Escritos por Violeta García-Loygorri Tinajas a sus trece años.
No seré malo con mi hermana. No seré malo con mi hermana. No seré malo con mi hermana. No seré malo con mi hermana. No… no, porque ella va a morir. Como todos nosotros. Muerte.
No… no es una palabra muy bella y útil. No te quiero. No me gusta el queso. No me apetece ir a tu casa. No. NO. Yo soy no. Yo soy… yo no soy nada. Yo soy no. No soy nada. Yo soy nada, soy no. Pero soy. Soy no.
Pistola del calibre 34, eh… Buena pistola. Yo que tú la escondería bien. Te la quitarán… si te encuentran. Si nos encuentran. Bueno, eso te da igual, ¿no? Tú ya eres hombre muerto. Porque esos no perdonan. Ja, no perdonan, no. Así perdí la pierna. Creyendo que perdonaban. No. No perdonan. Nunca perdonan.
¿Te crees listo? Sí que te crees listo. Ese es tu problema. Que te crees muy listo. Y en realidad no lo eres. Eres más que listo. Eres un genio. Mejor que Mozart. Bueno, no. Hasta ahí no llegas. Todavía. Ya verás cuando te enseñe del todo. Ya verás.
Hola. Me llamo Luis. Soy de Bilbao. Tengo cuarenta años. Soy físico espacial de la NASA. Creo que he matado a alguien. Bueno, no. En realidad no sé para qué llamaba. En fin. Adiós.
Matemáticas. Esa horrible asignatura. Esa monstruosa ciencia. Esas temibles operaciones. Esos milagrosos números. Eso.
Canta. Habla. Sonríe. Llora. Haz algo. Lo que sea. Por favor, haz cualquier cosa. Pero sé feliz. Muy feliz. Incluso después de que muera. Venga. Sonríeme. Y ahora… FOTOOOOOOOO.
Bueno, no sé… tal vez no sea eso lo importante. Es que no sé si lo importante es eso. O tal vez sí que lo sé. Pero no sé si estoy segura. No sé si… la verdad es que… no estoy segura de que lo más importante para ti es lo más importante para mí. No sé. Lo siento.
Sí. Sí a todo lo que me digas. ¿Paté? Sí. ¿Azúcar? Sí. ¿Vómito frito con hojaldre? Buf… sí. Todo. Sí. Si me necesitas llámame, ¿vale? Sí. Sí. Sí. A ti te digo: Sí.
Eres una princesita muy guapa, ¿sabes? Eres una princesita preciosa. Tus papás deben estar muy contentos, ¿no? Seguro que sí. Me alegro de que hayas venido a pasar unos días conmigo. Nos lo vamos a pasar GENIAL. Ya verás. Vamos a hacer pases de modelos. Ya verás, bonita, ya verás.
Me tengo que ir al instituto. Lucy, llego tarde. De hecho, me voy. Papá, lo siento, pero me voy sin Lucy. ¿Papá? La llevas tú, ¿vale? A mí no me da tiempo. ¿Papá? ¡Papá! Bueno, pues eso, que me voy. Adiós. Me estoy yendo, eh… Estoy abriendo la puerta… Oh, por el amor de Dios. ¡¡¡LUCY, VEN AQUÍ YAAAAAAA!!!
¡Oh, Dios Mío! ¿Pero qué has hecho? ¿¡QUÉ HA PASADO AQUÍ!? Creo que me voy a desmayar ahora mismo. Madre del cielo. Uy, qué mal me encuentro… anda, tráeme algo de beber. ¿Agua? No, no… ¿tenéis vodka? ¿Sí? Vale, gracias.
¿Me puedo levantar ya? Porfi porfi porfi… Jo. ¡¡Pero si ya no estoy malo!! ¡Que no! Mira, tócame la frente. ¿Está caliente? No. Está fría. Congelada. Está congelada… congelada. Muerta. Muerto. Yo… no estoy enfermo. Muerto. Eso sí.
¡Corre! No llegaremos a tiempo. Es imposible. Nos cogerán. Ya verás, nos van a coger. Vale, tranquilidad… pero tú corre, eh… No, no, no pares. Si paras nos cogerán. Tú corre. Simplemente corre. Todo va a ir bien. Tú corre. Eres rápido. Corre.
