Extracto del capítulo Humaniora de la novela La Montaña Mágica escrita entre 1911 y 1923 por Thomas Mann.
Traducción de Mario Verdaguer
Editado por Plaza & Janés
Habla el doctor Behrens con Hans Castorp y su primo Joachim en el gabinete de su casa
- Así pues, ¿la piel...? ¿Qué quiere que le cuente de esa superficie de sus sentidos? Es un cerebro externo, ¿lo comprende? Ontogénicamente hablando, tiene el mismo origen que nuestros pretendidos órganos superiores, aquí arriba, en nuestro cráneo: el sistema nervioso central. El sistema nervioso central, y esto es muy conveniente que lo sepa, no es más que una forma evolucionada de la epidermis, y en las especies inferiores no hay diferencias entre el centro y la periferia, esos animales huelen y saborean por la piel, ¡imagínese!, no tienen más sentido que el de su piel, lo que debe ser muy agradable si nos ponemos en su lugar. Por el contrario, en los seres como usted y yo la ambición de la piel se reduce a mostrarse quisquillosa, porque no es más que un órgano de defensa y transmisión, pero presta una atención infernal hacia todo lo que se acerca demasiado al cuerpo, puesto que se extiende más allá de los órganos del tacto, a saber: los pelos, el vello del cuerpo, que no se compone más que de pequeñas células de piel endurecidas y que permiten distinguir la menor aproximación antes de que la piel misma sea tocada [...]
- Doctor -dijo Hans Castorp, y contempló el retrato que estaba sobre sus rodillas (el retrato es el de madame Clawdia Chauchat, pintado por el doctor Bherens y de la cual Hans está perdidamente enamorado)-, desearía saber... Usted hablaba hace unos momentos de los fenómenos interiores, del movimiento de la linfa y de cosas análogas... ¿Qué es eso? Me gustaría saber algo más sobre el movimiento de la linfa, por ejemplo: si fuese tan amable, eso me interesa vivamente.
- Lo supongo -replicó Behrens-. La linfa es lo más fino, lo más íntimo y delicado que hay en toda la actividad del cuerpo. Supongo que usted se da claramente cuenta de ello puesto que me lo pregunta. Hablo de la sangre y sus misterios, pues se considera a la sangre un líquido muy especial. Pero la linfa es el jugo de los jugos, la esencia, ¿sabe usted?, una leche sanguínea, un líquido absolutamente delicioso que después de una alimentación grasa tiene precisamente el aspecto de la leche.
Y muy vivamente comenzó, en un lenguaje lleno de imágenes, a describir cómo esa sangre, ese caldo de un rojo de capa de teatro, producido por la respiración y la digestión, saturado de gas, cargado de quilo alimenticio, hecho de grasa, albúmina, hierro, azúcar y sal, es impelido, a una temperatura de 38 grados, por la bomba del corazón a través de los vasos y mantiene en todas partes del cuerpo la nutrición, el calor animal, en una palabra: la vida misma; cómo esa misma sangre no llega a las células, sino que la presión bajo la cual se halla hace traspirar un extracto lechoso de la sangre a través de las paredes de los vasos y lo infiltra en los tejidos, de tal manera que penetra en todas partes y llena cada hendidura, dilata y tensa el elástico tejido conjuntivo-. Eso es la tensión de los tejidos, la turgor, y es gracias a esa turgor cómo la linfa, después de haber recorrido amablemente las células y asegurado su nutrición, es enviada a los vasos linfáticos, a los vasa lymphatica, y vuelve a la sangre, a razón de un litro y medio cada día.
Describió el sistema de conductos y aspiración de los vasos linfáticos, habló del canal galactóforo, que recoge la linfa de las piernas, del vientre y el pecho, de un brazo y un lado de la cabeza; luego de los delicados órganos que se forman en todas partes de los vasos linfáticos, llamados glándulas linfáticas y situados en el cuello, el sobaco, las articulaciones, los codos, el tobillo, y en otros lugares no menos íntimos y delicados [...]
