Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Me dice Fernando que debería dejar de publicar el diario de Wislawa.
También me dice que si quiero él puede ir escribiendo lo que de mi mente surja y que después decida si quiero o no publicarlo.
Le pregunto por qué y él me responde que es doloroso y demasiado íntimo y como escritor que es me aconseja que primero lo escriba para mí y que después tome la decisión tras haber dejado reposar un tiempo el texto.
Me comenta que si quiero seguir publicando en su blog lo haga. Me pide que lo piense.
He estado todo esta semana, desde que empezó diciembre, pensándolo y he tomado la decisión de hacerle caso. Así es que de momento dejaré de publicar en este blog y en cualquier otro las cuitas mías y de mi madre; iré ordenándolo todo en el silencio de una mesa y una luz y cuando lo tenga terminado veré si lo quemo o lo ilumino.
En todo caso muchas gracias a quienes me hayáis seguido y con la venia de Fernando quizá me asome de vez en cuando a este blog que él con tanta generosidad me ofrece.

Narrativa

Tags : Colección El mes de noviembre Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/12/2014 a las 11:38 | Comentarios {2}


A ti, mi Misery.


Yo te diré deambulo.
Tú me dirás espero.
Yo volaré sobre el auge.
Tú planearás hasta el maizal.
Yo me quedaré quieto.
Tú silbarás, milagrosamente, un contrapunto.
Yo amaré tus manos.
Tú escribirás panfletos.
Yo vinaré el agua.
Tu podarás sarmientos.
Yo me acogeré al círculo.
Tú sembrarás superficies.
Yo transitaré las algas.
Tú leerás el poema.
Yo miraré la luna.
Tú esperarás el alba.
Yo masticaré palabras.
Tú macerarás la escarcha.
Yo encumbraré un verso.
Tú alentarás una batalla.
Yo me inclinaré despacio.
Tú destruirás la insignia.
Yo bracearé mañana.
Tú te incorporarás despacio.
Yo borraré la pizarra.
Tú plancharás dormida.
Yo ahondaré sin descanso.
Tú iluminarás la estancia.
Yo llevaré el candil.
Tú anochecerás desnuda.
Yo me vestiré de blanco.
Tú seguirás la estela.
Yo me sentiré cansado.
Tú esbozarás la penúltima.
Yo recogeré el primero.
Tú sentirás la salvia.
Yo me sentiré sensato.
Tú bajarás saltando.
Yo remaré en el lago.
Tú me dirás te quiero.
Yo te diré ¡y cuánto!
Tú te tumbarás.
Yo me elevaré.
Tú deshojarás la flor bermella.
Yo pondré los leños a arder.
Tú construirás la llama.
Yo construiré la fe.

Poesía

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/12/2014 a las 12:49 | Comentarios {0}


Serie de Titanotéridos. Tratamiento fotográfico de Olmo Z. (2014) a partir de fotografía del American Museum of National History
Serie de Titanotéridos. Tratamiento fotográfico de Olmo Z. (2014) a partir de fotografía del American Museum of National History
Glosa de Olmo
Los días 3, 5 y 8 de enero de 1966 los eludo de momento o para siempre.
 
