In memorian al de Las Barbas de Chivo (1926-2016)
Extracto del Cuaderno Habana que escribí en el viaje que realicé a Cuba en el año 2000.
26 de Mayo de 2000
Tú sales de casa. De una casa que no es tu casa. Sales, digo, con la cabellera llena de ideas y acabas en el barrio chino sin saber muy bien qué pasa, sin saber muy bien qué sientes, sin saber muy bien quién eres. Tampoco sabes quiénes son aquéllos a los que te enfrentas. No sabes nada. No hay pie. Todo es fondo y necesidad. Habana Vieja como una Puta Vieja. No sé si me gusta, ni si la entiendo, ni si la quiero. Miran las negras como si estuvieran negras. Negras que sucumben negras. Hablan negras palabras blancas. Llenas de negro como si lo negro fuera negro. Negro tropical. Negro a ultranza negro. Hay una negra tan larga como una cascada negra. Y sus dientes negros son blancos pero son negros. Hay una negra en la ciudad de La Habana que me llena el corazón de nostalgia, nostalgia llena de humo y barro. Centro Habana negro hasta los tuétanos negros. ¿Dónde está el blanco en La Habana? ¡Carajo de Dios que llenó de miseria sus calles y convirtió a un dios en un demonio! ¿Dónde vive el alcalde de esta Corte de los Milagros? ¿Qué sincretismo de mierda alumbró esta joya? Tú miras y en tu mirar hay una caracola negra. Respiras y en tu respirar hay una ausencia de madera. ¿Cómo llegaron aquí las aguas? ¿Cómo se hicieron las hembras? Hay frente a mí un florero con tetas, con tetas negras que me enseña. Y alguien me dio cáscara de huevo y luego me contó su tragedia y luego me sacó cuarenta dólares y luego alabó mi cabeza.
Un hombre me mira, ahora, me sonríe y se saca un ojo. Esto no es literario. Es que se acaba de sacar el ojo. Si levanto la vista del papel algo pasa. Es agotador. Es inmenso. Es tan terrible y tan hermoso que aquí se sudan lágrimas, que aquí se suda a torrenteras, que aquí la vida es una feria.
Vienen las negras y una te ofrece una rosa que tiene tatuada en la teta izquierda, una hondura que tiene en el coño y una mirada que suplica a gritos un sandwich. Vienen las negras y te lloran a manos llenas mientras te ofrecen una buena mamada de polla. Vienen las negras y te ofrecen un poco de su historia a cambio de dos dólares. ¿Es esto La Habana? ¿Es esta puta mierda la Habana? ¿Qué alma puede sustraerse a esta miseria?
Hay una estrella que parece abrirse como se abren las estrellas, así, de a poquitos, así, de a millones de años se abren
Sobre la espalda de la ballena jorobada se ha batido una ola y ha caído llana
La mar tiene nombre de hada
Ven con tu mano abierta, tus dedos espátula como la herramienta de los albañiles, como la herramienta de lo pintores
Hay en la almohada un círculo blanco alrededor del cual el oso del Ártico baila
Serenata en las palmas
Pavana
Duerme el niño con cierto brío como los caballitos en los tiovivos
¿Escuchaste la música de las vocales?
¿Te atreves a besarme la única piel que tengo?
¡Ay, silencio, gracias!
Nos devolverá el violín cierta marea
y al fondo la percusión, audaz como las madres que aman, se erguirá y calmará el vaivén de los vientos
Que no quiero más de ti, la escarcha y la bruma en el páramo son presencia tuya suficiente... y bendita
¡Baile la pantalla árabe de Fortuny!
¡Baile el número 20.642.556!
La serpiente no alcanzará a la última iguana
Las piedras duermen
Duerme, mi bien, duerme
Sobre la espalda de la ballena jorobada se ha batido una ola y ha caído llana
La mar tiene nombre de hada
Ven con tu mano abierta, tus dedos espátula como la herramienta de los albañiles, como la herramienta de lo pintores
Hay en la almohada un círculo blanco alrededor del cual el oso del Ártico baila
Serenata en las palmas
Pavana
Duerme el niño con cierto brío como los caballitos en los tiovivos
¿Escuchaste la música de las vocales?
