Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

347.- El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se arme para aplastarlo: un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Pero aun cuando el universo lo aplastara, el hombre sería todavía más noble que lo que le mata, porque sabe que muere y lo que el universo tiene de ventaja sobre él; el universo no sabe nada de esto.
Toda nuestra dignidad consiste, pues, en el pensamiento. Por aquí hemos de levantarnos y no por el espacio y la duración que no podemos llenar. Trabajemos, pues, en pensar bien: he aquí el principio de la moral. Blaise Pascal. Pensamientos. Sección V. Traducción Xavier Zubiri.


Sígueme. Fotografía de Olmo Z. a su perro Volga. Noviembre 2014
Sígueme. Fotografía de Olmo Z. a su perro Volga. Noviembre 2014
...entonces ha pensado la vida nueva. En el lado opuesto hay alguien (de nuevo hay alguien) y es nuevo porque es nueva la persona que está al lado y que ahora duerme y durante próximos meses o durante  próximos años o hasta mañana (si muriéramos uno o los dos) dormiremos juntos, en la misma cama... También la ventana (ya no es la ventana, ni ese paisaje, ni la alondra, no es la misma alondra, ni el camino por el que tantos y tantos sábados veía transitar a los ciclistas con sus atuendos profesionales y sus cadencias de aficionados) es nueva y mejor hecha, todo hay que admitirlo, porque conserva más el calor del hogar... El amanecer no es el mismo aunque lo sea porque el amanecer nunca es nuevo, nunca será nuevo; en este nuevo amanecer siento el calor del cuerpo de mujer que duerme a mi lado y los primeros pasos que ya no son mis primeros pasos como tampoco es el mismo el aroma del café que me llega mientras me afeito en un espejo que parece devolverme una imagen cuando menos renovada de mí... Recuerdo otro pensamiento de Pascal, Todos los hombres tratan de ser felices. No hay excepción a ello, por muy diferentes medios que para su logro empleen. Todos tienden a ese mismo objetivo... la voluntad no da jamás un paso que no se encamine a ese objeto (la felicidad como objeto, ¡qué feliz hallazgo!, me digo). Es el motivo de todas las acciones de todos los hombres, incluidos aquellos que proceden a ahorcarse... recuerdo mi vida anterior que al ser ya pasada pasa a ser de manera inmediata nueva y medito sobre aquellas tardes en mi habitación cuando escuchaba la queja de la fábrica o el aleteo del mirlo o mi corazón anhelante de una vida que me acercara un poco a la orilla de mi felicidad y al hacerlo renueva en mí un sentimiento que corre parejo con la nostalgia (cierta punzada dolorosa, cierto resquicio de lágrima) sin llegar a cruzarse nunca con ella porque al tomar mi café nuevo, al cerrar la puerta nueva, al encaminarme por mi nuevo camino hacia el trabajo de siempre me llena de gozo este presente, este presente, sí, éste que ya pasó...

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/02/2015 a las 12:02 | Comentarios {0}


Sudorosa admiro (porque no las veo. Las admiro. Están allí. Justo al entrar. Bajo luces de neón blancas. Refulgen con la cera. Que no será de abejas. Será una cera sintética.) el montón de mandarinas en la zona de frutas y verduras del supermercado, el que está cerca de mi casa, cuando la noche y el frío exhalan vaho y prisas. Esas mandarinas. Ese mundo naranja y carnal. Unas encima de otras. Todas tan exactas, todas tan geométricas, todas tan fractales. No añoro cuando las miro. Sólo querría correr un poco más. O dejarme suelta la coleta en este mundo que ahora me atrapa, al que rechazo, al que repudio, con tanto motivao por las aceras. Tan sólo los perros y las mandarinas me dan la paz y las series que logro ver en mi ordenador nuevo cuando ya estoy en la cama y estoy a salvo.