- Así pues, ¿la piel...? ¿Qué quiere que le cuente de esa superficie de sus sentidos? Es un cerebro externo, ¿lo comprende? Ontogénicamente hablando, tiene el mismo origen que nuestros pretendidos órganos superiores, aquí arriba, en nuestro cráneo: el sistema nervioso central. El sistema nervioso central, y esto es muy conveniente que lo sepa, no es más que una forma evolucionada de la epidermis, y en las especies inferiores no hay diferencias entre el centro y la periferia, esos animales huelen y saborean por la piel, ¡imagínese!, no tienen más sentido que el de su piel, lo que debe ser muy agradable si nos ponemos en su lugar. Por el contrario, en los seres como usted y yo la ambición de la piel se reduce a mostrarse quisquillosa, porque no es más que un órgano de defensa y transmisión, pero presta una atención infernal hacia todo lo que se acerca demasiado al cuerpo, puesto que se extiende más allá de los órganos del tacto, a saber: los pelos, el vello del cuerpo, que no se compone más que de pequeñas células de piel endurecidas y que permiten distinguir la menor aproximación antes de que la piel misma sea tocada [...]
- Doctor -dijo Hans Castorp, y contempló el retrato que estaba sobre sus rodillas (el retrato es el de madame Clawdia Chauchat, pintado por el doctor Bherens y de la cual Hans está perdidamente enamorado)-, desearía saber... Usted hablaba hace unos momentos de los fenómenos interiores, del movimiento de la linfa y de cosas análogas... ¿Qué es eso? Me gustaría saber algo más sobre el movimiento de la linfa, por ejemplo: si fuese tan amable, eso me interesa vivamente.
- Lo supongo -replicó Behrens-. La linfa es lo más fino, lo más íntimo y delicado que hay en toda la actividad del cuerpo. Supongo que usted se da claramente cuenta de ello puesto que me lo pregunta. Hablo de la sangre y sus misterios, pues se considera a la sangre un líquido muy especial. Pero la linfa es el jugo de los jugos, la esencia, ¿sabe usted?, una leche sanguínea, un líquido absolutamente delicioso que después de una alimentación grasa tiene precisamente el aspecto de la leche.
Y muy vivamente comenzó, en un lenguaje lleno de imágenes, a describir cómo esa sangre, ese caldo de un rojo de capa de teatro, producido por la respiración y la digestión, saturado de gas, cargado de quilo alimenticio, hecho de grasa, albúmina, hierro, azúcar y sal, es impelido, a una temperatura de 38 grados, por la bomba del corazón a través de los vasos y mantiene en todas partes del cuerpo la nutrición, el calor animal, en una palabra: la vida misma; cómo esa misma sangre no llega a las células, sino que la presión bajo la cual se halla hace traspirar un extracto lechoso de la sangre a través de las paredes de los vasos y lo infiltra en los tejidos, de tal manera que penetra en todas partes y llena cada hendidura, dilata y tensa el elástico tejido conjuntivo-. Eso es la tensión de los tejidos, la turgor, y es gracias a esa turgor cómo la linfa, después de haber recorrido amablemente las células y asegurado su nutrición, es enviada a los vasos linfáticos, a los vasa lymphatica, y vuelve a la sangre, a razón de un litro y medio cada día.
Describió el sistema de conductos y aspiración de los vasos linfáticos, habló del canal galactóforo, que recoge la linfa de las piernas, del vientre y el pecho, de un brazo y un lado de la cabeza; luego de los delicados órganos que se forman en todas partes de los vasos linfáticos, llamados glándulas linfáticas y situados en el cuello, el sobaco, las articulaciones, los codos, el tobillo, y en otros lugares no menos íntimos y delicados [...]
Firma de Thomas Mann
Cayo Plinio Segundo. Libro Décimo. Capítulo LIX: Del pavón y los gansos.
Traducción de Francisco Hernández, la cual la realizó entre los años de 1567 a 1577 entre España y México.
Editorial Visor Libros
Del pavón y los gansos
Pone el pavón en haviendo tres años. El primero, uno o dos huevos; el siguiente, cuatro o cinco, y de allí en adelante 12 y no más, y esto interpuestos dos o tres días, y tres vezes en el año si los echan a las gallinas. Quiébralos el macho con apetito de la hembra, y a esta causa ponen de noche y en lugares escondidos y altos, de do nace hazerse pedazos si no caen sobre alguna cosa blanda. Cumple un macho con cinco hembras, y cuando no tiene más de una o dos se corrompe* con fertilidad de la simiente con el hervor de la luxuria. Sacan en 27 días o, a más tardar, en 30.
