Heike Monogatari es una novela japonesa ( ya en la introducción se habla mucho del término monogatari que se traduciría literalmente como relato de cosas) del siglo XIII, de los tiempos en que Gonzalo de Berceo escribía los Milagros de Nuestra Señora .
La novela está editada por Gredos en su colección Biblioteca Universal. La traducción, desde mi punto de vista y siendo ignorante del japonés, muy acertada ha sido hecha por Rumi Tani Moratalla y Carlos Rubio López de la Llave.
Reconozco que la dejé un poco antes de la mitad, no recuerdo por qué. Lo que no he olvidado ha sido el principio de la novela, su primer párrafo. Lo transcribo:
En el sonido de la campana del monasterio de Gion resuena la caducidad de todas las cosas. En el color siempre cambiante del arbusto de shara se recuerda la ley terrenal de que toda gloria encuentra su fin. Como el sueño de una noche de primavera, así de fugaz es el poder del orgulloso. Como el polvo que dispersa el viento, así los fuertes desaparecen de la faz de la tierra.
La novela (o el relato de cosas) narra la ascensión y caída del clan Heike. Esa forma de iniciar el relato anima por su belleza, por su anuncio, por su contención y por su verdad. Ese inicio nos cuenta el desarrollo y el fin. Ese inicio lo evoca todo.
La novela está editada por Gredos en su colección Biblioteca Universal. La traducción, desde mi punto de vista y siendo ignorante del japonés, muy acertada ha sido hecha por Rumi Tani Moratalla y Carlos Rubio López de la Llave.
Reconozco que la dejé un poco antes de la mitad, no recuerdo por qué. Lo que no he olvidado ha sido el principio de la novela, su primer párrafo. Lo transcribo:
En el sonido de la campana del monasterio de Gion resuena la caducidad de todas las cosas. En el color siempre cambiante del arbusto de shara se recuerda la ley terrenal de que toda gloria encuentra su fin. Como el sueño de una noche de primavera, así de fugaz es el poder del orgulloso. Como el polvo que dispersa el viento, así los fuertes desaparecen de la faz de la tierra.
La novela (o el relato de cosas) narra la ascensión y caída del clan Heike. Esa forma de iniciar el relato anima por su belleza, por su anuncio, por su contención y por su verdad. Ese inicio nos cuenta el desarrollo y el fin. Ese inicio lo evoca todo.