Sí, buscaba
En la luz que cae en la mañana sobre las laderas buscaba
buscaba la huella
en un gesto de niña que ríe buscaba
buscaba sobre los recuerdos
en el dormir buscaba
buscaba en el paseo junto al amigo por un camino que nunca había recorrido
No pudo hallar
no sabía que hallar no estaba en su mano
no sabía que la teleología no es más que un afán más y tan humano
No halló, no se arriesgó a conceder
Era como los grandes maremotos que llegan en silencio a las costas tranquilas
Era la serpiente que no fue consciente de su cambio de piel
El pacto sería, se decía, entre un azar, un destino y un carácter
Buscaba y la bondad
Buscaba y el anhelo
Buscaba y la guerra
Buscaba y la guirnalda
Buscaba en las fiestas de un pueblo pesquero en las que estuvo muchos años atrás
buscaba en ellas porque recordaba que una noche mientras la orquesta tocaba la canción de aquel verano sintió la dicha de vivir y amó la vida
Buscaba en el vacío
Buscaba en la tristeza del tiempo perdido
No hallaba
el hilo, pensaba, el hilo...
No hallaba el paso siguiente
ni ubicaba el momento donde empezó
No hallaba la música que hacía falta
Escuchaba aquí, se iba hacia allá, volvía, no hallaba
Buscaba
No hallaba
La clave
La llama
No hallaba
Buscaba
Q. ***
Ni siquiera me atrevo a escribir tu nombre. Es como si todas las constelaciones de las galaxias todas lo impidieran. Quisiera ponerme muy serio y al mismo tiempo quisiera ponerme muy gracioso y también solemne y claro, también banal... ya sabes (¿o ya no sabes?) que no puedo. Las mañanas me cuestan. No quiero levantarme. Prefiero quedarme un rato, sólo un rato más para ver si sueño o no despierto. Luego hago el esfuerzo y me levanto y lo primero que siento es tu ausencia un día más. Sé que tampoco hoy será el día en el que vuelvas a ponerte en contacto conmigo. Sé que no será el día en el que volveré a escuchar tu voz. Sé que tampoco hoy será el día en que despierte de esta pesadilla que se alarga ya más de cuatro años. Desayuno. Siento la congoja. Me recompongo. Hago, a rastras, mis quehaceres y al llegar la noche deseo con todas mis fuerzas que el sueño llegue para volver a dormir, dormir... He parado. Me he dicho, ¿Para qué escribes esta carta? ¿Cuándo empezó todo? ¿Cómo empezó todo? ¿Cómo si sabes que no tiene la más mínima trascendencia sigues anclado en una espera que se hará eterna, es decir, se hará no tiempo? No tiempo vivido. No tiempo compartido. No tiempo usado. Sí tiempo desperdiciado. Sí génesis, seguramente, de la enfermedad que me llevará a morir. Luego pienso, aunque no estuviera ocurriendo esto seguirías siendo el mismo tipo con tendencia a la monomanía no se lo achaques eres tú que desde hace muchos años a esta parte andas a vueltas con todo buscando respuestas donde no puede haberlas siguiendo rastros que acaban en callejones sin salida queriendo que en los otros se hallen las soluciones cuando sabes lo sabes lo sabes que la única solución está en ti y esa solución sería la plena aceptación de la vida el absoluto respeto a las decisiones de los otros no pensar no exigir no tener actitudes preconcebidas y empezar a pensar en la solución del perdón empezar a perdonarte de una vez y levantarte una mañana y seguir tu camino y saber que hiciste lo correcto dentro de los estrechos límites que nos son dados a los humanos por mucho que venga el fenecido Escohotado a cantarnos las glorias de la civilización occidental y asegure que estamos mejor que queremos y se mofe de aquellos que se quejan de lo mal que está el mundo él el muerto Escohotado que acabó defendiendo a los mercaderes del templo y renegando de los que ponen el grito en el cielo ante las injusticias del mundo cuando no mucho atrás se jactaba de justo lo contrario seguir mi camino y si alguna vez me volviera a cruzar contigo si quisiera la divina tyché que nos encontráramos en una calle en una nevada bajo palio en el cementerio de La Chacarita en una balconada en un precipicio en una montaña rusa en una laguna seca en un páramo verdecido en una sala de una casa recién construida en un avión en un bar en una pista de tenis en un simposio de ergonómica en una plazuela de nuestra ciudad o un recinto ferial pudiera mirarte a los ojos tus preciosos ojos redondos y sonreír como si la devastación no hubiera acabado con mi carne y todo lo vivido desde tu desaparición no hubiera sido una estancia en el Tártaro donde cada segundo dura mil años y donde la luz no es conocida. Esas cosas pienso, sin puntos ni comas, todo de seguido, del todo loco, a punto de abrirme el pecho y sacarme el corazón y ofrecértelo por si la sangre derramada y los pálpitos del músculo pudieran hacerte recapacitar y que tú también me miraras y, ¡Oh, Dios en el que no creo; Oh, Diosa en la que no creo, Oh, daimones en los que no creo; Oh, duendes en los que no creo; Oh, espíritus en los que no creo! con la sonrisa propia de los que fueron hijos me dijeras, He vuelto. Quisiera hablar contigo.
