Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
La tarde ya es la noche
El violín sube y baja como un niño que correteara por una escalera (peldaños de madera. Inmueble viejo)
Anoche el frío era tal que el asfalto era escarcha
No me cansaba de imaginar el frío que debe de hacer más allá
No guardo rencor
No me gusta la palabra rencor
No creer en Eros como un amor generoso no me resta un ápice el amar ese tipo de amor
No por creer que los actuales seres humanos somos incapaces de alcanzar la excelencia, me convierto en un misántropo
El error es tan bello como el fruto del manzano e incluso en la jerarquía de los errores hay cierta poesía (porque la poesía está dedicada en última instancia a la Diosa Araña y a la Diosa Abeja) que genera música (la más sublime de las artes para este pobre mortal que te susurra estas palabras al oído).
¿Los pecados son errores? O ¿son condición de lo humano?
¿Ha existido humano sin error? Los que adoramos como héroes alcanzaron ese honor tras errar.
En el error no hay error.
Duerme ahora; duerme entre mis brazos, así, porque tan pura es la atemporalidad del perro como el terror de sabernos fin.

Ensayo

Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/01/2017 a las 18:43 | Comentarios {0}


31
El ajedrez es una fuente de placer. Ahora mismo en pestaña a parte tengo una posición que espera su solución. El rey blanco está algo aislado. El enroque parece que no le va a poder salvar del ataque con mi dama y mi caballo. Pero hay que detenerse. El ajedrez tiene una fascinante  característica: toda posición encierra un misterio.

Los paseos por el campo son una fuente de placer. Caminar la tierra. Sentir la luz. Escuchar el trino de los pájaros. Mirar el aleteo de las ánades. Observar cómo se sumergen en las aguas del embalse y surgen treinta metros más allá con un pescado en la boca. Incluso el temor de que aparezca un jabalí tiene algo de misterioso -como el ajedrez- por lo atávico. El cuerpo -sobre todo el oído- está alerta. Un crujido en un arbusto, un movimiento anormal del aire, un cambio de temperatura. Y ese sentirse animal en tierra de animales; ese saber -como me ha ocurrido varias veces- que puede aparecer frente a ti un animal salvaje, hace que sienta el extraño placer del riesgo, del viejísimo riesgo que los hombres siempre hemos tenido en la naturaleza.

He fallado el problema. No he descubierto el misterio de la posición. Por engreimiento. Por soberbia. Voy a intentarlo de nuevo y antes de atacar la posición voy a decirme lo que siempre debería decirme: tranquilo. Es muy difícil y muy sencillo y porque es muy sencillo es muy difícil. Como vivir.
Han pasado tres horas. He fallado demasiados problemas ¡qué placer!

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 31/12/2016 a las 21:52 | Comentarios {0}