¿Te atreves a besarme la única piel que tengo?
¡Ay, silencio, gracias!
Nos devolverá el violín cierta marea
y al fondo la percusión, audaz como las madres que aman, se erguirá y calmará el vaivén de los vientos
Que no quiero más de ti, la escarcha y la bruma en el páramo son presencia tuya suficiente... y bendita
¡Baile la pantalla árabe de Fortuny!
¡Baile el número 20.642.556!
La serpiente no alcanzará a la última iguana
Las piedras duermen
Duerme, mi bien, duerme
El día ocho de septiembre, ocho meses y cinco días tras San Blas, Rubén escribió en su Cuaderno Marrón:
El día en que el diablo apareció por las calles de Moscú, Bulgakov creó a Margarita. Quizá la creara para armarse de belleza porque hay en la belleza la salvación; el día en el que Eleazar en la ciudad de Masala fortificada con treinta y ocho torres, arengó a la población para que se suicidara ante el asedio de los romanos al mando del general Flavio Silva, tuvo que asomar en su conciencia todo el horror del martirio, del hambre, de la tortura, de la vejación que sufriría su gente si se entregaba y hubo de pensar -como nos dice Flavio Josefo- que menos sufrirían a manos propias que en manos romanas y así los habitantes de la ciudad judía murieron; el día tiene que tener algo de belleza para poder asegurarse el mañana y así cuando miro mis manos y veo en ellas la podredumbre que las va inundando recuerdo a Laura y casi canto; porque mi encuentro tuvo la magia de canto antiguo, del canto que emana de ese sentimiento arraigadísimo de pertenencia; somos humanos porque queremos pertenecer; hay en la pertenencia el cobijo, la lumbre que nos espera tras la estepa en invierno; ese abrazo de un cuerpo en otro cuerpo; esa caricia que se otorga libremente y que recorre -por fuera- las vísceras; hay en la pertenencia un himno que no proclama batallas sino paces como cuando el río ya no baja crecido y se remansa en el valle sobre el que el sol derrama sus últimos rayos; hay en pertenecer a Laura la promesa de todas las religiones soteriológicas; la salvación por su piel, por su boca, por sus piernas, por su vientre; pesebre el cuerpo de Laura; lluvia de estrellas su voz; hay en la pertenencia la negación de la arena (arena como polvo de roca; arena como negación de la solidez del mundo); en la promesa de la pertenencia a Laura se esconde el secreto de estar vivo. Yo lo sé. Lo saben mis manos que se pudren por su ausencia; me dicen las manos que la busque y yo, levantado hoy, con la mirada puesta en la lluvia, las manos ante mí, les prometo que aunque se deshagan nunca dejaré de buscarla y la atraeré, por mujer y por Laura, porque en el componente femenino del cosmos se haya el inicio y el fin de todo lo posible.
El día en que el diablo apareció por las calles de Moscú, Bulgakov creó a Margarita. Quizá la creara para armarse de belleza porque hay en la belleza la salvación; el día en el que Eleazar en la ciudad de Masala fortificada con treinta y ocho torres, arengó a la población para que se suicidara ante el asedio de los romanos al mando del general Flavio Silva, tuvo que asomar en su conciencia todo el horror del martirio, del hambre, de la tortura, de la vejación que sufriría su gente si se entregaba y hubo de pensar -como nos dice Flavio Josefo- que menos sufrirían a manos propias que en manos romanas y así los habitantes de la ciudad judía murieron; el día tiene que tener algo de belleza para poder asegurarse el mañana y así cuando miro mis manos y veo en ellas la podredumbre que las va inundando recuerdo a Laura y casi canto; porque mi encuentro tuvo la magia de canto antiguo, del canto que emana de ese sentimiento arraigadísimo de pertenencia; somos humanos porque queremos pertenecer; hay en la pertenencia el cobijo, la lumbre que nos espera tras la estepa en invierno; ese abrazo de un cuerpo en otro cuerpo; esa caricia que se otorga libremente y que recorre -por fuera- las vísceras; hay en la pertenencia un himno que no proclama batallas sino paces como cuando el río ya no baja crecido y se remansa en el valle sobre el que el sol derrama sus últimos rayos; hay en pertenecer a Laura la promesa de todas las religiones soteriológicas; la salvación por su piel, por su boca, por sus piernas, por su vientre; pesebre el cuerpo de Laura; lluvia de estrellas su voz; hay en la pertenencia la negación de la arena (arena como polvo de roca; arena como negación de la solidez del mundo); en la promesa de la pertenencia a Laura se esconde el secreto de estar vivo. Yo lo sé. Lo saben mis manos que se pudren por su ausencia; me dicen las manos que la busque y yo, levantado hoy, con la mirada puesta en la lluvia, las manos ante mí, les prometo que aunque se deshagan nunca dejaré de buscarla y la atraeré, por mujer y por Laura, porque en el componente femenino del cosmos se haya el inicio y el fin de todo lo posible.