Tuyo siempre tu ***
Epistolario
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/04/2024 a las 18:47 | {0}
Me declaro libertino (en el sentido que a esta palabra se le daba en el siglo XVIII, es decir, en moderna terminología: librepensador). La reflexiones que voy a ir plasmando a lo largo de las próximas semanas tienen un carácter provisorio y se acogen a una de las características de uno de los métodos científicos: estas reflexiones son falsables. Incluso yo mismo, a lo largo de este periodo que hoy se inicia, podré mostrar la falsabilidad de algunas de ellas.
Estas reflexiones no pertenecen a ningún heterónimo. De cada una de las palabras que escriba en este libro el único responsable soy yo: Fernando García-Loygorri Gazapo. Por supuesto que cuando utilice citas facilitaré el nombre del autor y el título del libro o fuente de donde las haya sacado.
20.- La enfermedad que contraje a los seis meses de haber nacido. (m, e)
21.- El dolor y la culpa que creo que sintieron mi madre y mi padre por las secuelas de mi enfermedad. (m, e)
22.- Las operaciones a las que me vi sometido por lo mucho que costaron. Mi padre gritaba, ¡Hasta el último clavo venderé si hace falta! ¡Hasta el último clavo! (m, e)
23.- Mis hermanos que no pudieron evitar tratarme como chivo expiatorio del drama familiar. (m, e)
24.- Haber estado tantos años a la defensiva. (m, e)
25.- La parte que me corresponda en el alcoholismo de mi padre y la parte que me corresponda en la falta de amor hacia mí que viví de niño por parte de mi madre. (m, e)
26.- Mi ira. (m, e)
27.- El amor que mi tata me ofreció que es el más hermoso junto con el de mi tío que jamás recibí en la infancia. (m, e)
28.- No creer en el perdón ni en el olvido. (m, e)
29.- Haber equivocado la necesidad con el gozo. (m, e)
Ensayo poético
Tags : Reflexiones para antes de morir Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/04/2024 a las 18:23 | {0}
Me declaro libertino (en el sentido que a esta palabra se le daba en el siglo XVIII, es decir, en moderna terminología: librepensador). La reflexiones que voy a ir plasmando a lo largo de las próximas semanas tienen un carácter provisorio y se acogen a una de las características de uno de los métodos científicos: estas reflexiones son falsables. Incluso yo mismo, a lo largo de este periodo que hoy se inicia, podré mostrar la falsabilidad de algunas de ellas.
Estas reflexiones no pertenecen a ningún heterónimo. De cada una de las palabras que escriba en este libro el único responsable soy yo: Fernando García-Loygorri Gazapo. Por supuesto que cuando utilice citas facilitaré el nombre del autor y el título del libro o fuente de donde las haya sacado.