Me llamo Colocilia. Soy de Noquiernande. Todas las mujeres de mi familia se llaman Colocilia. Es, digamos, el nombre de mi familia. Los hombres se llaman Cadaninio… bueno, menos mi primo, él se llama Candadadio. Es un nombre un poco raro, pero a mi tía le gustaba. Yo empiezo aquí mi historia, en Noquiernande, y no sé dónde acabará. Allá vamos.
Mamá, no. No. Espera, escúchame. No, no. Espera. Sí, pero ¿te puedes callar un momento? Gracias. Vale, el caso es que Marta y yo pensábamos quedar mañana por la tarde. ¿A qué hora? Pues sobre las seis o las siete, supongo. ¿Eso qué más da, una hora más que una menos? Vale, mamá. A las seis y media. ¿Que qué vamos a hacer? Pues no sé, charlar, supongo. ¿Dónde? Quedaremos en casa y daremos una vuelta, digo yo… ¿Eh? Mamá, que no. Pero… escucha. Mamá… esc… ¡VALE, DÉJALO!
Entro en la habitación oscura en silencio. No se oye ni mi respiración. Cojo a la chica por el pelo y, sin hacer ruido, lo embadurno todo entero de crema depilatoria. Después salgo de la habitación en silencio de nuevo y cojo un cuchillo. Vuelvo a entrar y me quedo mirando a la pobre Lala. Qué mala soy. Me acerco a ella y con el cuchillo le corto las uñas de toda una mano. Sigo con la otra y con las de los pies. Después me voy con sumo sigilo. Nadie sabrá que he sido yo y ella tendrá que suicidarse. Soy feliz. Muy feliz.
Hola. ¿Qué tal? Jajajaja, yo también. Bueno, ¿qué te trae por aquí esta vez? Oh. Sí, lo recuerdo. Vale, eh… déjame que piense… sí, creo que está aquí. Toma. Estos son los papeles que buscan. Recuerda, si te los llevas ahora, no podrás devolverlos nunca. No, no. Si te los llevas, te los quedas, que muchos problemas me han traído a mí. No. Lo siento. Vale, bien. Pues ya nos veremos. Jajajaja, estoy seguro de que sí. Ya verás. Hasta pronto, Sean, hasta pronto.
Chon chon, soy elefante. Chon chon, aquí llego. Chon chon, a comerme al ratoncito. Chon chon, que me asusta con ingenio.
No… no es una palabra muy bella y útil. No te quiero. No me gusta el queso. No me apetece ir a tu casa. No. NO. Yo soy no. Yo soy… yo no soy nada. Yo soy no. No soy nada. Yo soy nada, soy no. Pero soy. Soy no.
Pistola del calibre 34, eh… Buena pistola. Yo que tú la escondería bien. Te la quitarán… si te encuentran. Si nos encuentran. Bueno, eso te da igual, ¿no? Tú ya eres hombre muerto. Porque esos no perdonan. Ja, no perdonan, no. Así perdí la pierna. Creyendo que perdonaban. No. No perdonan. Nunca perdonan.
¿Te crees listo? Sí que te crees listo. Ese es tu problema. Que te crees muy listo. Y en realidad no lo eres. Eres más que listo. Eres un genio. Mejor que Mozart. Bueno, no. Hasta ahí no llegas. Todavía. Ya verás cuando te enseñe del todo. Ya verás.
Hola. Me llamo Luis. Soy de Bilbao. Tengo cuarenta años. Soy físico espacial de la NASA. Creo que he matado a alguien. Bueno, no. En realidad no sé para qué llamaba. En fin. Adiós.
Matemáticas. Esa horrible asignatura. Esa monstruosa ciencia. Esas temibles operaciones. Esos milagrosos números. Eso.
Canta. Habla. Sonríe. Llora. Haz algo. Lo que sea. Por favor, haz cualquier cosa. Pero sé feliz. Muy feliz. Incluso después de que muera. Venga. Sonríeme. Y ahora… FOTOOOOOOOO.
Bueno, no sé… tal vez no sea eso lo importante. Es que no sé si lo importante es eso. O tal vez sí que lo sé. Pero no sé si estoy segura. No sé si… la verdad es que… no estoy segura de que lo más importante para ti es lo más importante para mí. No sé. Lo siento.
Sí. Sí a todo lo que me digas. ¿Paté? Sí. ¿Azúcar? Sí. ¿Vómito frito con hojaldre? Buf… sí. Todo. Sí. Si me necesitas llámame, ¿vale? Sí. Sí. Sí. A ti te digo: Sí.
