Fue la ola. La escapada vino después. Fue el espejismo. La lectura de los astros a lo lejos quedó para más tarde. Mucho más tarde. Dijeron que el viento ardía. Dijeron (ellas) que las faldas apenas cumplían su función de velo. Fue el tiempo detenido. Dijeron puro presente. En el embarcadero una asamblea de patos decidía la próxima ancla y el verdor de las aguas se iba diluyendo en una cosmogonía de gris que alteraba el pulso de lo más sensibles al color (a los colores de la tarde). Fue la lágrima. Dijeron recuerdos y cuando la noche se hizo manto, él condujo en silencio hacia la luz y tuvo la osadía de comparar un movimiento de la mano con el vuelo de una jabalina. Fue la ausencia y el sonido del viento en lo alto del puerto. Dijeron más que se perdió en el bosque. Allí está la encina. Allí está el lobo. Ambos guardarán las palabras y las trasmitirán a los suyos convertidas en ramas y aullidos. Fue la madrugada. Fue la sábana. Fue la chingada. Dijeron que volverían. Lo juraron. Y sonrieron.
Del tener al ser de Erich Fromm. Editado por Paidos. Ed. 2011
¿Qué puedo yo saber de mí mismo mientras no sepa que el yo que conozco es, en gran parte, un producto artificial? Que la mayoría de la gente, incluido yo mismo, miente sin saberlo; que defensa significa guerra; deber significa sumisión; virtud, obediencia, y pecado, desobediencia; que la idea de que los padres aman por instinto a sus hijos es un mito; que la fama muy pocas veces se debe a cualidades humanas admirables, como tampoco a logros verdaderos; que la historia es un texto falseado por los vencedores; que la modestia excesiva no siempre es prueba de carencia de vanidad; que el amor es lo contrario del ansia y la codicia; que todo el mundo trata de justificar las malas acciones e intenciones aparentando que son nobles y benéficas; que la búsqueda de poder significa persecución de la verdad, de la justicia y del amor; que la sociedad industrial de hoy se orienta por el principio del egoísmo, del tener y consumir, no por los principios del amor y del respeto a la vida que proclama. A menos que pueda analizar los aspectos inconscientes de la sociedad en que vivo, no podré saber quién soy yo, porque no sabré qué parte de mí no es mía.
A- Indudablemente, indudablemente...
B- ¿Qué indudablemente?
A- La verdad, la carretera, la salvación.
B- ¿Eso es lo indudable?
A- Absolutamente.
B- ¿Podrías dejar los adverbios un rato?
A- Morir también.
B- ¿También qué?
A- O estás conmigo o estás contra mí.
B- No estoy contigo ni estoy contra ti.
A- Seguramente...
B- Sí.
PAUSA
A- A vueltas con unas cosas y con otras. Miro. El ocaso. Lo enajenado, sí, sí, lo enajenado. No quieres verlo. No quieres degustarlo como una fruta se degusta tras la larga caminata. No quieres satisfacerme la gana de otorgarme, no, de darme la razón.
B- Sólo te he dicho que me he comprado un par de pantalones vaqueros. Que llevaba dos años sin pantalones vaqueros. Que me he dado cuenta de que un ser humano puede vestirse sin pantalones vaqueros. Cubrirse las piernas sin tela vaquera durante dos años.
A- No me vas a convencer. He meditado trascendentalmente y siento la relajación de quienes tienen un mantra propio. No puedes alterarme.
B- No quiero alterarte.
A- Evidentemente sí quieres.
B- Estás hablando en serio.
A- Sí.
B- No me escuchas.
A- Probablemente no.
B- Entonces me voy.
A- Huyes.
B- No huyo. Me voy.
A- Sin saber por qué me temes y huyes.
B- ¿Qué puedo temer de ti?
A- La verdad.
PAUSA
B- ¿Qué es la verdad?
A- La verdad es un anillo.
B- ¿Y por qué temo un anillo?
A- Porque te queda grande en el dedo y tendrías que tener siempre la mano cerrada para que el anillo no se escurriera de tu dedo.
B- La verdad me queda grande.
A- Indudablemente. En cambio a mí me va como anillo al dedo.
B- Serás muy feliz...
A- Claro, estoy casado. Llevo la alianza. Tus dedos están desnudos. Por eso eres tan desgraciado.
B- ¿Soy desgraciado?
A- Muy desgraciado.
B- Tú lo sabes porque tienes la verdad en el dedo.
A- Exactamente.
B- La verdad rodea tu dedo.
A- Yo no lo habría dicho mejor.
B- Y la verdad que rodea tu dedo es la verdad de mí.
A- Es la verdad. Tú formas parte de la verdad. No podría ser de otra manera.
B- Claro.
A- No digas claro. Nada puede ser claro para ti. Ponte tus vaqueros quizás entonces, sólo quizá comiences a fabricar tu anillo.
B- ¿El anillo puede empezar por unos vaqueros?
A- Por supuesto. Confía en mí. Yo sólo quiero tu bien.
B.- ¿Aunque yo me haya comprado los vaqueros porque conjuntan con casi todo?
A- Tú no conoces la realidad última de por qué te has comprado los vaqueros.
B- Y tú eres un gilipollas.
PAUSA
A- Debería marcharme.
Numeraciones escritas por Isaac Alexander tras ver una película y hacer un zapping por las canales de la TDT española
Diego Velázquez. Los borrachos
1.0.- El estómago lleno no es el camino de la revolución espiritual como escribió Federico García Lorca en un texto recogido en el libro Prosas.
1.0.1.- No se recogen en este comentario de 1.0 las individualidades más o menos brillantes que haya podido dar la especie.
1.0.2..- Por otra parte, ¿qué es el espíritu?
1.0.3.- El estómago lleno ha dado lugar, fundamentalmente, a neurosis.
1.0.4.- El humano alimentado es un neurótico.
1.1.- Dan ganas de hacer un festival Wittgenstein.
1.1.1.- La necesidad de trascender lleva al fracaso de vivir.
1.1.2.- El fracaso de vivir genera una infinita ansiedad.
1.1.3.- Los términos fracaso, infinita y ansiedad son términos de tres comidas al día.
1.1.4.- Menú: gazpacho de primero; dorada a la sal de segundo; tiramisú de postre. Vinos blancos. Café con digestivo para terminar = temor.
1.0.1.- No se recogen en este comentario de 1.0 las individualidades más o menos brillantes que haya podido dar la especie.
1.0.2..- Por otra parte, ¿qué es el espíritu?
1.0.3.- El estómago lleno ha dado lugar, fundamentalmente, a neurosis.
1.0.4.- El humano alimentado es un neurótico.
1.1.- Dan ganas de hacer un festival Wittgenstein.
1.1.1.- La necesidad de trascender lleva al fracaso de vivir.
1.1.2.- El fracaso de vivir genera una infinita ansiedad.
1.1.3.- Los términos fracaso, infinita y ansiedad son términos de tres comidas al día.
1.1.4.- Menú: gazpacho de primero; dorada a la sal de segundo; tiramisú de postre. Vinos blancos. Café con digestivo para terminar = temor.
Ensayo
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/08/2012 a las 23:48 | {1}El miedo no es un puré de verduras
Ensayo
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/08/2012 a las 20:44 | {0}
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/08/2012 a las 12:44 | {0}