Un día como hoy, hace cincuenta y seis años, a las diez y veinte de la mañana me vinieron al mundo en la ciudad de Madrid (porque suscribo el pensamiento de Miguel de Unamuno, Yo no nací, me nacieron) y desde entonces vagabundeo por este espacio/tiempo entre la incredulidad y la esperanza, entre el descreimiento y la curiosidad. Por ejemplo: ayer compré un Rioja reserva para celebrarlo y la botella -edición limitada de 200.000- era la número 132.323. Si sumamos los números el resultado es 14 y 14 es el día de mi nacimiento (en el calendario gregoriano que es el que suelo utilizar) .
Me felicita mi amigo César y hablamos de la cercanía de la muerte -como si la muerte a los veinte años estuviera más lejos siendo como es que a mí me vino a visitar siendo un bebé- y sobre todo hablamos del temor a una vejez dependiente, nosotros que dentro de esta cárcel que es el mundo hemos sido -y somos- de los más libres. Sí, ya se va acercando el invierno de nuestra aventura; estamos en el mes de noviembre de nuestra vida -justo el mes en el que nací y que en el calendario revolucionario se llamó Brumario (por las brumas)- y son brumas quizá las disquisiciones a las que hoy nos hemos entregado durante casi una hora. Brumas, en todo caso, que no ocultan mi agradecimiento a la vida que tengo y que he tenido porque me ha sido dada la posibilidad de pensar una forma del mundo; porque me ha sido dado el don de emocionarme con lo bello y con lo feo; porque me ha sido dada la posibilidad de desarrollar mis facultades; porque he sufrido y he gozado con la intensidad propia de cada estación; porque he sido y soy austeramente autosuficiente y cuando no he podido abastecerme he disfrutado de la generosidad de algunos de mis semejantes. Así es que no tengo nada que reprocharle a la vida, más bien al contrario porque al hacerme hombre, me ha hecho consciente, finito y contingente y esa tríada del ser humano me ha llevado a la conciencia de la fragilidad y milagro es que lo frágil se mantenga con vida tantos, tantos años.
Mi hija Violeta viene a comer conmigo.
Muchos amigos me han felicitado.
Hoy luce un sol benigno y los dorados del campo estallan ante mí como regalos.
La luna llena de hoy se verá más grande de lo que suele (por mor de los caprichos universales, se ha acercado a la tierra unos mil kilómetros).
Nilo, mi amigo/perro, está sano -aunque le pica una oreja- y mueve la cola cuando me levanto.
El arce japonés, arbóricamente, crece en la terraza.
Disfruto del Arte, de todas las Artes y eso me parece un regalo inmenso.
Soy agnóstico sin creer en Dios.
Me estás leyendo.
