El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember
102
Me acuerdo de la melodía de un regato en la cordillera cantábrica.
103
Me acuerdo de la Roca Blanca que era una inmensa piedra pómez convertida en acantilado.
104
Me acuerdo de la poza y los caballos salvajes... y Gemma
105
Me acuerdo de Tapia de Casariego, una noche de intenso olor a mar.
106
Me acuerdo de la belleza stendhaliana de la ría de Castropol. Era una mañana.
107
Me acuerdo de una niebla muy densa de verano. Lío un porro. Me siento extáticamente libre. Atravesamos Iñaki y yo serranías del Norte de España en un todoterreno de la señorita Pepis.
108
Me acuerdo de comprar vino blanco en las bodegas de Rueda, Valladolid.
109
Me acuerdo de la cetárea de Navia y de la calle de los vinos y de lo grande y bueno que era Iñaki.
110
Me acuerdo de Nicolás Ansbach y del programa que hacíamos juntos en Onda Madrid de música africana. África se llamaba.
111
Me acuerdo de los ojos tristes de Chiqui.
112
Me acuerdo de Lila echándome de su cama sin querer del todo echarme de su cama. Calle Galileo.
113
Me acuerdo de mi casa en Fernando el Católico. Pequeña. Estrecha. Vieja. Un día se vino abajo el suelo del cuarto de baño y yo me quedé suspendido del vaso de la ducha. Los cascotes cayeron sobre la vieja del piso de abajo. No le pasó nada. A mí tampoco. Siempre que lo recuerdo imagino a la vieja levantando la mirada y su visión de mis huevos en contrapicado.
114
Me acuerdo del accidente que tuvimos en un viejo R-4. Íbamos de Barcelona a Donostia atravesando los Pirineos. Nos quedamos sin frenos en una bajada. Al final de la misma había una vía de tren. Los primero que hice tras el choque contra la señal de tráfico fue tirar una guitarra por la ventanilla.
115
Me acuerdo de la mirada inolvidable de María. Así la calificó Luis, el padre de César. ¡Qué bonita frase! Tienes una mirada inolvidable.
116
Me acuerdo de Sina y de mí. Estamos sentados en un banco del parque de El Retiro. Nos besamos. Un policía municipal nos llama la atención.
117
Me acuerdo de Doña Adela Gil, profesora de historia de unos setenta años, en el instituto Santa Marca de Madrid. Nos ve a Sina y a mí besarnos en los pasillos. Nos regaña. Al día siguiente nos llama su despacho. Se disculpa. Nos dice, emocionada, ¡Bésense, por dios bendito, bésense y no hagan caso de esta vieja!
118
Me acuerdo de una acampada en pleno invierno. ¡Qué frío en los pies! ¡Qué frío!
119
Me acuerdo de Violeta. Tiene tres años. Estamos llegando a la casa que teníamos en la calle Hermosilla 161, en el octavo piso. Hemos subido andando. Cuando llegamos arriba, antes de que abra, justo en el momento en que se apaga la luz del descansillo, Violeta me dice, Ya sé por qué se mueve el mar -hace una pausa bien dramática y concluye:- porque hay alguien dentro.
120
Me acuerdo de rascarme los brazos hasta sangrarme.
121
Me acuerdo de Encarna, profesora de Filosofía (también Paz era profesora de Filosofía y tenía un novio taxista). Encarna tenía una perrita con las patas traseras amputadas a la que le habían construido un artilugio que permitía que pudiera caminar sobre ruedas.
122
Me acuerdo de estar en la cama con Encarna. Ella debe de tener treinta y tantos, yo no he cumplido los dieciocho. Me acaricia el pelo. Aún estamos vestidos. Sé que vamos a follar pero me vence la vergüenza de tener psoriasis por todo el cuerpo y casi sin excusas me marcho.
123
Me acuerdo de la melena de Patricia, rayos negros de luz.
El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember
80
Me acuerdo de las hebillas plateadas en los zapatos de Oscar Peterson mientras pedaleaba en su piano de cola.
81
Me acuerdo del Barrio Viejo de Donostia. Festival de Jazz. Vendemos bocadillos y con lo que sacamos compramos las entradas.
82
Me acuerdo que vamos en un Dos Caballos descapotado y al pasar junto al Hotel María Cristina vemos salir a Art Blakey. Gritamos, ¡Hey, Art! Art se quita el sombrero, sonríe y nos saluda.
