Sobre la impetuosa fuerza de la luna dejó de ser un vagabundo
Dijo: Sea la sal y fue la sal
Dijo: Sea la guerra y fue la guerra
Dijo: Sea la estela y fue la estela
Y así siguió diciendo y fue siendo cuanto pronunciaba
porque sólo se es cuando se pronuncia
Sobre la impetuosa fuerza del sexo dejó de ser consciente
y durante cincuenta lunas
anduvo errante (como encallecido)
hasta que una tarde frente a las rocas afiladas de un acantilado en una isla del Septentrión
descubrió el frío y amó por siempre el ardor del silencio
el gemido del silencio, suave como la perla, orgulloso de su estirpe
Sobre la cima del Monte Ventoso
-donde Petrarca descubrió el Renacimiento-
se arremolinó y fue canción de luna llena
diapasón de Sol
canto de calavera
Dijeron las grullas -se lo dijeron a las lascivas codornices- que lo habían visto deshabitado
desnudo en una escollera
abiertas las piernas y el esternón
y con una sonrisa de ruiseñor en su boca de hiena
No fueron ellas (quizá sí las cigüeñas)
las que -como epitafio a una vida llena de altibajos-
aseguraron haber visto escrito en sus manos la siguiente sentencia:
Pronuncia tu verdadero nombre.
Dijo: Sea la sal y fue la sal
Dijo: Sea la guerra y fue la guerra
Dijo: Sea la estela y fue la estela
Y así siguió diciendo y fue siendo cuanto pronunciaba
porque sólo se es cuando se pronuncia
Sobre la impetuosa fuerza del sexo dejó de ser consciente
y durante cincuenta lunas
anduvo errante (como encallecido)
hasta que una tarde frente a las rocas afiladas de un acantilado en una isla del Septentrión
descubrió el frío y amó por siempre el ardor del silencio
el gemido del silencio, suave como la perla, orgulloso de su estirpe
Sobre la cima del Monte Ventoso
-donde Petrarca descubrió el Renacimiento-
se arremolinó y fue canción de luna llena
diapasón de Sol
canto de calavera
Dijeron las grullas -se lo dijeron a las lascivas codornices- que lo habían visto deshabitado
desnudo en una escollera
abiertas las piernas y el esternón
y con una sonrisa de ruiseñor en su boca de hiena
No fueron ellas (quizá sí las cigüeñas)
las que -como epitafio a una vida llena de altibajos-
aseguraron haber visto escrito en sus manos la siguiente sentencia:
Pronuncia tu verdadero nombre.
Escena Única
Un jardín en invierno. La nieve cubre una zona de hierba, la que está en la parte norte, bajo los cedros. El agua de la piscina está completamente helada.
En el gran porche de la parte posterior de la casa –porche de tres arcadas- una mujer de mediana edad y un hombre algo mayor que ella, con ropas de abrigo, sentados en unas butacas de mimbre ante una mesa donde humean dos tazas de café. Ella está fumando. Él se está haciendo un cigarrillo de marihuana.
Es el amanecer.
ELLA:
Deberíamos haber dormido...
ÉL:
Sí, quizá.
ELLA:
Ahora todo será más difícil o más torpe. Un par de horas habrían bastado...
ÉL:
Algo así como una siesta larga.
ELLA:
Y deberías estar sereno.
ÉL:
En mi vida he estado sereno.
ELLA:
Ya casi amanece.
ÉL:
Hace mucho que no veía amanecer. A veces por pura pereza nos perdemos los momentos más bellos.
ELLA coge la taza con las dos manos y bebe un trago largo, despacio.
ÉL enciende el cigarrillo de marihuana y da una calada honda, lenta.
ELLA:
Es una luz azul.
ÉL:
Dijeron que llovería todo el día y que haría mucho viento.
ELLA:
Me gustaban los días nublados y con viento.
ÉL le pasa el cigarrillo de marihuana.
