Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Vuelapluma vespertino con ráfagas de desesperanza


La prima de Riesgo es una muchacha encantadora. Cuando la veo pasear por España su valor cotiza al alza y parecen sus pechos largas almonedas listas para ser compradas a un interés muy alto; sin embargo cuando la prima de Riesgo se acerca a los Mercados, la zarandean, la tratan etc...

De todo se puede hacer un chiste o un juego de palabras.

Espero que estemos llegando al límite.
Espero que los farsantes partidos Demócrata y Republicano de los EEUU tengan sus días contados (si Estados Unidos se hubiera declarado en bancarrota me habría callado la boca. Sabía desde el principio que tal cosa no sucedería. Sin entender los fines, creo conocer los motivos).
Espero que los pueblos se levanten, negando el pan y la sal -el voto- a toda esta pandilla de aficionados que se han dejado engullir por los depredadores los cuales desde hace la friolera de 30 años (¡oh, Reagan, cuánto tenemos que despreciarte) campan realmente a sus anchas.

Es curioso que la matanza de Noruega ya no salga en los periódicos.
Que los famosos inunden las playas.
Y los dirigentes depongan durante un mes las armas.
¡Con la que está cayendo!

Anoche desalojaron los restos del 15-M para dejar bien limpias las calles de Madrid ante la visita de la Bicha, digo del Papa.
Y ahora el Papa...
¡Ah y también España es el único país de Europa que dispone de dos satélites militares para no sé qué causa! ¡Cómo es posible que todavía éstos que nos gobiernan no se hayan enterado de que somos clase media baja!

Todo va deprisa y al contrario que muchos empiezo a pensar que esto no es nada complejo sino más simple que hacer la o con un canuto.

Pero en fin, volvamos al principio:
La prima de Riesgo me ha llevado al huerto y se ha levantado las faldas etc...

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/08/2011 a las 17:28 | Comentarios {0}


Ahora mismo y no en un sólo lugar sino en varios, hombres y mujeres están vendiendo sus riñones (luego llegará un fotógrafo y fotografiará esos costados cubiertos por gasas y esparadrapos).
Ahora mismo está amaneciendo y en el verano llega la brisa fresca de lo que empieza a ocurrir.
También ahora los altos directivos de las altas empresas suben sus sueldos aunque sus empresas caigan. Uno de ellos, gracias al aumento, ya puede comprarse el riñón que necesita para su hijo y lo encarga, por supuesto, para eso están tambien las primas.
Ahora Europa es el punteo de una guitarra tocada por un mexicano residente en los Estados Unidos.
Al norte, muy al norte, tan al norte, se llora a los muertos de la matanza y un hombre exhibe orgulloso su cara de demonio (porque los hombres se dividen en semidioses y demonios. Eso se sabe desde que Krishna se engendró en Devaki).
Ahora mismo el temblor, la soledad, el prejuicio, la ira, la venganza y el recelo se adueñan de las sociedades. El Tea Party (qué forma tan cursi de nombrar a una sociedad de fascistas) se regodea en sus ganancias y un gran reformador de las conciencias se ha convertido en una reforma de sí mismo.
Ese riñón ya ha sido extirpado, esta vez en Kandahar. La familia del señor Prhradhsa podrá vivir, miserablemente, un tiempo más. La miseria, no es juego de palabras, le ha costado un riñón al buen señor.
Es cierto que la abeja, ahora mismo, está realizando su función.
También que ese cigarrillo causa, en ese ser preciso y consciente, bien y provoca sonrisa.
Ahora mismo, las fuerzas del Partido Popular español, en la región sudoeste, han ordenado la retirada de una fotografía donde un actor se cubre su sexo con una imagen religiosa. ¡Ay, fariseos! ¡Hipócritas con moral de burgués rijoso!
También ahora debemos confiar y dejar que algunas madres acunen a sus hijos, que algunos padres jueguen con sus hijos, que algunos hijos ya mayores se ocupen de sus padres, que algunas primas se encuentren con sus primos y que la resaca de la juerga en la playa de la noche anterior, se haya resuelto con un abrazo a la orilla del amar.
En este instante se están extrayendo riñones para implantarlos en los costados de quien se los pueden costear.
¡Tráfico de órganos!
Hace nada, treinta segundos, aquel muchacho y aquella muchacha se acaban de dar la mano. ¡Mirad sus corazones! No hace falta siquiera ver sus torsos desnudos. Sus palpitaciones se marcan en sus camisetas.
Y también, justo ahora, se funden en un abrazo quienes hasta ahora sólo se mostraban las espaldas. ¡Bendita fuerza del perdón!
Ahora mismo ha muerto sobre la mesa de operaciones la mujer que había vendido su riñón izquierdo. En el contrato había firmado que su muerte no supondría ninguna responsabilidad para el equipo médico. El riñón, además, no era útil. Su hija mayor, de siete años, deberá hacerse cargo de sus cinco hermanos cuando alguien le haga llegar la noticia de lo que pasó con su madre.
Sí, también: ha nacido, ha llorado, se encuentra acogida en el regazo de la abuela.
Sí, también: El bosque acoge la vida sin ser visto.
Y también: la ardora brillará en agosto en una costa gallega.
Y también: recita el rapsoda sus rapsodias.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 31/07/2011 a las 10:45 | Comentarios {0}