Tómanse los gansos en el agua, ponen al verano, o si se tomaron por el rigor del himbierno, después del solsticio, casi 40; dos vezes en el año si les sacan gallinas su primera nidada. De otra manera son los más huevos 16, y los menos siete; si acaso se los quitan ponen hasta rebentar. No sacan huevos agenos. Es lo más acertado echarles nueve y 11. Están echadas las hembras 30 días, y si son más cálidas 25. Es el toque de la hortiga, a sus pollos, mortal, y no menos la golosina**, unas veces hartándose demasiadamente, y otras por su misma fuerza, cuando, asida una raíz, y porfiando arrancarla con el pico, se rasgan primero sus cuellos. Es el remedio contra la hortiga su misma raíz, puesta debaxo de la cama desde que se echan.
*NOTA: se corrompe con fertilidad de la simiente con el hervor de la luxuria: el Diccionario de Autoridades define de la siguiente forma el verbo corromper y corromperse.
Corromper: v. a. Viciar, destruir, depravar y dañar alguna cosa. Viene del latino Corrumpere que significa esto mismo. Prolog. de las Part. O es cuerpo simple, que ni se engendra ni se corrompe por natúra, y es celestial, assí como los Cielos è las estrellas; ò es cuerpo simple que se engendra è se corrompe por natúra, como los elementos. Fr. L. de Gran.. Symb. part. I cap. 6. La tierra no tiene fuerza para obrar, mas tienela para resistir: porque ni fuego, ni agua, ni aire basta para corromperla y mudarla en otra substancia. Navarret.. Conserv.disc.7. Han querido siempre los Reyes de España carecer de su lustrosa numerosidad, antes que consentir en el cuerpo místico de su Monarchía lo malos humores, que con su contagión podían corromper la buena sangre.
Corromper: Vale también violar la pureza y virginidad de la doncella. Lat. Virginem corrumpere, vitiare. Guev. M.A. lib. 1 cap. 21. Y no se tenga en poco esta liberalidad de soltar à los cautivos, y no corromper à las vírgenes: porque muchas veces los vencidos son vencidos con las armas de los vencedores, y los vencedores se pierden en los regálos y vicios de los vencidos. Navarr. Man. cap. 12 num. 41 La muger que hoviesse votado virginidad, si se dexasse corromper, no solamente sería obligada à guardar la parte que pudiesse de ellas pero aun à hacer penitencia, por haver caído en la impossibilidad de guardarla entéra. Siguenz. Vid. de S.Geron. lib.1 disc.4 Y en los libros de la Ciudad de Dios afirma que si el Señor permitió corrompiessen las vírgenes de Roma los bárbaros Godos, que fué por humillarlas de la altivez que tenían.
Corromper: Metaphóricamente se dice de otras cosas inanimadas: como son, corromper las costumbres, la santidad, &c. esto es inficionarlas, pervertirlas, viciarlas y dañarlas. Fr. L. de Leon Nomb. de Christ. en el de Monte. Corrompen esta santidad y corrompen también (lo que es mayor mal) las santas costumbres. Ribad Cism de Inglat. lib. 2 cap. 2. Traduxeron las Sagrada Biblia en Latín y en Inglés, y la corrompieron en infinitos lugáres, y con glossas y annotaciones ponzoñosas y contrarias al Texto y à la verdad, la propusieron à todos para que la leyessen. Saav. Empr. 81 En Alemania, la variedad de religiones, las guerras civiles, las Naciones que militan en ella, han corrompido la candidez de sus ánimos y su ingenuidad antigua.
Corromper: Vale assimismo sobornar ò cohechar, ò ganar al Juez ù otra persona con dádibas. Recop lib. 4 tit. 6.1.8. No sobornen los dichos testigos, ni los corrompan, ni rueguen, ni atrahigan, ni induzcan à que digan los que les cumpliere y no supieren.
