Cuando vuelvo con el ánimo oxigenado y me alejo de lo terrible que está a punto de llegar; cuando vuelvo y me encuentro con instantes de una lucidez linda, cierta perversión de las formas, cierta tradición que se continúa y amaso plagios y creo así mi estilo; cuando vuelvo y siento el brío de una estructura arriesgada y me dejo llevar por un caudal de palabras que fluyen y siento los rápidos y los remansos y las quebradas y las cascadas; cuando estoy limpio de miedo y me anima lo escrito y me empujo y me digo, casi en voz alta, ahora que vivo solo y vuelvo a esa manía de los solitarios de decirse las cosas como si fueran otro, que está enfrente, atento, No está nada mal. Hay algo. Sigue. Cuando me olvido del terremoto que me espera, de la caída al un más que probable barranco donde quizá me quede con las piernas partidas (más partidas) y me estalle un pulmón y caiga la noche y pronto escuche las almohadilladas pisadas del coyote y sienta en el fondo de mi amor que todo ha estado bien y muestre mi cuello para que el depredador no tenga que hacer más esfuerzo que su propia cautela. Cuando todo eso ocurra, espero volver a los momentos de una intensa concentración donde los mundos surgen y traspasan mis barreras y entran acariciando mis neuronas y van más allá hasta mis proteínas y mis glúcidos y mis lípidos y en ese conglomerado de sustancias líquidas componen una frase, una frase, tan sólo una, suave como la magnitud del mundo, olorosa como la florecilla silvestre o salvaje como un amanecer de juventud; espero que el mordisco del coyote coincida con la expulsión de un verso y que mi yugular sajada deje fluir cielos amarillos, cuerpo de la mujer que amo desde que la conocí con diecisiete años y a la que olvidé durante casi treinta, los ojos de mi hija una noche de fiebre, la mano del pintor que fraguó una amistad de lirio y hierro y la voz de la amiga que un día dijo que si al cumplir los cincuenta años estás loco, sencillamente eres un estúpido.
Cuando vuelvo a la fe, la realidad no existe.
Cuando vuelvo a la fe, la realidad no existe.