Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Apócrifo atribuido a Isaac Alexander


No estará de más sencillamente deleitarse con las definiciones. Quizá se pueda atribuir al inconsciente la elección de la palabras o incluso el tomo elegido para encontrarlas.

Paladear: Poner al recién nacido miel u otra cosa suave en el paladar, para que con aquel dulce o sabor se aficione al pecho, y mame sin repugnancia ni dificultad. Parece que no me diste leche sino vinagre y que no me paladeaste con miel, como suelen a los otros niños, sino con hiel y con acíbar. (Fray Cristóbal de Fonseca, Vida de Cristo).

Palillo: Figuradamente se llama la conversación, especialmente la que se tiene después de comer. Es tomado de que se quedan con el palillo mondándose los dientes.

Palomo (Tipos de ): Argentado, azafranado, azul, bayo, botafogo, filacotón, gabino tostado, gabino vero, mongín, pelo de canes, pelo de ratón, overo, royo, tenado, xalandrino.

Palpar la ropa: Frase con que se explica que algún enfermo está en los últimos términos de la vida porque esta acción , hecha entonces sin deliberación, es señal mortal.

Pan de perro: Metafóricamente vale daño o castigo que se hace o da a alguno. Es tomada la alusión de que en el pan suelen darse a los perros lo que llaman zarazas, para matarlos.

Panetela: Especie de sopa, con papas, que se hace con caldo, pan rallado y azúcar, que mantiene mucho, y es muy útil para los que padecen del pecho y personas delicadas. Hácese también de otras maneras, aunque comúnmente siempre entra el pan rallado, por lo que se le dio este nombre. Todo el toque de esta panetela está en que ha de salir muy blanca. (Francisco Martínez Montiño, Arte de Cocina).

Paparrasolla: Nombre inventado para poner miedo a los niños, para que callen cuando lloran. Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana dice Paparesolla y que se formó del nombre Papo y el verbo resollar; porque resollando con él les amedrentan.

Papialbillo: Especie de comadreja. Tiene el color entre azafranado y negro, que inclina a castaño oscuro. El cuello por debajo del tragadero es blanco, por lo cual le dieron este nombre. El pellejo es oloroso y parece que tiene almizcle. Se domestican fácilmente, si no los enojan, y cuando viven en los campos tienen el estiércol algo oloroso. Algunos le llaman patialbillo. Fuera de éstas hay otras especies de comadrejas a las cuales llamamos en Castilla Papialbillos. (Gerónimo de Huerta, Traducción de la Historia Natural de Plinio lib. 8 cap. 55)

Ensayo

Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/04/2009 a las 16:35 | Comentarios {0}


Autor: Fernando Loygorri. Calle de Alcalá. Madrid
Autor: Fernando Loygorri. Calle de Alcalá. Madrid
¿Qué pasó ayer? ¿eran los tambores? ¿era una sucesión de miradas o de encuentros o de olores? Caía la lluvia muy al norte y alguien venido de muy atrás se animó conmigo. Animarse desde las casualidades que algunos llaman -quieren llamar- sincronicidades que puede ser realmente un término más ajustado al cual le falta, sin embargo, el aire del azar.

Camino de nuevo por las calles de Madrid. He cogido el metro tras varios años sin hacerlo. Miro los edificios y las obras. Sueño mientras recorro.

Ahora me voy a nadar a mi pueblo, posiblemente deje el coche allí y tome el autobús y vuelva a ser un caminante con bastón, ojos atentos y bandolera.

Diario

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/04/2009 a las 11:46 | Comentarios {0}


Lleno de arrogancia, se dijo. Lleno de observador, se dijo. En mitad del llano miraba las estrellas que habían ido apareciendo tras irse largas bandadas de nubes. Imaginó a aquellos hombres que creían que la bóveda celeste era de piedra y las estrellas agujeros por donde asomaba el fuego que rodeaba a esa gigantesca esfera; imaginó a aquellos hombres deduciendo la música de las esferas porque -se decían- si la bóveda celeste es sólida y nosotros vivimos en un medio sólido y giramos como gira la bóveda celeste, ese movimiento tiene que producir una fricción y esa fricción ha de producir un sonido y no puede ser de otro modo que esos sonidos creen una relación y que la relación de esos sonidos sea ni más ni menos que música. La noche cantó una pausa entre dos notas.