ELLA da una calada larga.
ÉL bebe un trago.
ÉL:
Ya está.
ELLA alarga la mano y coge la de ÉL.
La luz azul avanza.
ÉL:
Ya llega.
ELLA:
Sí, ya llega.
ÉL da una última calada. Va a apagar el cigarrillo pero ELLA lo coge, da su última calada y lo apaga.
ELLA:
Nuestra luz azul.
ÉL:
Nuestra luz azul.
Él y ELLA cierran los ojos a la vez.
Empieza a llover.
ÉL cae primero al suelo como un fardo.
ELLA cae poco después.
Una ráfaga de viento parece dar paso a la luz del día.
En el gran porche de la parte posterior de la casa –porche de tres arcadas- una mujer de mediana edad y un hombre algo mayor que ella, con ropas de abrigo, sentados en unas butacas de mimbre ante una mesa donde humean dos tazas de café. Ella está fumando. Él se está haciendo un cigarrillo de marihuana.
Es el amanecer.
ELLA:
Deberíamos haber dormido...
ÉL:
Sí, quizá.
ELLA:
Ahora todo será más difícil o más torpe. Un par de horas habrían bastado...
ÉL:
Algo así como una siesta larga.
ELLA:
Y deberías estar sereno.
ÉL:
En mi vida he estado sereno.
ELLA:
Ya casi amanece.
ÉL:
Hace mucho que no veía amanecer. A veces por pura pereza nos perdemos los momentos más bellos.
ELLA coge la taza con las dos manos y bebe un trago largo, despacio.
ÉL enciende el cigarrillo de marihuana y da una calada honda, lenta.
ELLA:
Es una luz azul.
ÉL:
Dijeron que llovería todo el día y que haría mucho viento.
ELLA:
Me gustaban los días nublados y con viento.
ÉL le pasa el cigarrillo de marihuana.
ELLA da una calada larga.
ÉL bebe un trago.
ÉL:
Ya está.
ELLA alarga la mano y coge la de ÉL.
La luz azul avanza.
ÉL:
Ya llega.
ELLA:
Sí, ya llega.
ÉL da una última calada. Va a apagar el cigarrillo pero ELLA lo coge, da su última calada y lo apaga.
ELLA:
Nuestra luz azul.
ÉL:
Nuestra luz azul.
Él y ELLA cierran los ojos a la vez.
Empieza a llover.
ÉL cae primero al suelo como un fardo.
ELLA cae poco después.
Una ráfaga de viento parece dar paso a la luz del día.
FIN
Porque nací en las grandes ciudades de occidente
he olvidado el brillo de los automóviles en los asfaltos mojados
y apenas siento el rugir de las antenas, ni entiendo que los cláxones sugieran un destino
Porque nací (aunque hubiera nacido en un granero hacia el tiempo en el que las ciudades desaparecieron o cuando tan sólo se construían túmulos para dioses o héroes como el de New Grange) abogo por la vida como es y no como debiera ser
Porque nací en las grandes ciudades de occidente me sostiene el contrabajo
como ocurre en la llamada música jazz
y cuando camino por un sendero bajo un cielo cubierto y en enero
siento que vivir merecía el esfuerzo por llegar a
la tierra mojada, la carrera del perro, el sonido de la lluvia en los árboles, un murmullo de viento y la desconcertante sensación de que todo aquello por lo que un día luché se resume en ese hecho: caminar bajo la lluvia en invierno
Porque nací en las grandes ciudades de occidente el café caliente
Porque nací en las grandes ciudades de occidente mirarte a los ojos y expresar deseo
Porque nací (aunque hubiera sido entonces cuando apenas nos erguíamos y la sabana se empezaba a volver insoportable) huelo el aire y me duele el pulmón izquierdo
Hay en esta pendiente cuesta abajo -suave aún- un bienestar
y cuando leo a una mujer diciendo que la vida pasa rápido, no la creo, sé que es un tópico
La vida mientras pasa no tiene velocidad ninguna
Sólo una vez que ha pasado le otorgamos una medida que en nada le atañe
