Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Querido:
Ya sabes, eres tú, el que me lleva a las lágrimas mientras comemos pollo o junto al que me dejo llevar por la emoción del amor y del amar. Ni siquiera es necesario que leas esta carta porque todo lo sabes y más que no podré escribir porque como le escribe Alain Fournier a su amigo Jacques Rivière: seulement tu ne serais pas qui tu es si tu ne savais pas qu'il y a des choses qu'on ne peut ni dire ni écrire (sólo no serás quien eres si no sabes que hay cosas que no se pueden decir ni escribir). Espero entonces saber qué es lo que puedo escribir tras habernos dicho tanto, mon semblable, mon frère. Que te quiero sería decir muy poco. Que espero que un día este trajín endiablado que es vivir se calme y podamos, alegres, sonreír y mirarnos como a veces, tú sabes, como a veces... y que esta tristeza que me lleva, estos días tan confusos, esta marejada de emociones y de angustias tontas, se acaben porque por fin, por fin, amigo, acepté que no sé nada, que nunca sabré nada y, lo que quizá sea más importante, es que no hace falta saber nada.

Te decía hoy que estaba convencido de que el bueno de Sócrates se hubo de sentir triste cuando descubrió que sólo sabía que no sabía nada. A mí me pasa (no quiero con esto, como podrás comprender, compararme con él). He querido saber toda mi vida, es quizá lo que más he perseguido y ese deseo me ha llevado a esta ignorancia en cuyo fondo no veo un suelo de rocas puntiagudas prestas a atravesarme la carne sino una piscina cubierta con hermosas mujeres que nadan a espalda y hermosos hombres que nadan a braza y perros de aguas que persiguen un pato. El día que por fin me crea que no sé nada dejaré de luchar y podré comenzar a desandar el camino. El día que no sepa que hay conflicto, el día que olvide el significado de esa palabra.

Y mientras eso ocurra estás tú que te llevas jugando la amistad por amistad en cada encuentro grave, que miras de frente con una mezcla de severidad y de ternura como si en esa mirada supieras que has de cuidarme hasta el dolor ¡Amigo mío, cuánto te agradezco todos estos años!

Todo pasará y seremos viejos y quizá nos ocurra como al personaje de la abuela en la película de Bergman Fany y Alexander cuando, ya muy mayor, le comenta a su nuera que al final de su vida, después de tanto vivido y sufrido en la madurez, ahora, a punto de morir, tan sólo le importan los sucesos de cuando era niña, uno con una bicicleta o con un alfiler o con una muñeca y todo lo demás, lo que vino después, no lo recuerda, no era importante.

Espero no haber pecado de sensiblero, ni haber escrito nada inconveniente. La duda llega cada vez más dentro y aclara.

Un fuerte, muy fuerte abrazo para ti de Fernando

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/09/2009 a las 18:59 | Comentarios {0}


Háblame.
Acaríciame.
Luego
un pedazo de mirada.

Háblame,
dime si aún
sobre nosotros
sobre nosotros...

Dijo.
Se dijo
o alguien comentó
no existe el impersonal.

Háblame.
Pensó entonces
que le estaba hablando
siempre, siempre.

Háblame
por la alameda
entre las aguas
junto al lago
en el sueño.

Y así
siempre
como si supiera
siempre
qué hablar.

Háblame, dijo,
entre sábanas
también en la llanura
seca y amarilla y muerta.

Háblame,
se lo dijo al oído
cuando aún la cercanía
estaba presente.

Y así él
habló
como un torrente
que surge del deshielo
en lo alto de un gran monte
por donde el invierno
pasó sin saberlo.

Háblame, háblame, háblame.

Poesía

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/09/2009 a las 10:01 | Comentarios {1}


Composición I
Composición I

Composición

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/09/2009 a las 11:11 | Comentarios {0}


Someramente el atasco es una forma más de vida. Sumergido en un lugar de asfaltos y horizontes muy verticales, mi él apagó la radio del automóvil y subió las ventanillas. No se hizo el silencio, de fuera, claro, llegaba el bramido del Mar de los Motores. Los espejos retrovisores le mostraban lo que ya había pasado con la distorsión propia de todo espejo. Ese hecho laceraba a mi él: saber que nunca podría verse tal cual es sino sometido a la imperfección del pulido.