83
Me acuerdo que en el San Juan Evangelista. Jaume Sisa, Quansevol nit pot sortir el sol. Y el sol nació del escenario.
84
Me acuerdo que el cielo, convertido en aspas de helicóptero, negras y marrones, gira sobre mi cabeza de forma oblicua, de tal forma que los extremos del cielo a punto están de rozar el suelo jardín en donde estoy tumbado, apretado contra él, para que las aspas del cielo no me rebanen el cuerpo.
85
Me acuerdo que Valentín y yo, atraídos por el movimiento de la casa, nos acercamos a ella y entramos. Dentro vemos cómo respiran las paredes. Le digo a Valentín, Me siento Jonás en el vientre de la ballena.
86
Me acuerdo que al pasar un recodo del camino, Chus y yo nos encontramos con unas vacas. Todas están de pie y rodean a una que está tumbada y que acaba de parir. El cordón umbilical aún le une al ternero. Todo es sangre y nacimiento. Despacio, sin molestar, pasamos entre ellas y nos alejamos, sobrecogidos, como si acabáramos de asistir a un rito sagrado de los bóvidos.
87
Me acuerdo que en una noche de Octubre, en la casa junto al acantilado, en Cala Blanca, Chus me enseña los secretos del cuerpo de una mujer.
88
Me acuerdo de Lola. Camina desnuda rodeada de gatos. Se irá a la India cuando acabe el verano. Cuando menstrua su sangre corre por sus muslos. No le presta atención.
89
Me acuerdo que Álvaro y yo encontramos hospitalidad en la Cárcel Modelo de Barcelona. La familia de un funcionario de la prisión nos acoge. El padre de Álvaro fue director de la cárcel.
90
Me acuerdo que vamos campo a través. Por la noche. En una Ossa Enduro. Espi conduce. Espi es el loco de Águilas. Me lleva desde Águilas hasta Cullera. Vamos campo a través porque le quitaron el carnet de conducir. Un día, en Águilas, nos dedicamos a perseguir viejas con la moto. Luego nos emborrachamos bebiendo zumo de melocotón con whisky.
91
Me acuerdo que duermo en las ruinas de una discoteca. Un grupo de muchachos del pueblo me despierta a pedradas.
92
Me acuerdo de ir en la parte trasera de una camioneta descapotada; de amanecida, en enero. Veo en la región de Murcia una gran extensión de cultivo de marihuana.
93
Me acuerdo de Cap de Creus. Alta madrugada. La felicidad junto al amigo. Ebrios. Nada importa. El mar, a nuestros pies, se mece.
94
Me acuerdo que Alfredo en la noche dominicana me cuenta -traguito de ron va, traguito de ron viene- su dolor. A veces el dolor es la llave de la transparencia. Desde aquella noche, Alfredo fue para mí transparente.
95
Me acuerdo de una tormenta tropical. El mundo se inunda como ya nos contaba Gabriel García Márquez. Esa noche Lidia me llama para que la acompañe. Estamos en su habitación. El mundo es agua.
96
Me acuerdo que nado un par de kilómetros costeando la isla de Samaná. Llego hasta el muelle del puerto. Un lugareño me dice, Sí que es usted valiente, estas aguas están llenitas de tiburones.
97
Me acuerdo del lomo de las ballenas surgiendo a pocos metros de nuestra barca. Recuerdo su aleta caudal golpeando la mar. Recuerdo la impresión del mundo en ese animal inmenso.
98
Me acuerdo de la belleza y el temblor al coger una mano y no ser rechazado.
99
Me acuerdo: ¡Cuánta hambre! Recogemos lo que creemos que son espinacas silvestres y las cocemos. Ni siquiera tenemos sal. Tan sólo nos queda un poco de harina con la que hacemos chapatis. Como postre nos fumamos briznas del baleo de la escoba. Es el final del otoño en Menorca.
100
Me acuerdo de Luis, Lourdes, Vicent y yo. Jugamos a un juego de naipes llamado el Cao. Tomamos coñac. Fumamos tabaco de verdad y porros. Lourdes y Vicent son nuestros vecinos. Llegarán a ser mucho más. En aquel otoño menorquín.
101
Me acuerdo que en el local del grupo de teatro Zascandil, por la estación de metro de Torre Arias, calle Alcalá arriba, muy arriba, empiezo a ensayar la Otra Cara que será mi primera obra de teatro estrenada.
