Me declaro libertino (en el sentido que a esta palabra se le daba en el siglo XVIII, es decir, en moderna terminología: librepensador). La reflexiones que voy a ir plasmando a lo largo de las próximas semanas tienen un carácter provisorio y se acogen a una de las características de uno de los métodos científicos: estas reflexiones son falsables. Incluso yo mismo, a lo largo de este periodo que hoy se inicia, podré mostrar la falsabilidad de algunas de ellas.
Estas reflexiones no pertenecen a ningún heterónimo. De cada una de las palabras que escriba en este libro el único responsable soy yo: Fernando García-Loygorri Gazapo. Por supuesto que cuando utilice citas facilitaré el nombre del autor y el título del libro o fuente de donde las haya sacado.
Preámbulo
Inicio estas Reflexiones para antes de morir por la sensación que tengo de que la muerte me ronda y me gustaría ordenar algunos pensamientos que me acosan, que me hacen sentir, en ocasiones, incómodo o por el contrario reflexiones que quizá puedan ayudar a aclarar algunos conceptos posmodernos que se mueven en un fárrago que hiede a manipulación.
También incido de nuevo en lo que escribo en la entradilla: las reflexiones que voy a verter serán en principio borradores o si se prefiere intuiciones que luego iré matizando, desarrollando o incluso invirtiendo si se diera el caso que al investigar una reflexión dada, las fuentes a las que acuda desdijeran o incluso negaran la reflexión de la que partían.
La forma del orden no la tengo establecida porque la idea me ha surgido esta mañana y ha surgido sobre todo porque quería trascender la serie Fantasmagorías (si clicas en el nombre irás a ella) que siento que es el germen de estas reflexiones y que a su debido tiempo explicaré el por qué de esta intuición. Por eso, y sin extenderme ahora en ello, Reflexiones para antes de morir es una deriva de Fantasmagorías.
Una última consideración: también este preámbulo puede ser mero borrador del que -no se sabe cuándo- daré por definitivo.
…
me iré y habrá una última palabra que cruzará mi mente ajena a mí como si la mente fuera una carretera secundaria que va a morir junto al mar
me iré hacia los otros lados, sí, lo escribiré, a través de los espejos, donde renacen las esperas, lo que un día deseé, lo que se vio frustrado
me iré algo airado como si ni siquiera al final hubiera aceptado que la vida era esto. Sentiré el frío de la estepa. El frío, pienso, es un mal innecesario. Hay tanta, tanta in-necesidad. ¿Dónde podría…?
me iré y la figura se irá desvaneciendo como, sin queja, se desvanece el atardecer en noche cada día
me iré y dejaré arreglados los asuntos formales
me iré y dejaré en manos de buenas personas a mi perro
me iré pronto, mucho más pronto de lo que yo mismo preparo
…
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/03/2024 a las 18:21 | {2}Era frío que quema [...] era ausencia de la rana en los estanques; era la muela que se hace pálida, luego oscurece y acaba podrida en el lavatorio de una clínica dental de mala muerte; era la matriz; era la utilización de la placenta para uso médico contra el cáncer [...] ese frío que quema cuando vas caminando desnuda por la nieve y al levantarse el viento te airea la vergüenza del frío, el temor a la muerte, un horizonte que de improviso se volvió turbio [...] Nomenclaturas. Hay que callar. Hay que asumir. Hay que saber esa distancia que surge cuando queremos llegar de la parte al todo [...] turbulencia del aire, sentido del tiempo, el páncreas sí, el páncreas, sí, la mano gafa, sí, la mano que se agarra al fregadero y parecen sus dedos ramitas de sarmiento, eso, eso nace y se calla y se asume y se basta a sí.
La fuga ha de tener algo de esto. Tras la fuga viene la huida y entonces, ahí, sí, ahí, pequeña...
No dijo nada. Callada. Cuasi estática. Amaba la luz. Y el arte. ¡Ah, sí, cuánto amaba el arte! No, no dijo nada. Callada. Desnuda. Tras la vergüenza del viento. Sin miedo ya. Dispuesta ya. Sonreía. No, no se aclaraba el horizonte ni la herida abierta en su mundo por donde iba escapando la lenta saga de su sangre se cerraba, cicatrizaba, se iba quedando como resto sensible y liso de una agresión; no, no se cerraba, permanecía abierta, le llevaba hasta el fregadero, le obligaba a agarrarse a sus bordes y a doblarse como el ciprés ante los muertos se mantiene erguido. No había lucha. No había determinación. No había escudo. Nadie temblaría cuando llegara el momento.
¿Un resquicio?
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/02/2024 a las 19:33 | {0}Sólo quería dejar constancia de que podría haberlo hecho y también su contrario. ¿Dónde he llegado? ¿Cuál era la meta? No es verdad que la vida pase rápida. Pasa rápida en el recuerdo. Mientras se vive, la vida va a su ritmo que yo diría que es más bien lento. Dentro de esa lentitud podría haberlo intentado de mejor manera. Podría haberme detenido. Haber meditado más. Debería haber tenido una alternativa. Debería haberla construido. En mi defensa diré que la llamada ha sido, es, muy intensa. No he querido hacer otra cosa en toda mi vida. Quizá sea porque yo creía que a mi madre le gustaba mucho leer y quise que admirara en mí a los escritores que le dieron tantas noches de entretenimiento. (Más tarde deduje que en realidad a ella no le gustaba leer, sólo que así pasaba el tiempo mientras esperaba a ver cómo llegaba su marido: si muy borracho, si olía a otra, si intentaría meterle mano; si llegaría de buen humor o se la habría agarrado canalla; si estaría amargo, si pondría la quinta sinfonía de Beethoven; si despertaría a los niños; si tendríamos miedo; si se metería con alguno de nosotros...) todo esa angustia, esa espera, lograba alejarla ella mediante la lectura. Cuando mi padre dejó de emborracharse, ella dejó de leer y yo entendí, ya adulto, que mi afán no había sido más que un espejismo, una equivocación más, de las tantas, de las muchísimas que he tenido a lo largo de mi vida, sólo que a mí la visión de mi madre leyendo, me había cautivado de tal manera, me había parecido siempre tan bella la composición de Madre con libro ya en la cama que para siempre asocié las labores de escribir y de leer con la belleza de mi madre, con su ausencia, con su frente donde parecían dibujarse los paisajes por los que transcurrían las historias que cada noche leía en los libros.
Ensayo poético
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/02/2024 a las 20:01 | {0}[...] detrás si dijéramos es el rastro del amor [...] lo bello suele ser lo joven porque la estética es, ante todo, defensa de la vida [...] pequeños milagros, alardes pequeños, encuentros que llevan al fondo del baúl [...] ¿sintió esas miradas? ¿eran tan ligeras? ¿mereció el esfuerzo? ¿quedarán las ganas? [...] fuera llovía y dentro hizo calor, la pantalla toda, la misión, la luz, la ilusión [...] por una frase merece ser vivida una vida entera [...] labores, espera, camino, aromas, llegarán las flores, llegará el perdón, llegará la ausencia, volverá el amor [...] un día más, Hanna, un día más siendo uno más de la humana condición [...]
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/02/2024 a las 19:40 | {0}
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Ensayo
Tags : Reflexiones para antes de morir Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/03/2024 a las 17:24 | {0}