(el pasado siempre es rápido, es una necesidad del cerebro)
Porque nací en las grandes ciudades de occidente he dejado el anillo sobre el bureau
y me calma saber que soy capaz de escuchar la luna en el musgo y el canto del pez
he olvidado el brillo de los automóviles en los asfaltos mojados
y apenas siento el rugir de las antenas, ni entiendo que los cláxones sugieran un destino
Porque nací (aunque hubiera nacido en un granero hacia el tiempo en el que las ciudades desaparecieron o cuando tan sólo se construían túmulos para dioses o héroes como el de New Grange) abogo por la vida como es y no como debiera ser
Porque nací en las grandes ciudades de occidente me sostiene el contrabajo
como ocurre en la llamada música jazz
y cuando camino por un sendero bajo un cielo cubierto y en enero
siento que vivir merecía el esfuerzo por llegar a
la tierra mojada, la carrera del perro, el sonido de la lluvia en los árboles, un murmullo de viento y la desconcertante sensación de que todo aquello por lo que un día luché se resume en ese hecho: caminar bajo la lluvia en invierno
Porque nací en las grandes ciudades de occidente el café caliente
Porque nací en las grandes ciudades de occidente mirarte a los ojos y expresar deseo
Porque nací (aunque hubiera sido entonces cuando apenas nos erguíamos y la sabana se empezaba a volver insoportable) huelo el aire y me duele el pulmón izquierdo
Hay en esta pendiente cuesta abajo -suave aún- un bienestar
y cuando leo a una mujer diciendo que la vida pasa rápido, no la creo, sé que es un tópico
La vida mientras pasa no tiene velocidad ninguna
Sólo una vez que ha pasado le otorgamos una medida que en nada le atañe
(el pasado siempre es rápido, es una necesidad del cerebro)
Porque nací en las grandes ciudades de occidente he dejado el anillo sobre el bureau
y me calma saber que soy capaz de escuchar la luna en el musgo y el canto del pez
...
Escoba
cierta túnica que contiene y encierra
...
Esclirótica
lo casi curado, purificado de la peste
...
Desapego
el premio o galardón que se da por el trabajo
...
Justa
acomodarse a los dictámenes de otros
...
Talón
el que peina
...
Pernigón
hilo demasiado fino para aguantar la vuelta violenta que hace el ciervo
...
Que
callar la caca
...
Comitiva
don Ricardo Le Preux: Doctrina de sangradores
...
Historia
cosa que se pega y comunica por el contacto
...
Calamar
ensoberbecer, ocasionar hinchazón y orgullo, infundir arrogacia, generar vanidad
...
Escoba
cierta túnica que contiene y encierra
...
Esclirótica
lo casi curado, purificado de la peste
...
Desapego
el premio o galardón que se da por el trabajo
...
Justa
acomodarse a los dictámenes de otros
...
Talón
el que peina
...
Pernigón
hilo demasiado fino para aguantar la vuelta violenta que hace el ciervo
...
Que
callar la caca
...
Comitiva
don Ricardo Le Preux: Doctrina de sangradores
...
Historia
cosa que se pega y comunica por el contacto
...
Calamar
ensoberbecer, ocasionar hinchazón y orgullo, infundir arrogacia, generar vanidad
...
...
Ardí ósculo vierte vierte
Ósculo ardí vierte ardí vierte os ar ver
Vi er te Os lo Cu os Ardí verter verter verter
Di vierte ra ósculo diar Idra
Ardí ósculo vierte vierte
Ver ar os vierte ardí verte ardí Ósculo
verter verter verter Ardí os Cu lo Os te er Vi
Idra diar ósculo ra vierte Di
vierte vierte ósculo Ardí ...
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/01/2016 a las 19:21 | {0}