Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri


Acógele
ha visto el vuelo
y no ha llegado a creer

Aún así, querida,
acógele

No hay expiación más dura
que la brea
tú lo sabes

Así es que mira sus pies
y acógele

Será para ti
un perro
y la candela

Serás para él
la acogida

En los tumultos
te tomará de la mano
cuando corráis por la calle fea

Acógele en la noche
como si fuera tu rostro

Nevará
y él calentará en un cazo
sobras de un paso hasta que hierva de nuevo

Bruscamente
acógele

Ya llueve, dirá
y correrá hacia ti
y te levantará

Acógele en la tarde
como en la tarde se acoge

Si le ves pálido
déjale
es la luna a punto de crecer

Y acógele
Y acógele

Si la color le vuelve
mécele y canta tu canto
de martes y leche

Acógele
porque te ama

Ya arde, dirá
toma su temperatura en la frente
con tus labios

Porque le amas
acógele

Ya muero, dirá
cántale el bardo
del buen tránsito

Y acógele
Y acógele

Poesía

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 13/05/2014 a las 19:19 | Comentarios {0}


Disquisiciones al alimón de Isaac Alexander durante una noche esplendente con algunos de sus contertulios.

La existencia humana, lejos de revestir el carácter de un regalo, reviste más bien el de una deuda contraída. El cobro de la misma se efectúa en forma de necesidades apremiantes, deseos devoradores y miserias sin fin, todo ello instituido por la propia existencia. Para liquidar esta deuda se suele emplear el tiempo de toda una vida, pero así se pagan sólo los intereses. El capital no se paga sino con la muerte. ¿Y cuándo se contrajo esta deuda? En el acto de la procreación.
El mundo como voluntad y representación. Complementos al libro 4º Cap. 46. Sobre la futilidad y los sufrimientos de la vida. Arthur Schopenhauer. Traducción Rafael José Díaz Fernández y Mª Montserrar Armas Concepción. Editorial Akal.




Primera contraseña para vivir:
Al saciar tu padre y tu madre su necesidad de especie, te crearon a ti y a la deuda que es tu vida y que supuso para ellos no más que unos minutos de sexo.
O Miguel de Unamuno: Yo no nací, me nacieron.

Segunda contraseña para vivir:
El optimismo es en el fondo el elogio ilegítimo que se dedica a sí mismo el verdadero creador del mundo, La Voluntad de Vivir, al reflejarse con complacencia en su obra; por eso es una doctrina no sólo falsa, sino también nociva. (Schopenhauer)

Tercera contraseña para vivir:
Los tracios, nos cuenta Herodoto, recibían a los recién nacidos con lamentaciones y les enumeraban todos los males que habrían de sufrir; por contra, enterraban a los muertos con bromas y alegría, porque a partir de ese momento se verían libres de numerosos y grandes males.

Cuarta contraseña para vivir:
Estamos en el peor de los mundos posibles, un mundo peor que éste imposibilitaría la vida -como ocurrirá por otra parte; como les ocurrió a los dinosaurios-. Por lo tanto aquello que nos agrade celebrémoslo como una auténtica excepción.

Quinta contraseña para vivir:
Jonathan Swift adoptó la costumbre de celebrar sus cumpleaños no como un momento de alegría, sino de aflición, y como tal leía los pasajes de la Biblia en que Job se lamenta y maldice el día en que se anunció en la casa de su padre: ha nacido un hijo.

Sexta contraseña para vivir:
Si aceptamos las miserias, los sufrimientos, las necesidades terribles de alimento, aire y agua y abrigo y procreación; si aceptamos la deuda y no el regalo entonces miraremos la mañana no como la rosada y cálida faz de la Aurora sino como la luz que nos obliga a remar un día más, a contracorriente y ese desafío nos hará fuertes y así no necesitaremos la zanahoria de la felicidad para vivir sino sencillamente el hecho mismo de mantenerse vivo -que es la obligación del pago de la deuda que nos crearon nuestros padres el día en que nos follaron- será la única razón para vivir y morir sin rebeldía.

Séptima contraseña para vivir:
Enrique IV: ¡Oh, Dios, si se pudiese leer el libro del Destino y ver las revoluciones de los tiempos [...] cómo las circunstancias se burlan de nosotros y de qué licores diferentes las vicisitudes de las cosas llenan la copa de la móvil fortuna! ¡Oh, si esto se viera, el joven más afortunado, al descubrir el viaje que le es preciso hacer, sus peligros probables, sus penalidades en perspectiva, querría cerrar el libro, sentarse y morir! (Rey Enrique IV, II, 3, 1. William Shakespeare. Trad. Luis Astrana Marín)

Octava contraseña para vivir:
Count o'er the joys thine hours have seen,
count o'er thy days from anguish free,
and know, whatever thou hast been,
'tis something better not to be
                                     Lord Byron

Cuenta las alegrías que han visto tus horas,
cuenta los días libres de angustia,
y sabe que, sea lo que hayas sido,
es mejor no ser.

