1.- El fascismo es la injusticia popular.
2.- La crueldad es la característica propia del fascismo.
3.- Todo fascista es cruel.
4.- La injusticia es la crueldad que ejerce el poderoso.
5.- La buena persona persigue el bien común.
6.- El bien común es la distribución justa de las causas del bien entre la población.
7.- Lo bueno es causa de gozo.
8.- Lo punitivo no causa gozo sino temor.
9.- El fascismo es un sistema punitivo
10.- El fascismo es un sistema generador de temor.
11.- La justicia es la virtud del buen gobierno.
12.- La justicia es una virtud gozosa.
13.- Ningún gobierno que promueva el castigo es justo (porque el castigo genera temor y no gozo).
14.- El fascismo nunca podrá ser virtuoso de la justicia.
15.- Amar es antifascista.
16.- Gozar es antifascista.
17.- ¡Viva el amar! ¡Viva el gozar! ¡Viva la justicia!
Que quería decírselo justo en el momento en el que pasaba de ser larva a ser mariposa; que quería avisarle de la transformación, crisálida, pues, justo antes de crisálida, durante esa fase; eso quería, decirle: te sentirás la primera mariposa pero has de saber que no estás sola, no te olvides de quienes te quisieron mientras fuiste gusano porque así cuando despliegues las alas, cuando descubras el salto que supone pasar de dos a tres dimensiones, sabrás que alguien hay para acompañarte y que te acompañará bien porque te quiso cuando eras gusano. No te olvides por mucho que las tres dimensiones den ganas de mandar al pairo todo lo que viviste cuando sólo podías manejarte en las dos porque llegará un día, crisálida mía, en la que volverás al estado larvario y entonces, ay, echarás de menos, te sentirás culpable, querrías no haber abandonado nunca las dos dimensiones y eso no es bueno nunca, porque volar, mariposa mía, es el sino de todo ser humano que antes que mariposa tuvo que ser gusano.
Cuento
Tags : Cuentecillos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/07/2023 a las 14:41 | {0}Al volver ha vuelto. Era la caída de la tarde por un camino llano y sombreado. Hacía calor pero la umbría lo hacía soportable. Estaba atento al ritmo de su azúcar. Estaba en el límite de una hipoglucemia. Ya empezaba a sentir ese nerviosismo interior como si las células se pusieran a dar saltos exigiendo un poco de glucosa. Apenas pudo saludar a una mujer y ésta se sintió ofendida. No quería -pensaba- andar dando explicaciones de sus carencias. Llegó hasta su casa. Comió y se repuso. Fue entonces cuando volvió: su hija tenía ocho años; rodaban -como juego de fin de semana- una escena en la que ella y su amiga hacían como que se acababan de conocer. A ambas les faltaban varios dientes. Su hija llevaba el pelo recogido en una coleta. La amiga lo llevaba suelto. Tenía un gran cariño a aquella amiga de su hija. Se lo sigue teniendo aunque haga tanto que ya nada sabe de ella. Hicieron varias tomas de la llegada de su hija -que interpretaba el papel de una niña que va a visitar por primera vez a la nueva vecina para proponerle que se hagan amigas- a la casa. Siempre se equivocaban. Siempre miraban a la cámara. Demasiada ternura, se dijo. Así es que puso la televisión y vio el resumen de un torneo de ajedrez.
Cuento
Tags : Cuentecillos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/07/2023 a las 13:08 | {0}A veces es capaz de sumergirse. Ve el fondo y se lanza en picado hasta él.
A veces quisiera tener el corazón del lobo estepario y su pelo blanco y sus ojos tristes.
A veces lucharía a brazo partido por besar la cicatriz en su pecho, la cicatriz del cáncer.
A veces dormiría escuchando el cencerro de las ovejas que pastan en la madrugada al abrigo del calor.
A veces bajaría a la ciudad y bebería.
A veces llegaría hasta el puerto y buscaría el mar como quien busca al amante.
A veces se quedaría callado, dentro del silencio, justo en la alborada.
Era un espadachín, un aire de mayo era; era un bucle o el rizo que se hace una tarde de verano sobre la superficie del mar; era la constancia sin razón, querer y poder; era santiguarse en el más puro ateísmo; era asegurarse en una piedra, no dejarse nombrar, seguir corriendo con las piernas rotas; era un testimonio; era alzarse el telón y estar de espaldas; era navegar sin mirar las estrellas, en plena noche de novilunio, quieto en la barquilla, pensando en Cristo, en el vivo, en el amante de María Magdalena; era ser el sobrino que ha de transmitir malas noticias; era el reverso, lo que no está claro, aquello por lo que muchos odian; era sacudirse la tarde; era una limonada.
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Ensayo
Tags : Biopolítica Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/07/2023 a las 12:03 | {0}