Debería haberse puesto en pie. Haber lanzado una proclama. Airear a los cuatro vientos que tiene cambios de humor repentinos, ¡Ventoleras! y que ya quisiera controlarlas. El mundo se le vuelve oscuro y echa de menos, en esta decisión tomada, no ser más querido. Es lo que la soledad tiene, que sólo te tienes a ti para quererte. Quererte como nadie. Quererte como a nadie. Luego amanece y ve la guerra cerca y siente en su piel, de nuevo, la cercanía del dolor inmenso de quienes hoy sufren la guerra, la enfermedad y la muerte y ante eso palidecen todos sus dolores mundanos. Realmente palidecen y siente que se ríe del mundo si se queja de sus penas y siente más: siente que éstas no son ciertas sino mañas de viejo para sentirse aún vivo. No, no dice que todo haya ya terminado (realmente cree que es ahora cuando mejor compone, que es ahora cuando mejor piensa, que es de esta época de la que se sentirá menos a disgusto); no, habla de la maldita necesidad del Otro. ¿Por qué carajo? se pregunta algunas noches en las que el sueño huye por los resquicios de las mosquiteras. ¿Por qué carajo la grey? ¿Cuándo empezó todo? ¿Cuándo se resquebrajó el palacio? ¿Cuándo ya no pudo reparar las grietas y tan sólo se dedicó a contemplar cómo en las paredes se iban abriendo líneas (líneas que sonaban a repique de muertos; líneas que eran como garras; líneas profundas; líneas arraigadas)? Aún espera como cuando era joven que una mañana, de repente, sin venir a cuento, sin esfuerzo previo, lo entenderá todo, lo asumirá todo, lo agradecerá todo y no sabrá por qué y no podrá explicarlo, tan sólo su rostro se habrá relajado y creerá que el invierno será venturoso y frente a un mar al norte de su sur respirará como dicen que hacen los seres que se han rendido para siempre.
Déjame la belleza y unas pocas palabras [...] morir está tan cerca, el declive empezó hace tiempo y sueña con la estirpe que no deja, con la huella que se borra, con la pez de una embarcación que se olvidó de flotar [...] ¿le llorarás? [...] ahora es la noche y fuera ha caído una capa espesa de negro y queda en el aire de su habitación la estela blanquecina de la monotonía [...] ¡díselo! ¡anímale! serás si no animal [...] ¡puto mono malvado el hombre! [...] y se encumbraron y se contagiaron de sus propios silencios y quedaron genuflexos y llorosos como viejas beatas en un pueblo olvidado de Castilla la Vieja en los años en que los fascistas campaban a sus anchas y el crucifijo y la espada eran los amos de las mesetas y las montañas [...] ¡Música! ¡Música! ¡Música! [...] allí queda tendida y violada como la madre que la parió, ¡canallas! ¡mal rayo os parta! [...] Déjame describirte a primera hora de la mañana. Déjame descubrirte lo más hondo de mis ganas. Déjame peinarte como peinaban las damas de compañía a sus amas. Déjame tenerte entre mis brazos tras haberme dado a beber el elixir de la eterna devoción [...] la canción, ésa, otra vez, sí o el reflejo en el cristal de la ventana frente a la que escribe en esta noche de abril [...] en esta noche de abril
Ensayo poético
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/04/2024 a las 00:21 | {0}
Me declaro libertino (en el sentido que a esta palabra se le daba en el siglo XVIII, es decir, en moderna terminología: librepensador). La reflexiones que voy a ir plasmando a lo largo de las próximas semanas tienen un carácter provisorio y se acogen a una de las características de uno de los métodos científicos: estas reflexiones son falsables. Incluso yo mismo, a lo largo de este periodo que hoy se inicia, podré mostrar la falsabilidad de algunas de ellas.
Estas reflexiones no pertenecen a ningún heterónimo. De cada una de las palabras que escriba en este libro el único responsable soy yo: Fernando García-Loygorri Gazapo. Por supuesto que cuando utilice citas facilitaré el nombre del autor y el título del libro o fuente de donde las haya sacado.
