No sé esta tarde cuando el terror estacional del calor se anuncia como si fuera el no va más. El calor del verano en España. El puto y pegajoso calor. No sé en esta tarde por dónde empezar. Y no saberlo me parece un buen comienzo. Empezar a recorrer un día más las posibles combinaciones comprensibles de las letras y los signos de puntuación. No saber si podré trascender las propias palabras -que es tarea a la que aspira todo escritor- y al describir el momento en el que llego hasta un fresno del camino al que saludo con la mirada baja (porque el Anima Mundi sólo puede verse de reojo, nunca directamente) para que él responda a mi saludo con un leve fruncirse de sus hojas, digo que, tras describir ese momento, quizá logre trascender lo que describe y genere en quien lo lee una sensación próxima al déjà vu. El fresno me saluda muchas veces. Jamás lo hace si lo miro de frente.
Eso es. Sentir el silencio como dueño mío. Necesitarlo para vivir, para no volverme loco, en estas tardes de agosto que me están devolviendo una pelota a la que tendré que convertir en cubo. Escribir así. Insinuaciones.
¿Por qué la mujer que el otro día me ayudó dándome un caramelo con jengibre apenas me saludó ayer cuando nos cruzamos? Sólo es la pregunta. Dejo esa pregunta. Voy a intentar no admirarme de ella. No busco una respuesta. He vuelto a Krishnamurti. Me gusta el no-maestro Krishnamurti. Me gustan sus pausas. Me gustan sus no-enseñanzas. Debo emocionarme. Sin juicio. Con valor pero sin juicio. Mirar de frente: está la pantalla que se va vistiendo con las letras que voy pulsando en un teclado inalámbrico que mediante impulsos eléctricos -gracias a la potencia de una pila alcalina- envía la información binaria necesaria para que el hardware sepa interpretarla y surjan entonces unas As o unas Es o unas Emes. ¿Cómo se escribe M en lenguaje binario? Respuesta: 01001101.
Despertar. Oler la mañana. Sentir el pulso al apretar con fuerza la muñeca. Pensar: 'Hay en el aire' Volverlo a pensar: 'Hay en el aire'. Luego ha de venir el paseo. El fuego en los pulmones. La ascensión. En estos días de agosto en los que hasta estas latitudes llega el polvo del Sahara. Quizás ahora mismo estoy inhalando los restos de un antílope.
El calor distorsionó las frecuencias de las emisoras. Vuelvo a respirar con hondura. Sé que para muchos... esa es la enseñanza: ¡Atención sí!
...también, quizá, inhalo polvo de un naufragio ocurrido frente a las costas de la isla de Santa Elena justo al comienzo del siglo XXI. El Mar Tenebroso cuajaíto de islas. Tengo un islario.
Así avanza la tarde. Nadie gime. Los abrazos siguen quedando muy lejos. De repente el hombre que estaba impartiendo una conferencia exclama, ¡Creo que ya es suficiente por hoy! Se levanta y, con cierta prisa, se marcha por el lado opuesto al público. Tan cierto es esto como que una de las principales causas del inicio de la Primera Guerra Mundial fue que aquel verano de 1914 hacía calor en centroeuropa.
Recuerdo la frase de C., 'Metemos los móviles en el microondas'. Los móviles son el gran panóptico digital. De ahí derivo a: volver a Foucault. Vigilar y castigar. En los tiempos occidentales de la palabra Libertad. Exclamaría, '¡En bocas burguesas no entran moscas!' Me iría corriendo agarrándome el pito como hacen los niños muy pequeños cuando descubren que agarrarse el pito es recordar la tierra. Vigilar. Castigar. Aceptar. Rechazar. Atención. Esperanza no. Fe no.
Convalecencias. Derivas. Sé que a no mucho tardar, unas montañas me esperan.
