Defendeos con vuestras propias armas. No propaléis falsas nuevas. El tiempo no acabará haciendo justicia ni la justicia en sí es una verdad inmutable. Ya eso dejó de existir. ¡Qué poco tiempo queda! ¡Cuánto desperdicio! La montaña tiene que te hace sólido.
Cuando pasan y se apartan surge en aire frío la plegaria a los muertos.
Schubert probablemente acudió a su inspiración (también Falla).
La ausencia -pensó- agrava las distancias (porque hay en la presencia digital una ausencia tal que le parece perfecta analogía con el velo de Maya). Luego volvió a dispararse un tiro en la cabeza. Y volvió a no errar.
De rerum natura ¿Por qué no? Se dice, ahora que se levanta más temprano y que ha llegado a ver la escarcha como si fuera la consagración de la primavera (primavera: primera verdad).
Se dejara caer. Beberá.
Escritura de impasse.
Es el héroe de su vida (héroe en el sentido griego; héroe en el sentido de viajero al que el viaje le somete a pruebas. Camino del héroe entonces la vida). No sabe cuál es su parangón heroico en el rico friso de los mitos griegos. Desde Ulises hasta Edipo; desde Electra a Medea; de Jasón a Orfeo; o quizá pudiera apuntar más alto: héroe fuera cuyo padre es Dioniso el desmembrado. Y como héroe siempre perdido. Grandes ausencias, semejantes a las de los héroes de la Alta Edad Media, un héroe como Tirant lo Blanc o la reina Ginebra, llenos ambos de ausencias y de pálidos desmayos de amor. Todos, todos, piensa, mientras se ajusta el peto y el espaldar, son héroes de sus propias vidas. Alguna auxiliar mágica de carácter ambivalente. No siempre de fiar. Ahora ha de luchar por un Señor al que no respeta. Eso hará. Héroe fiel a ideas que se traducen en vastas heridas, en convalecencias largas. Un futuro de héroe en silla que contempla la tarde en un sanatorio en las faldas de una montaña y recuerda, todo nostalgia y química de base protoctista, el amor que dejó atrás y que como todo lo que atrás se queda acaba diluyéndose en un horizonte curvo, filo de espada turca.
No me olvido de los buitres
No me olvido de que escribo a menudo tus tres primeras letras
El calor de la manta se asemeja al abrazo
No sé ahora una comparación ingeniosa con el ruido de los martillos
También: todas las vacas estaban tumbadas excepto una al fondo de raza frisona
o la levedad de las últimas nubes de amanecer
Corre el mamífero depredador
Avisa a los buitres de que está fuerte y sano y sabrá luchar si fuera necesario
No me olvido de que miro los libros
No dejaré de dibujar algo
Hace frío en las manos
¿Dónde vengo a ser?
¿Dónde me distraigo?
Juro haber subido mucho,
más de doscientos metros
y allá tan arriba, junto a las nubes,
he sentido el latigazo
de un viento frío
que parecía anunciar la llegada
de una forma nueva de pensar.
¿Quién tiene la última palabra?
¿Por qué esa tonalidad gris de la nube?
O la palabra espera
O la palabra ruido
O la palabra albahaca..
No importa si al bajar tropiezo
(la última curva tiene un desnivel macabro)
porque estoy viendo
y ruedan los guijarros
mientras el viejo roble cruje
y sus crujidos me sugieren
estertores últimos.
Sé que no podré explicarte
porque lo inefable existe
(si no existiera no tendría palabra)
sólo te pediría que confiaras
en que estos no versos
versan sobre algo
que me sugiere: el viento frío, la altura, los crujidos del roble, el desnivel macabro, la congoja, el asombro, la descomposición, la lectura de biología, la medición del nitrógeno, la turbia sensación de un sueño que no consigo recordar, la vuelta a las enseñanzas, la caricatura de mí mismo,...
Por eso callo cuando escucho.
Agradar es una forma de sobrevivir
sólo que los mamíferos no sabemos disimular
el desagrado.
La vida es demasiado visible
si la hacemos misteriosa es para poder vivirla
sin parecer cretinos.
¡Una máxima más a la que poder disparar!
Si es propia, mejor.
Escrito por Isaac Alexander
Edición y notas de Fernando Loygorri
*He descubierto este sitio, donde casi sólo se escucha el sonido de unos pájaros que cantan. Es un sendero nuevo. He encontrado en lo alto un banco. Hay muchos bancos por aquí. Hamlet y Donjuan pasean, están contentos. Están muy contentos. Voy a descansar un poquito y luego ya sigo. Cuando estaba subiendo... ¿Qué pasa, Hamlet? ¡Vamos! ¡Busca! ¿Quieres la pelota? Espera. Aquí la tengo. ¿Tú no quieres, Donjuan?... decía que cuando estaba subiendo he sentido una especie de, sí, de revelación bonita en este silencio y tras haber leído la noche pasada a Lynn Margulis y su teoría de que somos generadores de desorden para cumplir con la 2ª ley de la termodinámica. Ese empequeñecimiento del sentido de la vida no sé por qué lo he relacionado con la decisión que tomé de venirme a vivir aquí... ahora se me ocurría... se me ha ocurrido una frase que podría dar idea de la revelación... no sé si es bonita o es demasiado... pero me gusta la idea. La frase es: los humanos vivimos en la esquina con el camino de las Eras viviendo en el callejón de los pobres... ese pensamiento me parece bonito porque de hecho es donde vivimos las gatas, los perros, yo y M. cuando viene. Todas las ventanas de la casa dan al callejón de los pobres. Veo estos árboles desnudos, están muy secos, están dormidos. Es impresionante... Tengo que detener la grabadora porque me voy para abajo y no me gusta hablar mientras camino.
______________________________________________________
* Este texto es una transcripción de una grabación. Mientras Isaac habla o calla se escuchan los sonidos del mundo que le rodea. Los pájaros. Las hierbas. Las ramas de los árboles. Los árboles enteros. Los jadeos de los perros. Quizá los sonidos inaudibles de las esferas. Apenas he corregido un par de momentos dubitativos. Y aunque hoy no me he decidido a acotar las pausas -algunas largas- que hay entre algunos pensamientos, quizá lo haga la próxima vez.
Valga esta transcripción como primera aproximación. También podría -y eso habré de valorarlo- poner las grabaciones directamente. No sé por qué esta vez he preferido transcribir... serán tontadas de editor.
Narrativa
Tags : Escritos de Isaac Alexander Libro de las soledades Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/02/2022 a las 18:52 | {0}
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones para antes de morir
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Olmo Dos Mil Veintidós
Sobre las creencias
Jardines en el bolsillo
El mes de noviembre
Listas
Olmo Z. ¿2024?
Saturnales
Agosto 2013
Citas del mes de mayo
Mosquita muerta
Marea
Reflexiones
Sincerada
No fabularé
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
Sinonimias
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
Carta a una desconocida
Biopolítica
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Asturias
Velocidad de escape
Derivas
Sobre la música
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Las manos
Las putas de Storyville
Las homilías de un orate bancario
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Ensayo poético
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/02/2022 a las 13:50 | {0}