Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Sonaba y no quería abrir los ojos. Estaba bien en su mundo oscuro. Quería creer -y de hecho lo creyó- que soñaba y así todo lo que ocurrió a partir de ese momento fue un sueño. Entraba un delicioso olor a mermelada de bayas del bosque y sin embargo era un olor que venía de un cuerpo, no de un vegetal. Venía de un cuerpo de mujer. No lograba saber si la mujer estaba muy cerca o si era una distancia considerable que el sueño, con sus milagrosas cualidades, permitía acortar. Ese olor, como una marea, como un cosquilleo comenzó a descender por el vientre de Milos Amós y cuando llegó a su miembro, también de forma milagrosa porque desde un tiempo casi inmemorial la excitación como mucho se había quedado en sus costillas, lo empezó a engordar a golpes de sangre. No llegó a gemir Milos pero si tragó saliva y se quedó más quieto para que nada distrajese a la sangre de su empuje y su polla fue creciendo, fue creciendo y Milos sonrió porque pensó que su polla debía de ser más grande que él mismo porque seguía creciendo y más y más. Cuando casi le llegó a doler tanta hermosura, sintió un dedo que recorría su mejilla, un calor que lo rodeaba entero, una piel ajena a la suya y una respiración en todo femenina. Luchaba Milos Amós por no abrir los ojos. No quería ver. Descubrió, en esa oscuridad, que si no veía ningún sueño se desvanecía, porque incluso si aquel cuerpo que estaba tan cerca del suyo era el cuerpo de un hombre dispuesto a someterle o era el cuerpo de una mujer horrísona con visos de serpiente, nada de eso le atañía. Pensó en su devaneo, pensó en su creer soñar, en animales mitológicos, en mezclas hasta cómicas de mineral y mujer, incluso en diosas que extraviadas de sí mismas habían dado con aquel pobre mortal que era él. En esos ensueños estaba cuando las manos de aquel ser bajaron su pantalón y permitieron a su miembro que, como bandera que por fin ondea al aire, se explayase en su enormidad. La otra mano acarició sus gónadas y pronto, más quizá de lo que hubiera deseado en un sueño perfecto, la entrepierna velluda de una mujer se colocó sobre él e introdujo su miembro en ella ¡Oh, se dijo! -lo dijo pero sin pronunciarlo- ¡Oh, oh, oh! y así eran los oh, acordes en todo con el movimiento de la mujer y su mar interior, con el crescendo propio del amor carnal, hasta llegar al final, hasta que la polla se convierte en un surtidor de esencias blancas y el coño resulta el recipiente donde la vida se mece. Tras el goce no se quedó dormido -porque se creía ya dormido-, no abrió los ojos hasta que se hubo hecho el silencio en el chamizo y entonces vio que junto a él había dos hogazas de pan, una jarra de leche y un paquete de cigarrillos con mechero.

Cuento

Tags : La Solución Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/12/2008 a las 11:35 | Comentarios {2}


Fotografía: Elena Martín
Fotografía: Elena Martín
Es diciembre y ha nevado. La piscina estaba casi vacía. El cielo tiene el color del invierno (como si el otoño se hubiera dado por vencido ante el Céfiro). La higuera se ha quedado sin hojas y aún así permanecen los higos que nacieron en verano. El jardín es hermoso. Recuerdo unos versos: Viento, viento del norte/ amaina en las antenas parabólicas.
Ahora -que es la tarde- una levísima franja de sol -tan frío como el blanco del muro donde se refleja- brilla. La nieve no ha cuajado. La foto no corresponde al día de hoy. De hecho las ramas del árbol -un pruno, triste donde los haya- donde se posa la nieve ya han sido quemadas en la chimenea. Incluso diría que no era del otoño sino de febrero esa nieve.
Me gusta el frío. Quizá no me guste tanto lo pronto que llega la oscuridad cuando hace frío. Desearía un frío con más horas de luz, hasta las ocho o por qué no hasta las nueve. Cocinar la cena mientras a través de la ventana dos franjas una violeta y otro fucsia son interrumpidas en su continuidad por la silueta de un bambú.

Diario

Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/12/2008 a las 17:21 | Comentarios {0}