9 de enero de 1966
Pronto descubrimos que nos vamos haciendo viejos. El muchacho de la cama 11 sala 1ª -Traumatología- piso 1º se da cuenta al verme mover las caderas camino de la cama 2 donde se encuentra un obrero de la construcción que no podrá volver a subirse a un andamio que le queda poco tiempo para que su vigor sexual empiece a decaer. Noto su mirada en mi culo y sin volverme le digo que no se desespere, que dentro de poco su falo será comido por los gusanos. Digo falo para darle cierto carácter científico al comentario. Desgaste de los tejidos especializados (se ha demostrado que si un cultivo de tejido sano de pollo se lleva al suero sanguíneo de un ave muy vieja, las células suspenden en el acto su división y crecimiento). División y crecimiento de las células. Me dice mi jefa que esta semana me toca en prenatal. Mujeres gordas. Hinchadas. Nerviosas. Parturientas que aguardan con terror los dolores del parto. Asustadas. Sentenciadas a que su vagina se dilate hasta el delirio. Cuando me toca en prenatal me endurezco. Ni una lágrima, digo, ni una lágrima a una muchacha -cama 12, sala 2, piso 3º- que teme por su vida y le digo, Porque sabes que entre tu vida y la del niño nos quedaremos con la del niño. ¿Cómo puedes llorar por algo que no vale nada? Vamos, vamos deja que te vea. Luego sonrío y tras el shock del comentario le digo, Vuestra vidas seguirán viviendo. Todo está bien. La histeria. La histeria a morir. Ilya Metchnikov dedujo que muchos de los fenómenos de la senectud se debían a la decadencia del intestino grueso y para combatirla decidió beber y dar de beber en abundancia kumis -leche fermentada muy apreciada por los tártaros- en la que hay una gran cantidad de microbios cuyas sustancias contrarrestan la putrefacción intestinal. No funcionó. El propio Metchnikov murió relativamente joven, a los 71 años.
El huevo fecundado de los mamíferos crece y se desarrolla en el interior del cuerpo de la hembra. En un recinto especial la hembra nutre y atiende al embrión. Factorías. Las glándulas de Cowper de U. segregan fluidos que son descargados al mismo tiempo que los espermatozoos y sirven para alimentarlos y espolearlos en su búsqueda del óvulo porque mientras los espermatozoos se encuentran en el epidídimo se muestran pasivos, como pequeños hombres aletargados, como el muchacho de la cama 11, hasta que llega una hembra y entonces empiezan a nadar, a convulsionarse hasta que se mezclan con las secreciones de las glándulas accesorias. No saben las glándulas de Cowper de U. que su alimento, su vitalidad irá al exterior de mi vientre y allí morirán esos homúnculos, restregados por mi mano, limpiados con un pañuelo o con la sábana.
El gameto hembra es mucho más respetado -fisiológicamente hablando- que el gameto macho.
No quiero ni pensar que un espermatozoo de U. haya invadido mi óvulo. Respeto por mis óvulos. Respeto sagrado por mis óvulos, le dije, se lo dije, al poco de conocernos porque el útero es un órgano en forma de pera de gruesas paredes. Caverna. Cavidad. Desconsuelo. Histeria. Prenatal. Le mato.
A la hora del aguachirri me pregunta Danila si me pasa algo. Le digo que detesto a las mujeres preñadas. Detesto las semanas que me toca en prenatal. Le digo que el café es una mierda. Le digo que tengo unas ganas locas de emborracharme. Le hablo de la kumis. Nos reímos de las ideas delirantes de los hombres en su búsqueda de la longevidad. Me pregunto por qué coño queremos vivir tanto. Me contesta Danila que si estoy a punto de tener la regla. Sonreímos otra vez. Le contesto afirmativamente a que con U. toda va muy bien.  E imagino en un bloque vagina, vejiga, ovario, oviducto, uréter, útero y recto.

Narrativa

Tags : Colección El mes de noviembre Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/11/2014 a las 20:21 | Comentarios {0}


