Hoy he observado un manzano.
Cuando he llegado por la mañana a la casa en la que debo vivir, me he vuelto a encontrar con Carmen en el portal. No sé por qué en cuanto la veo pienso ese nombre. Si lo pronuncio ella atiende. Parece esperarme. Nada más entrar al portal, a mi izquierda hay un enorme espejo. Cuando entro Carmen se está mirando. Lleva un niki muy ajustado y va sin sostén. Los pezones se le marcan mucho -incluso creo adivinar el relieve de las areolas-. Lleva un short muy corto y también muy ajustado de color naranja. Parece llevar la tela de la entrepierna metida por la raja del coño. No deja de atusarse el cabello -cortado a lo garçon- frente al espejo cuando me saluda. Yo gruño un saludo y sin detenerme me dirijo al ascensor. Carmen, sin dejar de mirarse, dice, Torres más altas han caído. Se va. Ríe. Enciende un cigarrillo justo al pasar el umbral del portal. Mientras subo a mi casa siento la dureza de mi polla. Me giro. Me miro en el espejo del ascensor. No me reconozco en absoluto. No sé quién es el hombre que se está mirando. Me giro con violencia. Entro en mi casa que huele a cerrada. Abro las ventanas. Me hago un café (sé dónde están las ventanas. Sé dónde está el café). Me cambio de ropa. Pienso en las tetas de Carmen sin sostén. Pienso en sus pezones. Me digo, ¿Por qué me pasa esto? ¿Qué tienen esas partes de ese cuerpo para generar tal desasosiego en mí? Me digo, No aguantas a esa mujer. Lo sientes cada vez que la ves. Me digo, Pero quizá sus pezones no la conozcan a ella y porque no la conocen me atraen; sus pezones son inocentes de ella; sus pezones son como su hígado que en absoluto sabe que trabaja en un cuerpo al que otros cuerpos llaman Carmen. Así es que muy bien me pueden atraer sus pezones aunque la deteste a ella (deteste versus destete). Eso me digo. Eso me calma. Pongo la televisión. Echan un torneo de tenis femenino. Me llama la atención mi atención hacia las mujeres. Me corro no sé cómo ni por qué. Dormito.
Hoy he observado un manzano. Me aterra que llegue la hora de volver al trabajo.
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Narrativa
Tags : Olmo Dos Mil Veintidós Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/08/2022 a las 18:20 | {0}