Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
En noticia aparecida en el diario El País leo que Horacio Silvestre, director del Instituto de excelencia de Madrid, en correo privado enviado a los padres de los alumnos, les recomienda (a los padres) que (sic) les digan a sus hijos que aparquen el amor y se centren en el trabajo. Los alumnos en cuestión tienen entre los 16 y los 18 años y parecen ser los chicos más brillantes, académicamente, de la Comunidad de Madrid. Siendo esto así, ¿cómo es posible que al frente de ellos hayan puesto a un tipo que se permite hacer semejante recomendación? ¿Qué le pasa, señor director? ¿Y usted no piensa en dimitir? ¿No piensa usted que si desconoce de tal forma la condición humana, no debería ejercer un puesto de tal responsabilidad, nada más y nada menos que regir la educación de las lumbreras académicas de la comunidad?
Se me ocurría una larga cadena que llevaba desde el amor a la excelencia (incluso, y si le cupo en suerte, una larga cadena que relacionaba el amor y su puesto de director de un instituto -sea éste excelente o una puta mierda-); se me ocurrían ingeniosas relaciones entre amar y elevarse; entre la excelencia de amar y el amante excelente; se me ocurría el júbilo y la reivindicación.
En última instancia (por ponerle al texto un membrete oficial) no lo haré porque la imagen del cangrejo se me ha venido a las mientes y el recuerdo de la primera muchacha con la que me besé y toqué y lo felices que fuimos estudiando juntos, lo mucho que animaba el estudio su cercanía, eso, eso, es evidente que el señor Horacio Silvestre no lo vivió.
¿No parece que en esa recomendación supura una vieja herida de este director, una forma inconsolable de entender la vida?

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/12/2012 a las 10:05 | Comentarios {2}


Situación inicial
No estaba preparada. Dijo llamarse Lucía. Estaba envuelta en una manta. Nada más producirse, lo primero que hizo fue abrir el maletero y sacar una silla de tijera, para la playa, la había abierto en el arcén y se había sentado. No a esperar. No a calmarse. Sencillamente se había sentado.

Posibilidades
La llamada horas antes.
In media res (como le gusta decir a V.)
Es mejor relacionarse con las emociones que con las ideas (las ideas separan/las emociones aclaran)
Una policía se acerca a ella. Está amaneciendo. Lucía lleva toda la noche allí. No ha llamado a la guardia civil. No han pasado muchos coches. Seguramente un conductor habrá llamado ante la escena que se ha encontrado al salir de la curva tan cerrada a izquierdas.
Nos vamos con el conductor. La decisión de pararse. Marcar el número de la policía. Dar la localización aproximada del lugar del suceso. (¿Por qué le cuesta a este conductor llamar a la policía)
¿Contar los motivos por los que varios conductores pasan de largo y no llaman a la Guardia Civil?
Al abrir el cuadro de Lucía sentada en una silla de playa en el arcén de una carretera en plena madrugada, ¿qué se ve?

A partir de aquí...

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/12/2012 a las 11:12 | Comentarios {0}



Cuando venga, miralo de frente. Húndete en él. Abrázalo. Y luego despídelo con la mayor cortesía.


Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/12/2012 a las 10:12 | Comentarios {0}



Aunque me avergüence un poco escribirlo, soy feliz.
Algo ha dejado de pasar quizá la vida que pasaba a mi lado y yo no era capaz de tomarla por la mano y acompasarme a su paso o quizá sea una especie de placer intenso por vivir lo que pasa (no lo que sucede) o por tener al menos la sensación presente del presente.
Soy feliz. No espero. De hecho no quiero esperar nada porque nada de lo que esperara sería lo que espero y de una forma natural ha llegado a mí la hora de no esperar.
Soy feliz cuando estoy triste y cuando la amargura (con la niebla) me invade.
Soy feliz cuando me levanto por las mañanas y me calzo la botas de invierno y salgo a pasear al perro cuando lo que desearía sería hacerme un café.
Soy feliz cuando descubro que la suite para violonchelo solo de Bach no casa con la musicalidad de la Antología poética que estoy preparando del poeta español Raúl Morales.
Soy feliz en esta noche, en mi soledad.
Y me digo, La felicidad es esto. La felicidad es no ser esclavo. Todo lo demás no es importante.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/12/2012 a las 22:58 | Comentarios {1}


Escrito por Violeta Loygorri casi en sus 14 años



Si o no, tarde o temprano, esta tarde o mañana, rojo o azul; cristales que caen de repente sin saber de dónde vienen o qué los ha roto; miradas furtivas que dicen más que mil imágenes; momentos que rompen el aire; palabras que desgarran la piel, las venas, hasta llegar al corazón; raíces cuadradas, terceras, cuartas, infinitas; sueños imposibles pero a la vez más posibles que las mejores vidas; lágrimas que caen a un agujero hondo que poco a poco, sin darnos cuenta, llenamos; nubes que flotan sin rumbo, personas que merodean bajo problemas que solo existen en sus mentes; gente que hace el amor cuando olvidaron hace siglos lo que "amor" significa; dolor que parece salir de la nada pero que se convierte en tu todo; sonrisas que brillan más que la primera estrella fugaz del año, y más cortas que ésta; canciones que te recuerdan a sensaciones que en tu vida has sentido; suspiros más ligeros que el aire que mueven; mentes temblorosas que se asustan por situaciones hipotéticas; humanos que entienden la vida como una carrera en la que el que no mata, no gana; rabia contenida en un saludo seco; risas forzadas que impiden a los demás ver tu interior; susurros que resuenan en tu pensamiento más fuerte que el grito, más; besos que te hacen caer y subir de nuevo; objetos que pierdes y aparecen justo donde debían estar; pequeñas cosas que te hacen sentir durante un instante la persona más feliz del universo; mentiras a las que te acostumbras; luces que solo ves tú; diversiones privadas, secretas, únicas. Amor. Rompecabezas que acaban rotos en el suelo, piezas de nuestro ser que encontramos cuando pensábamos que eran irrecuperables; finales mal acabados; principios perfectos; poemas que nos tocan; insinuaciones innecesarias; lluvia que cae sobre nuestra cara, fresca y agradable, que hace que nos olvidemos de todo y vivamos el momento como si fuese nuestra puerta a un País de las Maravillas reservado exclusivamente para nosotros; brillos en la oscuridad; caras sonrientes en mareas de gente aburrida; adioses tristes, bienvenidas mojadas con alegría.

Invitados

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/12/2012 a las 14:18 | Comentarios {1}


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