El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember
63
Me acuerdo del LP Foreigner Suite de Cat Stevens
64
Me acuerdo de Sole, Sole, Sole, Sole/ ¡Cuánto me gusta tu nombre Soledad!/ Sole, Sole, Sole, Sole/ también me gustan todos los demás.
65
Me acuerdo de la mesa verde de metal.
66
Me acuerdo de un jersey azul de pico.
67
Me acuerdo de acompañar a Julia al metro un día de verano en el que estaba muy disgustada.
68
Me acuerdo que la enfermera se llama Julia. Acabo de salir de la tercera operación a mis piernas. Tengo doce años. Tengo que hacer pis. Le pido a la enfermera que deje el agua correr, el agua del grifo y que me traiga una palangana con agua. Me dice que si no hago pis con esa estratagema me tendrá que sondar. Escucho el agua correr en la oscuridad de la habitación, no del todo oscura porque siempre está encendida una luz muy tenue a la altura del zócalo; mojo la mano en el agua. Hago pis en la botella. La enfermera, muy joven, casi recién salida de la Escuela, sonríe y me acaricia el pelo. Antes de irse me dice, Intenta dormir. Si te duele mucho, nos llamas.
69
Me acuerdo en las largas convalecencias de las lecturas de Sandokán, el Tigre de Montpracén; Los cinco y sus misterios. Me acuerdo que yo quería saber cómo sabía la cerveza de gengibre. Flash Gordon.
70
Me acuerdo de estar en Burgos. Carretera nacional. Llevo horas sin que ningún coche me pare. Aparece otro autoestopista. No recuerdo su nombre. Es donostiarra. Nos hacemos colegas. Nos fumamos unos porros. Nos coge un camión que nos deja en Andoaín. Ya es la noche. Mi colega está convencido que alguien aparecerá que nos deje en Donostia. Ocurre. Un amigo suyo, en un Dyane 6 azul. Nos lleva hasta la casa de mi colega. Me invita a dormir en su casa. Su ama nos hace una cena pistonuda. A la mañana siguiente me hace unos bocadillos para el viaje que aún me espera. Me despido de mi colega en la frontera. El se va en unos días a un kibutz.
71
Me acuerdo e la casa del Duque. Abandonada. En una habitación del piso superior alguien hizo un columpio y cuando la luna de verano está llena, al columpiarte la ves a través de la ventana. En Menorca.
72
Me acuerdo del caminito hasta la playa. Descalzo. Lagartijas y una huerta de naranjos. El Faro. El hotel Sicania.
73
Me acuerdo que Hortensia, varios años mayor que yo -ella debe de tener veintiuno, yo dieciséis-, estudiante de Filología Románica, me asegura que si realmente me encanta leer, llegará un día en que abandone a Herman Hesse.
74
Me acuerdo: Demian. Sidharta. El Lobo estepario. Alma de niño. El juego de los abalorios.
75
Me acuerdo de Javier del Río a los quince años. Me acuerdo de Macarena su primera novia. Me acuerdo de Manolo Béjar y los guateques en su casa y mi baile agarrado con Sandra que sudaba como si fuera verano.
76
Me acuerdo de ir en el tren. Interail. De vuelta de Italia. Conozco a Fernanda Pereira. Veinte años teníamos.
77
Me acuerdo de Margarita Perla que murió calcinada en el incendio de la discoteca Alcalá 20. Su novio era el DJ. Nos atraíamos. Yo le dediqué un poema y utilicé su nombre para un cuento. Ella, una noche, me dio unas anfetas para salir a escena. Era enfermera. Enfermera de noche. La noche del incendio Andrés, su hermana Ana, yo y otros cuantos decidimos no entrar a la discoteca cuando ya estábamos en la puerta. Destinos.
78
Me acuerdo de El Sol de Jardines. María Luisa. El piso de la calle Paseo Imperial. La fiesta más grande del mundo. Follo con María Luisa sobre los abrigos de los invitados. Entra José María y nos mira.
79
Me acuerdo de un día frío de sol en el jardín del chalet de los Otero en Los Molinos.
El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember
42
Me acuerdo de la emoción una tarde de sábado leyendo una novela. Sentí la intensidad de la ficción en mi piel, en mis sentidos, en mis pensamientos. Por primera vez
43
Me acuerdo de una alberca en la finca que tenían los curas en Pozuelo. Años sesenta. La hermana de Infante se baña en bragas y camiseta caladas. Somos muy niños. Ella es muy niña. Ocho o nueve años. Yo me pavoneo nadando. Siempre nadé bien. En una de la veces que saco la cabeza para tomar aire, mi hermano pequeño se tira en bomba y me abre una brecha en la ceja con su rodilla. Sangro. Me llevan al puesto de socorro. Me dan puntos.
