Alberto Giacometti Dibujo
Sugiero el mundo y una pata de palo
Sugiero el análisis y la voz de la palabra
Sugiero la broma en el funeral del martes
Sugiero la calma con chicharrones
Sugiero el verbo sin paloma y la estrechez del sendero en vez de la anchura de las carreteras
También sugiero la caricia a contrapelo y un alarde: ¡Idiotas, chitón!
Sugiero un cisma entre la tijera y la taza
Sugiero que las heridas se mantengan calladas no vaya a ser que supuren babas
Sugiero la contemplación en el camino de vuelta a casa y el amargor, tan dulce, del vino rojo en vaso pequeño sin acompañamiento sólido
Sugiero la lectura lenta de las ideas largas y dejar la mancha que cayó con descuido sobre la página -es una marca-
La anatomía sugiero (no la esperanza. Nunca la esperanza) y las faldas
Sugiero la comitiva por la arena, el callo en los dedos, la herramienta, el reconocimiento de la existencia de Isaac Alexander, el muérdago en su tronco, la jara en la ladera
Y ante todo te sugiero que hoy lo vuelvas a intentar
a Ellos.
Esa nube es un simulacro como el roce de tu voz en su herida
Su herida es profunda, nace del aire de los días
se mantiene en el éter y deja un reguero (como pasos dados al traspiés)
Lo nefasto es la Idea no la copia de la Idea
La Idea como sublimación
Porque la Idea no existe
y lo que pasa debería ser suficiente milagro o pasmo o alba
Es simulacro el espejo y tu mano acariciando sus costillas flotantes
o la lluvia y el rito que saja la base del pene para conformar la vagina
También la flor del loto
o las últimas palabras del lama al oído del moribundo
Te exhortaría a que le besaras sin decir una sola palabra (simulacros)
A él le diría:
¿recuerdas la luz de esta mañana en lo alto de la cuesta con el fondo de montañas
y el viento que agitaba tu barba y las niñas que se acercaban corriendo camino
de la escuela
y el anciano de gesto amable que tomaba de la mano a su nieto
y tenía tiempo para sonreírte
y luego un perro que parecía el negativo de otro
y por supuesto la calle hermosa?
A ella le diría:
Acaricia su herida
Permite su mano en tu pecho (descúbrelo)
Acógele en ti
Descúbrele el matiz que media entre oscilación y péndulo
Ciérrale los ojos
Murmura las palabras que harían feliz
Túmbate a su lado
Ha llegado la vorágine
y el cabello se ha esparcido por la almohada
la tarde se envuelve en seda
caen copos (simulacro de algodón)
Dejarán que el tiempo pase
La herida abierta será besada
cada beso como un punto de sutura
que hiciera olvidar la usura
que la herida se cobraba
En la madrugada, ya sí,
podrá aullar el perro a la luna
y la gata sobre el tejado de uralita
se inclinará con respeto
mientras vuestras manos tomadas
vuestros talles juntos
en perfecto movimiento
un simulacro de eternidad
Esa nube es un simulacro como el roce de tu voz en su herida
Su herida es profunda, nace del aire de los días
se mantiene en el éter y deja un reguero (como pasos dados al traspiés)
Lo nefasto es la Idea no la copia de la Idea
La Idea como sublimación
Porque la Idea no existe
y lo que pasa debería ser suficiente milagro o pasmo o alba
Es simulacro el espejo y tu mano acariciando sus costillas flotantes
o la lluvia y el rito que saja la base del pene para conformar la vagina
También la flor del loto
o las últimas palabras del lama al oído del moribundo
Te exhortaría a que le besaras sin decir una sola palabra (simulacros)
A él le diría:
¿recuerdas la luz de esta mañana en lo alto de la cuesta con el fondo de montañas
y el viento que agitaba tu barba y las niñas que se acercaban corriendo camino
de la escuela
y el anciano de gesto amable que tomaba de la mano a su nieto
y tenía tiempo para sonreírte
y luego un perro que parecía el negativo de otro
y por supuesto la calle hermosa?