23 Brumario. Se acerca el invierno.
Me felicita mi amigo César y hablamos de la cercanía de la muerte -como si la muerte a los veinte años estuviera más lejos siendo como es que a mí me vino a visitar siendo un bebé- y sobre todo hablamos del temor a una vejez dependiente, nosotros que dentro de esta cárcel que es el mundo hemos sido -y somos- de los más libres. Sí, ya se va acercando el invierno de nuestra aventura; estamos en el mes de noviembre de nuestra vida -justo el mes en el que nací y que en el calendario revolucionario se llamó Brumario (por las brumas)- y son brumas quizá las disquisiciones a las que hoy nos hemos entregado durante casi una hora. Brumas, en todo caso, que no ocultan mi agradecimiento a la vida que tengo y que he tenido porque me ha sido dada la posibilidad de pensar una forma del mundo; porque me ha sido dado el don de emocionarme con lo bello y con lo feo; porque me ha sido dada la posibilidad de desarrollar mis facultades; porque he sufrido y he gozado con la intensidad propia de cada estación; porque he sido y soy austeramente autosuficiente y cuando no he podido abastecerme he disfrutado de la generosidad de algunos de mis semejantes. Así es que no tengo nada que reprocharle a la vida, más bien al contrario porque al hacerme hombre, me ha hecho consciente, finito y contingente y esa tríada del ser humano me ha llevado a la conciencia de la fragilidad y milagro es que lo frágil se mantenga con vida tantos, tantos años.
Mi hija Violeta viene a comer conmigo.
Muchos amigos me han felicitado.
Hoy luce un sol benigno y los dorados del campo estallan ante mí como regalos.
La luna llena de hoy se verá más grande de lo que suele (por mor de los caprichos universales, se ha acercado a la tierra unos mil kilómetros).
Nilo, mi amigo/perro, está sano -aunque le pica una oreja- y mueve la cola cuando me levanto.
El arce japonés, arbóricamente, crece en la terraza.
Disfruto del Arte, de todas las Artes y eso me parece un regalo inmenso.
Soy agnóstico sin creer en Dios.
Me estás leyendo.
23 Brumario. Se acerca el invierno.
1.- Últimamente en el mundo editorial español se están publicando novelas cuya base argumental es ETA, el mundo de ETA, el País Vasco en los tiempos de ETA. Ahora los escritores vascos se atreven a fabular sobre ETA. ETA se está convirtiendo en un negocio editorial. ¿Quién ha perdido el miedo a ETA: los escritores o los editores?
Me pregunto si cuando las víctimas de aquella guerra eran ninguneados por sus vecinos, si cuando el terror hacía más grises los días grises de Euskadi, no hubiera sido el momento para que se escribieran estas historias que ahora se publican. ¡Callados como putas estuvieron los escritores! Cosa que no es de extrañar porque los escritores somos putas. Ni más ni menos.
2.- Soy espectador de tertulias políticas. Siempre espero de los tertulianos (no escribo analistas porque la televisión o la radio no permiten el análisis. El análisis necesita un desarrollo y estos medios de comunicación exigen el titular, el comentario rápido) llamados de izquierdas críticas al voto de los ciudadanos. Hay como un laico respeto sagrado a la decisión mayoritaria de la ciudadanía y ese silencio, esa no crítica, creo que tiene que ver mucho más con la política de los medios y con el miedo del tertuliano a ser expulsado del sanedrín que con la verdadera crítica. Porque habría que criticar que en España, por ejemplo, un partido acusado de organización criminal en los tribunales como el Partido Popular vuelve a ganar unas elecciones por mandato del pueblo.
3.- Antes de las elecciones norteamericanas todos estos tertulianos, incluidos los de derechas, echaban pestes del candidato Donald Trump pero tras su victoria no paro de escuchar ahora que bueno, que ya veréis como tampoco es para tanto, una cosa es la campaña electoral y otra el ejercicio del poder. A mí no me llevan los demonios porque ya no creo en los demonios, lo que me enciende y me deja estupefacto es el mundo en el que vivimos; lo que me subleva es ver cómo uno de los países supuestamente más avanzados del mundo vota por mayoría -mayoría de los que votan. Porque el porcentaje de votantes ha sido, creo, un 53% de los norteamericanos y el voto popular lo ha ganado Hillary Clinton, no así el de los electores. Lo que en resumidas cuentas viene a decir que con menos del 25% de los votos este tipo es presidente- a un personaje que le gusta mostrarse como un energúmeno inculto, zafio y peligroso.
4.- Dada mi ignorancia, no me atrevo a desdecir a los muchos sabios que por el mundo pululan los cuales suelen hacer una loa a los hombres y se muestran optimistas para con nuestra especie. Muchos de ellos dicen que el pesimismo no es más que una floritura intelectual para hacerse el interesante. Yo sólo espero que tengan razón -o cuando menos que tengan sus razones- pero también espero que visceralmente tengan cuajo para argumentar, instintivamente, su optimismo.
