Me estaba esperando en la ducha. Había tomado la forma de una polilla. La vi. Abrí el grifo. Hice pis. Descorrí la cortina y seguía allí, moviendo sus antenas. La cogí. La saqué del plato de la ducha. La dejé en el suelo del cuarto de baño. Le dije, No puedo hacer más por ti. Me duché. Me lavé los dientes dentro de la ducha ( a veces me gusta hacerlo así. Sentir que me limpio la boca a medida que me cae el agua por el cuerpo). Salí. La polilla seguía allí. Apenas había avanzado. Tuve cuidado para no pisarla. Cuando me fui le dije, Ánimo.
Sensual anduvo el tiempo después. Sentí emoción. Canté. Bailé mientras me miraba en el espejo bailar. Delgado. Volví al cuarto de baño y la polilla no estaba.
La vejez siempre ha estado cerca. La reiteración de los sueños. La conjunción.
Leía ayer: las personas de los sueños no son exclusivamente expresión de nuestra psique: "Son imágenes de la sombra que asumen papeles arquetípicos; son personae, máscaras, en cuyo vacio hay un numen". La razón de que los dáimones no aparezcan como tales, sino disfrazados como los amigos de la tarde anterior, sigue Hillman, es que esas personas del sueño son necesarias para hacer el alma: "Son necesarias para el trabajo de descubrir, de desliteralizar. Sin los amigos de la tarde anterior, un sueño sería una comunicación directa con los espíritus. Sin embargo, un sueño no es una visión, como la psique no es el espíritu" (De El Fuego secreto de los filósofos. Patrick Harpur. Editorial Atalanta).
Se me renueva la piel de una quemadura.
Mi uña tarda unos dos meses y medio en ser enteramente nueva.
Espero que esté volando fuera de la atmósfera húmeda que hace más pesadas sus alas.
Sensual anduvo el tiempo después. Sentí emoción. Canté. Bailé mientras me miraba en el espejo bailar. Delgado. Volví al cuarto de baño y la polilla no estaba.
La vejez siempre ha estado cerca. La reiteración de los sueños. La conjunción.
Leía ayer: las personas de los sueños no son exclusivamente expresión de nuestra psique: "Son imágenes de la sombra que asumen papeles arquetípicos; son personae, máscaras, en cuyo vacio hay un numen". La razón de que los dáimones no aparezcan como tales, sino disfrazados como los amigos de la tarde anterior, sigue Hillman, es que esas personas del sueño son necesarias para hacer el alma: "Son necesarias para el trabajo de descubrir, de desliteralizar. Sin los amigos de la tarde anterior, un sueño sería una comunicación directa con los espíritus. Sin embargo, un sueño no es una visión, como la psique no es el espíritu" (De El Fuego secreto de los filósofos. Patrick Harpur. Editorial Atalanta).
Se me renueva la piel de una quemadura.
Mi uña tarda unos dos meses y medio en ser enteramente nueva.
Espero que esté volando fuera de la atmósfera húmeda que hace más pesadas sus alas.
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Diario
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/05/2010 a las 16:38 | {0}