Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Apuntes a partir del texto de Ramón Andrés El mundo en el oído; de la edición de Joscelyn Godwin Armonía de las Esferas; de la música de Spotify; del texto de Donald J. Grout y Claude V. Palisca, Historia de la música occidental.



El tiempo es un movimiento cíclico mientras que lo eterno es estable.

Escucho una lied de Schubert Heiss mich nicht reden en la voz de Barbara Bonney y al piano Geoffrey Parsons.

¡Uf, Richard Bona! Bisso Baba

Escribe el médico cristiano nestoriano Hunay en 800 d.C. según nos cuenta la traducción medieval hebrea de Judah al Harizi hecha en lo inicios del siglo XIII (¡cómo me seduce, me lleva, me propone esta investigación las delicias de Jorge Luis Borges y sus bibliotecas imaginadas!) única fuente que se conserva de su obra. El original de Hunayn se perdió.

Vayamos al texto de Hunay cuyo tema es una recopilación de máximas filosóficas desde la Antigüedad hasta su Alta Edad Media del siglo IX. Uno de los aforismos que recoge pertenece a Amonio, filósofo en el siglo V. En la parte sexta de un asunto entre filósofos y músicos comenta: Uno de los filósofos solía decir al músico siempre que iba a un banquete: "Por favor, haz que el alma se incline hacia sus facultades más nobles, como la modestia, la rectitud, la amabilidad, el valor, la clemencia, la honradez y la generosidad"

Ensayo

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/06/2009 a las 19:33 | Comentarios {0}


Apuntes a partir del texto de Ramón Andrés El mundo en el oído; de la edición de Joscelyn Godwin Armonía de las Esferas; de la música de Spotify; del texto de Donald J. Grout y Claude V. Palisca, Historia de la música occidental.


Mucho antes de que Platón en el diálogo Timeo hablara de la armonía de las esferas la música trascendía el propio sonido. Pitágoras, mago de los números, señor de sus misterios, establecía proporciones entre distancias y sonidos.

En muchas culturas la misma metáfora se extiende: El Cosmos es una creación divina que conmina al espacio y al tiempo a ceñirse a los límites de la armonía musical (o sonora).

La clave del pensamiento sonoro de la Grecia antigua proviene de su creencia en que el esqueleto del Universo era de madera y por lo tanto su vibración debía de producir inevitablemente un sonido.

El birimbau de Nana Vasconçelos

Una canción a dúo entre Caetano Veloso y Cesarea Evora.

Alberga la música un largo aliento de epopeya.

Leyendo el artículo Energía oscura de la revista Investigación y Ciencia del mes de junio de 2009, se me ocurre pensar si esta energía oscura no será la armonía universal.

Habla Ramiro de Andrés de la relación entre Orfeo y Cristo y comenta un pasaje de San Clemente de Alejandría en el que dice, La lira es el madero de la cruz en la cual murió Cristo.

En uno de los mitos de Orfeo, Las Ménades descuartizan su cuerpo. Su cabeza llega a las aguas del río Hebrón y mientras flota en ellas canta.

En su viaje con los argonautas referido en las Argonaúticas órficas, Orfeo acude a sus cantos para sortear los temibles obstáculos. En ella se puede leer:

Yo, entonces, le saqué un don divino a mi lira,
y de la última cuerda obtuve un matiz grave,
mientras de mis labios salía, quedamente,
un cántico imperceptible. Alabé al Sueño,
de los dioses soberano y de los hombres,
para que apaciguara el ánimo violento del dragón.

La música es el corazón de las cosas (Nietzsche)

Comenta Joscelyn Godwin acerca del Arqueómetro (Paris, 1909) de Saint Yves-d'Alveydre: El arqueómetro es un diagrama que relaciona tonos con colores, números y las letras de varios alfabetos, y que supuestamente proporciona las claves de todas las ciencias y las artes; es una de las grandes síntesis herméticas del fin-de-siècle
Arqueómetro de Saint Yves-d'Alveydre
Arqueómetro de Saint Yves-d'Alveydre

Ensayo

Tags : Sobre la música Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/06/2009 a las 14:52 | Comentarios {0}


No es olvido. Son los ojos que andan cansados. Las horas ante el ordenador. Luego llego. Quiero descansar los ojos. Miro tanto. No sé cuánto veo. No es olvido. Siempre está aquí. Lo ojeo. Lo recorro. Sueño con él. Llega la noche. Tras un día. Todo tan distinto. Quisiera que siguiera así mucho tiempo. Sí, lo quisiera. No es olvido. La suerte se echa unos días hacia un lado. No sé. Sí observo. Voy entrando. Luego salgo. Los días. Hoy, quizá, más cansado. Sí bastante más cansado. Pero antes de irme hasta mañana quería saludar. Sigo aquí. En cuanto me haya acostumbrado. No me olvido. Suena una hermosa música. Echo de menos muchas cosas.

