Como sincero recuerdo a los periodistas viñetistas asesinados hoy en la redacción de Charlie Hebdo, en la ciudad de Paris a manos de asesinos que tienen como ídolo a un tal Alá.
Voltaire se pregunta: ¿Qué es la tolerancia?. Y responde: Tolerancia es la consecuencia necesaria de la comprensión de que somos personas falibles: equivocarse es humano, y todos nosotros cometemos continuos errores. Por tanto, dejémonos perdonar unos a otros nuestras necedades. Esta es la ley fundamental del derecho natural.
Escribe Karl Popper: Voltaire basa su tolerancia en que debemos perdonarnos unos a otros nuestras tonterías. Pero una tontería muy frecuente, la de la intolerancia, Voltaire la encuentra, con razón, difícil de tolerar.
Porque la tolerancia tiene en la intolerancia su límite. El núcleo de la intolerancia es la posesión subjetiva de la verdad.
Escribe Popper: El primer hombre que desarrolló una teoría de la verdad, el que enlazó la idea de verdad objertiva con la idea de nuestra esencial falibilidad humana, fue Jenófanes en el siglo VI a.C.
Escribía en la entradilla de Tolerancia unos cuanto nombres de filósofos -a los que Popper añade Erasmo de Rotterdam, Locke, Lessing- todos los cuales se pueden incluir en la corriente filosófica llamada escepticismo pero no en su definición moderna de duda, incredulidad o descreímiento sino en su etimología primera que significa examinar, comprobar, reflexionar, inspeccionar, buscar, investigar.
El humor es uno de los fundamentos de la tolerancia; una sociedad tolerante se debe reír, de todas las formas posibles, de sus totems y tabús sean éstos dioses, personas, animales o cosas; se llamen Alá, Mahoma, Dios, Jesucristo, Obama, Einstein, Homero, Buda, Democracia o Piedra Lunar.
Escribió Jenófanes en verso (porque él, como Homero, era rapsoda):
La verdad segura sobre los dioses y sobre todas las cosas de las que hablo
no las conoce ningún humano y ninguno las conocerá.
Inlcuso cuando alguien anunciara alguna vez la verdad más acabada,
él mismo no podría saberlo: todo está entreverado de conjetura.
Define Popper: la verdad es la correspondencia de lo que digo con los hechos, aunque yo sepa o no que la correspondencia existe.
Esta mañana, de nuevo, fanáticos de Ídolos han asesinado a doce personas y herido a otras once.
Escribe Popper: Tolerancia pero ninguna concesión a la intolerancia, la violencia y la crueldad.
Escribe Karl Popper: Voltaire basa su tolerancia en que debemos perdonarnos unos a otros nuestras tonterías. Pero una tontería muy frecuente, la de la intolerancia, Voltaire la encuentra, con razón, difícil de tolerar.
Porque la tolerancia tiene en la intolerancia su límite. El núcleo de la intolerancia es la posesión subjetiva de la verdad.
Escribe Popper: El primer hombre que desarrolló una teoría de la verdad, el que enlazó la idea de verdad objertiva con la idea de nuestra esencial falibilidad humana, fue Jenófanes en el siglo VI a.C.
Escribía en la entradilla de Tolerancia unos cuanto nombres de filósofos -a los que Popper añade Erasmo de Rotterdam, Locke, Lessing- todos los cuales se pueden incluir en la corriente filosófica llamada escepticismo pero no en su definición moderna de duda, incredulidad o descreímiento sino en su etimología primera que significa examinar, comprobar, reflexionar, inspeccionar, buscar, investigar.
El humor es uno de los fundamentos de la tolerancia; una sociedad tolerante se debe reír, de todas las formas posibles, de sus totems y tabús sean éstos dioses, personas, animales o cosas; se llamen Alá, Mahoma, Dios, Jesucristo, Obama, Einstein, Homero, Buda, Democracia o Piedra Lunar.
Escribió Jenófanes en verso (porque él, como Homero, era rapsoda):
La verdad segura sobre los dioses y sobre todas las cosas de las que hablo
no las conoce ningún humano y ninguno las conocerá.
Inlcuso cuando alguien anunciara alguna vez la verdad más acabada,
él mismo no podría saberlo: todo está entreverado de conjetura.
Define Popper: la verdad es la correspondencia de lo que digo con los hechos, aunque yo sepa o no que la correspondencia existe.
Esta mañana, de nuevo, fanáticos de Ídolos han asesinado a doce personas y herido a otras once.
Escribe Popper: Tolerancia pero ninguna concesión a la intolerancia, la violencia y la crueldad.
Basado en la conferencia que Karl Popper pronunció en la universidad de Tubinga en mayo de 1982 y tras ver un documental sobre la gira que hiceron Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.
Con pedazos de Jenófanes, Sócrates, Montaigne, Voltaire y Einstein.
Conocer el mundo de los hombres es darse cuenta de que en todas partes somos en todo semejantes. Las costumbres particulares no son más que máscaras de hombres, no los hombres.
Conocer el mundo de los hombres es aceptar que todos somos también necios y todos un día u otro nos equivocamos y tan sólo una virtud, la tolerancia, nos permite entender la necedad del otro y las propias (lo que nos lleva a la modestia que es también virtud).