Apócrifo atribuido a Isaac Alexander


Definamos ante todo la belleza (o mejor busquemos definiciones a dicho concepto lo cual dicho sea de paso animará nuestras almas y compondrá una mejor visión de los momentos tristes. Porque si algo tiene el concepto de belleza es el de otorgar, cuando menos, la esperanza de aliviar el pesar). Dice Sebastián de Covarrubias Orozco en su delicioso Tesoro de la Lengua Castellana que para saber de belleza nos vayamos a beldad y en beldad nos envía a hermoso y así lo define este buen señor: dícese de todo aquello que en sí tiene tal compostura y agrado que deleita con su visión y lleva tras sí nuestro ánimo y voluntad. Viene a continuación un texto no breve en el que, cosas de la época, se ensalza lo hermoso espiritual frente a lo hermoso carnal, de lo cual aquí no haremos sino reseñarlo. Casi dos siglos más tarde el Diccionario de Autoridades ya define belleza en sí y lo hace de este modo: es una proporción justa de las partes del cuerpo y, especialmente del rostro, acompañada de cierta gracia y donaire que la hace agradable y respetosa. En una segunda entrada también define belleza como: se suele también tomar como cosa excelente, bien ejecutada y que tiene en sí grande primor y perfección. Antes de seguir quisiera aclarar que la palabra respetosa viene a significar: lo que causa o mueve a veneración y respeto. Como es palabra ya en desuso me permito poner el ejemplo, entresacado de la Chrónica de San Francisco escrita por Fray Damián Cornejo, por lo locuaz y saleroso: En cuyo rostro vi, cuando me hablaba, unos rayos y resplandores, que le hacían respetoso y formidable. Pasados otros dos siglos, nuestra más ilustre lexicógrafa, doña María Moliner define lo bello de la siguiente forma: Se define a las cosas que percibidas por la vista, o el oído producen deleite espiritual; y, por extensión, a cosas que afectan a la inteligencia o a la sensibilidad moral con un deleite semejante: como la cara de una persona, un paisaje, una obra musical, una poesía, un rasgo generoso. En España, a diferencia de en los países hispanoamericanos, se reserva este adjetivo para cosas de importancia o grandiosidad o para personas de una gran perfección física, y siempre en lenguaje pulido; a las cosas corrientes se le aplica el equivalente "bonito". Tampoco se aplica "bello" sino "hermoso" a cosas cuya excelencia afecta a sentidos que no son la vista o el oído; no se dice, por ejemplo, "un bello día" como se dice "un hermoso día"; tampoco se hace equivaler a "magnífico o espléndido", diciendo, por ejemplo, "un niño muy bello" o "una bella habitación" sino que se dice "un niño muy hermoso, una hermosa habitación". Afinaciones sutiles de esta mujer singular en su diccionario único. Avancemos hasta el también diccionario de uso de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos. En este diccionario se nos define bello (busco definiciones de bello porque belleza siempre es definida como, naturalmente, cualidad de bello) de tres formas: 1.- Cosa que produce placer a la vista y al oído. 2.- Cosa intelectual o moralmente agradable. 3.- Moralmente bueno. Quiero antes de poner colofón a esta disertación nombrar todavía un par de definiciones más. El diccionario de la Real Academia en su edición 2001 define así belleza (que en este diccionario se define más la cualidad): Propiedad de las cosas que hace amarlas infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas. Y por último en el diccionario Redes -diccionario combinatorio del español contemporáneo- Ignacio Bosque relaciona (o propone) la belleza con los siguientes términos: angelical, arrebatador, asombroso, cándido, candoroso, cautivador, cegador, delicado, desbordante, deslumbrante, despampanante, efímero, embriagador, espectacular, excelso, exuberante, incomparable, indescriptible, inenarrable, inigualable, interior, irresistible, llamativo, portentoso, radiante, resplandeciente, rutilante, sereno, subyugante, sumo y también, colocadas en otro ítem: ajar(se), apagar(se),, derrochar, destilar, eclipsarse, encandilar (a alguien), extasiar (a alguien), inundar (algo), irradiar, llenar (algo), magnificar, marchitarse, perder(se), prendarse (de), realzar, revestir(se) (de), seducir (a alguien). Con estos términos relaciona el diccionario combinatorio.
Sobre la belleza dijo Edgar Allan Poe: la belleza siempre guarda algo de extraño en las proporciones. Y este judío esteta que soy yo añadiría: la belleza establece tal distancia entre el observador y lo observado que resulta del todo fútil definirla. Es decir, la belleza en cuanto concepto absoluto, capaz de ser definido en sí, no existe.

Ensayo

Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/11/2008 a las 11:58 | Comentarios {0}


Julia
Julia
Querida Julia:
El día está nublado. Anoche llovió y hacía frío. Sabes cuánto te echo de menos. A veces, pocas, escucho tu voz. A veces, pocas, miro las imágenes tuyas. Todos los días te recuerdo. Todos los días. Hace poco César me envió una canción que se llama Giulietta, muy hermosa. Como no creo en la segunda vida, ni creo en el alma, ni creo en la trascendencia, no puedo pensarte viva. Sí confío -porque no es creer, es confiar- en las energías que permanecen en el mundo aún después de que el cuerpo haya desaparecido. He llegado a pensar que eso que llamamos alma y que yo prefiero llamar lo inmaterial del ser no está dentro sino alrededor del cuerpo y lo que aún no he llegado a saber es cuál es su alcance, qué perímetro tiene, hasta dónde llega. Yo sigo sintiendo tu alma. Sigues estando cerca de mí. Un beso y un abrazo.
09__jan_garbarek___giulietta.mp3 09. Jan Garbarek - Giulietta.mp3  (3.46 Mb)

Diario

Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/11/2008 a las 11:20 | Comentarios {0}


Salió a la calle a respirar y echó a andar. Podríamos, en esta visión de la vida del escritor Milos Amós, describir las calles por las que anduvo, decir que salió de la ciudad (nombrar la ciudad donde vivía) y atravesó como un perro el extrarradio hasta llegar a una gran llanura (quizás en Grecia. Podríamos nombrar el país, decir por ejemplo que era griego aunque también podría ser un viejo de Alejandría y por qué no un hijo de emigrantes en los Estados Unidos o en la India). Ahora sabemos que está en la llanura. Sigue andando. No piensa. Lleva horas sin pensar. Está atento a cada paso, sabe que cada paso le aleja de su vida y de su obra. Casi -metafóricamente lo piensa- cada paso le hace olvidarse de sí. Anda y anda y anda. El crepúsculo le parece hermoso pero no le emociona. Ve a lo lejos un chamizo derruido y decide pasar la noche allí. No ha bebido nada. No ha comido nada. Tiene sueño. En un rincón, lo más alejado de la entrada, donde la oscuridad es absoluta, se tumba, se ovilla y duerme.

Cuento

Tags : La Solución Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/11/2008 a las 20:32 | Comentarios {0}


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