Diario

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/06/2009 a las 21:33 | Comentarios {0}


Serenada la tarde se había cubierto de nubes. Antes había sido el viento. Luego llegaron los hombres. Quisieron atravesar las aguas y todos murieron ahogados cuando se acercaron a la orilla. Quedó flotando un rato la cabellera dorada de una niña y sólo por su color. El silencio vino pronto. Los pájaros hicieron el rito funeral y algo parecido a una mangosta acercó su hociquillo y el lago le dejó beber. Callado el ocaso. Callado el silencio. Callado el mundo. Por callado se dejó ver el avión del comandante Sse, su áurea carlinga emitía destellos de pez abisal que se expandían por el lago, lentamente, casi dulcemente mientras a su alrededor se iba haciendo oscuro, la noche en un lugar perdido de la China la cual sin embargo era incapaz de apagar el dorado rumor de las aguas del lago Hoo Shon.

Narrativa

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 26/05/2009 a las 16:02 | Comentarios {0}


Sit zu
Sit zu
La araña meditando su crimen es un color de tela que se ofrecía en la Inglaterra restauradora del siglo XVIII. También lo eran sapo enamorado y ratón asustado. Podría subir los escalones y mirar desde arriba. Vivir las sensaciones de este extraño fin de semana. Muy extraño por muchas cosas. Sobre todo por el vaivén de la vida, por los recuerdos que me han invadido y por los lugares donde he estado, donde he dormido. Color de vida tan extraño como los arriba reseñados. Es como si no supiera a qué carta emocional quedarme (si se me permite decirlo de esta forma un tanto cursi). El día es largo en emociones. Cambiantes como los cielos que han inundado de tormentas la tierra de Madrid. Con viento y sin él. Por la noche del viernes conduciendo por la carretera de El Escorial y al fondo truenos y rayos. O al volver hacia Madrid una tromba de agua tan intensa como la tristeza o la nostalgia o el simple deseo de unas horas antes. Luego el sábado fue volver. El viernes ya me inundó la jara. El sábado seguía inundado. El olor atrae el recuerdo como la miel a las moscas. Recuerdos, hermosos recuerdos, ¡qué bella! Luego ese mismo sábado todo fue cambiando o, mejor dicho, como todos los días todo fue cambiando, sin saber a qué carta quedarme. Estábamos en una casa donde nunca había estado. Habíamos sido invitados por dos perras sitzus. Pasamos la tarde y al final también la noche. Dormí en un sofá. Sin saber dónde estaba, sin querer saber qué eran los sonidos que escuchaba (suspiros, palabras a media voz, carreras, gemidos, risas, vuelos), despertándome, durmiéndome, soñando o no hasta que llegó la mañana y las emociones fluctuaban y seguí haciendo lo que tenía que hacer. Nos fuimos de la casa y dejamos en ella a nuestras anfitrionas y a una amiga que iba a pasar un rato más con ellas. Una hermosa casa, en una urbanización aislada allá por Valdemorillo. Dejé a la amiga con su madre, dejé a mi hija con su madre, dejé el coche donde debe estar y ella me trajo de vuelta a Madrid y miré su perfil y recordé su piel y la bondad suya y los tiempos juntos y lo hermosa que es. Llegué a casa. Había pasado de nuevo toda una vida en menos de treinta y seis horas. No supe qué hacer. Me quedé en blanco. Me sentí cansado y recordé entonces el color araña meditando un crimen y ese nombre me sugirió la sensaciones que ahora siento, indefinidas a no ser que por un azar de la vida alguien (o algo) me mostrara ese color como debía hacer el sastre cuando ante la curiosa mirada de la clienta, le enseñara el catálogo de colores y pudiera ver por fin ese último color llegado, seguramente, de París.

Diario

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/05/2009 a las 19:45 | Comentarios {1}


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