Observo a la anciana que va a buscar a la nieta.
Observo al hombre que empieza a perder la cabeza y quienes lo rodean lo apartan -suavemente, es cierto, pero lo apartan- de los demás como si su demencia fuera contagiosa.
Observo lo que me espera mientras veo cómo una mujer descuidada no escoge las mandarinas sino que las coge al azar como si ese azar le fuera a dar por algún motivo misterioso la razón. Le diría (si me importara algo), No, escoge de una en una, escucha el pálpito de su pulpa, el movimiento de su jugo tras su piel porque un gajo de una mandarina es una explosión y hay que comerlo despacito, mientras abres el grifo de la ducha y se empieza a caldear el baño.
Observo al amigo que besa a la amiga. Ante ellos, en la mesa, mondas de mandarinas que antes hemos comido mientras discutíamos si el sueño de una muchacha desnuda en el instituto es un sueño que soñamos todas.
Observo la jauría.
Sé que desde que tuve a mi perro jamás podré volver a comer carne. No quiero comer carne. Me aporrean lo sesos las imágenes del sacrificio de los animales.
Observo el prado. Juegan los perros. Corren. Se persiguen. Estoy cansada pero voy a estudiar. Estoy cansada y me duele una muela. Pero voy a aguantar y me voy a lavar más los dientes y voy a correr más, más, hasta donde lleguen mis fuerzas y luego me arroparé bien porque fuera hace el frío que corresponde a esta época del año. Y no voy a ceder ni un milímetro. No es tiempo éste de ceder.

¡Qué hermoso montón de mandarinas!  y de mandarina me voy a ir hornacina y de ésta a bocina y de bocina a hemoglobina y de hemoglobina a vaina y de vaina a columbina y de columbina a segorbina y de segorbina a concubina y de concubina a polaina y de polaina a cabina y de cabina a lubina y de lubina a cochina y de cochina a mohína y de mohína a lanolina y de lanolina a fina y de fina, claro, a mandarina.

Quiero saber si mañana, cuando vuelva del gimnasio, junto a mi amiga Kandela y pasemos delante del supermecado iluminado con luces blancas, volveré al arrebato mandarina y su estallido de mundo naranja; quiero saberlo ahora que me duermo y la pesadillas acechan tras mis párpados o quizás esta noche en la que el viento ruge y parece el mundo a punto de volar por los aires, soñaré pardo con perros, mandarino reventón y  cielo verde con algo de violeta que me lleva a segueta y de segueta a alcahueta y de alcahueta a secreta y de secreta a bayoneta y de bayoneta a luneta y de luneta a cometa...
 
Brilla. Fotografía de Olmo Z. Febrero 2015
Brilla. Fotografía de Olmo Z. Febrero 2015

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/02/2015 a las 12:10 | Comentarios {0}


Un día cualquiera sobre la mesa de entonces. Fotografía de Olmo Z. Noviembre 2014
Un día cualquiera sobre la mesa de entonces. Fotografía de Olmo Z. Noviembre 2014


Buscaron
más más allá
en la música

Supieron tendremos que volver
quitar de aquí
o añadir

No era lo definitivo
nunca es nada lo definitivo
aunque al ser lo sea para siempre

Al levantarse la tarde
partieron de nuevo
La casa

La tundra fantasmagoría
de hogar
o casa o casa

sollozaron en la danza
por los que se habían quedado
por las que habían dejado

paredes que acogieron
puertas que cerraron
ventanas que abrieron

Silva de febrero
escanciaron vientos
los atraparon en botellas

y allí murieron
al quedar presos
girando sobre sí mismos hasta la quietud

Valientes partieron
vacía la casa
sin calor

Ahora
miran hacia atrás
la casa se ha marchado por el horizonte

y escuchan sus últimas palabras
fui vuestra
dejaré encedida la luz en la ventana

 

Poesía

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/01/2015 a las 17:46 | Comentarios {2}