Quizá sea cuestión de encontrar un bar. Seguro que existe uno de esos bares. Ya sabes: la noche, una mesa de billar, una barra, música alta. Quizá necesito ese espacio, volver a pillar, beberme un par de rones con hielo, esperar a que aparezca. Tenía que ocurrir. El destino no es una palabra cualquiera. Recuerdo una noche. Era ya muy tarde. Una noche de reyes en Madrid. En aquellos años las noches de reyes tenían magia. Las calles estaban vacías. No pasaba un coche por la calle Fuencarral. Tampoco un taxi. Yo estaba borracho y no me sentía con fuerzas para llegar hasta mi casa andando. Vivía entonces en el Paseo de los Melancólicos. Nunca debí de dejar ese paseo. Se me ocurrió la idea de hacer dedo. Me quedé quieto en una esquina. Por allí pasaba un coche de vez en cuando. No confiaba demasiado en que parara nadie. Ya sabes: un borracho, en enero, en una calle del centro de la ciudad. Pero paró un coche. Lo conducía una mujer de mis mismos años. También borracha. Me dijo que si la llevaba a una gasolinera luego ella me llevaría a mi casa. La llevé a la gasolinera que hay en Alberto Aguilera con Vallehermoso. Cargó. Me dijo que dónde vivía. Se lo dije. Me dijo que no tenía ni puta idea de dónde estaba eso. Le indiqué. Me dijo si me apetecía meterme una raya. Nos la metimos. Me llevó a casa. Me contó antes de llegar que acababa de salir de la trena. Tenía que viajar. No sabía si iba a poder. Le dije que si quería subiera a mi casa y se tomara un café. Aceptó.
Era una mujer castigada por la cárcel y las drogas. Tenía un cuerpo agradable. Apenas se había pintado. Vestía con una minifalda de cuero negra y las medias también negras tenían carreras. Mientras hacía el café se hizo otro par de rayas. Yo puse algo de música. Me serví otro ron. Ella me dijo que dejara el café para más adelante, que le pusiera otro a ella. Lo hice. Nos metimos las rayas. Nos bebimos el ron. Le dje que parecía un Rey Mago. Rió y me dijo que más bien sería una Bruja Maga, una puta bruja, drogadicta. Le dije que no era bueno que se insultara. No es bueno que nadie se insulte. Incidí en que era un Rey Mago: me había sacado de la calle, me había traído a casa, me estaba poniendo hasta el culo, era una buena compañía. Entonces ella me contó que cuando estaba en la trena, lo que más le apetecía era que alguien le diera un masaje en los pies. Nunca le habían dado un masaje en los pies. No sabía por qué pensaba en eso en la celda. Muchas noches, decía, muchas noches lo pensaba. ¿Por qué coño pensaba yo en masajes en los pies? Ponte otro roncito que yo me voy a hacer otro par. Puse el ron. Hizo las rayas. Me puse a sus pies. Le quité las botas y le hice un masaje. Ella cerró los ojos y lloró un par de lágrimas negras. Cuando terminé, la volví a calzar. Me dijo, Podemos follar si quieres. Yo no quería follar. Le dije, No, no quiero follar pero estaría bien que te quedaras a dormir y salieras mañana. Puede haber hielo en las carreteras. Nos acostamos juntos cuando amanecía. El café se quedó frío. Ella olía a cárcel. Cuando me desperté, ya no estaba. Si la volviera a ver no la reconocería.
A veces no es más que un bar o una esquina una fría noche de reyes en el centro de una ciudad. Te quedas quieto. Más tarde sabrás que aquello era un presentimiento que sólo se reconoce cuando ha ocurrido lo presentido.
Es tarde. Ya sabes: la luz a mi izquierda, el silencio a lo largo del día, saber que no debía, la noche de reyes cerca.

Cuento

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/12/2016 a las 23:27 | Comentarios {0}


Imagen

Tags : Diario visual Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/12/2016 a las 13:00 | Comentarios {0}


Soñamos la posibilidad. Casi en cada rincón.  La huerta podría haber sido una metáfora. También el jardín lo es siempre. Lástima que seamos pesimistas. Hoy por ejemplo habríamos escrito: Esconde el anillo/ muerde la hierba del invierno;/ a su alrededor todo se derrama/ como mañana la canción se habrá dormido./ No asustes al niño./ Deja que sueñe verano, mar, noche cálida./ Porque siempre quisiste, quiere./ Porque nada está perdido, busca.

¡Qué desolación el verso que no queremos escribir! ¡Qué vacío en el mar cuando la ola no llega! Quisimos estar desnudos siempre. Tú lo sabes. No hay escudos ahora. Te lo prometemos. Mañana será igual. Mañana seremos pesimistas igual. En la mente vaga la palabra impresión. Desde la inmensidad. Desde lo inmenso sea lo que sea esa dimensión vasta, perenne, indiferente. Desde allí te hablamos. Desde esa sopa primordial. También pertenece a esta canción 26 la estrella que es gigante roja y el sonido del triángulo en una pieza musical decimonónica. El vestigio, pensaremos, tiene un peso. Quizá sea parte del hipotálamo. De la sección aúrea.

Que volábamos es cierto. Que no podríamos transmitir más, también lo es. Así si cantáramos ¡Pensar el jardín! ¡Añorar la huerta!/ ¡El aroma de azahar!/ ¡La higuera! ¡Septiembre! ¡La vera!/ Tanta belleza duele como su ausencia./ Hay en el camino una huella/ de tomillo y madreselva;/ en la tierra hay un rastro de romero y fresa./ ¡La huerta! ¡la huerta! ¡la huerta!
Volábamos. Créenos. Eran las mesetas. Espuma. Hielo. Niebla. Volábamos.
Escuchábamos una bocina. Créenos, tú tan ausente. Hay una oración que escuchamos. Y una admonición escuchamos con regusto bíblico. Nos estamos quedando... Hay más limpieza...
 

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 26/12/2016 a las 21:58 | Comentarios {0}


1 ... « 147 148 149 150 151 152 153 » ... 456






Búsqueda

RSS ATOM RSS comment PODCAST Mobile