Estos desfallecimientos. Suspirar de improviso. Es la mañana. Camino por una calle que a nada me recuerda. El sol es el de agosto, cruel como los ocres que cubren los campos de Castilla. En esa calle. Bajo ese sol. El desfallecimiento. Respiro. Dejo que la emoción afloje. Respirar. Escuchar la voz de María Creuza en la Fusa con Vinicious de Moraes y el joven Toquiño. Eu sé que voy t'amar. Estos desfallecimientos ante los dolores que se suceden un día y otro día en este medio hostil en el que vivo desde hace demasiados años. Demasiados, demasiados. También ocurre en el campo. Salgo al caer la noche con Nilo. En esas soledades. Con la verdad en la respiración y la emoción de nuevo, el deseo terrible de ser abrazado. Desfallecimientos en estos tiempos de desolación y resurgimiento de las ideas totalitarias. Eso veo en el cauce de los ríos secos. Eso siento cuando los gritos de unos borrachos me despiertan en mitad de la madrugada. Soledades en los desfallecimientos. Como si me faltara el Otro. Como si sin el Otro lo Uno no fuera nada. No ser nada. Caer en el olvido como hacían los totalitarios con sus enemigos: condenarlos a las costas del olvido. Desfallecimiento por el olvido mientras miro el rojo encendido del sol cuando muere un día más y siento en mí, punzadita de burgués romántico, añoranzas, un tiempo que recuerdo como otro, cuando parecía que allí estaba lo que se había de alcanzar, cuando parecía... Sí, en agosto. Escondido. Habitando en un medio hostil. Nacer. Sufrir. Morir.
Desfallecer en agosto. Recuerdos de la Alpujarra. ¡Ay, la espalda! Desfallecer cuando pasé de largo el cenit de mi existencia y he de iniciar, con dignidad, la retirada hasta arribar al bello puerto de la Nada. ¿Estará allí el Otro? Mon semblable, mon frère y oui, aussi, ma soeur, ma petite soeur, toi aussi, juste a la fin. Desfallecer en agosto ahora que navego multidimensionalmente entre Argentina, Brasil, Francia de la Belle Époque y España pandémica. La epidemia del mal ha vuelto. ¿El mal que nos está contagiando a todos es el que me hace desfallecer? El Mal de la Dominación que ha vuelto, que vuelve siempre, como muy bien saben los que alguna vez han sabido de nuestro pasado sin banderías. El Mal ha vuelto. Estuvo aplacado algunos decenios en Occidente. Dormitaba y se hacía fuerte. El Mal ha vuelto. Desfallezco. Reconozco que tengo ganas de morir pero no aquí, no, no aquí. Reconozco que tengo ganas de morir pero no ahora, no si dejo a Nilo solo. Desfallecer en esta tarde de agosto mientras tecleo y busco en mi interior un mensaje de socorro que no alarme demasiado. María Creuza. Vinicious de Moraes. Toquiño.
Desfallecer... agosto.. una calle que no es nada... vuelto el Mal a las miradas... (me quedo quieto. Miro el fondo de la pared. Hay un agujero que se roe por dentro. Me quedo quieto. Quizá mis dedos. Mis dedos largos. Mis dedos que nunca palparon la cubierta de una nave espacial. Mis dedos quizá se muevan. Dibujen arcos en el aire, jueguen a acercarse a los dedos de dios -El que no puede ser omnipotente. El estéril-.).
Desfallecer en agosto. Recuerdos de la Alpujarra. ¡Ay, la espalda! Desfallecer cuando pasé de largo el cenit de mi existencia y he de iniciar, con dignidad, la retirada hasta arribar al bello puerto de la Nada. ¿Estará allí el Otro? Mon semblable, mon frère y oui, aussi, ma soeur, ma petite soeur, toi aussi, juste a la fin. Desfallecer en agosto ahora que navego multidimensionalmente entre Argentina, Brasil, Francia de la Belle Époque y España pandémica. La epidemia del mal ha vuelto. ¿El mal que nos está contagiando a todos es el que me hace desfallecer? El Mal de la Dominación que ha vuelto, que vuelve siempre, como muy bien saben los que alguna vez han sabido de nuestro pasado sin banderías. El Mal ha vuelto. Estuvo aplacado algunos decenios en Occidente. Dormitaba y se hacía fuerte. El Mal ha vuelto. Desfallezco. Reconozco que tengo ganas de morir pero no aquí, no, no aquí. Reconozco que tengo ganas de morir pero no ahora, no si dejo a Nilo solo. Desfallecer en esta tarde de agosto mientras tecleo y busco en mi interior un mensaje de socorro que no alarme demasiado. María Creuza. Vinicious de Moraes. Toquiño.