Eres una princesita muy guapa, ¿sabes? Eres una princesita preciosa. Tus papás deben estar muy contentos, ¿no? Seguro que sí. Me alegro de que hayas venido a pasar unos días conmigo. Nos lo vamos a pasar GENIAL. Ya verás. Vamos a hacer pases de modelos. Ya verás, bonita, ya verás.
Me tengo que ir al instituto. Lucy, llego tarde. De hecho, me voy. Papá, lo siento, pero me voy sin Lucy. ¿Papá? La llevas tú, ¿vale? A mí no me da tiempo. ¿Papá? ¡Papá! Bueno, pues eso, que me voy. Adiós. Me estoy yendo, eh… Estoy abriendo la puerta… Oh, por el amor de Dios. ¡¡¡LUCY, VEN AQUÍ YAAAAAAA!!!
¡Oh, Dios Mío! ¿Pero qué has hecho? ¿¡QUÉ HA PASADO AQUÍ!? Creo que me voy a desmayar ahora mismo. Madre del cielo. Uy, qué mal me encuentro… anda, tráeme algo de beber. ¿Agua? No, no… ¿tenéis vodka? ¿Sí? Vale, gracias.
¿Me puedo levantar ya? Porfi porfi porfi… Jo. ¡¡Pero si ya no estoy malo!! ¡Que no! Mira, tócame la frente. ¿Está caliente? No. Está fría. Congelada. Está congelada… congelada. Muerta. Muerto. Yo… no estoy enfermo. Muerto. Eso sí.
¡Corre! No llegaremos a tiempo. Es imposible. Nos cogerán. Ya verás, nos van a coger. Vale, tranquilidad… pero tú corre, eh… No, no, no pares. Si paras nos cogerán. Tú corre. Simplemente corre. Todo va a ir bien. Tú corre. Eres rápido. Corre.
Me llamo Colocilia. Soy de Noquiernande. Todas las mujeres de mi familia se llaman Colocilia. Es, digamos, el nombre de mi familia. Los hombres se llaman Cadaninio… bueno, menos mi primo, él se llama Candadadio. Es un nombre un poco raro, pero a mi tía le gustaba. Yo empiezo aquí mi historia, en Noquiernande, y no sé dónde acabará. Allá vamos.
Mamá, no. No. Espera, escúchame. No, no. Espera. Sí, pero ¿te puedes callar un momento? Gracias. Vale, el caso es que Marta y yo pensábamos quedar mañana por la tarde. ¿A qué hora? Pues sobre las seis o las siete, supongo. ¿Eso qué más da, una hora más que una menos? Vale, mamá. A las seis y media. ¿Que qué vamos a hacer? Pues no sé, charlar, supongo. ¿Dónde? Quedaremos en casa y daremos una vuelta, digo yo… ¿Eh? Mamá, que no. Pero… escucha. Mamá… esc… ¡VALE, DÉJALO!
Entro en la habitación oscura en silencio. No se oye ni mi respiración. Cojo a la chica por el pelo y, sin hacer ruido, lo embadurno todo entero de crema depilatoria. Después salgo de la habitación en silencio de nuevo y cojo un cuchillo. Vuelvo a entrar y me quedo mirando a la pobre Lala. Qué mala soy. Me acerco a ella y con el cuchillo le corto las uñas de toda una mano. Sigo con la otra y con las de los pies. Después me voy con sumo sigilo. Nadie sabrá que he sido yo y ella tendrá que suicidarse. Soy feliz. Muy feliz.
Hola. ¿Qué tal? Jajajaja, yo también. Bueno, ¿qué te trae por aquí esta vez? Oh. Sí, lo recuerdo. Vale, eh… déjame que piense… sí, creo que está aquí. Toma. Estos son los papeles que buscan. Recuerda, si te los llevas ahora, no podrás devolverlos nunca. No, no. Si te los llevas, te los quedas, que muchos problemas me han traído a mí. No. Lo siento. Vale, bien. Pues ya nos veremos. Jajajaja, estoy seguro de que sí. Ya verás. Hasta pronto, Sean, hasta pronto.
Chon chon, soy elefante. Chon chon, aquí llego. Chon chon, a comerme al ratoncito. Chon chon, que me asusta con ingenio.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/02/2012 a las 19:27 | {1}