Corromperse: v. r. Podrirse, dañarse alguna cosa: como las carnes, los liquóres, &c. C. Lucan. cap. 40 El alma es cosa espiritual, que no se puede corromper; antes dura y finca para siempre. Lag. Diosc. lib. 1 cap. 83. El Enebro es planta muy conocida, cuya madéra, suavemente olorósa, dura sin corromperse muchos centenares de años. Nieremb Herm. de Dios, lib. 1 cap. 12,2 Solo a Dios repugna el perecer ò faltar; los cuerpos son morales y se corrompen.
Vistas las definiciones, deduzco que la frase se corrompe con fertilidad de la simiente con el hervor de la luxuria viene a decir que la mucha lujuria convierte en infértil (pudre) la simiente del pavón, lo cual, desde mi punto de vista científico, es más aviso moral que cuestión zoológica.
**NOTA
Golosina: s. f. El apetito desarreglado de comer sin necesidad cosas que sirven poco para mantener la vida. Lat. Gula inordinata. Liguritio. Fr. L. de Gran. Tratd. de la Orac. Miércoles en la noche, 3. Esta es la dentera que me causan ahora mis golosinas. Grac.. Mor. f. 28 Los que exercitan la virtud y bondad, no conviene que tomen semejantes golosinas.
Pone el pavón en haviendo tres años. El primero, uno o dos huevos; el siguiente, cuatro o cinco, y de allí en adelante 12 y no más, y esto interpuestos dos o tres días, y tres vezes en el año si los echan a las gallinas. Quiébralos el macho con apetito de la hembra, y a esta causa ponen de noche y en lugares escondidos y altos, de do nace hazerse pedazos si no caen sobre alguna cosa blanda. Cumple un macho con cinco hembras, y cuando no tiene más de una o dos se corrompe* con fertilidad de la simiente con el hervor de la luxuria. Sacan en 27 días o, a más tardar, en 30.
Tómanse los gansos en el agua, ponen al verano, o si se tomaron por el rigor del himbierno, después del solsticio, casi 40; dos vezes en el año si les sacan gallinas su primera nidada. De otra manera son los más huevos 16, y los menos siete; si acaso se los quitan ponen hasta rebentar. No sacan huevos agenos. Es lo más acertado echarles nueve y 11. Están echadas las hembras 30 días, y si son más cálidas 25. Es el toque de la hortiga, a sus pollos, mortal, y no menos la golosina**, unas veces hartándose demasiadamente, y otras por su misma fuerza, cuando, asida una raíz, y porfiando arrancarla con el pico, se rasgan primero sus cuellos. Es el remedio contra la hortiga su misma raíz, puesta debaxo de la cama desde que se echan.
*NOTA: se corrompe con fertilidad de la simiente con el hervor de la luxuria: el Diccionario de Autoridades define de la siguiente forma el verbo corromper y corromperse.
Corromper: v. a. Viciar, destruir, depravar y dañar alguna cosa. Viene del latino Corrumpere que significa esto mismo. Prolog. de las Part. O es cuerpo simple, que ni se engendra ni se corrompe por natúra, y es celestial, assí como los Cielos è las estrellas; ò es cuerpo simple que se engendra è se corrompe por natúra, como los elementos. Fr. L. de Gran.. Symb. part. I cap. 6. La tierra no tiene fuerza para obrar, mas tienela para resistir: porque ni fuego, ni agua, ni aire basta para corromperla y mudarla en otra substancia. Navarret.. Conserv.disc.7. Han querido siempre los Reyes de España carecer de su lustrosa numerosidad, antes que consentir en el cuerpo místico de su Monarchía lo malos humores, que con su contagión podían corromper la buena sangre.
Corromper: Vale también violar la pureza y virginidad de la doncella. Lat. Virginem corrumpere, vitiare. Guev. M.A. lib. 1 cap. 21. Y no se tenga en poco esta liberalidad de soltar à los cautivos, y no corromper à las vírgenes: porque muchas veces los vencidos son vencidos con las armas de los vencedores, y los vencedores se pierden en los regálos y vicios de los vencidos. Navarr. Man. cap. 12 num. 41 La muger que hoviesse votado virginidad, si se dexasse corromper, no solamente sería obligada à guardar la parte que pudiesse de ellas pero aun à hacer penitencia, por haver caído en la impossibilidad de guardarla entéra. Siguenz. Vid. de S.Geron. lib.1 disc.4 Y en los libros de la Ciudad de Dios afirma que si el Señor permitió corrompiessen las vírgenes de Roma los bárbaros Godos, que fué por humillarlas de la altivez que tenían.