Desfallecer... agosto.. una calle que no es nada... vuelto el Mal a las miradas... (me quedo quieto. Miro el fondo de la pared. Hay un agujero que se roe por dentro. Me quedo quieto. Quizá mis dedos. Mis dedos largos. Mis dedos que nunca palparon la cubierta de una nave espacial. Mis dedos quizá se muevan. Dibujen arcos en el aire, jueguen a acercarse a los dedos de dios -El que no puede ser omnipotente. El estéril-.).
Entrada de Droga en el Tomo II del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de J. Corominas & J. A. Pascual. Editado por Gredos.
Derivas a cargo de Fernando Loygorri.
¹ (Droga 1º parte) También en Oudin (1607) y en Minsheu (1623). Aunque es sumamente inverosímil toda relación con droga, llamo la atención acerca del nombre Druguiella que Oeslchl. señala en 1148, en el Cartulario de Covarrubias. Tampoco tendrá que ver el toledano drugo 'burujón, peladilla' (Terr.), Maestrazgo id. 'pedrusco, canto rodado' (G. Girona), que creo procedentes de adruba, variante antigua de JOROBA (compárese Cespedosa drobillo 'rebujón en el vestido mal puesto', de adrobilla). Kluge, ed. 8ª,10ª, 11ª, habla de un castellano y un portugués droga sin citar fuente. Puede deducirse que se trata de una interpretación de la frase de la 6ª ed. del mismo diccionario, donde se dice que en estos idiomas el vocablo es más antiguo que en inglés, y que en éste aparece a fines del S. XIV; sin embargo, a continuación no se cita otra prueba que Los Colloquios dos Simples e Drogas da India de García da Orta, que son de 1563.
Junto a tan alta autoridad como es Theodor W. Adorno, suscribo la idea de que a partir de Auschwitz toda la cultura es basura. Y por mi cuenta afirmo que desde inicios del siglo XX toda la civilización occidental lo es también y que como ya ocurrió en la época de decadencia de otras grandes civilizaciones su último petardazo es una glorificación del arte culinario.
Este pasaje parece ser de Baist, a quien había consultado Kluge; ahora bien, aquel autor, en su artículo posterior, de la ZFSL XXXII (1908), 298-301, dice categóricamente que en España el vocablo no se halla antes de la 2ª mitad del siglo XVI. Luego aquella frase debe entenderse sólo en el sentido de que Kluge consideraba que en inglés la palabra es de origen romance.
² Debió ser forma arraigada y antigua,
- Característica propia de la especie es esa tendencia de las crías -que sienten que ya pueden volar por sí mismas- de abandonar a sus padres como se abandona lo que ya ha cumplido su función. Y antes de dejarnos llevar por emociones personales deberíamos cotejar esta actitud con las de otras especies y concluir a partir del estudio comparativo lo que fuere menester. Porque, señores míos, no es de recibo...
- ¡Y señoras mías!
- Y señoras mías, gracias señora por la duplicación a la que me aboca, pues como estaba diciendo, no es cosa baladí ese desprecio...
- ¿Y qué me dice usted, señor mío del desprecio que algunos progenitores sienten por sus crías?
- Señora mía, y señores míos y señoras mías, es que hoy debatimos sobre el problema primero no sobre el segundo. Del segundo si lo desea, podríamos hacer un ciclo pero terminemos lo que hoy henos venido a debatir.
pues de ahí vienen los derivados adrogueria 'tienda de comestibles' y adroguer 'tendero de esa tienda', muy populares y vivos.
