Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Los valientes
Ayer leí un artículo de Jesús Bonilla sobre Vicente Ferrer. Hay vidas valientes. Ya llego tarde a esas vidas (esto es falso. Quede anotado. Hoy empieza todo).

Yo sé -o creo saber- que Vicente Ferrer era un hombre y que por lo tanto albergaría en sí eso que llamamos -maniqueamente- defectos. Quizá fuera sucio o quizá fuera seco o quizá fuera terco, ¡yo qué sé! Era un hombre, me digo, y luego, luego que es toda una vida, intuyo su obra (un artículo no da más que para una intuición ), su ingente obra de amor por los demás, de entrega a los demás, de riesgo por los demás, de fuerza de voluntad, de concordia, de esfuerzo, de trabajo constante, infatigable, con la consigna del Deus providebit (Dios proveerá) en la mente, cada día, más el brazo firme y físico y material para conseguir una heredad para los desheredados.

Me crea una emoción muy intensa (que me nace en las tripas y me transmite esa terrible certeza de que hay personas valientes, seguras y fuertes, que luchan por un sentimiento muy extraño y muy bello el cual a veces me alcanza y tantas veces me huye) la evidencia de que la mejor manera de vivir es hacia los demás, es abandonarse, dejarse de una vez, olvidarse de uno mismo, mirar lo que ocurre y actuar, actuar, sin descanso. Siempre por los demás (los valientes son los que dejan de ser para sí mismos).

La fraternidad debe crear hábito. Si se ejerce la fraternidad ya no te puede dejar, ya no te huirá.

Cuando conozco retazos de estos valientes deseo que la reencarnación exista por si en alguna de mis futuras vidas pudiera vivir sin mí.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/07/2009 a las 09:42 | Comentarios {0}


Hoy he tenido una de esas conversaciones que me parecen casi imposibles. Iñaqui crea un mundo y me habla de ese mundo y describe ese mundo y hace un diccionario de las palabras de ese mundo y unas leyes increíbles y llenas de sabor.

Hablamos mientras fuera el día es bochornoso y a él le duele el hombro izquierdo y a mí la cadera derecha y hay problemas del diario vivir que se inmiscuyen en ese otro mundo y quizá porque ocurre lo que ocurre ese mundo ha logrado salir al mundo, es decir, en realidad ese nuevo mundo ha salido de este viejo mundo ¿qué es el mundo?

No es difícil de entender.

Y adoro la inseguridad de los creadores de mundos.

Apenas acabamos de terminar uno cuando ya estamos dudando de él y basta el leve soplo de la duda de un amigo para que ese mundo se tambalee un poquito y en ocasiones se venga abajo con estrépito.

Hoy he disfrutado de uno de esos extraños momentos de amor con la imaginación y el humor. Todo lo que escuchaba era un torrente de ideas como si hubieran estado enterradas muchos años y un simple agujerito en el suelo provocado quizá por el palo de una sombrilla hubiera abierto la espita y hubiera surgido -como un gas lleno de perfume- la esencia de unos seres que estaban vivos.

Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/07/2009 a las 23:58 | Comentarios {1}


Mientras escucho el concierto en la Sala Olimpia de Paco Ibañez del año 1969, un clásico de la lucha contra el franquismo, contra las dictaduras, contra todo tirano, he recordado una conversación que mantuvimos un grupo de amigos la noche del viernes.

Este disco de Paco Ibañez me emociona siempre, por su guitarra es, por su voz rota también, pero sobre todo por las letras de las canciones, por los poemas que musica, por la entrega del público, un público que venía del mayo del 68.

La conversación del viernes acabó derivando en el pueblo judío. Escuché, de nuevo, el vetusto antijudaísmo universal. Lo judío como categoría. Y el argumento infalible: Si todos los pueblos han perseguido a los judíos, por algo será.

Tengo un amigo que cuando en una conversación se dice algo que no merece la pena ni rebatir, alza la mano, se queda callado y deja de hablar. Quizá yo debiera haber hecho lo mismo. Por supuesto que quienes defendían esta idea a renglón seguido afirmaban que ellos se oponían a toda violencia indiscriminada. Esa afirmación, sin embargo, está en oposición con la idea primera y, si es cierta, la niega.

La persecución engendra castigo. El castigo a los hijos también. Cuando se persigue a un pueblo, todo el pueblo es castigado. El castigo a un pueblo es el asesinato de ese pueblo.

No me importa qué hicieron los judíos. Qué hacen los judíos. Qué harán los judíos. Porque los judíos no existen. Porque no existen los cristianos. Porque no existen los budistas. O tan sólo existen cuando el hombre se hace masa. La masa todo lo difumina.

Un judío encarnado en una muchacha tumbada en la arena es más una muchacha tumbada en la arena que un judío.

