La cruz ha sido quemada en el campo.
Nadie ha visto nada. Tan sólo cuando la cruz ardía se reflejó su llama inmensa en el cristal de la ventana del dormitorio de la muchacha y ésta que quizá duerma con los ojos entreabiertos -como dicen que duermen los que han temido mucho- se fue despertando como -relataba- si estuviera inmersa en el Infierno y el Diablo que era Dios (-porque es el Diablo el dios de esta tierra; porque la voz tronante del dios veterotestamentario es el Diablo que se adueñó de esta tierra que sí es cierto que fue obra de un dios, de uno de los infinitos dioses que pueblan los universos infinitos, como también lo es que cual ventosidad que nos aligera los intestinos y una vez realizada su función olvidamos, así le ocurrió a ese dios con esta tierra: que una vez expulsada y aligerada de esta forma la infinita capacidad creadora de un dios en todo infinito, la olvidó y fue colonizada por uno de sus ángeles caídos también infinitos en número como corresponde a todo lo que humee a divinidad.) fuera lanzando a su rostro llamas de fuego y calor y se despertó temerosa del mundo oscuro en el que estaba y se despertó empapada en sudor y lágrimas mientras en los cristales de la ventana observaba los reflejos amarillos y rojizos de la madera crucificada. Más tarde confesó -pues confesarse parecía que era lo que hacía- que cayó en el suelo, abrió los brazos y de hinojos rezó al Diablo que ella creía Dios para que no castigara su visión de la cruz ardiendo y elevando la vista hacia nosotros concluyó la muchacha que Dios posó su mano en sus senos y arrancó para siempre el ahogo de ellos. Desde entonces respira como si sus pulmones contuvieran menta y hierbabuena y ya no teme las cruces ardientes ni el que dirán por empeñarse en llevar los senos descubiertos para que todos admiren la huella indeleble de Dios en su carne mortal y nutricia.
Nadie ha visto nada. Tan sólo cuando la cruz ardía se reflejó su llama inmensa en el cristal de la ventana del dormitorio de la muchacha y ésta que quizá duerma con los ojos entreabiertos -como dicen que duermen los que han temido mucho- se fue despertando como -relataba- si estuviera inmersa en el Infierno y el Diablo que era Dios (-porque es el Diablo el dios de esta tierra; porque la voz tronante del dios veterotestamentario es el Diablo que se adueñó de esta tierra que sí es cierto que fue obra de un dios, de uno de los infinitos dioses que pueblan los universos infinitos, como también lo es que cual ventosidad que nos aligera los intestinos y una vez realizada su función olvidamos, así le ocurrió a ese dios con esta tierra: que una vez expulsada y aligerada de esta forma la infinita capacidad creadora de un dios en todo infinito, la olvidó y fue colonizada por uno de sus ángeles caídos también infinitos en número como corresponde a todo lo que humee a divinidad.) fuera lanzando a su rostro llamas de fuego y calor y se despertó temerosa del mundo oscuro en el que estaba y se despertó empapada en sudor y lágrimas mientras en los cristales de la ventana observaba los reflejos amarillos y rojizos de la madera crucificada. Más tarde confesó -pues confesarse parecía que era lo que hacía- que cayó en el suelo, abrió los brazos y de hinojos rezó al Diablo que ella creía Dios para que no castigara su visión de la cruz ardiendo y elevando la vista hacia nosotros concluyó la muchacha que Dios posó su mano en sus senos y arrancó para siempre el ahogo de ellos. Desde entonces respira como si sus pulmones contuvieran menta y hierbabuena y ya no teme las cruces ardientes ni el que dirán por empeñarse en llevar los senos descubiertos para que todos admiren la huella indeleble de Dios en su carne mortal y nutricia.
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones para antes de morir
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Sobre las creencias
Olmo Dos Mil Veintidós
El mes de noviembre
Listas
Jardines en el bolsillo
Olmo Z. ¿2024?
Agosto 2013
Saturnales
Citas del mes de mayo
Reflexiones
Marea
Mosquita muerta
Sincerada
Sinonimias
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
No fabularé
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Velocidad de escape
Derivas
Carta a una desconocida
Asturias
Sobre la música
Biopolítica
Las manos
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Ciclos
Tríptico de los fantasmas
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Cuento
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/03/2017 a las 18:06 | {0}