El "blason" es un extraño fenómeno literario inventado en el siglo XVI por un tal Clement Marot que está consagrado al elogio de una parte del cuerpo o a su crítica cuando se trata de su reverso: "le contreblason". (Contraportada del libro "Blasons et contreblasons..." Editions Marguerite Waknine.
Vino desde el fin del mundo. Iba montada en una yegua baya. Mientras fue verano cabalgó desnuda. Llegado el invierno cabalgó cubierta por pieles de animal mamífero (cuero de vaca, piel de gata, lana de oveja). En el otoño tuvo alma de cabra y luego se despojó de ella como la muda de las serpientes en los momentos de calma. Vino hermosa como la madurez. Vino con el entusiasmo propio de un amor bien consumado. No quiso pronunciar palabras con sentido y así exclamaba, ¡Polias agrisdunde cataoria mis! y reía y su risa nos contagiaba y reíamos nosotros como si entendiéramos algo. Se alejó y se perdió en una niebla que surgió de improviso como si el tiempo hubiera saltado de octubre a febrero en alguna meseta del hemisferio norte justo cuando el sol asoma y el rocío vibra. No la echamos de menos... fue tan poco el tiempo que estuvo entre nosotros pero sí dejó en nuestro ánimo durante poco más de media jornada la gratitud por una carcajada. Luego nos contaron que llegó muy lejos. Algunos se atrevieron a decir que hasta los desiertos llegó y que al llegar a ellos (los grandes desiertos de arena; los desiertos que marcan la frontera entre lo real y el espejismo; esos lugares en los que el aire reverbera como si tuviera miedo, rama de junco que se apresta ante el mistral; también el desierto de las almas gemelas, incluso de las almas asesinas, de las almas enemigas; desierto vacío de encuentros; desierto de animales solitarios) se adentró con el pecho erguido y la mirada fija en un punto que dijo el poeta, era el nadir de toda una vida. De ella recordamos lo hermosas que eran sus ojeras de mujer recién despertada y cómo a nuestro alrededor, al recordarla, se esparcía un aroma de pan recién hecho, un candeal y al sentir aquellas percepciones el mundo parecía un poco menos dividido y los cuerpos adelgazaban hasta casi quedarse sin membrana. ¡Dulce visión de una vida grata! ¡Personificación de la calma! ¡Alma de las almas!
Tan viejo como un sofisma; los cielos abiertos sobre las nieblas; allá lejos debe de andar la Verdad Revelada que por mor de cierto aliento sentimental deduce que debe de ser un tipo nada especial de apocalipsis; las noches se vuelven frías; aterra el pensamiento; los dedos crean amasijos; se deshilvanaba la madeja en un tiempo lejano cuando los escritores utilizaban plumas de ganso y el alma tenía un regusto cierto; ¿en qué se diferencian realmente el tiempo y el espacio?; atento al silencio; sin ganas de florecer; admite; borra mientras piensa en una música que le aliviara o en un poema que le aliviara o en una pintura que le aliviara o en un baile que le aliviara o en una película que le aliviara o en una máscara que le aliviara o en una joya que le aliviara o en una construcción que le aliviara; sólo piensa; nada alivia; y no sólo es lo propio sino la época que vive, las personas que la rigen, el terror que le producen; intenta borrar mientras piensa en las matanzas que ejecutan los que fueron en su tiempo masacrados y le asusta; piensa en los vagones de metro de todo el mundo atestados por seres que miran hipnotizados unas luces intensísimas que reproducen un mundo intangible –el aura de la obra contemplada in situ escribía Walter Benjamin- y le asusta; piensa en la decadencia de un imperio más y cómo éste, como ser orgánico, como ya hicieron sus antecesores, lucha por sobrevivir aunque sea en forma de cáncer el cual, ya lo sabe, busca la eternidad por medio de la destrucción y le asusta; piensa en la neurotecnología y siente una humorística llamada de la selva, la sensación de ser un mono que arranca, ausente, los pétalos del sexo de un rosal y le asusta; piensa en los que en este momento navegan en embarcaciones frágiles cuales niños desnutridos, por el Mar Tenebroso o por el Ponto inabarcable en esta noche de enero; vienen desde muy lejos; vienen para vivir; le asusta que no lleguen, le asusta que se ahoguen, le asusta que los maltraten, le asusta ser un cobarde; la tarde está tan bonita ha vuelto a escribir;
Leonora y el húsar
I
Cuento
Tags : Leonora y el húsar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/01/2025 a las 17:57 | {0}¿Cuál será su canción? No queráis saber cómo son estos últimos días. El frío es tan intenso que el suelo no termina de deshelarse a lo largo de la luz del día. ¿Cuál será su canción? La canción que cuando la escuche sienta un cosquilleo en el estómago, algo que lanza su memoria hacia aquel día, en aquella hora, justo en ese momento. ¿Cuál es esa canción? ¿Es una canción indie?