Conocer el mundo de los hombres es apreciar en lo que vale -y es mucho- la presencia de unos artistas en un hospital donde niños muy enfermos y sus padres los acogen con la esperanza de un día más y con la emoción de escuchar en la letra que cantan, los sentimientos que tienen y que son a un mismo tiempo de lucha, deseperanza, temor y audacia. Y que esos artistas que son famosos sigan cantando sin luces que oculten a su público, sino con luces de neón en un salón de actos y que puedan ver así como un padre llora de cansancio y de futuro.
Conocer el mundo de los hombres es tolerar el mundo de los hombres.
Conocer el mundo de los hombres es aceptar que todos somos también necios y todos un día u otro nos equivocamos y tan sólo una virtud, la tolerancia, nos permite entender la necedad del otro y las propias (lo que nos lleva a la modestia que es también virtud).
Conocer el mundo de los hombres es apreciar en lo que vale -y es mucho- la presencia de unos artistas en un hospital donde niños muy enfermos y sus padres los acogen con la esperanza de un día más y con la emoción de escuchar en la letra que cantan, los sentimientos que tienen y que son a un mismo tiempo de lucha, deseperanza, temor y audacia. Y que esos artistas que son famosos sigan cantando sin luces que oculten a su público, sino con luces de neón en un salón de actos y que puedan ver así como un padre llora de cansancio y de futuro.
Conocer el mundo de los hombres es tolerar el mundo de los hombres.
En la altitud medí las cantidades; sonaba en aquel momento un diapente y esa consonancia perfecta simuló por un momento la suerte del mundo; en mi rebotica compuse con los mejores dátiles, la más sabrosa de las carnes de membrillo, vino tinto austero, esencia de mirra y aloes un emplasto que confortó el hígado de mi amada, quitó sus cámaras ardientes y arredró los vómitos que a lo largo del día había sufrido; diaforética sequé sus sudores con una gasa y tomé su mano hasta que se quedó dormida; en la altitud sopesé los síntomas de la enferma y decidí que al despertar le haría tomar un electuario de diapruno a base de ciruelas del mismo nombre, cañafístola, tamarindos y ruibarbo para ablandarle en su primer despertar los humores y cuando hubiera despertado de esta forma suave le daría diamargaritón caliente a base de perlas hechas polvo para fortificar tanto su corazón como su cabeza como su estómago y de cuya composición quitaría por sabio consejo de Dioscórides, Avicena más tarde y por último el gran Laguna la planta tapsia la cual es semejante a la cañaheja aunque tiene más delicado el tallo y menor la simiente; las hojas son como las del hinojo y en cada una produce una copa en todo semejante a la del eneldo, y en ella una flor amarilla; su raíz es por dedentro blanca y por fuera negra, grande, aguda, vestida de una gruesa corteza de la cual se saca un licor utilísimo en medicina porque tiene la virtud de calentar y desecar vehementísimamente. Así es que de su composición la quitaré no vaya a ser que le ocurra como a la muy afamada Turqueta, mujer admirada en la corte de Roma, la cual al beber el compuesto hecho con raíz de tapsia murió de cien mil espasmos, vascas y paroxismos. Y por terminarla de curar con la cadencia de un alejandrino, si volviera el catarro y la ronquera, le ofrecería, como si la Musa Erato fuera, jarabe de cabezas de blanca adormidera.
Definiciones tomadas del Diccionario de Autoridades 1ª Edición. Año 1732
Apuntes
Decimos dar y damos. Aunque a veces ese dar lleve consigo una tensión que va más allá de lo dado. Debe de haber en el dar una alegría caprichosa, un presente vivo; la turbia sensación de préstamo debe desecharse como se desecha en el beso el espacio entre las bocas.
Exultante podría ser el término. Diría que la lluvia daba alimento a la tierra; diría que al darle las manos le dio el aliento; diría que al dar la bienvenida pudo dormir tras el largo viaje; exultatio.
Podré aplicar el ungüento en la herida.
Podré someterme al armisticio y renegar de las guerras; dar la paz podré.
Dar lugar para nosotros. Apretarnos. Recogernos. Estrecharnos en algún sitio. Ir con la dicha del dador. Ir sin báculo. Ir despacio. Subiremos, escribo, por aquella ladera tras la cual se encuentra el sol. Lugar para sentarnos. Lugar para escuchar la música de Telemann. Lugar recóndito. Lugar refugio. Lugar ámbar sin espadas y sin dagas.
¡Dar luz!
Dar fuerzas cuando cae la noche y el invierno amenaza fuera y va entrando por los resquicios de las puertas y todo lo va enfriando menos ese dar fuerzas: tus brazos entre los míos, el olor de tu cabello, la cadencia de tu cadera, el botón de tu goce, el calor entre nosotros, la noche serena, la noche acalorada aunque el invierno por los resquicios de puertas y ventanas nos rodeé.
Dar gloria y sentir turbulencia. Se fue fraguando en la estratosfera. Se fue haciendo grande y verde. Se fue acercando. Se fue deslizando. Se quedó a nuestros pies y esperó el primer gemido.
En el espacio dar.
Este es un ruego a mis lectores de los Estados Unidos de América.
El 29 de diciembre de 2014 las páginas de Inventario fueron visitadas 3.418 veces fundamentalmente desde los Estados Unidos de América.
El 1 de enero de 2015 las visitas fueron 3.393 también desde los Estados Unidos.
Y este es mi llamamiento o ruego: ¿Podría alguno de los lectores (o varios) que tanto han visitado mis páginas escribirme un comentario a este post sólo para saber a quién/quiénes debo tal honor?.
Gracias de antemano.
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/01/2015 a las 16:52 | {0}