Novena contraseña para vivir:
Si aceptamos que la existencia es irrisoria y miserable (una farsa trágica) se convierte de inmediato en un asunto de lo más ameno y estimulante.

 
Contraseñas para vivir

Miscelánea

Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/05/2014 a las 16:50 | Comentarios {0}


Fue
Aunque era futuro se escribía con tiempos pasados porque era volar hasta su pecho, esperar su pecho esa mañana de domingo que se había levantado ventosa; porque había comprado un vino bueno, el que a ella le gustaba; porque palpitaba su cuerpo, lo quería limpio y quería jugar cuando ella llegara; por ejemplo: ella llega, él la saluda como si se vieran por primera vez, se sientan, él le dice el trabajo que le propone, ella sonríe, él le pregunta por qué sonríe, ella le dice que no se esperaba un trabajo así, él le dice que tampoco esperaba una mujer tan hermosa, ella se ruboriza un poco, él acaricia su muslo por encima del traje corto que ella lleva. Él había soñado la noche anterior con ella; ella le limpiaba un herida que tenía en el saco lacrimal del ojo izquierdo y luego le lamía los labios mientras se ponía encima de él y daba un sorbo al vino que a ella le gustaba, luego le decía: acaríciame el coño sin quitarme las bragas; él lo hacía y la tela de la braga se humedecía con su flujo y el aroma limpio le llegaba y le excitaba.
La realidad será que mirará la carrera de bólidos que ya no son tan bólidos y también barrerá la casa porque por una extraña relación entre el polvo y la derrrota no le gusta verlo por el suelo; la realidad será que sus manos se entretendrán en formar la forma que está tan lejos y que quizá un paisaje le aleje de la espera; la realidad será su ausencia, la de la mujer que ama (aunque en temas de amar se sienta tan confuso como cuando un día siendo niño se sintió atraído por una niña que leía un tebeo sentada al sol y apoyada en un tapia tras la cual se mecía con la brisa de la tarde un huerto de naranjos); la realidad será un deseo y esa sensación: la realidad que es un deseo debería des-esperarle, quitarle de la cabeza la espera; la realidad será que no podrá hacerlo y hasta una hora determinada creerá en la posibilidad de que ella llegue, llame, le sorprenda y entonces la toma de la mano, le sonríe de veras, cierra la puerta, la coge por el talle, se pega a ella, le besa los labios, la tarde ya no importa, la cama esta hecha, se revuelcan, se vuelcan, se encuentran, se muerden, se saben, se esconden, se hurgan, se huelen, se muerden, se encuentran, se pierden, se ahogan, se sacian, se duermen, se abrazan.
Cuando supo que aquella era la realidad del domingo ventoso; cuando fue consciente del cuerpo; cuando recordó la futilidad de la vida; cuando anheló volver a otro lugar y no volver más; cuando fue consciente de lo vivo ocurriera lo que ocurriese, decidió abrir las ventanas y que el viento entrara en el pequeño salón en el que tan a gusto se encontraba y decidió -o su cuerpo le impulsó a ello- estudiar el mundo de los animales en una vieja edición de 1923 y también decidió que guardaría el vino que a ella le gustaba hasta el día en que se vieran y también decidió meditar sobre un chiste.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/05/2014 a las 11:29 | Comentarios {0}


