Así titula José Ortega y Gasset uno de sus conocidos ensayos.
Yo iba a utilizarlo, sobre todo el ensayo titulado Amor en Stendhal sólo que cuando iba a comenzar, empecé a escuchar la banda sonora de Amelie y un soplo de acordeón me llevó el alma a Montparnasse y ya no pude compartir con Ortega y Gasset que el enamoramiento es un estado de imbecilidad supina y recordé a L. y me recordé junto a L. una noche junto al mar y rememoré una noche de tormenta tropical en la que parecía que el cielo hacía justicia con nuestro deseo y nos enlazamos y nos besamos y nos partimos y nos amaneció entre suspiros y continuamos en la danza del amar hasta que la pasión dejó paso al reproche y el reproche se diluyó en distancia y la distancia dejó mi corazón hueco hasta hoy cuando he querido ponerme científico y, sorpresas de la emoción, me encuentro reivindicando la pasión, la altura de una piel que se asemeja a las aguas limpias del estanque, y me encuentro mirando aquellos ojos azules y desatados y me encuentro escuchando el suspiro en mi oreja y rememoro la esencia viva del vivir, la palpitación extenuante, el sueño profundo y agarrado, la ola sobre la que se surfea, tabla ella, el ensimismamiento (o quizá será mejor escribir el enellamiento) y es domingo.
Sólo la piel sabe. Lo demás es soflama, interpretación, represión, ímpetu, desazón, encanallamiento, dornil, sopa, pasto, manto, efervescencia, pálpito, losa, esperpento, frenesí, razón, lujuria, candil, apagón, brisa, tormento, cama, sábana, ausencia, lamento,
Yo iba a utilizarlo, sobre todo el ensayo titulado Amor en Stendhal sólo que cuando iba a comenzar, empecé a escuchar la banda sonora de Amelie y un soplo de acordeón me llevó el alma a Montparnasse y ya no pude compartir con Ortega y Gasset que el enamoramiento es un estado de imbecilidad supina y recordé a L. y me recordé junto a L. una noche junto al mar y rememoré una noche de tormenta tropical en la que parecía que el cielo hacía justicia con nuestro deseo y nos enlazamos y nos besamos y nos partimos y nos amaneció entre suspiros y continuamos en la danza del amar hasta que la pasión dejó paso al reproche y el reproche se diluyó en distancia y la distancia dejó mi corazón hueco hasta hoy cuando he querido ponerme científico y, sorpresas de la emoción, me encuentro reivindicando la pasión, la altura de una piel que se asemeja a las aguas limpias del estanque, y me encuentro mirando aquellos ojos azules y desatados y me encuentro escuchando el suspiro en mi oreja y rememoro la esencia viva del vivir, la palpitación extenuante, el sueño profundo y agarrado, la ola sobre la que se surfea, tabla ella, el ensimismamiento (o quizá será mejor escribir el enellamiento) y es domingo.
Sólo la piel sabe. Lo demás es soflama, interpretación, represión, ímpetu, desazón, encanallamiento, dornil, sopa, pasto, manto, efervescencia, pálpito, losa, esperpento, frenesí, razón, lujuria, candil, apagón, brisa, tormento, cama, sábana, ausencia, lamento,
1.- Toda la base dramática occidental es una palabra: NO
2.- Superar esa barrera del NO (no puedes amar a ese chico/ no puedes tomar esa colina/ no puedes superar esa pérdida/ no puedes atravesar el tiempo/ no puedes acostarte con tu madre) es el conflicto.
3.- El conflicto genera esfuerzo. El esfuerzo supone desgaste. En el conflicto se gasta energía.
4.- El conflicto, inevitablemente, supone una pérdida de inocencia.
5.- La pérdida de inocencia conlleva a su vez un descenso en la confianza.
6.- Enfrentar el conflicto implica desconfiar.
7.- Entrar en conflicto supone desear un cambio.
8.- Al desear un cambio nace el apego al resultado de ese cambio.
9.- El conflicto genera apego.
10.- La naturaleza propia del apego es reductora.
11.- Enfrentar el conflicto es reducir las posibilidades.
12.- Resuelto el conflicto -es decir, vencido o vencedor- en vez de terminar se abre.
13.- Todo inicio dramático es el final de una situación (la situación inicial previa al conflicto).
14.- Todo final dramático es el inicio de una situación (la situación inicial posterior al conflicto).
