¿Qué era la muralla derruida?
Las mujeres poderosas de los tiempos antiguos. ¡Ay, Andrómaca! ¡Ay, Ifigenia! Querría él tomaros por las manos y llevaros a la pradera de los Asfódelos para reencontraros con los vuestros en el otro lado. Sólo que él no es más que un poeta sin nombre y con voz.
¿Qué era la muralla derruida? Vuelve a preguntarse mientras pasea por paisajes que no son suyos y a los que él no pertenece. De tanto pasearlos, les perteneceré algún día, piensa. A ese pensamiento -que es en el fondo un pensamiento suicida- le sucede la pregunta ¿Qué era la muralla derruida?
La noche le ha sudado.
Sólo se sacude en el silencio las miasmas. En el silencio puro. En el silencio sin escamas (entendida esta imagen como la extraña sordera de las serpientes). Silencio que podría convertirse en sonido y que él tendría la posibilidad de escuchar y al escuchar el sonido volvería la fragilidad, la que le convierte en un ser finito, contingente. Todo eso ya lo sabe. Lo que ha dejado de saber (o mejor: de lo que ha tomado plena conciencia) es de que no sabe por qué vuela.
¿Por qué vuela? ¿Qué era la muralla derruida, muchacha que te perdiste en la ciudad de Salem del Estado norteamericano de Oregon? ¿Por qué vuela pesado? ¿Por qué no emprende una huida a nado? ¿Dónde? ¿Dónde se perdió? ¿En qué era?... donde da la vuelta el aire, le susurra en la noche el frío eco de su voz.
Así pasa el día entre nubes y fuego y la pregunta, la pregunta ¿qué era la muralla derruida?