Escenario de Tarkowski
Escenario de Tarkowski
Nostalgia es un compuesto culto formado con el griego νόστος 'regreso' y άλγος 'dolor'. Dice Corominas que el primer documento data del diccionario de Autoridades en su edición de 1884 y especifica que no en la de 1843 y a continuación añade que hay un ejemplo de 1869 en Campoamor. Quizás antes de introducir la nostalgia en el mundo de las palabras españolas, se dijera para ese sentimiento el término (o autoridad) añoranza  'recordar con pena la ausencia de persona o cosa querida' que proviene del catalán enyorar y éste del latín ignorare en el sentido de 'no saber (donde está alguien)' 'no tener noticias (de un ausente)'.
Νόστος  άλγος, me ocurre. Es una cuestión de la edad. Los adolescentes y los jóvenes reniegan de su pasado. No lo quieren ni ver. Recuerdo cuando mi hija iba a pasar del colegio al instituto que renegaba del instituto, ella quería quedarse en el colegio... hasta que meses después no quería oír hablar del colegio, no entendía cómo era posible que hubiera pasado tanto tiempo allí. También ahora le pasa con todo aquello que ya haya ocurrido. También a mí me pasaba. A pocos no les habrá ocurrido. Dejemos a algunos por mor de que todo lo que es posible decirse, es posible.
Yo siento la nostalgia desde hace unos años. Y siento la nostalgia de lo muy lejano. Regresar a los años 60, 70 y 80 me duele y me duele cuando me asalta un recuerdo de entonces (ahora por ejemplo: un día de 1968 que cruzaba la calle Juan Bravo con Lagasca camino del colegio e iba con las katiuskas blancas pisando la nieve y los charcos de hielo; mi hermano Antonio va por delante con su amigo Nacho) o cuando escucho músicas de entonces Jarcha, por ejemplo, o Quilapayun o Raimon o Victor Jara o cuando veo la serie Cuéntame me duele, suelo acabar (porque vivo solo y me lo puedo permitir) con los ojos llenos de lágrimas, no por lo que me cuentan (que suele ser flojo y mal urdido) sino por lo que me evoca y me dejo llevar por ese regreso que duele y me sirvo un vaso de vino mientras me duele el recuerdo de Elena Francis en la radio mientras Julia termina de planchar (me duele mucho el olor de la ropa recién planchada) y escucho sus comentarios a las cartas que las mujeres desdichadas le escriben a la consejera mientras yo termino mi merienda que es un bocadillo; regreso y me duele a la casa del Paseo de los Melancólicos, me veo en mi estrecha habitación, ante un tablero de formica blanca que hacía las veces de mesa cuando corregía un diccionario de esoterismo y hacía mucho frío y luego sabía que iba a salir y me iba a ir a La Rosa en la plaza del Dos de Mayo donde pasarían las horas bebiendo, riendo, fumando y mirando a la camarera de mis amores con la que quizás me iría a dormir... y a amar. Ayer mismo me pasó con Jarcha y hoy los he escuchado y he sentido la nostalgia y me he dado cuenta de que voy entrando, poco a poco, en el final de la madurez y que la vejez -para mí, desde siempre, ser viejo ha sido un anhelo- ya asoma con una sonrisa cariñosa, invitándome a entrar en ella y enseñándome con esta nostalgia que la última etapa ya llega y hay que hacerse fuerte en los cuarteles del invierno.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 26/01/2015 a las 17:10 | Comentarios {2}




1.- No leerás El oficio de vivir de Cesare Pavese si te encuentras al borde del abismo.
2.- Si estás a punto de escribir un poema, ni se te ocurra leer un ensayo de teoría literaria.
3.- Soflama es rescoldo de fuego.
4.- Sí, esfuérzate en encontrar la diferencia entre evocativo y alusivo.
5.- También en el núcleo de la barbarie hay un espacio vacío.
6.- Deja que juegue. Deja que se arriesgue. Deja que sienta en su pecho la miel de la victoria. Sólo así sabrá por oposición la hiel de la derrota.
7.- Contraste a 6: Si la derrota, sonríe. Si la victoria, llora.
8.- Las manos frías auguran la cálida sangre de las noches puras.
9.- No puedes mirar atrás para maldecir hoy lo que no quiere decir que atrás existió y que hoy está aquí.
10.- Apura la vida y no te apures por ella.
 

Miscelánea

Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/01/2015 a las 11:44 | Comentarios {4}


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