A ella le diría:
Acaricia su herida
Permite su mano en tu pecho (descúbrelo)
Acógele en ti
Descúbrele el matiz que media entre oscilación y péndulo
Ciérrale los ojos
Murmura las palabras que harían feliz
Túmbate a su lado
Ha llegado la vorágine
y el cabello se ha esparcido por la almohada
la tarde se envuelve en seda
caen copos (simulacro de algodón)
Dejarán que el tiempo pase
La herida abierta será besada
cada beso como un punto de sutura
que hiciera olvidar la usura
que la herida se cobraba
En la madrugada, ya sí,
podrá aullar el perro a la luna
y la gata sobre el tejado de uralita
se inclinará con respeto
mientras vuestras manos tomadas
vuestros talles juntos
en perfecto movimiento
un simulacro de eternidad
Cantinflas en una de sus películas -de cuyo nombre no logro acordarme- se encuentra en una fiesta con lo más granado de la profesión periodística enamoriscando a una mujer. De repente ésta nota que le han robado una pulsera; Cantinflas se sube a una mesa y con su particular acento y gracia avisa de que le han robado a su enamorada una pulsera y de que nadie saldrá del salón hasta que la pulsera sea devuelta a su legítima dueña. Un murmullo de protesta recorre la sala hasta que se oye una voz que resume lo que todas dicen: ¡Oiga, pero usted qué se ha creído. Impedirnos salir de esta sala. A nosotros. ¿Usted no sabe lo que es el cuarto poder? y Cantinflas le responde, ¿Y usted no sabe lo que es no poder salir de un cuarto?
Estos días en España aparecen informaciones que acusan a Luis Bárcenas, ex-tesorero del Partido Popular, de haber llevado una contabilidad B de las cuentas del partido en la que se detallaba unos sobresueldos que se repartían entre la cúpula del partido. El periódico El Pais publicaba la semana pasada los llamados Papeles Secretos del ex-tesorero en donde se podían leer los asientos contables que demostraban el pago de los sobresueldos. De inmediato los dirigentes del Partido Popular salieron en tromba, Presidente del partido y del gobierno Mariano Rajoy incluido, asegurando que esos papeles son apócrifos (o falsos).
Apócrifo es cosa falsificada o no auténtica. También persona falsa o fingida. E incluso apócrifo puede ser un texto no reconocido como canónico (y desde luego la contabilidad B de una empresa u organismo cualquiera jamás será la canónica)
Digamos entonces que se está produciendo en España una guerra (con muchas batallas) entre el primer y segundo poderes del Estado -Ejecutivo y Legislativo ya que en este segundo tiene la mayoría absoluta el Partido Popular- y el cuarto poder del Estado: la prensa.
En batallas de este tipo quien tendría que intervenir como mediador o arbitro tendría que ser el tercer poder del Estado: El Judicial. Porque si el primer y segundo poderes del Estado defienden aún con pruebas en contra la inocencia de lo suyo y el cuarto poder acusa con pruebas cuando menos no indubitables la culpabilidad de un ciudadano, el poder Judicial tiene como premisa y como base del buen funcionamiento de un Estado de Derecho, la presunción de inocencia. De donde se deduciría que Luis Bárcenas como ciudadano del Reino de España es inocente hasta que se demuestre lo contrario. También se deduciría que el Cuarto poder tiene el derecho y el deber de informar a los ciudadanos con los documentos y pruebas que obren en su poder pero tiene que admitir que lo que para ellos son pruebas de cargo para la Justicia pueden no serlo.
Lo abrumador de lo que estamos viviendo es que pocos creen en la infalibilidad de la Justicia y en la justicia de la ley desde el momento en que si un raterillo confiesa que ha robado un pollo, el juez le manda a prisión y si un ex-tesorero del Partido Popular admite que tiene una cuenta en Suiza de 22 millones de euros cuya procedencia se niega a detallar, sale a la calle tras la declaración y se va a desayunar a la Costa Azul.
Y de repente yo siento que estamos como aquellos burgueses de El Ángel Exterminador de Luis Buñuel: encerrados en un salón sin saber por qué no pueden atravesar la puerta y cómo poco a poco todo se va llenando de inmundicias, carencias, hambre y sed y se me mezcla la imagen de Cantinflas exigiendo la pulsera robada en una fiesta de periodistas que tiene toda la pinta de acabar muy mal.
Estos días en España aparecen informaciones que acusan a Luis Bárcenas, ex-tesorero del Partido Popular, de haber llevado una contabilidad B de las cuentas del partido en la que se detallaba unos sobresueldos que se repartían entre la cúpula del partido. El periódico El Pais publicaba la semana pasada los llamados Papeles Secretos del ex-tesorero en donde se podían leer los asientos contables que demostraban el pago de los sobresueldos. De inmediato los dirigentes del Partido Popular salieron en tromba, Presidente del partido y del gobierno Mariano Rajoy incluido, asegurando que esos papeles son apócrifos (o falsos).