44
Me acuerdo que Los Reyes Magos me traen unos guantes de boxeo.
45
Me acuerdo de Los sietes bosques. El temor a que en un recodo del camino, los mayores te cogieran y te torturaran atándote a un árbol y echándote miles de hormigas por encima. El olor de los bocadillos de tortilla.
46
Me acuerdo a la vuelta de una excursión a Toledo con mis padres, mis hermanos, el tío Carlos y la tía Isabel. Atardecer en el autobús que nos lleva de vuelta a Madrid. En una nube veo a Jesucristo. Se lo digo a mi tío Carlos que va sentado a mi lado. Mi tío me dice, Duerme que aún queda.
47
Me acuerdo de Julia: plancha en la cocina mientras escucha el consultorio de Elena Francis por la radio. Lo emitía Radio Intercontinental. Mientras escucha las historias dramáticas de muchachas humildes engañadas y deshonradas por hombres lujuriosos, Julia masculla maldiciones.
48
Me acuerdo de las Patatas a la importancia. Pisto manchego. Huevos fritos con patatas fritas. Rellenos. Una fuente inmensa de patatas fritas. Por la noche. La cena. Mis padres aún no han llegado. Julia, La Manchega, nieta de Los Cabrera, los de Argamasilla de Calatrava, provincia de Ciudad Real.
49
Me acuerdo que las notas son todas las semanas. Soy un pésimo estudiante. Un castigo tras otro. Semanas sin poder ver la televisión y por lo tanto condenado a estar solo en mi cuarto.
50
Me acuerdo de tener anginas. Fiebre muy alta. 40 grados.
51
Me acuerdo que mis padres salen a menudo. Con nosotros se queda Granada, la criada. Con ella vemos una serie de historias de terror llamada Historias para no dormir. Era una serie de dos rombos, o sea para mayores de 18 años. Ninguno de los cuatro hermanos llegábamos a los diez.
52
Me acuerdo: No debo haber cumplido los dos años. Me entretengo con el sonido del celofán de un caramelo.
53
Me acuerdo que mi padre trae de la oficina una Pantera Rosa hecha con una impresora matricial. ¡Los avances del progreso!
54
Me acuerdo que me rompo la barbilla contra el bordillo de la acera en la calle Serrano.
55
Me acuerdo de estar sentado en un banco de la misma calle, siendo muy niño; paso la tarde mirando los zapatos de la gente que pasa. Sólo miro los zapatos.
56
Me acuerdo del reloj Tímex regalo de la primera comunión.
57
Me acuerdo de estar sentado en las escaleras que conducen al campanario. Espero a que el cura lea el Evangelio. Luego me voy a unos billares a jugar a las máquinas de pinball. Un duro cinco partidas. A veces cuando vuelvo, mi madre me pregunta el Evangelio. Yo se lo digo. Con eso vale.
58
Me acuerdo que tengo miedo.
59
Me acuerdo de La Quinta Sinfonía de Beethoven a las tres de la madrugada en el tocadiscos Dual Stéreo.
60
Me acuerdo de la lubina a la naranja por nochebuena.
61
Me acuerdo que mi padre moribundo eleva el brazo como queriéndose proteger de la Montaña de la Muerte que está a punto de sepultarle.
62
Me acuerdo que la primera vez que vi la película Dos Mujeres fue a los nueve años. Jamás he podido quitarme de encima la mezcla de dolor y excitación que me produjo.
El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember
21
Me cuerdo de la escalada hasta el castillo. Más difícil y quizá más gratificante al tener poliomielitis en las dos piernas. Suerte que la enfermedad no atrofiara las caderas.
22
Me acuerdo que mi hermano el pequeño toca un avispero. También en una montaña. También escalando. Le picaron dos avispas. Barro para curar los aguijonazos de las avispas.
23
Me acuerdo de la cueva lacustre en cala Fustán. Un túnel subacuático, estrecho y no muy largo para acceder a ella. En el centro de la laguna salada un ara de piedra. Por los intersticios de las rocas de la montaña que sobre la cueva se yergue entran haces de luz.
24
Me acuerdo de una araña en el acantilado. Yo la designo Viuda negra. La visito cada tarde mientras teje su tela para desgracia de otros insectos.