³ (Droga 1ª parte) Giovanni da Empoli, que se refiere a tropas portuguesas. También aparece en Ramusio, en traducción de un original portugués de 1516, y en otros textos del S. XVI que se fundan en fuentes hispánicas, por lo cual cree Zaccaria que en este idioma es de origen español o portugués.
Tú fuiste, Fernanda, espuma blanca sobre raíles de hierro.
⁴ (Droga 1ª parte) La explicación que sugiere Seybold para esta frase que él cita, contraria a su teoría, es que habría nacido por la etimología "popular" que relacionara el vocablo con el alemán trocken, neerlandés droghe, 'seco'. Pero el conocimiento de las lenguas germánicas que esto supondría en el redactor del documento italiano es completamente inverosímil.
⁵ (Droga 1ª parte) Para la etimología neerlandesa, vid. además Valkhoff, Mots français d'origine néerlandaise, que no he podido consultar.
Así no más. Una balada que llega de muy lejos (islas perdidas en un gran océano cuyos habitantes tocaran instrumentos de viento cuyos sonidos pudieran atravesar latitudes, así los mitos, en el viaje de ida y vuelta del Oeste al Este)
⁶ (Droga 2ª parte) Steiger, Contr. 85n.5, rompe una lanza en su favor haciendo notar que el cambio de acentuación a la sílaba penúltima es normal en voces de tal estructura. Pero claro está que no se halla ahí la dificultad. El paso de dawâ' a *doa y de ahí a *doga sería en rigor posible, pero es imposible llegar hasta droga no habiendo razones objetivas para admitir un cruce, pues sólo así se podría explicar la aparición de una r, en palabra donde no existen otras líquidas (por lo tanto en el caso de aldraba, estrella, etc., a que se refiere Seybold, no es comparable.).
⁷ (Droga 2ª parte) La vocal de la sílaba inicial desaparece en dialectos árabes modernos, como dice Kluyver, y por lo tanto una forma *ḏrâwa (droga) sería hoy posible. Pero dudo mucho que esto tenga antigüedad en ninguna parte. Desde luego, no se puede admitir tal fenómeno en el árabe de España. No hay caso alguno de ellos en hispanoárabe, ni aun en su fase más tardía, representada por PAlc.
⁸ (Droga 2ª parte) Los anglistas afirman unánimemente que drug es vocablo de importación continental, pero quizá deba insistirse en buscar alguna relación entre dragges, la antigua variante inglesa de drug y el inglés dredge, y ver si no debe revisarse la opinión admitida -que supone a esta palabra origen romance- en vista de que Baxter-Johnson han hallado dragium "dredge mixed corn" en el bajo latín británico desde 1291 (y en 1317, 1341, 1370), a pesar de que el francés dragée no aparece hasta el siglo XIV (¿no podría haber parentesco anglosajón con to dredge, a base del sistema de trillar grano por arrastre, o con to dry?)-
Drogmán, V. truchimán Droguería, droguero, droguete, droguista V. droga
Veremos los pantanos como si fueran mares y los cielos vueltos del revés serán nuevos paraísos. No vengáis. Quedaos en casa. No hay nada que ver, como mucho unos pocos milagros de la primavera.
Entrada de Droga en el Tomo II del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de J. Corominas & J. A. Pascual. Editado por Gredos.
Derivas a cargo de Fernando Loygorri.
