La Saga/Fuga de J.B. escrita por Gonzalo Torrente Ballester. Ediciones Destino
Le está corrompiendo el alma la funesta doctrina del Arte por el Arte, que, por muy francesa que sea, es una doctrina reaccionaria. El Arte, o sirve al progreso humano, o no sirve para nada. ¿Por qué pierde su tiempo en inventar sufrimientos de amor y ponerlos en verso, si sus amores sólo a usted le conciernen? Aparte, amigo mío, de que uno de los daños peores que pueden infligirse a las generaciones futuras es mantenerlas en la creencia de que el amor es cosa cuasidivina. Al amor hay que desacralizarlo, y a los jóvenes hay que imbuirlos en la idea de que eso que hasta ahora se llamó Amor, con A mayúscula, no es más que el despliegue coaccionado, cuando no impedido, de la sexualidad, actividad natural que los hombres nos hemos empeñado en mixtificar por el procedimiento de hacerla difícil o imposible. Si usted, en vez de abstenerse de todo contacto con hembras en nombre de la fidelidad imaginaria a una mujer que no existe, participase en las metódicas, casi diría en las científicas orgías a que, en fechas fijas y con sincronismo gimnástico, nos entregamos sus amigos, comprobaría que eso que llama Amor no es otra cosa que el resultado de sus perturbaciones cerebrales causadas por la acumulación de semen en las vesículas de Graaf, las cuales, una vez vacías, dejan de enviar venenos al cerebro hasta que vuelven a llenarse. No niego que el ejercicio del sexo sea una actividad placentera, pero también lo es merendarse una empanada de lampreas, y no por eso se nos ocurre inventar una metafísica de la merienda, menos aún considerar que la secreción de jugos gástricos, la masticación, la deglución, la digestión y la defecación sean operaciones trascendentales y misteriosas que una veces conducen al hombre a la ataraxia y otras a la tragedia. No, amigo mío, no hay que desquiciar las cosas, ni como vulgarmente se dice, mear fuera del caldero. El Amor no existe, existe el sexo. Y el sexo ocupa un lugar importante dentro de las actividades normales del hombre natural, pero de las meramente fisiológicas. Lo que llamamos Amor podría muy bien denominarse una complicación artificial añadida por cientos de generaciones de cerebros ociosos a la cosa más natural del mundo. Y cuento entre ellos, ante todo, a los poetas, que se han apoderado del sexo como de cosa exclusiva, han causado con ello a los hombres un daño irreparable y han pretendido, por ello mismo, constituirse en ciudadanos excepcionales, en intérpretes del Misterio Universal, en mensajeros de la Divinidad. ¿Y qué han logrado? Formar, ni más ni menos, parte de la caterva reaccionaria del oscurantismo, aún en aquellos casos eminentes en que se declaran progresistas, con la sola excepción de Lucrecio, que tuvo valor para ver la realidad como es y hacerla objeto de su Poesía. Le faltó, eso sí, confesar la nimiedad de su Arte, pero no podemos acusarle por ello, ya que en su tiempo la Ciencia no había alcanzado la prepotencia del nuestro, y quiérase o no, la Poesía aparecía entonces como una única actividad superior. Pero ¿y hoy? ¿Podemos afirmar que Víctor Hugo sea superior a Darwin? Nadie, con dos dedos de frente, se atrevería a decirlo en voz medianamente alta. Y al hablar de la Poesía, incluyo a todas las Artes y, por supuesto, a la Música, que es algo porque es una Ciencia, pero que por sí misma tiene escaso valor, por mucho que los músicos proclamen su equivalencia a la más alta Filosofía. No se dan cuenta los pobres de que la Alta Filosofía bien poca cosa es, que no hay más verdadera Filosofía que la positiva y que, a los hombres razonables y realistas, la única música que nos importa es la que se toca con las trompas de Falopio. Si alguna vez, en mis escritos y en mis conversaciiones privadas, he manifestado preferencia, entre todas las Artes, por la Poesía, se debe sólo a que es, entre todas ellas, la única que puede enseñar, la única realmente apta para ayudar al progreso, al modo quizás como las fanfarrias militares ayudan a la marcha regular de los ejércitos...
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones para antes de morir
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Olmo Dos Mil Veintidós
Sobre las creencias
Jardines en el bolsillo
El mes de noviembre
Listas
Olmo Z. ¿2024?
Saturnales
Agosto 2013
Citas del mes de mayo
Mosquita muerta
Marea
Reflexiones
Sincerada
No fabularé
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
Sinonimias
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
Carta a una desconocida
Biopolítica
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Asturias
Velocidad de escape
Derivas
Sobre la música
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Las manos
Las putas de Storyville
Las homilías de un orate bancario
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Invitados
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/03/2011 a las 11:28 | {0}