Apócrifo es cosa falsificada o no auténtica. También persona falsa o fingida. E incluso apócrifo puede ser un texto no reconocido como canónico (y desde luego la contabilidad B de una empresa u organismo cualquiera jamás será la canónica)
Digamos entonces que se está produciendo en España una guerra (con muchas batallas) entre el primer y segundo poderes del Estado -Ejecutivo y Legislativo ya que en este segundo tiene la mayoría absoluta el Partido Popular- y el cuarto poder del Estado: la prensa.
En batallas de este tipo quien tendría que intervenir como mediador o arbitro tendría que ser el tercer poder del Estado: El Judicial. Porque si el primer y segundo poderes del Estado defienden aún con pruebas en contra la inocencia de lo suyo y el cuarto poder acusa con pruebas cuando menos no indubitables la culpabilidad de un ciudadano, el poder Judicial tiene como premisa y como base del buen funcionamiento de un Estado de Derecho, la presunción de inocencia. De donde se deduciría que Luis Bárcenas como ciudadano del Reino de España es inocente hasta que se demuestre lo contrario. También se deduciría que el Cuarto poder tiene el derecho y el deber de informar a los ciudadanos con los documentos y pruebas que obren en su poder pero tiene que admitir que lo que para ellos son pruebas de cargo para la Justicia pueden no serlo.
Lo abrumador de lo que estamos viviendo es que pocos creen en la infalibilidad de la Justicia y en la justicia de la ley desde el momento en que si un raterillo confiesa que ha robado un pollo, el juez le manda a prisión y si un ex-tesorero del Partido Popular admite que tiene una cuenta en Suiza de 22 millones de euros cuya procedencia se niega a detallar, sale a la calle tras la declaración y se va a desayunar a la Costa Azul.
Y de repente yo siento que estamos como aquellos burgueses de El Ángel Exterminador de Luis Buñuel: encerrados en un salón sin saber por qué no pueden atravesar la puerta y cómo poco a poco todo se va llenando de inmundicias, carencias, hambre y sed y se me mezcla la imagen de Cantinflas exigiendo la pulsera robada en una fiesta de periodistas que tiene toda la pinta de acabar muy mal.
Abre mucho la boca y deja que por ella entre todo el aire del asombro
No permitas que esa energía se transforme tan sólo en el movimiento espasmódico de tu pierna derecha
La mañana es clara como la melancolía, fuera existe todo lo que puedas ver
Sonríe ante el crecimiento
Deja que tu corazón se hinche y busca, busca, busca
Talón de Aquiles. La crueldad, en ocasiones, es camino de la verdad
Deja que tu mente se invada de emociones y entonces deja que se evada
Llegarán, probablemente, tiros al plato, perdigones de azúcar, mazorcas y árboles de mayo
No cejes. No descanses. Y bracea
Quisiera enseñarte el abandono de los maoríes
La espuma blanca en el risco que vieron cuando llovía y se besaban
Quisiera enseñarte, de nuevo, por última vez si es lo que quiere, el cuerpo
Deja la huella
y que sea el viento quien decida si la borra o pasa sobre ella para que el sedimento la fije y se convierta en fósil
Ahora ve y mira
No permitas que esa energía se transforme tan sólo en el movimiento espasmódico de tu pierna derecha
La mañana es clara como la melancolía, fuera existe todo lo que puedas ver
Sonríe ante el crecimiento
Deja que tu corazón se hinche y busca, busca, busca
Talón de Aquiles. La crueldad, en ocasiones, es camino de la verdad
Deja que tu mente se invada de emociones y entonces deja que se evada
Llegarán, probablemente, tiros al plato, perdigones de azúcar, mazorcas y árboles de mayo
No cejes. No descanses. Y bracea
Quisiera enseñarte el abandono de los maoríes
La espuma blanca en el risco que vieron cuando llovía y se besaban
Quisiera enseñarte, de nuevo, por última vez si es lo que quiere, el cuerpo
Deja la huella
y que sea el viento quien decida si la borra o pasa sobre ella para que el sedimento la fije y se convierta en fósil
Ahora ve y mira
Lucrecio. Traducción de Eduard Valentí Fiol. Editado por Acantilado en 2012
Libro Tercero. Epígrafe: El alma no carece de un día primero (extractos).
...