Autorretrato a lo Hugo Pratt. 2015
Ya que así está el problema, convendrá indagar la verosimilitud de otra idea nueva. Hasta ahora se han considerado secundarias varias acepciones peyorativas con que aparece el vocablo desde antiguo, así en francés como en inglés como en castellano. En Francia vale en general "ce qui est de mauvaise qualité" y "personne de peu valeur", con ambos valores desde el siglo XVII, y acepciones semejantes están extendidísimas en los dialectos ("mauvaise marchandise", "vieille ferraille", "mauvaise boisson", etc., droguer "frelater, falsifier", "vagabonder", "perdre du temps"),
Yo sé, femme sans merçi, que pierdo el tiempo. ¡Ah, sí! ¡Cuánto lo pierdo! Esta mañana mismo, escucha, esta mañana, al levantar y sentir en mis riñones el aire matutino, he imaginado que ese aire, ese mismo aire fresco y limpio, era causado por tu mano al acercarse a mí, hacia mis nalgas... cuando tú, sí, terrible, inclemente, femme sans merçi, estás muy lejos. Has estado siempre tan lejos. Me he cegado tanto. He querido someterme a tus caprichos tanto que al final -así sois, ¡Oh, mujeres fatales que tanto me atraéis!- has dejado siquiera de querer hacerme daño con tu desdén.
y de la fecha temprana de tales expresiones son prueba drogueries "menus objets", documentado en el siglo XV, así en francés (vid. Littré) como en catalán (Spill, v. 2521), y el francés droguet "grosse, etoffe, sort de drap léger" [1554]; en inglés tenemos drug en el sentido de "an unsaleable commodity" [1661] y el verbo to drug "to mix or adulterate" [1605]; en castellano droga "embuste" [Quevedo, Fcha.] y 'trampa' acepción que ha de ser antigua, pues de ahí viene la de 'deuda', hoy tan extendida por América; en fin, el catalán drogant 'bribón' corriente en el siglo XVII, y que ya aparece encontrarse en Eximenis, fin s. XIV (Alcover, s. v. drugat), extremo que hace falta comprobar.
Puede concederse a W. von Wartburg y a otros la posibilidad de que todas estas acepciones deriven de la de 'droga' por el gusto desagradable de las drogas y medicamentos, mas por lo menos es seguro que el traslado semántico no puede ser directo, en el caso de droguet y de drogant. Por otra parte, sería tan verosímil y seguramente más el suponer un proceso semántico en dirección opuesta, de suerte que un viejo adjetivo drogue se sustantivara como nombre del medicamento, no sólo a base de la idea de 'brebaje desagradable', sino también por la idea popular de que los medicamentos u ultramarinos poco conocidos son sustancias extrañas y perjudiciales, al menos poco dignas de confianza.
Perseguida por el Duque busqué refugio en una ermita. Había caído la noche y gracias a eso pude ver la débil luz de un candil junto a una ventana; al acercarme observé durante un rato la silueta de un hombre vestido de hábito y tonsurado que, inclinado sobre la mesa, sorbía lentamente una sopa; la imagen de un fraile me produjo cierta paz en el cuerpo pues sabía, por boca de mi madre y de mis tías, que hombre como aquél tenía prohibido probar mujer so pena del infierno así es que me animé -también por el hambre y la sed- y llamé a la puerta. Me abrió el fraile y pronunció no sé que palabras en no sé qué lengua pero lo que sí entendí fue el gesto de la mano con el que me invitaba a pasar. Entré y lo primero que me asaltó fue un olor droga, acre, como si en aquella estancia habitara un animal venido de más allá de la muerte.
Así podríamos partir de un adjetivo bien arraigado en las lenguas célticas, general a todos los idiomas de esta familia: bretón droug, drouk adj. "mauvais", masculino "mal", galés drwg, córnico drog, irlandés y gaélico droch id. (base DRUKO -o DRUKKO- quizás emparentado con el inglés dry, alemán trocken 'seco'. V. Henry). Del bretón o del galés se habría propagado por Francia e Inglaterra, tomando el sentido de 'droga' en los puertos occidentales de estos países, centro mundial del tráfico de drogas, y de ahí lo habría propagado al comercio de todo el mundo. Que no tengamos documentación tan antigua del sentido etimológico como del que supongo secundario, ni es muy significativo, dada la escasa diferencia de un siglo más o menos, ni es extraño en vista de la poca atención prestada hasta ahora a aquel significado, y en todo caso se explicaría por ser más fácil hallar en los documentos el nombre de un objeto de comercio que una expresión de carácter afectivo.