Fuente El País
Fuente El País
Adenina, Citosina, Guanina, Timina. A C G T. Esas son las cuatro bases sobre las que se ha construido todo el lenguaje orgánico del planeta tierra desde hace 3.500 millones de años.
Estas bases se juntan en grupos de tres llamados codones y con cada codón se forma un aminoacido; una cadena de aminoacidos crea una proteína y mediante variantes de proteínas surge el ADN. Con las cuatro bases se pueden crear 64 codones (cuatro elevado a tres). Y 64 son las casillas del juego infinito del ajedrez.
Leo hoy en El País que el equipo de Romesberg ha coseguido introducir dos nuevas bases -d5SICSTP y dNaMPT- en el ADN de una bacteria. Floyd Romesberg y sus colegas del Instituto Scripps en La Jolla, en California, han añadido ahora este par artificial d5SICSTP-dNaMPT. Ese tercer par de bases (o de letras) puede replicarse e incorporarse en el ADN de una bacteria sin ser reconocido como una anomalía, lo que demuestra que un organismo puede propagar establemente un alfabeto genético expandido, con tres pares de bases en lugar de los dos naturales. Con seis bases se pueden crear 216 codones (6 elevado a 3) (fuente El País).
La última novela que he escrito, llamada Las últimas tiene como bajo continuo el tema de la suplantación de la especie humana por una nueva especie llamada human clon.
Quizá seamos el brazo ejecutor de la naturaleza (o de dios según Bill Clinton o del asesor que se lo susurró al oído). Quizá seamos la especie que va a cumplir la Voluntad de la Naturaleza tras constatar que ha fracasado en su intento de reproducirse de manera simple y eficaz manteniendo el equilibrio de muertes, destrucciones, reconstrucciones y vidas. Porque al igual que para la especie un individuo es totalmente prescindible, para la Naturaleza una especie también lo es (y quien dice una dice todas siempre y cuando se renueve y construya un nuevo sistema que le permita -a la Naturaleza- seguir con su plan de simplemente seguir siendo).
Me resulta curioso que la infinitud del juego del ajedrez -que se juega en un tablero de 64 casillas- se haya visto algo menguada con los sistemas computacionales actuales que al desechar como aberrantes millones de variantes en un segundo, ha hecho un poco menos infinito el juego inifnito del ajedrez justo en el mismo momento en el que los 64 codones del lenguaje básico de la vida haya sido alterado con éxito y la biología sintética haya empezado a crear seres nuevos que dentro de poco se multiplicarán y serán más perfectos, variados y resistentes que esta vieja generación de vida que tan sólo se pudo mover entre las 64 codones posibles que formaban las cuatro letras que han sido hasta ahora el escueto abecedario de toda vida.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/05/2014 a las 00:01 | Comentarios {0}


Un film de Denis Villeneuve


Incendies
Incendies
Podremos llegar al perdón. El perdón. Sobre el miedo, el abandono y el dolor.
¿Cuándo acaba la historia de un hombre? Yo diría que acaba con la ignorancia de él. La muerte no acaba con la vida, con la vida acaba la ignorancia.
¿Y durante la vida? Puedo decir que esta noche es una de las últimas en la que mis dedos se mueven y navegan por este teclado que nunca llegué a controlar con los diez dedos. Yo que tanto he tecleado quizá con la ingenua intención de que la ignorancia de mí llegue muy, muy tarde; a tanto debe alcanzar la estima que me tengo.
Los individuos nos hundimos en nosotros mismos, pagados de nosotros mismos. No somos gacelas abandonadas a su última suerte entre las fauces del león, sin ira, sin lucha, sin dolor, entregada, tranquila. El individuo humano lucharía, se desesperaría, patalearía hasta su último aliento. La vida como lucha. La vida como única. La vida como tesoro. Y aún más, aún más: la recompensa de un Dios, de un más allá, los paraísos después del infierno. Porque el mundo es el infierno por eso se promete el paraíso.
He visto Incendies y ahora escucho tras de mí una nueva historia de la infamia humana; dicen los optimistas, los que se llaman ahora pensadores positivos, dicen que vivimos en el mejor de los mundos que han sido. No puedo, en mi representación del mundo, estar de acuerdo; hay algo que me suena a impostura, a venta al por mayor de esperanza; creo más bien que el mundo es el mundo con toda su belleza y todo su horror y que la balanza entre ambas no ha cambiado mucho; existe un equilibrio constante en la ley sin justicia de la vida y esa ley sin justicia, ese paradójico desequilibrio es quizás el mayor perturbador de las mentes, el mayor generador de belleza -sea lo que sea esa palabra huraña a la claridad- y al mismo tiempo el caldo de cultivo de las mayores atrocidades y así horror y belleza se unen en el fiel de la balanza de la vida.
Vivir y sufrir; vivir y gozar.
Esta noche elevo mi voz para todos aquellos que en este mismo instante están siendo maltratados; escribo para que el miedo de los que ahora sufren deje paso al descanso; escribo y cada letra es una caricia para todos y cada uno de los cuerpos que están siendo arrasados; escribo cuando un nuevo día comienza sabiendo que el Mundo es el mundo y que nadie podrá nunca determinar qué es.
La verdad depende de las épocas.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/05/2014 a las 00:04 | Comentarios {2}


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