2 de enero de 1966
Máquina corporal. Comunidad celular. En lucha continua contra la infección y el frío. El fuego. Las inundaciones. El tráfico. La guerra. La sudoración. Glóbulos blancos de la sangre que son los basureros. La pus. En el hígado y en los pulmones hay células que filtran. ¡Qué decir del riñón! Un hombre en la cama 6 de la sala 4 del piso 3º dice que tiene fiebre. Y la tiene. Una mujer respira sin capacidad para inspirar (cama 1, sala 1, piso 5º, el piso de los moribundos). Células aliadas. Células enemigas. Nuevos ejércitos todos los días. Nuevos soldados. Ajusticiamientos. Un puño. Dos puños. Un millón de puños. Los cadáveres sirven de protección al Estado. La Gan Muralla China. La piel. Muralla y Vicio. ¿U.? El calor húmedo es más opresivo que el calor seco. Cedemos calor. Continuamente cedemos calor. ¿Por qué no tenemos pelos o plumas? Fibras vegetales tejidas. Un simple enfriamiento (enfermo de la cama 18, sala 3, piso 3º) provoca una actividad frenética de los microbios que rodean su cuerpo. La maravilla del cuerpo. Hasta en su putrefacción. La lucha de cada cuerpo por seguir vivo, por seguir generando calor. Todo lo que hacemos lo hacemos por mantener calor. Nuestro calor. La contracción de los músculo que intervienen en la respiración. Nervios. Nerviosamente la paciente de cama 1, sala 1, piso 5º, el piso de los moribundos, babea y tiembla su mano que se agarra a la almohada como si la almohada pudiera calmarla. Y no sabe y sí sabe que va a morir, seguramente antes de mañana y cuando le quito la cuña sé que es una de las últimas veces que se la quito y no siento por ella, no siento nada por su anhelo de mantener su calor, de seguir su lucha por no ser infectada más, ella que está infectada hasta los tuétanos y que ya no puede, no puede ajustar la cantidad exacta de oxígeno para que puedan seguir trabajando las células de su cuerpo. Ni la serie descargas nerviosas es ya rítmica. Ritmo. Cadencia. Ajuste. Vida. El centro respiratorio es tan sensible... ¿U.? En el quirófano 3 se ha producido un shock quirúrgico (dilatación capilar no apoyada por el corazón más desgarramiento extenso de la carne). la carne que palpita. Palpitaba. Ese cuerpo. Ya muerto en la morgue (sótano 1. Nicho 66). Mecanismo compensador anulado. Parece que la carne desgarrada segrega una substancia llamada histamina... palpitaciones... he fumado un cigarrillo mientras me tomaba un café aguado con un poco de leche en el office (planta baja. Zona de enfermería. Cocinas) y esperaba, esperaba, esperaba atento mi sistema interventor -una célula nerviosa situada en el cerebro o en la médula espinal. Las células nerviosas se diferencian de las demás en un aspecto importante: sus superficies proyectan fibras largas y delgadas de substancia viva-. No ha venido. He vuelto a mi tarea. El hombre de la cama 6 de la sala 4 del piso 3º se encuentra mejor.
Glosa
¡Qué desorden de células! ¡Qué desmadre de mujer! ¡Me encanta esta pava en este día! Siento ganas de volverme investigador. Descubrir si U. sigue vivo. Llamarlo. Verle el careto. Que me enseñe fotografías de entonces Me digo: escribir a Danila y preguntarle si conoce el nombre completo de U., si lo recuerda.

Narrativa

Tags : Colección El mes de noviembre Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/11/2014 a las 19:40 | Comentarios {0}