Por otra parte, en el cadáver sin vida, ¿quedan o no semillas de alma? Porque si quedan algunas encerradas en él, no habrá motivo para juzgar inmortal al alma, ya que se ha retirado con mengua, por las partes perdidas (pues lo que mengua perece); y si escapa sacando sus miembros intactos, sin dejar en el cuerpo parte alguna de sí, ¿de dónde viene que los cadáveres, al pudrirse la carne, rezuman gusanos? ¿De dónde esta multitud de animales sin huesos ni sangre que pulula por los tumefactos miembros? Que si acaso crees posible que las almas se introduzcan desde fuera en los gusanos, y cada una se aloje en un cuerpo, sin reflexionar cómo tantos millares de almas pueden acudir de donde salió una sola, hay sin embargo una pregunta que debes hacerte, un punto que debes examinar: si cada alma sale a la caza de gérmenes de gusanos para construirse ella misma su morada o si se deslizan dentro de los cuerpos ya acabados. Pero no hay manera de explicar por qué se fabrican ellas mismas sus cuerpos o por qué ha de tomarse tal trabajo. Pues, cuando revolotean desnudas de cuerpo, no les atormenta la enfermedad, ni el frío, ni el hambre; antes bien, es el cuerpo el que está expuesto a estos males, y por contagio de él sufre muchos daños el alma. Mas, supón que le sea muy ventajoso fabricarse un cuerpo para meterse en él: no se ve camino alguno por el que pueda hacerlo. Por tanto las almas no se fabrican el cuerpo y los miembros. Por otra parte, no es posible que se deslicen dentro de los cuerpos ya hechos; pues no podrían unirse con él tan sutilmente, ni ponerse en contacto por la comunidad de sensaciones.
(versos: 713-740)
En fin, ni un árbol puede estar en el cielo, ni nubes en los abismos del mar, ni pueden los peces vivir en los campos, ni haber sangre en un leño, ni zumo en las rocas (...) cuando muere el cuerpo, preciso es admitir que el alma perece, esparcida (como está) por todo el organismo. Porque, realmente, conjugar lo mortal con lo eterno, suponerles sentimientos comunes y acciones recícprocas, es puro delirio; en efecto, ¿puede imaginarse nada más discordante, más contradictorio e inharmónico que un ser mortal acoplado a uno inmortal y perenne, para en estrecha unión arrostrar las furias de las mismas tormentas?
(versos 784-789 y 798-805)
Nada es pues la muerte y en nada nos afecta, ya que entendemos que es mortal la sustancia del alma. Y así como en el pasado ningún dolor sentimos cuando los cartagineses acudieron en son de guerra por todos lados, y pavoroso estrépito de guerra sacudió el mundo, erizado de horror, bajo las altas bóvedas del éter, y suspensos se preguntaban los hombres bajo el dominio de cuál de las dos les tocaría a todos caer, en tierra y en mar; así, cuando ya no existamos, consumado el divorcio del cuerpo y del alma, cuya trabazón forma nuestra individualidad, nada podrá sin duda acaecernos, ya que no existiremos, ni mover nuestros sentidos, nada, aunque la tierra se confunda con el mar y el mar con el cielo. Y aunque algo sientan espíritu y alma una vez arrancados de nuestro cuerpo, nada nos importa; pues nosotros, como individuos, existimos por el enlace y unión de cuerpo y de alma. Ni aunque después de la muerte recogiera el tiempo nuestra materia y la ensamblara de nuevo tal y como está ahora dispuesta y nos fuera dado contemplar otra vez la luz de la vida, nada tampoco nos importaría este suceso, habiéndose roto una vez la continuidad de nuestra conciencia.
Tampoco en nada ahora nos atañe lo que anteriormente fuimos, y ninguna congoja nos produce nuestro ser anterior. Pues si consideras la inmensidad del tiempo pasado y cuán varios son los movimientos de la materia, vendrás fácilmente a creer que estos mismos elementos de los que ahora constamos, estuvieron muchas veces en el pasado dispuestos en el mismo orden que ahora; sin embargo nuestra mente no alcanza a rememorar ese estado; pues hubo en el intervalo una pausa en nuestra vida y todos los movimientos se extraviaron, perdiendo su vinculación con los sentidos. Pues si alguien debe sufrir en el futuro miseria y dolor, necesario es que exista él, en persona, entonces, para que pueda alcanzarle la desdicha. Como la muerte impide esta posibilidad e impide existir al sujeto a quien puedan caber tales infortunios, podemos de ello deducir que nada hay que temer en la muerte, que quien no existe no puede caer en desdicha, y que no importa que uno haya nacido o no en algún tiempo, cuando la muerte inmortal le ha robado la vida mortal.