Existen en las grandes ciudades zonas que parecen ajenas a la propia ciudad como de improviso ocurre cuando en un momento determinado una música nos evoca otro momento distinto.

La lentitud en la investigación. La calma. Tocar documentos (la palabra documento en sí provoca en mí una suerte de dulzura, algo llamativo e intrigante que me empuja a vivir. La palabra documento tiene la fuerza de la ley y la suavidad del descubrimiento) sobre una mesa, ver a las archiveras archivando en un silencio de oficina o de templo, todo eso en una zona de la gran ciudad ajena a ella.

Con una naturalidad pasmosa tomo la carretera para poder nadar solo. Sé que he de acostumbrarme a esta nueva piscina. Es hermosa. Su arquitectura. Parece como si nadara en una estación de tren. Sin embargo (enemigo de las adversativas, he de ponerla) esta nueva piscina está llena de personas, en cada calle nadamos cuatro o cinco a la vez. Como todos los que me rodean, estoy seguro, disfruto más nadando solo.

He tomado la carretera que lleva hasta el pueblo de la sierra. He entrado en la piscina donde nadé cinco años. De las ocho calles sólo una estaba ocupada. He nadado solo y he reconocido, traviesa a traviesa, el techo de madera. Me han llamado por mi nombre. No me han cobrado. Y cuando me vestía tras el nado he hablado con un hombre al cual ya conocía. Luego he descubierto que me he dejado olvidado en el vestuario el traje de baño.

La tarde ha sido la infancia. La última infancia. Me he sentido por un momento como si yo fuera mi tío Carlos y Violeta fuera Fernando con diez años. Mi hija y yo hemos vuelto caminando desde la Calle Mayor hasta la calle Ortega y Gasset. En un semáforo me ha abrazado con muchísimo cariño. Hemos entrado en la iglesia que hace esquina en las calles Lagasca y Alcalá, una iglesia que siempre me ha gustado mucho, no recuerdo si es la iglesia de San Agustín. Le he dicho que si quería podía tomar agua bendita y me ha preguntado, ¿Y qué hago? y le he dicho, Te persignas y le he hecho el gesto. Ella se ha persignado y le he dicho, Ya estás bendita por Dios. Ella, sorprendida, ha contestado, ¿Ah, sí? Y nos hemos reído (de buena fe).

He vuelto a pensar que desde hace días, desde que entró septiembre, el metro funciona más lento. Tras dejar a Violeta, en la estación de Manuel Becerra. Había mucha gente en el andén. Y era tarde.


Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/09/2009 a las 11:09 | Comentarios {0}


El Beso
El beso, sometido a la carnalidad, aumenta su capacidad de agua. Vaga entre los labios. Labios aún cerrados.

Al mirarse el beso se encendió en sus bocas.

Y se besaron.

¿Cuál es la intrahistoria del beso?

¿Cuándo se acercaron las primeras bocas en un ansia, enamorada y caníbal, de comerse con los labios al otro?

El beso escalofría el cráneo y pone en punta todo el vello de los brazos. El beso acusa su presencia en los pulmones. El beso detiene pesares y aligera pasiones. El beso hace soñar a los músculos de la boca que en ellos estriba la plenitud.

El beso largo, el beso con la lengua, el beso en cuya maniobra la lengua entra en la otra boca y juega con el paladar, con los dientes y con la parte posterior de las encías; el beso, cuya lengua llega hasta la campanilla, hace sonar en el cerebro de los amantes la música para violonchelo solo de Juan Sebastian Bach.

El beso largo. El beso tumbados en la cama. El beso a media luz. El beso con ganas.

Ese tiempo de beso que luego muestra sin recato su pasión en forma de enrojecimiento del contorno de los labios. Ese tiempo de beso en las bocas frescas, recién lavadas, con olor a hierbabuena, de salivas alegres que traspasan sus esencias como si se mudaran de casa. Ese tiempo de besos que es en realidad una larga cadena de besos más cortos, algunos muy cortitos, que van puntilleando el deseo del otro y van humedeciendo el cuerpo entero hasta que el sudor, el flujo, el semen, la sangre, la linfa y todo el medio interno se conjugan en una única dirección.

Bésame.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/09/2009 a las 19:32 | Comentarios {0}


1 ... « 410 411 412 413 414 415 416 » ... 456






Búsqueda

RSS ATOM RSS comment PODCAST Mobile