Porque ya lo dijo el poeta: el amor es una transacción comercial.
Sólo quedaría por aclarar la duda de si hay que partir del francés o del inglés: en favor de éste habla la abundante documentación temprana de drug (circunstancia que puede ser accidental, pero no lo parece)
Con qué cuidado iba avanzando el hombre por la espesura. Sus golpes de machete eran rápidos y certeros como si el sonido de los tallos y las ramas al ser tronchados debiera durar lo menos posible para no delatarle a ningún depredador -o devorador de hombres- camuflado en la fronda.
y el mayor contacto del inglés con lenguas célticas modernas (aunque es sabido que los celtismos ingleses no son numerosos), mientras que la mayor abundancia de drogue en las acepciones peyorativas parecería sugerir más bien una procedencia francesa.
El vocalismo inglés se explicaría más fácilmente como préstamo directo del galés, que el vocalismo francés como préstamo directo del bretón; faltaría examinar mejor si la o francesa (admitiendo que en francés fuese anglicismo) podía explicarse por diferencias de timbre entre la u del francés y la del inglés de los siglos XIII-XIV, aunque esto, desde luego, es verosímil.
Derivados. Droguero; droguería. Droguista. Droguete 'cierto género de tela' [Aut.], del francés droguet, así llamado por ser tela de calidad inferior. Endrogarse, americano.
Entrada de Droga en el Tomo II del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de J. Corominas & J. A. Pascual. Editado por Gredos.
Derivas a cargo de Fernando Loygorri.
Bloch, que también se inclina por la etimología neerlandesa, se hace eco sin embargo de una tentativa reciente de derivar el italiano droga de un bajo latín farmacéutico drogia (de donde también el griego bizantino droggaia, droggarios), alteración de dragea, del mismo origen que nuestro gragea (en su opinión del griego τράγημα 'golosina'); aunque esto es apoyar lo desconocido en lo problemático (vid. GRAGEA), y aunque por ahora no parece el vocablo ser muy antiguo en Italia (falta en Edler, Gloss. of Medieval Terms of Business, y en el Lexicon Imperfectum de Arnaldi), la idea de relacionar droga y dragea no es absurda,
Porque te mira no lo es, no, no lo es. Llegará ese día cuando no se hará la luz y en la tampoco oscuridad es casi seguro que dejará de sentir la gravedad de estar vivo. Sí, sí, se dice como si hubiera descubierto una razón para seguir, será levedad, será levedad. Cierra los ojos. Respira despacio. recuerda el Lexicon Imperfectum y quisiera tener la certeza de si Arnaldi se sintió satisfecho cuando pudo adjetivar su léxico como la existencia se percibe...
y la existencia del vocablo en el griego medieval sería argumento grave contra el origen nórdico, pero el hecho es que no se halla en diccionarios bizantinos ni romaicos (Suidas, Sophocles, Du Cange, Somavera, etc.); en definitiva, no es posible tomar en serio la idea no conociendo el texto original de esta tentativa etimológica, y no tengo por qué dudar que Wartburg ha tenido buenas razones al borrarla en la nueva edición de Bloch.
No puedo, damas y caballeros, terminar mi conferencia sin apelar, cariñosamente, a su generosidad y si el título de la misma es La desnudez bien pensante en las islas de Timor Oriental durante los primeros días de la Revolución Francesa, ¿por qué no nos despojamos de nuestros trajes y vestidos? ¿por qué no nos desprendemos de nuestras ropas interiores y nos quedamos en pelota picada y así, como nuestras madres nos trajeron al mundo, nos despedimos y damos por inaugurada la temporada nudista en nuestro querido y vetusto balneario?
Otras etimologías pueden rechazarse sumariamente. Contra la de Saleman y Bartholomae (ZFSL, XXX, 354), de que viene del iránico medio dārūk (más tarde dārōg, y después del S. VIII dārū) 'hierba', 'hierba medicinal', 'medicina', 'pólvora', está el hecho de no encontrarse huellas de este vocablo en árabe, turco ni griego, lenguas que hubieran debido servir de intermediario hacia Occidente.