sí fui un niño airado
sí fui un hombre herido
sí soy un viejo triste
(e)
Poesía
Tags : Reflexiones para antes de morir Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/04/2024 a las 23:46 | {0}En esa actitud cautiva me he visto. Sonrojado. El año se había vuelto bronco. Apenas había llovido y ese hecho atmosférico había alterado nuestros ánimos. Los de todos. También los ánimos de los de la parte de arriba donde decían que el aire era más puro y no transportaba tanto polvo en suspensión como aquí abajo. Teníamos la parte interna de las uñas siempre llenas de mierda. No valía cepillárselas una vez al día. Si querías tenerlas limpias, tenías que hacerlo dos o tres veces al día. Eso hacía yo. Así lo hacía. Mañana. Tarde. Noche. Porque a ella no le gustaba la roña debajo de las uñas. Sólo por eso. Tampoco me costaba tanto. Me dolía más cuando me decía, Si vivieras arriba. Si hubieras tenido los cojones de haber luchado por nosotros y haber conseguido ascender en la escala social para llegar hasta las zonas altas, entonces, sí, entonces, seguro que allí no tendrías tanta roña debajo de esas uñas que más parecen garras de buitre… ¡Vete! ¡Déjame! ¡Lávate, piojoso! En esa actitud cautiva. Sin ganas de echar en cara. Me quedo sentado. Frente a la pantalla. A veces imagino que está siendo de otra forma en otro sitio y eso no me alivia sólo que las variaciones sobre un mismo tema tienen algo de ritmo mineral. Una especie de eternidad como los estratos de las montañas. Extraña labor de los geólogos. Y como tal eternidad algo de quieto, de no movido por los siglos de los siglos. No inmóvil por deseo o por peso. No movido. La imagen es desastres a través de eones y eones en esta Tierra azotada por desastres y desastres y que por el azar hubiera un rincón del mundo por el que nunca hubieran pasado los desastres: no corrimientos de tierras, no meteoritos, no inundaciones, no fallas que chocan, no tormentas formidables, no nacimiento de moléculas. Nada. Desde el inicio. No movido. Ninguna fuerza ha ejercido influencia sobre él, excepto las inevitables, las generales al planeta Tierra. El planeta Tierra. La tierra. Tierra y tiempo. Esa forma de eternidad me calma. Esa forma mineral de sentirme vivo. Una forma quieta de permanecer. Una forma inmóvil al recibir los embates de la vida. ¡Qué áspero el mundo! ¡Carajo! ¡Qué áspero! Luego he pensado a Luis Cernuda y he leído algunos de sus versos… a escondidas… porque no quiero que nadie sepa de mis penas… porque me niego a arrostrar el mal de otros… porque siento cierta pereza en los últimos meses a la hora de esforzarme en calmar la sequedad de mi boca, la de mi piel también, la de mis labios también, también la sequedad de la aurora.
Teatro
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/04/2024 a las 20:10 | {0}
Me declaro libertino (en el sentido que a esta palabra se le daba en el siglo XVIII, es decir, en moderna terminología: librepensador). La reflexiones que voy a ir plasmando a lo largo de las próximas semanas tienen un carácter provisorio y se acogen a una de las características de uno de los métodos científicos: estas reflexiones son falsables. Incluso yo mismo, a lo largo de este periodo que hoy se inicia, podré mostrar la falsabilidad de algunas de ellas.
Estas reflexiones no pertenecen a ningún heterónimo. De cada una de las palabras que escriba en este libro el único responsable soy yo: Fernando García-Loygorri Gazapo. Por supuesto que cuando utilice citas facilitaré el nombre del autor y el título del libro o fuente de donde las haya sacado.
12.- Soplan vientos de guerra. Lo que hace veinte años parecía una distopía hoy es una realidad más entre las muchas posibles. (m, l)
13.- En la democracia liberal las formas son esenciales porque es la apariencia lo que importa... y lo que campa a sus anchas. (l)
14.- Es muy probable que tampoco mi generación se vea libre de la destrucción y el horror a la puerta de su casa. Porque en el mundo no ha dejado de ocurrir tal horror y tal destrucción. Porque algunos estudiosos mantienen que realmente la Segunda Guerra Mundial no terminó un 14 de agosto de 1945 sino que se trasladó -con otra intensidad y otros métodos- a Oriente Medio. (m, l)
15.- Un síntoma del nacimiento de una nueva era totalitaria es el resurgimiento del reverso de la libertad -porque la libertad tiene reverso-: la difusión del mal. Cuando el mal se puede difundir sin sonrojo y con orgullo es que ha germinado, de nuevo, la semilla del totalitarismo. (l)
16.- La semilla del totalitarismo germina en los cuatro jinetes del Apocalipsis. (m, l)
17.- ¡Soplan aires de guerra, guerra, guerra! (l)
Ensayo
Tags : Reflexiones para antes de morir Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/04/2024 a las 19:19 | {0}
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Ensayo
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/04/2024 a las 19:43 | {2}