Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Monólogo para una sola voz y varios sonidos



Mismo escenario que en la escena 5ª con la sola variación de un espejo de cara sobre el escritorio.
FERNANDO pasea por la habitación. De vez en cuando se para frente al espejo de cara y cuando lo hace se acerca o se aleja de él o adopta distintos tipos de escorzos o gesticula.


FERNANDO:
....ni siquiera apaciguarme como el paraguas en las grandes tormentas de primavera sale el sol me descompongo quisiera trasmitir sin eco las voces que se alojan en mí la brisa deviene en viento eso quería decir eso eso quería decir eso quiero decir con los dedos fríos lo quiero decir frente al espejo lo quiero decir y luego buscaré los sentidos de la palabra potra y de la palabra potro Eso haré después de respirar Eso haré y cantaré un aleluya triunfal como si fuera Haendel una tarde del 1700 y tantos  la noche y la tarde y el despertar la suerte caminar por el sendero más llano la presa está helada y los grajos vuelan muy bajo por la serranía rolan los vientos ahora iré a admirar el resplandor frío de la luna no lloraré no esperaré un milagro sé que apenas tengo más que decir sé que la humildad ha de ser absoluta sé que no debo inmiscuirme en asuntos en exceso mundanos he perdido nunca obtuve el certificado de mundanidad oh hubiera dado la mitad de mi desidia por ese puto certificado me habría lanzado de bruces contra el suelo habría suplicado a un mar bravo me habría dejado llevar por sus olas muy adentro hasta el centro de sus adentros y allí allí me hubiera quedado quieto al albur de un movimiento en todo ajeno a mi voluntad ya no tengo voluntad de movimiento ya no me quiebro tan fácilmente ya no absorbo y se queda en el paladar el sabor de lo absorbido ya no tanto la ira ya no tanto el hígado ahora es la posibilidad y maldigo a los teleólogos maldigo la hidropesía maldigo arrastrarme y me enfrento como frente al espejo a la suerte sí la tyké esa perra blanca y terrible que cobija y da pavor Miro las primeras sombras de la noche las uñas se deslizan por la superficie del espejo entreveo la pausa y la vuelta a la lectura en este domingo de enero a punto de morir con las fuerzas intactas sin haber atacado jamás el principio de una tocata y una fuga del tal Johan Sebastian Bach... 

TELÓN
 

Teatro

Tags : Saturnales Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/01/2023 a las 19:25 | Comentarios {0}


Monólogo para una sola voz y varios sonidos


Mismo escenario que en la escena 5ª
FERNANDO está envuelto en una manta eléctrica que se quita cuando el calor del fuego de una estufa de gas va caldeando el despacho.


FERNANDO:
La civilización occidental...insisto... la civilización occidental... cuando la cultura deja de producir y todo es ya producto... en ese momento...hablo en alto... pienso en alto... llego a tener miedo... escucho un sonido... llega la noche y apenas sentimos... ya casi no sentimos.... diría si me fuera la vida en ello, si me estuvieran preparando una caja mortuoria sobre un lecho de musgo y hojas de acedera... la civilización occidental firmó su sentencia de muerte cuando descubrió el secreto de la destrucción absoluta de la especie por medios propios... eso afirmo... lo digo bien alto... no pienso justificarlo... no pienso dar más que las explicaciones que yo considere oportunas... oportunidad de los seres vivos... la civilización versus la cultura... me parece importante pensar en ello en esta tarde de enero y con tan importantes fríos... no quiero engañar a nadie... no he venido hasta aquí para engañar a nadie... ni tan siquiera me quiero engañar a mí... siento que la civilización occidental llegó a su apogeo a finales del siglo XVII d.e.c. No querría que se me malinterpretara... no quisiera llegar hasta ahí... dentro de un momento tomaré una sustancia que me producirá temor de ser... eso haré... en este grado de autodestrucción se encuentra mi época... eso diré... eso decía... entre medias el presente.. ¿dónde está todo lo demás? ¿Dónde la utopía? ¿Me miro las manos y vuelvo a pronunciar las mismas palabras?... ¿Dónde está mi madre? ¿Por qué siento anacrónico escribir mamá en vez de madre?... eso quiero decir... la luna crece fuera y ejerce sobre mí, desde siempre, una fuerza tiránica... ¿es la luna magnética?... ¿es pertinente hablar de esta manera?... ahora que todo se derrumba y que asistimos al derrumbe con la mezcla justa de estupidez y tedio... no pienso moverme... sí es una gran cosa saber meter el gas en bombonas de hierro... eso es cierto... también el tratamiento de la tuberculosis... porque no vendrá pienso en estas cosas... si viniera, durante ese tiempo, seguro, que andaría... miraría en sus ojos, me perdería en su pelo y en sus olores... dejaría todo... dejaría de pensar y de sentir esta ansiedad de lo que nunca se cumplió... no quiero olvidar... no voy a olvidar... la tarde es eso... es occidente cayendo... por fin... tras tanto, tras tanto... un día más...
 

