1.- Últimamente en el mundo editorial español se están publicando novelas cuya base argumental es ETA, el mundo de ETA, el País Vasco en los tiempos de ETA. Ahora los escritores vascos se atreven a fabular sobre ETA. ETA se está convirtiendo en un negocio editorial. ¿Quién ha perdido el miedo a ETA: los escritores o los editores?
Me pregunto si cuando las víctimas de aquella guerra eran ninguneados por sus vecinos, si cuando el terror hacía más grises los días grises de Euskadi, no hubiera sido el momento para que se escribieran estas historias que ahora se publican. ¡Callados como putas estuvieron los escritores! Cosa que no es de extrañar porque los escritores somos putas. Ni más ni menos.
2.- Soy espectador de tertulias políticas. Siempre espero de los tertulianos (no escribo analistas porque la televisión o la radio no permiten el análisis. El análisis necesita un desarrollo y estos medios de comunicación exigen el titular, el comentario rápido) llamados de izquierdas críticas al voto de los ciudadanos. Hay como un laico respeto sagrado a la decisión mayoritaria de la ciudadanía y ese silencio, esa no crítica, creo que tiene que ver mucho más con la política de los medios y con el miedo del tertuliano a ser expulsado del sanedrín que con la verdadera crítica. Porque habría que criticar que en España, por ejemplo, un partido acusado de organización criminal en los tribunales como el Partido Popular vuelve a ganar unas elecciones por mandato del pueblo.
3.- Antes de las elecciones norteamericanas todos estos tertulianos, incluidos los de derechas, echaban pestes del candidato Donald Trump pero tras su victoria no paro de escuchar ahora que bueno, que ya veréis como tampoco es para tanto, una cosa es la campaña electoral y otra el ejercicio del poder. A mí no me llevan los demonios porque ya no creo en los demonios, lo que me enciende y me deja estupefacto es el mundo en el que vivimos; lo que me subleva es ver cómo uno de los países supuestamente más avanzados del mundo vota por mayoría -mayoría de los que votan. Porque el porcentaje de votantes ha sido, creo, un 53% de los norteamericanos y el voto popular lo ha ganado Hillary Clinton, no así el de los electores. Lo que en resumidas cuentas viene a decir que con menos del 25% de los votos este tipo es presidente- a un personaje que le gusta mostrarse como un energúmeno inculto, zafio y peligroso.
4.- Dada mi ignorancia, no me atrevo a desdecir a los muchos sabios que por el mundo pululan los cuales suelen hacer una loa a los hombres y se muestran optimistas para con nuestra especie. Muchos de ellos dicen que el pesimismo no es más que una floritura intelectual para hacerse el interesante. Yo sólo espero que tengan razón -o cuando menos que tengan sus razones- pero también espero que visceralmente tengan cuajo para argumentar, instintivamente, su optimismo.
5.- La ley del péndulo me azota. En ocasiones hago un repaso por los dirigentes de este mundo y me invade la melancolía y una desesperanza que apenas logro cortar con el arte o un amigo.
6.- Yo no sé si hubiera tenido la audacia -de habérseme ocurrido- para escribir una novela en los años de plomo sobre la intrahistoria de una familia de etarras y una familia de constitucionalistas que vivieran en el mismo pueblo. Ni tampoco sé si de haberla escrito, hubiera habido una editorial con la valentía de publicarla. Entre el miedo y el conservadurismo hay una muy delgada línea. Entre la cobardía y la cautela también.
7.- El mundo contiene el aliento demasiadas veces y cuando al fin se expulsa, hiede.
Me pregunto si cuando las víctimas de aquella guerra eran ninguneados por sus vecinos, si cuando el terror hacía más grises los días grises de Euskadi, no hubiera sido el momento para que se escribieran estas historias que ahora se publican. ¡Callados como putas estuvieron los escritores! Cosa que no es de extrañar porque los escritores somos putas. Ni más ni menos.
2.- Soy espectador de tertulias políticas. Siempre espero de los tertulianos (no escribo analistas porque la televisión o la radio no permiten el análisis. El análisis necesita un desarrollo y estos medios de comunicación exigen el titular, el comentario rápido) llamados de izquierdas críticas al voto de los ciudadanos. Hay como un laico respeto sagrado a la decisión mayoritaria de la ciudadanía y ese silencio, esa no crítica, creo que tiene que ver mucho más con la política de los medios y con el miedo del tertuliano a ser expulsado del sanedrín que con la verdadera crítica. Porque habría que criticar que en España, por ejemplo, un partido acusado de organización criminal en los tribunales como el Partido Popular vuelve a ganar unas elecciones por mandato del pueblo.
3.- Antes de las elecciones norteamericanas todos estos tertulianos, incluidos los de derechas, echaban pestes del candidato Donald Trump pero tras su victoria no paro de escuchar ahora que bueno, que ya veréis como tampoco es para tanto, una cosa es la campaña electoral y otra el ejercicio del poder. A mí no me llevan los demonios porque ya no creo en los demonios, lo que me enciende y me deja estupefacto es el mundo en el que vivimos; lo que me subleva es ver cómo uno de los países supuestamente más avanzados del mundo vota por mayoría -mayoría de los que votan. Porque el porcentaje de votantes ha sido, creo, un 53% de los norteamericanos y el voto popular lo ha ganado Hillary Clinton, no así el de los electores. Lo que en resumidas cuentas viene a decir que con menos del 25% de los votos este tipo es presidente- a un personaje que le gusta mostrarse como un energúmeno inculto, zafio y peligroso.
4.- Dada mi ignorancia, no me atrevo a desdecir a los muchos sabios que por el mundo pululan los cuales suelen hacer una loa a los hombres y se muestran optimistas para con nuestra especie. Muchos de ellos dicen que el pesimismo no es más que una floritura intelectual para hacerse el interesante. Yo sólo espero que tengan razón -o cuando menos que tengan sus razones- pero también espero que visceralmente tengan cuajo para argumentar, instintivamente, su optimismo.
5.- La ley del péndulo me azota. En ocasiones hago un repaso por los dirigentes de este mundo y me invade la melancolía y una desesperanza que apenas logro cortar con el arte o un amigo.
6.- Yo no sé si hubiera tenido la audacia -de habérseme ocurrido- para escribir una novela en los años de plomo sobre la intrahistoria de una familia de etarras y una familia de constitucionalistas que vivieran en el mismo pueblo. Ni tampoco sé si de haberla escrito, hubiera habido una editorial con la valentía de publicarla. Entre el miedo y el conservadurismo hay una muy delgada línea. Entre la cobardía y la cautela también.
7.- El mundo contiene el aliento demasiadas veces y cuando al fin se expulsa, hiede.