Va a masticar los huesos

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/12/2014 a las 17:22

Dentro de las magnitudes va a masticar los huesos.
Huesos crudos.
Blanco roto.
Dentro de las magnitudes se encuentra la voz de una señora que marca con su tono cierto aire de sospecha.
Dentro de ellas hay una media y un jilguero. Si pudiera cantar, elevar la desdicha en trinos, dejaría de inmediato la masticación ósea.
Huesos de rodilla (sin el tuétano). Huesos cocidos. Duros por siempre jamás.
La media es una fantasía (con algo de roca que lleva por analogía al hueso).
En la masticación del hueso se busca la quiebra de los dientes.
Descascarillar le lleva a matanza y ésta deriva en atroz, brutal, cruel, de la población, espantoso, espeluznante, horrible, impune, indiscriminado, inenarrable, infernal, cometer, librar(se) (de), producir(se), recrudecer(se) y todas estas combinaciones extraídas del Diccionario Redes.
Al masticar huesos surge el sentido del asesinato. Huelga decir que tan sólo el sentido y no su acción. Mientras los dientes tiemblan contra la dureza de los huesos, la bárbara relación humana se opone al optimismo de los grandes pensadores que un día y otro aseguran que somos especie benéfica y que avanzamos contra las penas y las carencias.
Va a masticar huesos hasta que le sangren las encías. Va a masticar huesos hasta que las encías se pulvericen y asomen los propios huesos de las mandíbulas que intentan, rotura a rotura de molares y premolares, triturar el hueso.
Hueso cocido, duro por siempre.
Hueso sin tuétano.
Hueso de animal muerto. Animal vacuno. Animal que nunca pastó en ladera de montaña sino que fue fruto de ganadería intensiva (inmensos comederos de pienso con trazas de pescado para animales dispuestos a servir de asados).
Al masticar huesos surge el sentido del mecanismo que podría ser adecuado, administrativo, anticuado, articulado, asequible, complejo, de control y tantos, tantos mecanismos más cuando lo importante es el sonido del hueso contra el hueso, el dolor en los maseteros, la sangre en la comisura de los labios y en la corona de los dientes; cuando lo importante dentro de las magnitudes correspondientes es la intensidad del dolor y la sensación de estafa incluso de aquellos grandes pensadores que acallan el rumbo de los hombres con impresionantes abstracciones llenas de relaciones y palabras extrañas y esas abstracciones y esas relaciones le llevan a poner el hueso cocido delante de sus narices, a olerlo, a pasarle la lengua para reconocer sus texturas, a abrir la boca y morder con todas sus fuerzas la blancura rota del hueso de rodilla de un mamífero vacuno oprimido por la ganadería intensiva que llegará también hasta la señora con tono de voz que indica sospecha e incluye certeza, falsedad, fundamento, fundamentada, infundada, injustificada, inquietante, justificada, latente, leve, libre (de), ligero, limpio (de), menor, remoto, serio, vago, vehemente, bajo, asomo (de), manto (de) y ahí se detiene porque el manto de sospecha de la mujer del teléfono que ha echado sobre él ha lanzado su ansia sobre el hueso y ha mordido con tal fiereza que ha logrado extraer una lasca y la ha podido masticar y la ha pasado por el velo del paladar y la ha tragado.
Dentro de las magnitudes hay un silencio de selva.
Dentro de las magnitudes hay un calor de lagar.
Volcánicos los huesos.
Osamentas dentro de las magnitudes. Configuraciones de la impresión.
Mastica los huesos.
Una hora y después otra.
Fierro. Fotografía de Olmo Z. Agosto 2014
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