5.- La ley del péndulo me azota. En ocasiones hago un repaso por los dirigentes de este mundo y me invade la melancolía y una desesperanza que apenas logro cortar con el arte o un amigo.
6.- Yo no sé si hubiera tenido la audacia -de habérseme ocurrido- para escribir una novela en los años de plomo sobre la intrahistoria de una familia de etarras y una familia de constitucionalistas que vivieran en el mismo pueblo. Ni tampoco sé si de haberla escrito, hubiera habido una editorial con la valentía de publicarla. Entre el miedo y el conservadurismo hay una muy delgada línea. Entre la cobardía y la cautela también.
7.- El mundo contiene el aliento demasiadas veces y cuando al fin se expulsa, hiede.
Me pregunto si cuando las víctimas de aquella guerra eran ninguneados por sus vecinos, si cuando el terror hacía más grises los días grises de Euskadi, no hubiera sido el momento para que se escribieran estas historias que ahora se publican. ¡Callados como putas estuvieron los escritores! Cosa que no es de extrañar porque los escritores somos putas. Ni más ni menos.
2.- Soy espectador de tertulias políticas. Siempre espero de los tertulianos (no escribo analistas porque la televisión o la radio no permiten el análisis. El análisis necesita un desarrollo y estos medios de comunicación exigen el titular, el comentario rápido) llamados de izquierdas críticas al voto de los ciudadanos. Hay como un laico respeto sagrado a la decisión mayoritaria de la ciudadanía y ese silencio, esa no crítica, creo que tiene que ver mucho más con la política de los medios y con el miedo del tertuliano a ser expulsado del sanedrín que con la verdadera crítica. Porque habría que criticar que en España, por ejemplo, un partido acusado de organización criminal en los tribunales como el Partido Popular vuelve a ganar unas elecciones por mandato del pueblo.
3.- Antes de las elecciones norteamericanas todos estos tertulianos, incluidos los de derechas, echaban pestes del candidato Donald Trump pero tras su victoria no paro de escuchar ahora que bueno, que ya veréis como tampoco es para tanto, una cosa es la campaña electoral y otra el ejercicio del poder. A mí no me llevan los demonios porque ya no creo en los demonios, lo que me enciende y me deja estupefacto es el mundo en el que vivimos; lo que me subleva es ver cómo uno de los países supuestamente más avanzados del mundo vota por mayoría -mayoría de los que votan. Porque el porcentaje de votantes ha sido, creo, un 53% de los norteamericanos y el voto popular lo ha ganado Hillary Clinton, no así el de los electores. Lo que en resumidas cuentas viene a decir que con menos del 25% de los votos este tipo es presidente- a un personaje que le gusta mostrarse como un energúmeno inculto, zafio y peligroso.
4.- Dada mi ignorancia, no me atrevo a desdecir a los muchos sabios que por el mundo pululan los cuales suelen hacer una loa a los hombres y se muestran optimistas para con nuestra especie. Muchos de ellos dicen que el pesimismo no es más que una floritura intelectual para hacerse el interesante. Yo sólo espero que tengan razón -o cuando menos que tengan sus razones- pero también espero que visceralmente tengan cuajo para argumentar, instintivamente, su optimismo.
5.- La ley del péndulo me azota. En ocasiones hago un repaso por los dirigentes de este mundo y me invade la melancolía y una desesperanza que apenas logro cortar con el arte o un amigo.
6.- Yo no sé si hubiera tenido la audacia -de habérseme ocurrido- para escribir una novela en los años de plomo sobre la intrahistoria de una familia de etarras y una familia de constitucionalistas que vivieran en el mismo pueblo. Ni tampoco sé si de haberla escrito, hubiera habido una editorial con la valentía de publicarla. Entre el miedo y el conservadurismo hay una muy delgada línea. Entre la cobardía y la cautela también.
7.- El mundo contiene el aliento demasiadas veces y cuando al fin se expulsa, hiede.
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Narrativa
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/11/2016 a las 10:48 | {0}