Teatro

Tags : Saturnales Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/01/2023 a las 19:41 | Comentarios {0}


Monólogo para una sola voz y varios sonidos



Mismo escenario que en la escena 5ª
Nieva frente a Fernando. Amanece azul, gris y rosa.


FERNANDO mira la nieve caer durante un largo rato. Es una nevada densa, de copos gordos y silenciosos como el algodón de azúcar. Está muy arropado.

FERNANDO:
 Los libros y yo. Las manos y yo. Los dedos fríos y yo. Si estuvieras ahora, tú también envuelta en algo cálido... vería amanecer... escucharíamos las narraciones de los seres humanos que buscan la lógica de ser conscientes de vivir y morir... vivir y morir así... yo tuve... yo una vez... en otra vida en la que habitó este cuerpo... ahora la nieve me recuerda a esos días... será la blancura... las hojas muertas de unos robles que no han llegado a caer al suelo de los bosques y permanecen unidas a las ramas como si fueran ahorcados pendiendo de la soga... estos días de nieve... estos silencios de nieve me recuerdan a una mujer que jugueteaba con el más allá y se juntaba con otras personas que jugueteaban con el más allá las cuales se reunían alrededor de una de ellas que decía haber estado en el más allá y saber exactamente lo que iba a pasar... era en mi cuerpo donde percibía las relaciones de esa mujer... siempre siento la superchería... hay que estar muy atentos a ella... he de estar yo atento... nadie es mi guardián ni yo guardo a nadie... recordaba con la nieve los instantes más ridículos de la trascendencia... con el miedo, pienso, la blancura de la nieve me lleva a pensar acerca del miedo en blanco, pienso en la blancura como tonalidad del temor... libros y manos... llegará la tarde... los rosas de este amanecer se perderán para siempre en la memoria... quizá tan sólo nos sea posible un tipo de relación, la que se definiría por sus extremos como sadomasoquista... sólo ésa entre humanos... sólo con leves variaciones de intensidad... a eso me dedico algunas madrugadas... también el café con leche... la verdura que hará lo suyo... la mirada del ser que me acompaña... el silencio cuando ascendíamos ayer por la tarde, sí, el frío era muy intenso, soplaba un viento que provenía del Ártico y hacía mella...  

FERNANDO calla, cierra los ojos, se escucha el silencio de los copos cayendo.

TELÓN
 

Teatro

Tags : Saturnales Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/01/2023 a las 18:25 | Comentarios {0}



Eran las palabras, las que volvían. La voz tan bien timbrada. Cantaba yo sé que te voy a amar para toda la vida sólo que en portugués. Pensaba y escribía, levemente, fuera del control del argumento, decía, quiero vivir en cada buen momento y reír mi risa y derramar mi llanto así, como la canción (sólo que en portugués), tan lejana en el tiempo, tan cercana mientras leo y una guitarra, Touquinho, me atrapa una tarde más de enero. Una vez más por toda mi vida.
 

