era enfermera. Enfermera de noche. La noche del incendio Andrés, su hermana Ana, yo y otros cuantos decidimos no entrar a la discoteca cuando ya estábamos en la puerta. Destinos.

78
Me acuerdo de El Sol de Jardines. María Luisa. El piso de la calle Paseo Imperial. La fiesta más grande del mundo. Follo con María Luisa sobre los abrigos de los invitados. Entra José María y nos mira.

79
Me acuerdo de un día frío de sol en el jardín del chalet de los Otero en Los Molinos.
 

Memorias

Tags : Recuerdos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 13/02/2021 a las 19:52 | Comentarios {0}


El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember


Fotograma de la película Dos Mujeres. 1960
Fotograma de la película Dos Mujeres. 1960

42
Me acuerdo de la emoción una tarde de sábado leyendo una novela. Sentí la intensidad de la ficción en mi piel, en mis sentidos, en mis pensamientos. Por primera vez

43
Me acuerdo de una alberca en la finca que tenían los curas en Pozuelo. Años sesenta. La hermana de Infante se baña en bragas y camiseta caladas. Somos muy niños. Ella es muy niña. Ocho o nueve años. Yo me pavoneo nadando. Siempre nadé bien. En una de la veces que saco la cabeza para tomar aire, mi hermano pequeño se tira en bomba y me abre una brecha en la ceja con su rodilla. Sangro. Me llevan al puesto de socorro. Me dan puntos.

44
Me acuerdo que Los Reyes Magos me traen unos guantes de boxeo.

45
Me acuerdo de Los sietes bosques. El temor a que en un recodo del camino, los mayores te cogieran y te torturaran atándote a un árbol y echándote miles de hormigas por encima. El olor de los bocadillos de tortilla.

46
Me acuerdo a la vuelta de una excursión a Toledo con mis padres, mis hermanos, el tío Carlos y la tía Isabel. Atardecer en el autobús que nos lleva de vuelta a Madrid. En una nube veo a Jesucristo. Se lo digo a mi tío Carlos que va sentado a mi lado. Mi tío me dice, Duerme que aún queda.

47
Me acuerdo de Julia: plancha en la cocina mientras escucha el consultorio de Elena Francis por la radio. Lo emitía Radio Intercontinental. Mientras escucha las historias dramáticas de muchachas humildes engañadas y deshonradas por hombres lujuriosos, Julia masculla maldiciones.

48
Me acuerdo de las Patatas a la importancia. Pisto manchego. Huevos fritos con patatas fritas. Rellenos. Una fuente inmensa de patatas fritas. Por la noche. La cena. Mis padres aún no han llegado. Julia, La Manchega, nieta de Los Cabrera, los de Argamasilla de Calatrava, provincia de Ciudad Real.

49
Me acuerdo que las notas son todas las semanas. Soy un pésimo estudiante. Un castigo tras otro. Semanas sin poder ver la televisión y por lo tanto condenado a estar solo en mi cuarto.

50
Me acuerdo de tener anginas. Fiebre muy alta. 40 grados.

51
Me acuerdo que mis padres salen a menudo. Con nosotros se queda Granada, la criada. Con ella vemos una serie de historias de terror llamada Historias para no dormir. Era una serie de dos rombos, o sea para mayores de 18 años. Ninguno de los cuatro hermanos llegábamos a los diez.

52
Me acuerdo: No debo haber cumplido los dos años. Me entretengo con el sonido del celofán de un caramelo.

53
Me acuerdo que mi padre trae de la oficina una Pantera Rosa hecha con una impresora matricial. ¡Los avances del progreso!

54
Me acuerdo que me rompo la barbilla contra el bordillo de la acera en la calle Serrano.

55
Me acuerdo de estar sentado en un banco de la misma calle, siendo muy niño; paso la tarde mirando los zapatos de la gente que pasa. Sólo miro los zapatos.

56
Me acuerdo del reloj Tímex regalo de la primera comunión.

57
Me acuerdo de estar sentado en las escaleras que conducen al campanario. Espero a que el cura lea el Evangelio. Luego me voy a unos billares a jugar a las máquinas de pinball. Un duro cinco partidas. A veces cuando vuelvo, mi madre me pregunta el Evangelio. Yo se lo digo. Con eso vale.

58
Me acuerdo que tengo miedo.

59
Me acuerdo de La Quinta Sinfonía de Beethoven a las tres de la madrugada en el tocadiscos Dual Stéreo.

60
Me acuerdo de la lubina a la naranja por nochebuena.

61
Me acuerdo que mi padre moribundo eleva el brazo como queriéndose proteger de la Montaña de la Muerte que está a punto de sepultarle.

62
Me acuerdo que la primera vez que vi la película Dos Mujeres fue a los nueve años. Jamás he podido quitarme de encima  la mezcla de dolor y excitación que me produjo. 

Memorias

Tags : Recuerdos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/02/2021 a las 22:27 | Comentarios {0}


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