Corromper: Metaphóricamente se dice de otras cosas inanimadas: como son, corromper las costumbres, la santidad, &c. esto es inficionarlas, pervertirlas, viciarlas y dañarlas. Fr. L. de Leon Nomb. de Christ. en el de Monte. Corrompen esta santidad y corrompen también (lo que es mayor mal) las santas costumbres. Ribad Cism de Inglat. lib. 2 cap. 2. Traduxeron las Sagrada Biblia en Latín y en Inglés, y la corrompieron en infinitos lugáres, y con glossas y annotaciones ponzoñosas y contrarias al Texto y à la verdad, la propusieron à todos para que la leyessen. Saav. Empr. 81 En Alemania, la variedad de religiones, las guerras civiles, las Naciones que militan en ella, han corrompido la candidez de sus ánimos y su ingenuidad antigua.
Corromper: Vale assimismo sobornar ò cohechar, ò ganar al Juez ù otra persona con dádibas. Recop lib. 4 tit. 6.1.8. No sobornen los dichos testigos, ni los corrompan, ni rueguen, ni atrahigan, ni induzcan à que digan los que les cumpliere y no supieren.
Corromperse: v. r. Podrirse, dañarse alguna cosa: como las carnes, los liquóres, &c. C. Lucan. cap. 40 El alma es cosa espiritual, que no se puede corromper; antes dura y finca para siempre. Lag. Diosc. lib. 1 cap. 83. El Enebro es planta muy conocida, cuya madéra, suavemente olorósa, dura sin corromperse muchos centenares de años. Nieremb Herm. de Dios, lib. 1 cap. 12,2 Solo a Dios repugna el perecer ò faltar; los cuerpos son morales y se corrompen.
Vistas las definiciones, deduzco que la frase se corrompe con fertilidad de la simiente con el hervor de la luxuria viene a decir que la mucha lujuria convierte en infértil (pudre) la simiente del pavón, lo cual, desde mi punto de vista científico, es más aviso moral que cuestión zoológica.
**NOTA
Golosina: s. f. El apetito desarreglado de comer sin necesidad cosas que sirven poco para mantener la vida. Lat. Gula inordinata. Liguritio. Fr. L. de Gran. Tratd. de la Orac. Miércoles en la noche, 3. Esta es la dentera que me causan ahora mis golosinas. Grac.. Mor. f. 28 Los que exercitan la virtud y bondad, no conviene que tomen semejantes golosinas.
Están muriendo. De norte a sur. De este a oeste. Dejaré quince minutos más los pimientos en el horno. Mientras allí -¿importa el nombre o la latitud y la longitud?- han sido acribillados o ruedan las cabezas o se lapida a la adúltera o muere en la mesa de quirófano por una operación de estética en Düsseldorf o se estrella contra el automóvil o evita una zanja y cae a un pozo. ¿Servirá para algo? ¿Mejor escuchar las cuerdas de una guitarra y dejar que la mañana amaine el temporal de vidas violentadas? ¿Quién es, realmente, Hosni Mubarak? ¿Qué es esa perfidia llamada Partido Popular? ¿Hemos de seguir tragando sapos y culebras y discursos y banderas? ¿Dejaríamos morir a nuestros niños, a los que ahora juegan en el parque sin un tanque cerca? ¿Y las armas? ¿Y las alertas? ¿Por qué no escupimos de una vez por todas a tanto impostor, a tanta sotileza? ¿Nos ponemos a especular sobre las consecuencias de las revueltas en el Magreb en el comercio internacional? ¿Entendemos que el gobierno chino se acojone? ¿Quiénes son esos putos gobernantes chinos? ¿Prefiero seguir escuchando el Concierto de Aranjuez? ¿Y qué me cuentas del motín de Esquilache? ¿Y por qué existió Antonio Pérez? ¿Existe realmente la phowa? No debe evaporarse el agua del todo. No debe arder el mundo al unísono. Ahora imagino a la mujer con pañuelo lanzando con su honda una piedra contra el Phantom. ¿Y