El sinsonte. ¡Ay, qué nombre tan grande para animal tan chico!
Si le quedara la fuerza de lo nuevo; la que se inicia frente a los grandes deltas; al inicio de la escuela.
Se dice: si hubiera sido en el siglo XIX y como paisaje: gran catarata, inmensos bosques, lagos de un pristinidad enfermiza, puro reflejo de algo tan ausente como la imagen que se observe.
Si hubiera estado allí -Mujer u Hombre- con ese aliento que hincha el pecho y la seguridad del que no sabe; con ese aliento que produce el saber que al final de la última capa queda la nada: esencia de cebolla, esencia de Mujer y esencia de Hombre, esencia de Abeja y esencia de Agua.
Entonces habría ido, habría abiertamente sonreído a los niños, los pueblos, las naciones, los estados, los amaneceres, lo sinsontes, las praderas, los extraños nombres de las lenguas extrajeras, la fisonomía de las gentes, los colores de las pieles, las músicas (que es, al fin y al cabo, siempre una y siempre la misma: formas de escalera). A todos habría celebrado.
Y ríe, ríe al pensar que quizá se ponga a escribir: Hojas de Mierda.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/07/2011 a las 18:07 | Comentarios {0}


Primera hora
Todavía no lo sé.

Segunda hora
Ha sido un movimiento, una alteración. El mal. El mal.

Tercera hora
Se produce una congestión en el centro de la frente. Aún no la razono. Nada hay razonable. Pienso en el trabajo, en la carne picada: restos de restos mezclados. Pienso en la química de la mostaza. En la ausencia de frutos. En la hambruna. En el ser humano. Aprieto los dientes sin ser consciente. Pero ya respiro, de improviso, una gran bocanada de aire.
La locura, lo sé, necesita oxígeno.

Cuarta hora
No tengo hambre. No quiero hacer nada. El sonido de una puerta me inquieta. Intento no pensar. No saber. No recordar. Pero pienso. Sé. Recuerdo.

Quinta hora
Pavor. Lo resuelvo mal. Lo dejo a medias. La frente parece hincharse. Es como si me hubieran clavado una chincheta y no encontrara su cabeza.

Sexta hora
El mal no me abandonará jamás. ¡Me cago en Dios!

Séptima hora
Me ciega la luz. Ruego al destino que nadie se me cruce en el camino. No controlo en absoluto mi estado de ánimo. La ira. La ira. La ansiedad. La ira de nuevo. Como cada parada del autobús. La risa de alguien. Miro hacia abajo. Mi mirada debe desprender odio. ¿Por qué odio? ¿Qué está pasando? Por primera vez soy consciente y eso me calma algo. Larga e intensa bocanada de aire. Oxígeno para lo que está por venir.