23 h. 27 m.
Ha sido el día cerrar los ojos. La lluvia, como todo, tiene en ocasiones una cualidad mórbida. La lluvia de hoy era fría y desapacible. No he tratado bien a mi perro. El mundo tampoco me ha tratado bien hoy. Tampoco tiene por qué tratarme bien siempre. No se lo pido. Sólo que me cago en su puta madre. Como mi perro debe haber hecho lo propio con la mía. No. O sí. También yo lo he hecho. El día digo. Incluso desde la lejana Canadá he sentido lo sórdido del día. Sí. No. Hoy no es un día en que necesite la lógica formal. Estoy helado y con una ira que paga el perro porque está cerca no porque sea perro. Hoy no es el día para reconvenirme. Hoy no es el día para atacarme. No es la lluvia que quizá si los acontecimientos hubieran sido otros la hubiera descrito de otra manera. Y sí es la lluvia que en la primera hora de la mañana nos ha calado hasta los huesos (a Volga y a mí), nos ha puesto de mal humor y luego han ocurrido los sucesos del día y uno tras otro han ido siendo miserables, cutres, insoportables en su mezquindad, hasta el punto de que la casa huele mal y está llena de pelos y las sábanas están sucias y suenan las paredes como si crujieran huesos entre la pintura y los ladrillos. Es la no luz. Hoy he tenido que mantener bajadas las persianas para que dejara de entrar el puto frío y la puta humedad y esa oscuridad, esa lenta caída de la gota que pende como una tortura china en mis oídos. O un operario que no respeta el trabajo ajeno. O un hombre que sacude su rabia. O el vecino que me cuenta bajo la lluvia que su mujer está invadida de cáncer. Invadida de muerte y él que siempre iba hecho un pincel está descuidado parece más viejo y a punto de llorar. Es el día de la puta lluvia, de la puta sordidez, de no me toques los cojones hoy, hoy no por favor, por favor te lo pido. El perro lo ha entendido y yo le he entendido y hemos salido a caminar cuando ya había caído la noche. Las calles brillaban de agua. Había charcos por todas partes. Al principio había decidido dar un paseo corto, no soportar más el agua y nada más salir hemos vuelto a discutir. De repente la llovizna desagradable y mínima ha ido debilitándose más y más y Volga se ha puesto a mi altura, respetando mi paso, respetando mi dolor y yo me he puesto a su paso respetando su fobia al agua y sus ganas de caminar y así, poco a poco, nos hemos ido acompasando de nuevo el uno al otro y por fin hemos hecho el paseo largo y al llegar a casa habían arreglado la luz de los pisos (hemos estado dos días sin luz en los pasillos y esta mañana con la lluvia mierdera y la oscuridad me sentía personaje de una película cutre, en un barrio del extrarradio de la ciudad de Lyon) y ese sentirse iluminado aunque no haya logrado quitarme de encima ni un gramo de sordidez sí ha conseguido cuando menos que no me tire un buen rato intentando encajar la llave en la cerradura. No he querido ni mirar el diario de Wislawa, ni he encendido la televisión, ni me he puesto un vaso de vino, tan sólo leía palabras en un diccionario correspondientes a la letra N [negroide, negrón, negror, negro spiritual, negrucio, negrura, negrusco, negruzco, neguilla, neguillón, negundo, negus, neis, nema, nematelminto, nematocida, nematocístico, nematocisto, nematodo, nemeo, némesis, nemine discrepante, nemónico] y miraba y remiraba mi pasado como si en él se hallara alguna pista para entender esta sucesión de cabronadas que me están acercando paso a paso al abismo, de nuevo al abismo, al abismo y la vergüenza, al abismo y la dependencia, al abismo y la rabia, al abismo y la indecencia, acercándome paso a paso mientras por ahí escucho las fórmulas para ser feliz. Esos pensamientos a los que descubro de repente. Están otra vez en mi cabeza. Vuelven a asentarse en mi estómago. Me dan ganas de vomitar. No tarda en encenderse la alarma. Me pongo en marcha. Decido que mañana dejaré la casa como los chorros del oro. Y me levantaré temprano y acariciaré a mi perro tanto como hoy le he regañado. No le he pegado. Hasta ahí he llegado a controlar mi espanto. He llegado hasta ahí. Ahora bajaremos de nuevo y quizá me imagine en el corto paseo de la noche que un macarra se me pone chulo y yo le abro la cabeza y me como sus sesos mientras le grito a la luna que por fin soy caníbal. Recibo un mensaje desde Canadá que atempera lo sórdido del día y respondo como puedo como si tuviera aún un gramo de fuerza, un gramo de alegría y debo de tenerlo porque consigo enviar algo parecido a una sonrisa. Luego me cubro con la manta y pongo la televisión a mi espalda, una película para niños en su idioma original y mientras escribo escucho esas voces que algo me dicen y nada me perturban y escucho una música y unos efectos de sonido y Volga se ha quedado dormido y yo escribo con cierta rapidez y con bastante puntería.
Hoy el día es en todo semejante a esto:
El día 28 de noviembre de 2014. Tratamiento fotográfico de Olmo Z. a partir de una foto fotografiada de una página web.
El día 28 de noviembre de 2014. Tratamiento fotográfico de Olmo Z. a partir de una foto fotografiada de una página web.

Narrativa

Tags : Colección El mes de noviembre Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/11/2014 a las 23:25 | Comentarios {0}


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