No sé por qué siento tal relajación cuando leo y transcribo las elucubraciones de los etimólogos acerca de alguna palabra. Pienso si será por la seguridad que me proporciona el mundo hecho con letras que se llama Literatura porque también es literatura la escritura del diccionario -estos hombres son escritores- como también lo son los filósofos. La Filosofía debería ser ofrecida como un género literario. Miro muy concienzudamente las tipografías, las busco en la red, las transcribo y así pasan los minutos de esta mañana de julio mientras tras de mí escuchó las brazadas y las patadas de los nadadores olímpicos. A veces es tanta la concentración en la transcripción que me olvido de que estoy cociendo unos judiones de La Granja con los que haré una ensalada de verano. Me sienta bien creerme rata de biblioteca durante una mañana.
La de Seybold (Zeitschr. f. deutsche Wortfoschg. X, 1908-9, 218-22), árabe dawâ' 'medicamento' (también pronunciado dowâ'), tropieza con la imposibilidad de explicar la r⁶. Pero mucho peor es la de Kluyver (ibid. XI, 7-10), árabe durawa 'granzas, tamo, paja y polvo que vuelan al beldar' pues a la dificultad fonética invencible⁷ se agrega aquí la total inverosimilitud semántica: que el tamizado de especias como la pimienta tiene importancia, es cierto, pero Kluyver no logra aportar prueba alguna de su idea de que droga significó primitivamente 'cerniduras de especias', y el propio Wartburg (FEW, III, 189-90), a pesar de aceptar con reservas esta etimología, sienta categóricamente el carácter secundario, y por lo general muy reciente, de las demás acepciones del francés drogue, que Kluyver quería explicar directamente por el árabe, y que constituían el argumento máximo en que basó su etimología; en cuanto a droe, drogue, droge, 'joyo' 'cizaña', que tan importante pareció a este autor, hoy sabemos que es palabra distinta, procedente del galo DRAVŎCA. Pero también es inaceptable partir de éste para droga
derramarse entera, querer huir de la celebración cuando es su hermana, su hermana gemela, la que está a punto de contraer matrimonio con ese puto chulazo al que nada más verle le han dado ganas de darle una patada en los cojones y cuando la ha agarrado por la cintura y le ha dicho a su hermana, Vaya, nena, no sabía que iba a tener dos por el precio de una y ha acercado su asquerosa boca a su mejilla, en ese momento ella sabía que tenía que derramarse, salir huyendo si no quería aguar una fiesta que no iba con ella. Así es que cuando el maromo la tenía por la cintura, estaba acercando su boca a la comisura de la suya (porque tenía la intención de besar parte de su boca) y empezaba a sentir la tela de su camisa en su pezón izquierdo, ella se pone de puntillas, acerca sus labios a los orejas de él y en un susurro le dice, Apártate ahora mismo de mí si no quieres que te vuele las pelotas y sonríe cuando me separe, cerdo asqueroso. El gañán lo hace.
como sugiere Spitzer, ZRPh, XLII, 194n., pues aparte de que es arbitraria la base semántica de Kluyver, que él acepta al mismo tiempo que rechaza su étimo, necesita Spitzer suponer un occitano antiguo *drauga, que no ha existido nunca. En definitiva, pues, no había aparecido hasta ahora otra etimología razonable que la neerlandesa, que está mal apoyada en su aspecto semántico e histórico-cultural, y salvando la posibilidad de que investigaciones futuras rectifiquen la creencia general de que no puede ser de origen anglosajón⁸, no se ve entre las pistas exploradas hasta ahora ninguna que pueda conducir a alguna parte.
Despídeme del mar ahora que me adentro. No quedará en la orilla huella alguna mía y los siglos pasarán por encima del momento en el que miré hacia atrás por última vez; el cielo estaba gris y una mancha muy a lo lejos se diría una nave. No quiero decir más. No me da el alma.
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/08/2021 a las 17:16 | {0}