Anoche también se acostó muy tarde. Estuvo viendo una película que no le llegó a gustar. Se quedó a verla por no irse a dormir (quizá también para no tener que levantarse temprano; tienen que ser tan bonitas las mañanas en este lugar del mundo; las ha visto alguna vez y suelen ser de un rosa desvaído que contrasta con un delicado azul claro y si no recuerda mal la aurora boreal está allí brillando intensa y fría como son las caricias de la amazona).
Pensó -mientras se preguntaba cuál era tu canción- en la máxima belleza en la contemplación y el máximo sufrimiento en el sentimiento a un mismo tiempo. Así lo sentía ayer cuando ascendía hacia el lago a primera hora de la tarde y el sol del invierno agonizaba tanto que casi se escuchan sus estertores; es una muerte fría; una muerte de sombras y luces frías sobre unas praderas de diciembre frescas como las tetas de unas muchachas veinteañeras. El invierno en las alturas produce contrastes atroces. Contraste como esas luces y esas sombras y ese aire del norte que es un viento helador y esa transparencia del aire y esa pureza de lo que entra hasta los pulmones y luego se exhala y se materializa en un vaho que le lleva a su infancia y a unas katiuscas blancas.
¿Cuál es tu canción? Se pregunta. Coge la cafetera. La abre. Vacía el depósito en la basura. Da un agua a los depósitos de agua y de café. Da un agua al interior de su parte superior. Coge el café tostado natural. Llena los depósitos de agua y café. Cierra la cafetera. La coloca al fuego. ¿Cuál será tu canción? Tú sabes -se dice- lo mucho que me gustaría saberlo; tú sabes lo mucho que me gustaría que vinieras con tu novia a cenar a casa; cenaríamos en el jardín; llevaría hasta la mesa una lámpara de pie y a la fresca de una noche de verano reiríamos los tres y yo pensaría -se sigue diciendo él- ¡qué bellas son! ¡qué buena pareja hacen!
Ha caído la noche; ha vuelto el frío.
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/12/2024 a las 20:01 | {0}Hablaba así: ¡Dejadme quieto, en esta esquina,/ a que la muerte venga cual asesina! Dejadme quieto, sin amarguras, sé que está ahí, escondido, mirándome, con descaro, sin temor. Dejadme cuando caiga la noche y venga el viento del invierno, el Bóreas lo llamaban, aquel que del norte llegaba y helaba con su soplo hasta un corazón enamorado. Dejadme frente al frío. Dejadme despacio, sin grandes aspavientos y llevaos la espada con la que luché tanto, dejadla a los pies de un altar, como ofrenda a un dios sanguinario. Dejadme dulcemente. Dejadme sin consuelo. Idos como los idus de marzo llegaron para acabar con la vida de uno que mató a tantos. Dejadme sin reproches. Nada hay mejor que hacer que dejar en sus esquinas parlantes a los que quisieron callarse y no lo consiguieron. Dejadme soñar que un día dejaré de hablar. Dejadme soñar con la emoción propia del que ha desertado hasta de sí mismo. Llevaos también mis ropas y si así fuera tan sólo os rogaría que me dejarais otras a cambio, no importa de a qué identidad sexual pertenezcan mientras cubran mis vergüenzas y me den una poquina de caló. Dejadme en la estacada. Dejadme con soltura. Yo os veré alejaros y sentiré la nostalgia de la primavera y me quedaré estático como las amapolas cuando inhalan su propia destilación. Subido en un pedestal, sin nadie alrededor, dejaré que la noche me llegue hasta el cuello. ¿Os imagináis que el hielo me cubriera por completo? Pensadlo: las primeras luces del alba, un cuerpo en pie, sobre un pedestal de piedra, helado desde los pies hasta la cabeza, con los brazos extendidos en actitud declamatoria y la cabeza elevada hacia el cielo gracias a un cuello prodigioso.
Cuento
Tags : Cuentecillos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/12/2024 a las 20:33 | {0}
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones para antes de morir
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Olmo Dos Mil Veintidós
Sobre las creencias
Jardines en el bolsillo
El mes de noviembre
Listas
Olmo Z. ¿2024?
Saturnales
Agosto 2013
Citas del mes de mayo
Mosquita muerta
Marea
Reflexiones
Sincerada
No fabularé
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
Sinonimias
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
Carta a una desconocida
Biopolítica
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Asturias
Velocidad de escape
Derivas
Sobre la música
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Las manos
Las putas de Storyville
Las homilías de un orate bancario
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Poesía
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/01/2025 a las 20:02 | {0}