25
Me acuerdo que la profesora doña Adela Gil del Instituto Santamarca de Madrid me califica con un 12.645 sobre 10 un trabajo acerca de Las Cortes de Cádiz.
26
Me acuerdo de la primera vez, Ana. Tú en mis rodillas. Nos besamos las bocas. Hacia la una de la tarde. Teníamos los catorce años. En casa de Francisco Javier.
27
Me acuerdo en la carretera. Haciendo dedo. Solo por las carreteras de Europa. Camino de París. Por primera vez París.
28
Me acuerdo que Julia me sube el embozo de las sábanas y me besa la frente. A ella le queda aún coger el metro en la estación de Serrano hasta la de Bilbao y allí hacer trasbordo a la línea 1 para bajarse en Puente de Vallecas y caminar hasta su casa sita en la calle Emilio Ortuño 11 piso primero, letra C.
29
Me acuerdo que en la cola para entrar en el Museo del Prado con mi tío Carlos, nos enteramos que Paco Fernández Ochoa ha ganado una medalla olímpica en los juegos de invierno de Saporo.
30
Me acuerdo de un paseo por el museo del Prado de la mano de mi tío Carlos. Me enseña. Sabe. Disfruto. Luego el parque de El Retiro. Un kiosko. Él una cerveza, yo un refresco de naranja y unas patatas fritas. Él leerá el ABC. Yo miraré a las gentes pasear. Ocho años. Quizá me duela el aparato que llevo en la pierna derecha. Él siempre me dice cuando camino, Levanta el pie. Gracias a él nunca lo arrastré.
31
Me acuerdo que en la calle de Lista, una tarde, de repente, mientras Julia unta tomate en el pan, aprendo a montar en bicicleta.
32
Me acuerdo de la Plaza del Marqués de Salamanca con arena. En un edificio creo ver, a través de un visillo, el cogote de un fantasma.
33
Me acuerdo de la boya en el mar que marca la linde con la alta mar. Hasta ella voy nadando. No he llegado a los diez años. Mi padre me enseñó a nadar. ¡Qué elegante era el nado a crawl de mi padre! Mi padre se llamaba Antonio.
34
Me acuerdo de Esteban, paciente en el antiguo hospital Puerta de Hierro. Yo tengo trece años, él cuarenta y siete. Nos hacemos amigos. Nos cuidamos. Muchos días en el hospital. Más de veinte. Él era de Vitoria. Cuando viene a Madrid, me visita y le pide permiso a mi madre para llevarme al Campo del Gas para asistir a las veladas de boxeo. Veo luchar a los grandes campeones de aquellos años. Años setenta. En uno de sus viajes me regala una medalla de oro de la Virgen Blanca con nuestros nombres inscritos: Esteban y Fernando.
35
Me acuerdo de estar perdido en Francia. En el segundo día de mi viaje a dedo hasta Paris. Me va a caer la noche en mitad del campo. Ocurre el milagro: un hombre cuyo oficio es pirotécnico, me recoge cuando el ocaso moría. Me deja en Bordeaux.
36
Me acuerdo de tener siempre las botas rotas por los aparatos.
37
Me acuerdo del camping del lago de Proserpina, en Mérida. Tengo diecisiete años. Días antes he hecho el amor por primera vez, justo el día de la final del campeonato mundial de fútbol que jugaron Holanda y Argentina. Ella no sabe si se ha quedado preñada. Es maravilloso que S. (cuyo nombre por deferencia hacia ella no escribo completo) nace el mismo día en el que mi hija nacerá veinte años más tarde.
38
Me acuerdo del lema Caravanes La Bohème, les vacances sans problémes! (que repetía un locutor por los megáfonos en el final del Tour de Francia de 1979 que se disputaron hasta el final Zoetemelk e Hinault). Mi amigo Luis corría para ver pasar al pelotón. Yo, sentado, le veía correr y me sentía lleno de emoción.
39
Me acuerdo de mi madre, en el final de una Vuelta Ciclista a España, en el Parque Sindical; al ver pasar a Luis Ocaña le grita, ¡Afrancesado! -porque Ocaña corría con el equipo francés Bic-. Ocaña se giró y miró por un instante a mi madre.
40
Me acuerdo de los versos: Como un zapato viejo/ por un circo de estrellas rodeado.
41
¡Me acuerdo de lo hermosas que son las sandías en la huerta, junto al Júcar! Robos de verano.
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