Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
108

       Querida Julia,
Hoy cumples 108 años.  Creo que son más de quince los que llevas ya al otro lado de la laguna. Quiero que me creas cuando te escribo que nada me gustaría más que contarte hermosas historias de la tierra para luego ir estrechando semejante vastedad hasta llegar a contarte historias hermosas de mi tierra entendida ésta como mi ser. A veces las personas, tú bien lo sabes, estamos tristes porque ocurren tristezas. La mayoría de la gente quiere huir de ellas. En occidente la obligación de estar bien se convierte cada vez más en una pesada carga. Yo defiendo la tristeza si es sensato estar triste. La tristeza como forma de estar en el mundo. La tristeza como forma de vivir en el mundo. Este año, Julia, he estado y he sido triste. Aún lo estoy y creo que lo estaré para siempre porque será sensato estarlo y porque lo único que me queda para poder seguir es decirme que es sensato lo que siento, que no me he vuelto loco, que no es injusto. Este estado de tristeza en nada quita que haya momentos de una felicidad grande. Yo no puedo vivir en un mismo y constante estado de ánimo. Me dice César que también tendrá que ver el metabolismo con estos picos que tengo  porque he de decirte que he tenido momentos de una gran exaltación feliz. Vivo en un sitio muy hermoso. Nuestra cultura que es una cultura del ver tiene aquí un lugar privilegiado donde extasiarse. De la tristeza empiezo a hablar y de inmediato huyo de ella. Porque sigue siendo inconveniente hablar de estas cosas. Porque no quiero nombrar. Si te hablo de mí te diría que mi tristeza proviene de mi representación de mundo. Yo sé -y de verdad lo sé- que lo que discurro de lo que ocurre no es lo que discurre. Lo que pasa no es lo que me pasa. El observador altera lo observado, ya nos lo dice la mecánica cuántica que es, para que tú me entiendas, la física de lo minúsculo que resulta que no se comporta igual que la física de lo mayúsculo con lo que, al fin y al cabo, lo que nos ocurre es lo mismo que ocurre entre lo minúsculo y lo mayúsculo en relación con su física. Sé que ante los mismos hechos hay muchas formas de relacionarse con ellos (no quiero escribir el verbo reaccionar. No quiero escribir la frase: ante los mismos hechos hay muchas formas de reaccionar porque la reacción es una única forma de relacionarse con un hecho -dentro de esa forma por supuesto que se abre un nuevo abanico de posibilidades pero no con respecto al hecho sino con respecto a la forma de la reacción-).Es ahí, en esa relación entre el observador y lo observado, donde en el último año el estado más constante ha sido el de la tristeza. Disculpa, querida Julia, si me desahogo un poco contigo. Recuerdo tu estoicismo manchego cuando me aconsejabas en la niñez. Quisiera que por el aire me llegara un hálito de esos consejos.
Me he detenido un rato. He hecho unos cuantos problemas de ajedrez. Hoy no se ha dado bien. Tampoco se ha dado bien el coche. El día ha sido nublado. Ya ha caído la noche. Siento mucho que me envenenaran tus preferencias. No sabes cuánto lo siento. Ni siquiera he aprendido algo tan elemental como la inutilidad de la comparación. Empiezo a entender la fragilidad que sentías los últimos años de tu vida. Tú la sentiste justo al final. Siempre fuiste una mujer decidida. Me siguen gustando los días grises y verdes con toques aquí y allá de ocres. Ojalá en el pasado que vivimos en común haya conseguido hacerte sentir bien. Yo he de seguir aún en esta orilla. Todavía no he aprendido que no es para siempre. También es cierto que hoy he dormido poco. La lluvia en este ocho de noviembre no llegó a caer.
 

Epistolario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/11/2022 a las 16:50 | Comentarios {0}








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