Un cristiano encarnado en muchacho que camina por un sendero es más un muchacho que camina por un sendero que un cristiano.

El odio todo lo confunde.

Debiera haber callado.

Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/07/2009 a las 11:43 | Comentarios {0}


¿Por qué tienen los instrumentos tan gran poder sobre el alma?


Aulos y Lira
Aulos y Lira
Está el argumento de que el alma es una cierta armonía y que la armonía existe a través de los números. Dado que la armonía en la música está compuesta de esas mismas proporciones, cuando las proporciones similares se mueven, las pasiones similares se mueven también al mismo tiempo.

Antes de descender al cuerpo, el alma (esa cierta armonía) gira, pura, junto con el soberano de este universo presente. Al descender e irse mezclando va adquiriendo ciertas apariencias de las cosas de aquí y a medida que esto ocurre se va olvidando de las cosas hermosas del lugar primigenio donde estaba y se hunde y tras pasar la esfera de la Luna pierde su forma esferoidal -perfecta- y adopta la forma humana que es membranosa y tendinosa, luego le añade el aliento húmedo de la Tierra y así se conforma un cuerpo con alma a base de superficies membranosas, líneas sinuosas y aliento con la forma de una ostra y este instrumento con forma de ostra se mantiene solidificado y encerrado aquí en la tierra.

¿Qué hay de asombroso, pues, en que el alma después de tomar por naturaleza un cuerpo similar a las cosas que mueven los instrumentos -los tendones (cuerdas) y el aliento- se mueva al mismo tiempo que éstos se mueven?

De los instrumentos los equipados con cuerdas se asemejan a la región etérea y seca y sencilla del cosmos; los de viento se parecen mucho a la región ventosa y húmeda y cambiante.

El aulos - flauta que tocaban los antiguos griegos semejante a la actual flauta dulce- pertenece a la zona húmeda y la lira a la zona seca del alma y como ya dijo Heráclito en algún lugar, Un alma seca y desecada es la más sabia y también, Para las almas volverse agua es la muerte.

El aulos preside la parte irracional del alma mientras que la lira es señora de la parte racional. Pitágoras aconsejaba a sus alumnos que tras escuchar el aulos se limpiaran los oídos corrompidos por el aliento del instrumento y purificaran los impulsos irracionales de sus almas escuchando el sonido de la lira pequeña.

Armonía de las Esferas Edición de Joscelyn Godwin Editado por Atalanta

Ensayo

Tags : Sobre la música Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 18/07/2009 a las 19:20 | Comentarios {0}


Sonia Delaunay. Dibujo (1917)
Sonia Delaunay. Dibujo (1917)
Iba a buscar nuevas informaciones sobre la música (nuevas para mí ¡qué poco sé!, me digo ¡cuántas lagunas culturales -y de todo tipo- tengo! Es un océano sin fondo el cúmulo de conocimientos que vertemos los humanos al infinito universo. Imagino -de nuevo la incultura- que también cualquier ser celular, incluso cualquier materia inorgánica, vierte su caudal de información. Es esa posibilidad de que si lográsemos capturar la luz de cualquier instante, éste se volvería a reproducir exactamente igual, pongamos por caso la toma de la ciudad de Granada y el llanto de Boabdil). Sobre la música iba a buscar y no lo hice. Había cogido el libro de Grout y Paliska y releía la historia musical de los griegos y era entretenido discurrir sobre el consejo de Platón de educar a los jóvenes a base de gimnasia para el cuerpo y sólo música para la mente. No lo hice. Dejé el libro.

Creo que en un rato lo intentaré de nuevo tras haber escuchado La Sinfonía Opus 49 de Haydn La Pasión. La escuché por primera vez en casa de César. Su padre, Luis, tenía una magnífica colección de música clásica. También allí descubrí La Danza de lo Sagrado y lo Profano de Debussy, un concierto para arpa y orquesta lleno de misterio y escalas mixolidias. Luego he relacionado a Haydn con Mstislav Rostropovich y he estado escuchando varios conciertos para cello -entre ellos uno de Dvorak muy hermoso- y de ahí me he ido a Yo-Yo Ma y el cello se ha convertido en el protagonista de la mañana y este inicio de la tarde.

Y estas músicas me han recordado a mi padre, un gran amante de la música clásica. Cuando éramos niños, algunas noches en que venía alegre, nos levantaba de la cama, nos llevaba a la sala y mientras ponía un disco, La Patética de Tchaikovsky por ejemplo, nos iba asignando a cada uno un instrumento y cuando la música empezaba a sonar, él se concentraba, cerraba los ojos y empezaba a dirigirnos. Soñoliento recuerdo rasgar las cuerdas de un violín con el arco. Ambos, claro, invisibles.

¿Quizá escribir sobre la música y la memoria?

¿Realmente hace falta?

Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/07/2009 a las 16:14 | Comentarios {3}


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