Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

El dorado no es un color.
Los nazis están por todas partes.
La democracia apenas ya existe.
El mundo no se acaba.
La muchacha está triste.
El día ha sido ventoso.
Limpió la casa a conciencia.
Disminuyeron un poco sus latidos.
Tuvo la idea a partir de un libro.
Esperó hasta que llegó la noche.
Los perros aullaron hasta que dolieron.
Nadie le dijo la verdad.
La no respuesta (sea esta cual fuera) causó su mal.
A pesar de todo salió al mundo.
Lanzó a las ondas sus mensajes.
Quedó satisfecha por la labor hecha.
Condujo con cuidado por la autopista.
Compró en el supermercado que le gustaba.
Dejó sola a la perra dentro del coche en un parking subterráneo.
Llegó a la casa con un calor de mil demonios.
Se lavó la cara y las manos.
Recordó que el fascismo genera miedo.
No se pudo dormir hasta la noche.
Los nazis estaban por todas partes.
 

Ensayo poético

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/06/2022 a las 18:10 | Comentarios {0}



Se dice, No voy a dejarlo. Seguiré un día más. Llega el invierno. Los días se están haciendo más cortos. La almohada se me queda pequeña. Tengo muy fríos los pies cuando llega la noche. ¿Podré sentir la gangrena si llega? ¿Sabré reconocerla? En esta inmensidad blanca. Como si estuviera muerto. ¿Te matan los otros? ¿Se podría decir así? ¿Sería capaz de ponerme a especular con esa tontería? No lo haré. Me haré unas fricciones. Miraré la leñera. También miraré al perro. En el verano sentí que se hacía mayor de golpe. Luego se me olvidó. Me parecería más joven, se dice.
Se dice, Cualquier respuesta sería mejor que esta incertidumbre. Hay personas que prefieren la segunda. Yo en cambio prefiero la primera. Cualquier respuesta antes que el no llegar a saber. Eso me digo hoy que ha amanecido con una bruma que me atruena; una bruma en todo semejante a una galerna. Un bruma quitapaisajes. Una bruma quitaesperanzas. Como las incertidumbres. Aún así me vestiré. Aún así me abrigaré. Aún así saldré al maldito bosque. Me internaré. Buscaré algo que me procure paz. Me sentaré en la parte de la roca que da al sur, la que no tiene musgo, y meditaré con la meditación que deja ser a los pensamientos, que nos los detiene, que no intenta inmovilizar el fluir del pensamiento. A veces esa meditación me calma. Me impide llegar al abismo. No permite que me abrace y me consuele sino que parece querer insuflarme una valentía de la que carezco en absoluto. Soy totalmente cobarde. Tengo miedo a morir solo. Tengo miedo a ser perro sin dueño y sin cadena. Aunque no quiera atarme. Aunque no quiera amos. Yo que fui esclavo. Quizá no todos somos esclavos. Yo lo he sido. Y ahora lo soy de una idea. Ya ni siquiera es una forma material el sujeto de mi esclavitud. Es una idea. Es una esclavitud metafísica. Una esclavitud especulativa que me lleva al bosque y a los lugares fríos en los que mis pies sufren y sufre mi alma. Una esclavitud que me lleva incluso a pronunciar y sentir el alma. No voy a dejarlo. No hoy. No hoy tampoco romper los sentidos de las frases. Quizá mañana empiece a hacerlo. Romper en fragmentos sin sentido el hilo consentido de mi pensar. 
Se dice, Sí, sí, lo haré mañana. Ahora debo de quitarme este maldito frío de los pies. No quiero utilizar el agua caliente. Quisiera calentarme los pies con el alma. Eso quisiera. Decir, ¡Alma, caliéntame los pies! Sonreír si ocurriera. En esta noche cuando el invierno de mi aventura está llegando y siento acercarse la Parca que no tiene nada de asombrosa, que no tiene nada de Emperatriz sino que más bien es una pobre que recogiera ramas por el campo para calentarse un poco antes de matar.  Vieja, pobre y con tos perruna. Ahora me recogeré. Me pondré una manta por encima. Intentaré volver a interesarme por algo. Me quedaré dormido tras hacerme una sopa de fideos y queso. Navegaré por mi bienestar. Me sacudiré las penas como el estornudo se deshace del picor en las narices.
Se dice, Soy un payaso. Cómo echo de menos reírme.
 

Teatro

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/06/2022 a las 18:18 | Comentarios {2}



El gesto del pájaro esta mañana. El gesto del perro esta mañana. El gesto de la rama del olmo esta mañana.

Las preguntas y las respuestas de los asistentes al banquete.

La torpeza por los nervios ante un desenlace opuesto a sus intereses provoca que todo lo que tenía mecanizado se convierta en artificial.

El otro mundo. El mundo del mal. El mundo de la necesidad. Normalmente en tonos fríos El boceto de un sexo de mujer.

Al escuchar el idioma extranjero sentía la lluvia cayendo sobre su anorak aunque él estuviera sentado frente a un ordenador en una aldea la cual, por ley, estaba obligada a ofrecer fibra óptica a sus habitantes.