Cuento

Tags : La Solución Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/04/2009 a las 20:46 | Comentarios {0}


Para conocer más de Milos Amós leer las entradas La Solución en varias entregas.


La solución 12 b Milos Amós
Milos Amós se despertó. Escuchaba unos sonidos antiguos. No desconocidos. Eran como un mar pero mecánico y sin ritmo. Todo era oscuridad. También le faltaba algo en ese espacio sonoro, algo que había desaparecido bajo ese sonido mayor de un mar rugiente y mecánico. Pensó si abrir los ojos pero aún se vio en una carretera que enfilaba un monasterio llena de hielo y nieve. No conduce él. Es un amigo quien lo hace. Él decide bajarse. Promete llegar a una exposición. Cae una lluvia fuerte casi granizo. Milos se sube el cuello de una cazadora y camina en dirección opuesta. Se escuchan campanadas. Y el miedo y el renuevo y la línea de salida surcan su pensamiento (al que nunca supo acallar siempre rondando su espíritu o algo de lo desconocido. Siempre razonando -por decirlo de forma alguna- los acontecimientos. Hasta en los sueños) como fogonazos o látigos que sacuden su espalda. Debe enfrentarse piensa. Un ráfaga de la cenobita (o de su nombre) acude a su miembro y se le empina y quisiera follar en ese momento, en sólo ese látigo. Descubre que la espalda aún no le duele y eso, decide, es muy importante, esencial para su vida. Hubo una montaña, hubo el incendio de una parte de su vida, hubo una huida, hubo un páramo. Aquello no le vacunó de la incertidumbre. No le vacunó lo suficiente. Se agarra fuerte a una imagen de un farallón en una costa verde. Huele a gris. Eso le hace respirar y tararea una canción. Sabe lo que no debe pronunciar por respeto, una cuestión religiosa si se quiere, una obligación moral también, mantenerse en una línea de actuación que siempre podrá defender porque cumple los preceptos de toda moral antigua: lealtad, discreción, respeto. Se va hacia allá. Y vuelve. No está renovado. Hay mucho por hacer. Y él lo sabe. Y en su mente se incrusta una intención, Es el momento de construir mi patria.[

Cuento

Tags : La Solución Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/04/2009 a las 12:56 | Comentarios {0}


La sonrisa de la niña se ve desde lejos. Tiene diez años. El cabello largo y castaño. Son sus ojos grandes y oscuros con algo de verde y en su mirar se mezcla lo dulce y lo picante como les ocurre a quienes tienen la virtud de saber amar mientras juegan. Sus pómulos son delicados y tienden hacia una boca generosa . Aún le quedan dientes de leche. Sus hombros un poco echados hacia delante. Su cuerpo que va adquiriendo las formas de una muchacha.

Fue antes cuando escuché una respiración que silba como si quisiera mediante ese artificio evitar saber que la respiración es fatigosa. Lo hace Susana durante sus quehaceres: fatigada silba.

La ciudad se irá quedando desierta y será tomada por la Semana Santa más lúgubre que santa. Tras la Cuaresma se forman las procesiones con gentes encapirotadas que realizan el calvario de su dios. Cuatro días de calvarios y resurrecciones en todos los pueblos y ciudades de España.

Si llueven las aguas de abril florecerán en mayo.

La niña llegará a la playa y rellenará un bote con arena y pondrá unas conchas y quizás unos guijarros pulidos como la mar en calma, sin olas. Luego verterá en él un poco de ese mar y guardará el bote con arena, conchas, guijarros y mar en su maleta. Al volver verá a su padre y se lo regalará. Será en abril. Hermoso abril.

Narrativa

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/04/2009 a las 21:33 | Comentarios {0}


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