si lo alcanza? ¿Es mejor callar? ¿Es mejor seguir alimentando a las ONGs? En Nicaragua. En Nicaragua. Y aquí, en España, país de ladrones, envidias y soflamas... ¡Calma, calma! ¿Por qué hemos de soportar a Aznar y a Botella? Bastardos ambos de la moral y la decencia. Con esas miradas lúgubres y ese afán por ser criminales de primera a ser posible en la universidad de Georgetown (universidad jesuita, por cierto). Vamos a seguir dando vueltas y vueltas a viejas pretensiones ya perdidas. Voy a apagar los pimientos. El otro día se me pasaron y al sacarlos del horno tuve la visión del brazo de una mujer recién horneada hace sesenta años en un famoso crematorio de Polonia. Los medios de comunicación, sedientos de noticias frescas, afilan sus dientes en el norte de África. Ya tienen regueros de sangre que contar, eso sí, con las sesudas reflexiones de expertos en el tema. ¿Pero, qué expertos? ¿Qué tema? ¿El de un pueblo sometido que pide, durante un segundo, un respiro? ¿El tema de David contra Goliat? ¡Qué indecencia, claman! ¡Quién clama! Al menos en Australia se ha librado una batalla entre dos hombres con una red por medio. No ha habido víctimas colaterales. No se ha producido el estado de excepción e incluso al final ha habido premios. Ruido y furia. Sí, ya lo conocemos pero no lo sabemos. Nada aprendemos porque olvidamos. Ruido y furia en las calles de El Cairo. ¿Y el limo del Nilo? ¿Y el agua bendita de los cojones y los sermones en los lupanares y el sólido tedio del estudio y las lágrimas por un amor burgués y el centro comercial en llamas y la necesidad de amar? Y el cuerpo, y el gozo y la lámpara y la carretera y la montaña y Rachmaninoff. Ruido y furia contado por un idiota que no significa nada y sin embargo, dejadme decirlo bien alto, significa tanto. ¡Oh, Shakespeare, qué buena frase te salió y qué falsa! ¿Por qué cojones tengo que seguir aguantando al canalla fascista de Jaime Mayor Oreja con su barba de cursi aburrirse con el dinero de todos en el Parlamento Europeo?
Los pimientos están sudando envueltos en las hojas de los periódicos. Quiero abrazarte y besarte la boca al tiempo que quiero gritar, gritar a la cara de la gran esperanza negra, un tal Barak Obama al que le dieron el Premio Nobel de la Paz imagino que por llevar ya más de tres años sin cerrar Guantánamo. ¿Y debemos confiar? ¿De verdad debemos confiar? Voy a aliñar los pimientos con aceite, azucar y sal.
Los pimientos están sudando envueltos en las hojas de los periódicos. Quiero abrazarte y besarte la boca al tiempo que quiero gritar, gritar a la cara de la gran esperanza negra, un tal Barak Obama al que le dieron el Premio Nobel de la Paz imagino que por llevar ya más de tres años sin cerrar Guantánamo. ¿Y debemos confiar? ¿De verdad debemos confiar? Voy a aliñar los pimientos con aceite, azucar y sal.
No estaba previsto en este viaje que estuviera junto a mi hija todos los días. Desde que tenía un año me separé de su madre y desde entonces, cual reloj marcado por la justicia y las necesidades, la veo y nos vivimos cada tanto.
Al principio, yo no sabía muy bien qué hacer con ella (no me dejaron de niño jugar con muñecas) y sentía el peso de la inutilidad. Con el tiempo fui aprendiendo que lo único que un padre debe de hacer con su hija es estar junto a ella. Lo demás es secundario. Y cuando digo que un padre ha de estar con su hija es ESTAR y añadir -para eso tenemos este valioso idioma español- SER. Ser como uno es y estar con quien estás.