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/01/2023 a las 20:31 | Comentarios {0}


Monólogo para una sola voz y varios sonidos



Mismo escenario que en la escena 5ª
Amanecer del día siguiente. En pianísimo cambio de luces vemos la salida del sol a través de los cristales.

FERNANDO  está sentado en una silla de despacho tapizada con imitación a cuero en color marrón claro. Lleva los pelos revueltos. Bebe a sorbos un café con leche que humea como también echa vaho él.

FERNANDO:

Está. No hay cuatro dimensiones precisas. Siento el olor suyo como ocurre cuando paso ante una higuera que me trae la infancia en sus aromas. Está. ¡Cómo puede ser tan bello el cielo! ¡Cómo no se mantiene la sensación!.. si fuera todo el día... recuerdo... la noche, camina a oscuras (hablo en tercera persona porque aunque sea yo el que camina también es yo quien lo observa y al haber decidido hablar de lo observado no puedo por menos que tratar de él al yo que yo observo), está inquieto, casi podría estar rozando el miedo o eso es sólo representación del yo que observo. Juraría y pondría la mano en el fuego a que tiene miedo: el azote del viento, las nubes en el cielo que veloces ocultan y desvelan la cara de la luna, la calma de repente que se hace en el mundo porque el viento para, caprichoso, para y se entretiene en otra altura; el sonido de la vida aparece cuando enmudece el viento, animales que reptan, animales que vuelan, animales que zumban, animales que se esconden, los que chapotean, los que acaban de estirar la pata. Esos son los elementos que invitan al temor. Si no vemos nos asustamos. Si no sabemos decir claramente esto es árbol, eso cenicero, eso ciempiés, eso museo, eso cima; si no podemos concretar en una sola cosa el universo, entonces, sí, entonces, sentimos miedo. Él también. Yo también.

Pausa no muy larga. Da varios sorbos al café. Acaricia a una perra que no está a su lado. Respira hondo. Coge un folio. Se pone las gafas de ver de cerca. Lee lo que está escrito en silencio. Deja el folio sobre el escritorio. Deja también las gafas. El primer rayo de sol ilumina las puntas de su pelo.

FERNANDO:

Ha caído en la trampa. Se ha roto las dos piernas. Se ha roto las dos piernas. De lejos llega el sonido de la turbamulta. Ahora sí siente. Hasta mi corazón lo siente. Siente lo que siente el suyo. Son hombres que cazan hombres. Descubre que es presa hombre. Sabe que van a llegar. Lo van a izar. Lo van a sacrificar. Se lo van a comer. Manjar para los dioses. Piensa mientras escucha cómo aumenta el sonido de la turbamulta en sus últimas palabras y sé (ahora abandono como yo al que observa y desde ahora yo seré el que antes era él, el observado) que el que me observa no puede seguir con su narración porque cuando me cojan, cuando me icen, cuando me asen, él será yo y las quemaduras las sentirá en su piel. Tenemos la misma piel. Sí, mis últimas palabras. Saber que haré honor a Cioran que aconseja morir solo, sin estar rodeado de nadie y menos de seres que alguna vez te quisieron. A ésos hay que alejarlos. La muerte es una acto demasiado íntimo, un acto que como el cagar no admite público (siempre hablo de la civilización en la que vivo, siempre sueño en las señas de identidad de mi civilización. No se puede soñar desde otras civilizaciones). Mis últimas palabras serán gritos y silencios.

Pausa. El sol va bajando desde su cabello hacia su torso. Cierra los ojos. Su gesto se contrae en un gesto de dolor -como si el sol que baña su rostro fueran las brasas donde es asado- y grita gritos mudos y respira agitadamente y así, mientras se asa, va cayendo sobre el escenario el telón.
 

Teatro

Tags : Saturnales Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/01/2023 a las 17:54 | Comentarios {0}


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