Alegato entusiasta de Isaac Alexander por la manifestación del 15-S en vísperas de su encuentro con dos mujeres
No iré. No pondré excusas más o menos plausibles. MIentras los ciudadanos muestran su indignación, yo me dedicaré al sentimiento pequeño burgués del encuentro con dos mujeres. ¡Queridos, disculpadme, y a por ellos! Mi voz habría sido una más, mis consignas las vuestras aunque añadiría un par de lemas del estilo: ¡España nación sin gentilicio hasta el siglo XII! o ¡Maldita sea la hora de la casta cristiana! o ¡Cataluña a la font del gat! y más, yo añadiría: ¡Vascos derivad! ¡Gallegos desmembradiños! ¡Andaluces sed árabes! Y que España se llame por fin lo que es: Castilla León (aunque lo de León se podía quitar. Demasiado largo el nombre del país. O dejarlo en sigla: C.L. Por ejemplo: El primer ministro de C.L. ha declarado nulos los silos de Tordesillas). A los murcianos país propio. Y al condado de Treviño. Navarra que sea por fin francesa y con La Rioja, pues yo qué sé que lo decidan jugando al mus en una bodega. Con Aragón no me decanto. Y Canarias que orce y desaparezca en las regiones mágicas de la Atlántida.
Mañana gritad (yo gritaré en mi baño mientras me acicalo; gritaré alto; gritaré versos de Gabriel Celaya y de León Felipe y de Blas de Otero porque la poesía es un arma cargada de futuro), gritad alto mientras las autoridades se asemejan cada vez más a carroña y mentira; gritad mientras el miedo se infiltra por las televisiones; gritad lo evidente; gritad lo vergonzoso; disculpadme si os sugiero lo que tenéis que gritar. Nada más lejos de mi intención. Gritad temas surrealistas. Enarbolad la bandera Dadá. No por nada sino por una general sensación de que si hubiera voluntad política esta crisis se arreglaba en tres días. Gritad -yo lo haré mientras conduzco al lugar del encuentro: una calita muy hermosa donde desemboca un río, de tal forma que uno se puede bañar en dulce o en salado; y en la calita un chiringuito con una camarera que pone el alma en lanzadera y la alegría en su punto de acidez; y en el chiringuito una mesas de madera de boj y la arena muy blanca; y la calita orientada a occidente y así, al caer la tarde, el incendio del horizonte volverá insolentes nuestras pretensiones; y en el chiringuito meditaremos las últimas consecuencias de los canallas; y en la calita tomaremos el último baño de la tarde; y en el mar sentiremos que en ese mismo instante empieza todo- la ausencia de verdad, la pantomima; gritad por los muertos de hambre; gritad por los muertos suicidados; gritad por mí (si me hacéis el favor) porque hoy no será mañana; gritad hasta enronquecer; montad a hombros a vuestros hijos; que haya algo de fiesta en vuestras reivindicaciones; salid en la prensa y en los noticiarios: yo no seré noticia. Con la noche y sus estrellas, a un lado la mujer rubia y al otro la mujer morena, me emocionaré pensando en una frase que leí esta mañana y conjeturaré sobre la conveniencia de manifestarse cada uno ante sí mismo.
Mañana gritad (yo gritaré en mi baño mientras me acicalo; gritaré alto; gritaré versos de Gabriel Celaya y de León Felipe y de Blas de Otero porque la poesía es un arma cargada de futuro), gritad alto mientras las autoridades se asemejan cada vez más a carroña y mentira; gritad mientras el miedo se infiltra por las televisiones; gritad lo evidente; gritad lo vergonzoso; disculpadme si os sugiero lo que tenéis que gritar. Nada más lejos de mi intención. Gritad temas surrealistas. Enarbolad la bandera Dadá. No por nada sino por una general sensación de que si hubiera voluntad política esta crisis se arreglaba en tres días. Gritad -yo lo haré mientras conduzco al lugar del encuentro: una calita muy hermosa donde desemboca un río, de tal forma que uno se puede bañar en dulce o en salado; y en la calita un chiringuito con una camarera que pone el alma en lanzadera y la alegría en su punto de acidez; y en el chiringuito una mesas de madera de boj y la arena muy blanca; y la calita orientada a occidente y así, al caer la tarde, el incendio del horizonte volverá insolentes nuestras pretensiones; y en el chiringuito meditaremos las últimas consecuencias de los canallas; y en la calita tomaremos el último baño de la tarde; y en el mar sentiremos que en ese mismo instante empieza todo- la ausencia de verdad, la pantomima; gritad por los muertos de hambre; gritad por los muertos suicidados; gritad por mí (si me hacéis el favor) porque hoy no será mañana; gritad hasta enronquecer; montad a hombros a vuestros hijos; que haya algo de fiesta en vuestras reivindicaciones; salid en la prensa y en los noticiarios: yo no seré noticia. Con la noche y sus estrellas, a un lado la mujer rubia y al otro la mujer morena, me emocionaré pensando en una frase que leí esta mañana y conjeturaré sobre la conveniencia de manifestarse cada uno ante sí mismo.
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Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/09/2012 a las 19:13 | {2}