19.- Antes hablé en voz alta y dije (para mí. Estaba caminando de mi pequeña sala a mi pequeño dormitorio. Estaba solo y casi descalzo. Acababa de llegar de un largo paseo bajo el sol de abril. Tras una cerca había un potrillo que se ha acercado y yo me he acercado a él. Hemos juntado su mejilla con mis manos. Hemos juntado sus crines con las yemas de mis dedos. Su madre, cerca, vigilaba. Me he acercado a ella a la cual ya conocía de otros años y a la que bauticé con el nombre de Orejas Cortas. Ella es más reservada pero tras un ligero tanteo, ha dejado que acariciara su testuz. El perro a mi lado husmeaba y atravesaba los charcos que aún quedan por los caminos desde las últimas lluvias. Cantaban los mirlos, los cucos, zorzales varios y las hormigas, hacedoras de hombres, trajinaban como siempre sin descanso): ¡Jóvenes, no os rindáis, no dejéis que los voceros del terror os manipulen; no permitáis que las poblaciones sean diezmadas sin protestas; encararos con un mundo perverso que avanza a marchas forzadas! No, no soy nadie. Bien lo sé y justo porque lo sé puedo pediros que os rebeléis porque si no el mundo se os echará encima y os devorará. Ya ha empezado a devoraros. ¿No os dais cuenta de que el ciclo ha variado? ¿No sois conscientes de que los totalitarismos llegan? ¿No sabéis lo que eso significa? Totalitarismo implica Terror. Totalitarismo implica negación y exterminio del Otro. Totalitarismo implica mucha más Injusticia. ¡Tenéis que levantar la vista de los smartphones! ¿No veis que con ellos os hacen inclinar la cabeza? ¿No sois conscientes de que los gestos del cuerpo imprimen carácter? ¡Jóvenes del mundo, alzad la voz, alzad los puños, alzad vuestras inteligencias, haced correr ríos de tinta en contra de los totalitarismos! Que por cada ser humano maltratado se alcen, desde el lugar que a cada uno corresponda, voces, puños, armas si fuera necesario y no necesariamente armas de matar sino armas de vivir: las armas de la voz, el arma de la fraternidad, el arma de la unión, el arma de la reunión analógica, en las plazas, en los pueblos, en las calles, en los bares también sí, también en los bares, en las universidades, en los institutos, en las escuelas de formación, en los acuartelamientos, en las prisiones, en los hogares, en las tiendas de campaña, en las riveras de los ríos, en las cimas de las montañas. ¡Luchad! ¡Luchad! Por los Otros, por Vosotros, Amores míos, Juventud bella, en Vos confiamos... así sea... (m, l, e)
Ensayo poético
Tags : Reflexiones para antes de morir Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/04/2024 a las 19:41 | {2}Debería haberse puesto en pie. Haber lanzado una proclama. Airear a los cuatro vientos que tiene cambios de humor repentinos, ¡Ventoleras! y que ya quisiera controlarlas. El mundo se le vuelve oscuro y echa de menos, en esta decisión tomada, no ser más querido. Es lo que la soledad tiene, que sólo te tienes a ti para quererte. Quererte como nadie. Quererte como a nadie. Luego amanece y ve la guerra cerca y siente en su piel, de nuevo, la cercanía del dolor inmenso de quienes hoy sufren la guerra, la enfermedad y la muerte y ante eso palidecen todos sus dolores mundanos. Realmente palidecen y siente que se ríe del mundo si se queja de sus penas y siente más: siente que éstas no son ciertas sino mañas de viejo para sentirse aún vivo. No, no dice que todo haya ya terminado (realmente cree que es ahora cuando mejor compone, que es ahora cuando mejor piensa, que es de esta época de la que se sentirá menos a disgusto); no, habla de la maldita necesidad del Otro. ¿Por qué carajo? se pregunta algunas noches en las que el sueño huye por los resquicios de las mosquiteras. ¿Por qué carajo la grey? ¿Cuándo empezó todo? ¿Cuándo se resquebrajó el palacio? ¿Cuándo ya no pudo reparar las grietas y tan sólo se dedicó a contemplar cómo en las paredes se iban abriendo líneas (líneas que sonaban a repique de muertos; líneas que eran como garras; líneas profundas; líneas arraigadas)? Aún espera como cuando era joven que una mañana, de repente, sin venir a cuento, sin esfuerzo previo, lo entenderá todo, lo asumirá todo, lo agradecerá todo y no sabrá por qué y no podrá explicarlo, tan sólo su rostro se habrá relajado y creerá que el invierno será venturoso y frente a un mar al norte de su sur respirará como dicen que hacen los seres que se han rendido para siempre.
Ensayo
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/04/2024 a las 19:43 | {2}
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Ensayo poético
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/04/2024 a las 18:08 | {0}