A nivel de mar la mujer se convirtió en barca.

Los muros blancos del cementerio. El camino que lleva al valle. La serpiente que vio la otra tarde. El alma de asno del perro. La gallina entre sus dientes (los del perro con alma de asno).

¿Por qué Dionisos e convierte en el sucesor de Zeus para los órficos? Religiones soteriológicas.

El último día del mes. Recuerda el viejo refrán campesino: ocho meses de invierno y cuatro de infierno. Meseta castellana.
 

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 31/05/2022 a las 18:27 | Comentarios {0}



Habrá que trabajar la luz alguna tarde y descansar después como agotado.

Tendrá que analizar el sueño de la noche: su hermano con cuerpo de mujer, desnudo en un aseo, le señala la base del retrete que está lleno de mierda. No recuerda si es su hermano con cuerpo de mujer quien le ordena que lo limpie. O si es él el que ha decidido limpiarlo. El resultado es, en todo caso, que su hermano desnudo y con cuerpo de mujer es el que lo limpia y él le mira a un mismo tiempo agradecido y sorprendido. Su hermano con cuerpo de mujer y desnudo le sonríe y la última sensación del sueño -ya no sabe si es imagen soñada o añadida en la vigilia- es sentir que su hermano con cuerpo de mujer y desnudo se eleva y él siente estar asistiendo a la Ascensión de la Virgen.

Habrá que trabajar la luz como oposición metafórica a la oscuridad. Deberá quitarle dictadura a la Muerte, pobre déspota sin ciudadanos, y rebajarla a su condición servil de segadora de campos. Y cuando el perro con el que habita no quiera seguir el camino, humillar la testuz y junto a él volver a casa.

Habrá que esperar el abrazo y si éste no llega adorar a la Esperanza que promovió en el presente sin dicha un futuro con su generación de alegrías.

Todo para no ahogarse hoy. Porque es una gran colonia de seres vivos. Porque el sueño con su hermano desnudo y con cuerpo de mujer es una hermosa alegoría de la dualidad. Incluso podría afinar más y llegar a la conclusión de que el rostro de su hermano con cuerpo de mujer es, en realidad, el rostro de su hermana pero el cuerpo de mujer no es el de ella sino el de él.

Llegará el tiempo del olvido. Y estos proyectos, por fin, se quedarán vacíos.
 

Ensayo poético

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/05/2022 a las 12:47 | Comentarios {0}



Cuarenta días, muchacha que te perdiste en la ciudad de Salem, en el Estado de Oregón de los Estados Unidos de Norteamérica. ¡Qué rimbombantes suenan los nombres oficiales! La oficialidad de los nombres. Allí te me perdiste. Allí, tan lejos, empezaste a diluirte como si hubieras sido desde siempre una pompa de jabón o el globo terráqueo que un día salió volando por la ventana de mi casa sita en la calle Fernando el Católico no recuerdo el número -quizá 43- de la ciudad de Madrid. Yo vi cómo aquel globo se desprendía del hilo con el que lo tenía amarrado al techo de la habitación donde dormía y escribía y pudo más la poesía de verlo irse por la ventana que el afán por poseerlo. Así hago contigo a quien tanto quiero, a quien tanto añoro, mi pequeña pompa de jabón, mi tierruca.

Cuarenta días en el desierto de ti. Cuarenta días sin agua. Cuarenta días sin oasis a la vista. Cuarenta días sin tan siquiera espejismos. Así pasa la vida y así se viene la muerte sin saber cómo se hacen bien las cosas; sin saber siquiera si la cosas (qué palabra tan socorrida que no se refiere a nada y al mismo tiempo parece referirse a todo. La palabra cosa y su plural cosas) tienen esa característica de estar bien o mal hechas -y entre el bien y el mal infinita gama -. 

Cuarenta días son una maldición. Cuarenta días son demasiados matices en el cielo y demasiadas noches en vela. Cuarenta días son un volcán, son un cruce de caminos, son una invocación a los viejos dioses, a los que se comían lo creado para regurgitarlo y dar la sensación de haber generado un universo nuevo que a la postre según nos narran sus rapsodas se rige por las mismas viejas reglas; cuarenta días sin tu voz, sin tus ojos, sin tu pensamiento, sin tu latido, sin tu rutina, sin tu sentido, sin tus preguntas, sin tus deseos, sin tus visiones, sin tus dolores, sin tus amigos, sin tus misiones, sin tu futuro, sin tus estudios, sin tus lecturas, sin tu música, sin tus aspiraciones, sin tus actitudes, sin tus sueños, sin tus vigilias, sin tus películas, sin tus canciones. Son muchos días, muchacha que te perdiste en la ciudad de Salem, allá, tan lejos que había que cruzar todo un océano, el Tenebroso, para alcanzarte, para poder verte, verte un segundo, mirarte un segundo siquiera tus manos, escuchar un minuto tu voz...

Cuarenta días pueden romper el corazón de un hombre.
Cuarenta días bastan para dejar sin sentido una vida.
Cuarenta días fueron los que necesitó aquél para entregarse.
 

Ensayo poético

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/05/2022 a las 18:47 | Comentarios {0}


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