Han pasado los años. Violeta tiene ya doce y siempre que la tengo conmigo siento que los problemas junto a ella son menos, el miedo junto a ella se disuelve como un azucarillo y el tiempo pasa entre deberes y bromas, entre miradas y emociones. Y no quiero que se me olvide. No, no lo quiero. Porque es impresionante si escucho un piano en escala menor junto a ella y si leo una escena que ha escrito (muy bien por cierto) siento un deseo brutal de que la vida le enseñe a vivir y de que yo, en la medida de mis posibilidades, le ayude a ello y sobre todo que sepa, sin necesidad de decirlo, que cuando vengan mal dadas, estaré aquí para ponernos serios los dos y hablar cara a cara de lo terrible de vivir, de lo frágiles que somos, de lo mucho que debemos aprender a perdonarnos para poder así perdonar. A mis años estoy aprendiendo, por fin, lo que es el perdón. Yo, que nunca había creído en él.
Ahora está en la habitación de al lado. Está estudiando. Hace un trabajo sobre las Aventuras de Tom Sawyer y a partir de la semana que viene va a ser mi profesora de inglés. Su habitación. Sus grandes ojos almendrados. Su voz. Su pasión por la lectura y su poquito de mal humor.
¡Qué hermoso es este sábado! No quiero que se me olvide.
Al principio, yo no sabía muy bien qué hacer con ella (no me dejaron de niño jugar con muñecas) y sentía el peso de la inutilidad. Con el tiempo fui aprendiendo que lo único que un padre debe de hacer con su hija es estar junto a ella. Lo demás es secundario. Y cuando digo que un padre ha de estar con su hija es ESTAR y añadir -para eso tenemos este valioso idioma español- SER. Ser como uno es y estar con quien estás.
Han pasado los años. Violeta tiene ya doce y siempre que la tengo conmigo siento que los problemas junto a ella son menos, el miedo junto a ella se disuelve como un azucarillo y el tiempo pasa entre deberes y bromas, entre miradas y emociones. Y no quiero que se me olvide. No, no lo quiero. Porque es impresionante si escucho un piano en escala menor junto a ella y si leo una escena que ha escrito (muy bien por cierto) siento un deseo brutal de que la vida le enseñe a vivir y de que yo, en la medida de mis posibilidades, le ayude a ello y sobre todo que sepa, sin necesidad de decirlo, que cuando vengan mal dadas, estaré aquí para ponernos serios los dos y hablar cara a cara de lo terrible de vivir, de lo frágiles que somos, de lo mucho que debemos aprender a perdonarnos para poder así perdonar. A mis años estoy aprendiendo, por fin, lo que es el perdón. Yo, que nunca había creído en él.
Ahora está en la habitación de al lado. Está estudiando. Hace un trabajo sobre las Aventuras de Tom Sawyer y a partir de la semana que viene va a ser mi profesora de inglés. Su habitación. Sus grandes ojos almendrados. Su voz. Su pasión por la lectura y su poquito de mal humor.
¡Qué hermoso es este sábado! No quiero que se me olvide.
No aferrarse. No, no aferrarse.
Equivocarse. Una vez y otra.
Perdón por mis errores.
El rostro que se aleja.
Los silencios. Los...
Siento haber querido alterar...
Siento haber estado huido tantos años.
Tan escondido. Tan escindido.
La calma cuando llega se asemeja a la nieve.
No volveré a insistir.
Me callaré.
Ya estoy callado.
Y decirlo todo,
vaciarme entero
y quedarme tan sólo apariencia de cuerpo
sin venas ni nervios
ni gametos ni pulso.
No desear nada
ser piedra de río
brincando sobre el agua
para al fin, sin impulso,
hundirse hasta el lecho.
Como recuerdo
las ondas que se propagaron
y se hicieron anchas, más...
hasta ser nada.
Equivocarse. Una vez y otra.
Perdón por mis errores.
El rostro que se aleja.
Los silencios. Los...
Siento haber querido alterar...
Siento haber estado huido tantos años.
Tan escondido. Tan escindido.
La calma cuando llega se asemeja a la nieve.
No volveré a insistir.
Me callaré.
Ya estoy callado.
Y decirlo todo,
vaciarme entero
y quedarme tan sólo apariencia de cuerpo
sin venas ni nervios
ni gametos ni pulso.
No desear nada
ser piedra de río
brincando sobre el agua
para al fin, sin impulso,
hundirse hasta el lecho.
Como recuerdo
las ondas que se propagaron
y se hicieron anchas, más...
hasta ser nada.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/02/2011 a las 12:51 | {0}