15.- Al ser toda situación inicial potenciadora de un conflicto, todo final de un conflicto tiene en su germen el inicio de otro (¿será nuestro amor eterno?/ ¿podré mantener la posición de la colina?/ ¿sabré encarar la próxima pérdida?/ ¿podré salirme del tiempo?/ ¿respondí al tabú no acostándome con mi madre?).
16.- Aceptar UN conflicto es aceptar EL conflicto, su naturaleza, su perennidad.
17.- Sin apego no habría conflicto.
18.- Sin conflicto no habría drama.
19.- Sin drama no habría NO.
2.- Superar esa barrera del NO (no puedes amar a ese chico/ no puedes tomar esa colina/ no puedes superar esa pérdida/ no puedes atravesar el tiempo/ no puedes acostarte con tu madre) es el conflicto.
3.- El conflicto genera esfuerzo. El esfuerzo supone desgaste. En el conflicto se gasta energía.
4.- El conflicto, inevitablemente, supone una pérdida de inocencia.
5.- La pérdida de inocencia conlleva a su vez un descenso en la confianza.
6.- Enfrentar el conflicto implica desconfiar.
7.- Entrar en conflicto supone desear un cambio.
8.- Al desear un cambio nace el apego al resultado de ese cambio.
9.- El conflicto genera apego.
10.- La naturaleza propia del apego es reductora.
11.- Enfrentar el conflicto es reducir las posibilidades.
12.- Resuelto el conflicto -es decir, vencido o vencedor- en vez de terminar se abre.
13.- Todo inicio dramático es el final de una situación (la situación inicial previa al conflicto).
14.- Todo final dramático es el inicio de una situación (la situación inicial posterior al conflicto).
15.- Al ser toda situación inicial potenciadora de un conflicto, todo final de un conflicto tiene en su germen el inicio de otro (¿será nuestro amor eterno?/ ¿podré mantener la posición de la colina?/ ¿sabré encarar la próxima pérdida?/ ¿podré salirme del tiempo?/ ¿respondí al tabú no acostándome con mi madre?).
16.- Aceptar UN conflicto es aceptar EL conflicto, su naturaleza, su perennidad.
17.- Sin apego no habría conflicto.
18.- Sin conflicto no habría drama.
19.- Sin drama no habría NO.
Butoh
Georges Steiner. La poesía del pensamiento. Editado por Siruela.
Morir es dejar de charlar
Miscelánea
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/06/2012 a las 22:57 | {0}No naciste viva y he sentido tu muerte. No sé por qué (ni siquiera vi el vientre de tu madre hinchado albergándote). Me hubiera gustado (¡qué extrañas todas las palabras que estoy poniendo!) que hubieras salido a este mundo y lo conocieras (este mundo tan cruel y tan hermoso; este mundo que nos obligó - a la especie humana- a desapegarnos de él para dejar de resistir y empezar a existir y así creamos la cultura -que es un mundo paralelo dentro del propio mundo-). Me hubiera gustado ver la evolución de tu rostro desde la vejez del recién nacido hacia la niñez del niño. Esas cosas. También pienso en Rocamadour. Me recuerdo a la Maga escribiéndole a su niño muerto, Rocamadour, bebé, Rocamadour... Ni siquiera, pequeña, has tenido nombre (con lo importante que es eso para nosotros hasta el punto que si alguien se olvida del nuestro solemos molestarnos) y así no puedo llamarte Clara o Candela o María o Marisol. Ahora escucho, casualmente (¡ay, cuánto habrías hablado de eso llamado casualidad!) un tema de Bola de Nieve que se llama Babalú y que habla de un velatorio.
Niña que naciste muerta, un beso muy, muy fuerte (te habrían encantado los besos) de un vivo al que dentro de muy poquito darás la bienvenida.
Me acaricia el viento, mano invisible que al ser brisa es mano femenina. Al subir la noche. La voz de una mujer gritona por fin se ha callado. Entonces la brisa, mano femenina, acaricia más. Acaricia mis piernas, desde los pies -uno, el izquierdo, pie obrero; el derecho, aristócrata decadente- va subiendo por las pantorrillas -la izquierda se esfuerza en ser columna; la derecha es fuste plano, sin relieve alguno- y llega hasta los muslos -el izquierdo torpe en su forma; el derecho delicadamente masculino- y refresca las ideas de esta noche, cercana ya la cama. La cama sola. Cerraré las ventanas. Bajaré las persianas. Nada entonces será metáfora de caricia. Quizá, en algún movimiento mío, la sábana. Pero estaré dormido.
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/07/2012 a las 14:52 | {0}