Desde la octava hasta la decimosexta hora
¿Cómo estoy aquí?
¿Por qué comen animales podridos?
¿Qué le pasa a la cebolla?
¿Volveré a estar tranquilo?
¿Tendré que volverme a ir? ¿Subir a la montaña? ¿Morir allí?
¿Por qué viene hoy a la mujer a la que le recuerdo a Andreas Kartak?
¿Por qué le ruego que no me dirija la palabra?
¿Por qué me ha mirado con compasión?
¡Maldita, maldita compasión!
¿Por qué hoy?
¿Cuándo acabará este macabro trabajo? ¿Dar de comer a las Bestias?
¿Cómo coño se puede decir que una hamburguesa puede ser feliz?
¡Aire, aire, aire!
Aprieto los dientes para no abrirle la cabeza al coreano.
Aprieto los dientes tanto que me mello una muela. Me trago las esquirlas de la muela.
Nunca llega la hora de salir.
¿Han parado los relojes?
¿Por qué ha tenido que venir hoy el supervisor y exigirme que sonría más?
¿Me ha recordado que aún estoy a prueba?
¿Han probado a sonreir lleno de ira?
¡Por fin! ¡Por fin!

Decimoséptima hora
Al golpearme la cara. Fuerte. Muy fuerte. Al arrancarme los cabellos. Al golpearme el estómago. No he logrado sacármelo. El demomio sigue ahí dentro. ¿Se irá? ¿Se irá? Dios mío, Alma bendita, Corazón paciente, Sanador de todo, Última esperanza, sácalo de mí, sácalo de mí, te lo ruego por tu infinita Bondad.

Decimoctava hora
He roto dos puertas y la vajilla. He gritado tanto que no tengo voz. Estoy mejor.

Vigésima hora
La policía. Les he reconocido que he tenido un ataque de pánico. Les pido perdón a los vecinos del rellano de mi escalera. Un mal día, es mi único argumento. Los policías dejan que me quede tras ofrecerme el traslado a un hospital. No, gracias. No. Cierro la puerta.

Desde la vigesimoprimera hora hasta la primera hora del día siguiente
El mal entra cuando quiere y me atenaza. No tengo armas contra él. Volverá, una vez y otra. Volverá. Volverá. Volverá...

Cuento

Tags : La Solución Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/07/2011 a las 19:33 | Comentarios {0}


Recopilación atribuida a Isaac Alexander al alimón con La del Soto del Parral


Como un rumor de filos y ensenadas, dejó oír su voz para esconderse luego bajo el ala leve de una alucinación

En sus notas sobre el deseo escribe el profesor Marcus Elding: El deseo, etimológicamente, viene del latín desiderare que traducido al español significa: echar de menos un astro. El deseo, por lo tanto, quiere ver lo que no está. Escrita esta obviedad, el profesor Marcus Elding se pegó un tiro entre pecho y espalda.

En sus notas sobre la perfección escribe la antropóloga Ernestine Blanche: En terracota vi la figura de una mujer embarazada. Su fragilidad me hizo sentir antigua como si la Tierra me hubiera devuelto la niñez que un día tuve. En un esfuerzo fuera de lo común le pedí a mi ayudante que me alejara aquella figura. Por nada del mundo quería volver a la niñez. La niñez es la perfección y yo ya era demasiado adulta como para empezar a sentir nostalgia.

Entonces me pregunté (se pregunta un filósofo ecuatoriano que con muy bien criterio se hacía llamar Anónimo): ¿Repulsión y atracción a un mismo tiempo? ¿Querer saber y luego olvidar? ¿Mantener viva una llama y luego cautamente deslizarse hacia la penumbra? ¿En vilo la esperanza? ¿Llama que se sopla no para que se avive sino para que se atempere -casi se apague-? ¿Ansia de incienso? ¿Espejismo en la tundra? Nomeolvides.

En su cuadragésimo tercer aniversario la famosa prestidigitadora Manuela Alva Alva dejó caer su pañuelo a los pies de los caballos y éstos piafaron y se lanzaron, en local carrera -todo esto ocurría en Aveiro, Portugal-, hacia el corazón de las tinieblas. Amar, pensó Manuela Alva Alva, es impropio de una dama con mis dedos.

Por último: la muchacha (ya mujer) llamó, se interesó por aquel hombre, esperó, volvió a interesarse y cuando el hombre respondió a sus atenciones, ella desapareció. ¡Ojos del Guadiana! exclamó el hombre y se introdujo en una gruta a donde la luz apenas se asoma.

Miscelánea

Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/07/2011 a las 10:46 | Comentarios {0}


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