(versos 830-889)
Por otra parte, en el cadáver sin vida, ¿quedan o no semillas de alma? Porque si quedan algunas encerradas en él, no habrá motivo para juzgar inmortal al alma, ya que se ha retirado con mengua, por las partes perdidas (pues lo que mengua perece); y si escapa sacando sus miembros intactos, sin dejar en el cuerpo parte alguna de sí, ¿de dónde viene que los cadáveres, al pudrirse la carne, rezuman gusanos? ¿De dónde esta multitud de animales sin huesos ni sangre que pulula por los tumefactos miembros? Que si acaso crees posible que las almas se introduzcan desde fuera en los gusanos, y cada una se aloje en un cuerpo, sin reflexionar cómo tantos millares de almas pueden acudir de donde salió una sola, hay sin embargo una pregunta que debes hacerte, un punto que debes examinar: si cada alma sale a la caza de gérmenes de gusanos para construirse ella misma su morada o si se deslizan dentro de los cuerpos ya acabados. Pero no hay manera de explicar por qué se fabrican ellas mismas sus cuerpos o por qué ha de tomarse tal trabajo. Pues, cuando revolotean desnudas de cuerpo, no les atormenta la enfermedad, ni el frío, ni el hambre; antes bien, es el cuerpo el que está expuesto a estos males, y por contagio de él sufre muchos daños el alma. Mas, supón que le sea muy ventajoso fabricarse un cuerpo para meterse en él: no se ve camino alguno por el que pueda hacerlo. Por tanto las almas no se fabrican el cuerpo y los miembros. Por otra parte, no es posible que se deslicen dentro de los cuerpos ya hechos; pues no podrían unirse con él tan sutilmente, ni ponerse en contacto por la comunidad de sensaciones.
(versos: 713-740)
En fin, ni un árbol puede estar en el cielo, ni nubes en los abismos del mar, ni pueden los peces vivir en los campos, ni haber sangre en un leño, ni zumo en las rocas (...) cuando muere el cuerpo, preciso es admitir que el alma perece, esparcida (como está) por todo el organismo. Porque, realmente, conjugar lo mortal con lo eterno, suponerles sentimientos comunes y acciones recícprocas, es puro delirio; en efecto, ¿puede imaginarse nada más discordante, más contradictorio e inharmónico que un ser mortal acoplado a uno inmortal y perenne, para en estrecha unión arrostrar las furias de las mismas tormentas?
(versos 784-789 y 798-805)
Nada es pues la muerte y en nada nos afecta, ya que entendemos que es mortal la sustancia del alma. Y así como en el pasado ningún dolor sentimos cuando los cartagineses acudieron en son de guerra por todos lados, y pavoroso estrépito de guerra sacudió el mundo, erizado de horror, bajo las altas bóvedas del éter, y suspensos se preguntaban los hombres bajo el dominio de cuál de las dos les tocaría a todos caer, en tierra y en mar; así, cuando ya no existamos, consumado el divorcio del cuerpo y del alma, cuya trabazón forma nuestra individualidad, nada podrá sin duda acaecernos, ya que no existiremos, ni mover nuestros sentidos, nada, aunque la tierra se confunda con el mar y el mar con el cielo. Y aunque algo sientan espíritu y alma una vez arrancados de nuestro cuerpo, nada nos importa; pues nosotros, como individuos, existimos por el enlace y unión de cuerpo y de alma. Ni aunque después de la muerte recogiera el tiempo nuestra materia y la ensamblara de nuevo tal y como está ahora dispuesta y nos fuera dado contemplar otra vez la luz de la vida, nada tampoco nos importaría este suceso, habiéndose roto una vez la continuidad de nuestra conciencia.
Tampoco en nada ahora nos atañe lo que anteriormente fuimos, y ninguna congoja nos produce nuestro ser anterior. Pues si consideras la inmensidad del tiempo pasado y cuán varios son los movimientos de la materia, vendrás fácilmente a creer que estos mismos elementos de los que ahora constamos, estuvieron muchas veces en el pasado dispuestos en el mismo orden que ahora; sin embargo nuestra mente no alcanza a rememorar ese estado; pues hubo en el intervalo una pausa en nuestra vida y todos los movimientos se extraviaron, perdiendo su vinculación con los sentidos. Pues si alguien debe sufrir en el futuro miseria y dolor, necesario es que exista él, en persona, entonces, para que pueda alcanzarle la desdicha. Como la muerte impide esta posibilidad e impide existir al sujeto a quien puedan caber tales infortunios, podemos de ello deducir que nada hay que temer en la muerte, que quien no existe no puede caer en desdicha, y que no importa que uno haya nacido o no en algún tiempo, cuando la muerte inmortal le ha robado la vida mortal.
(versos 830-889)
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Miscelánea
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 13/02/2013 a las 09:52 | {1}