1
Pequeña luz,
pequeño amor,
dulce transcurrir,
secreta voz.
2
Hayan tus ojos
contemplado
una vieja y tuya
fotografía
de tu mirada infantil.
3
La calle ensuciada,
el perro viejo y su hez,
las bailarinas de caminar
abierto en sus extremos,
la gitanería.
4
Parece la lluvia
lloviendo en el cuarto.
Y grita la gata
su deseo obsesivo.
Tararea una mujer de su casa
mientras tiende la ropa menuda
de sus hijos.
5
La mujer madura
del cuarto se apoya, fatigada,
en el ángulo del descansillo.
Pasa un joven,
los ojos cerrados de ella
provocan un deseo ciego,
repentino en el corazón del poeta.
6
Condenado a muerte,
como todos;
con un rostro sin mandíbula inferior,
como pocos;
enflaquecido por el tedio y la amargura,
como tantos,
se altera ante las ansias de vida de un artista,
como siempre.
7
Un hombre
sube día tras día
apesadumbrado
las escaleras.
La actitud de su cuerpo
clama, muda,
por algo que no llegará nunca.
Puede que se trate
de un metódico maníaco depresivo
o, como se decía antes,
de un hombre melancólico.
8
Taracatá.
Un dós,
un dos trés
cuatro cinco séis
siete ócho
nueve diéz.
9
Este silencio,
curva escasa en una cuerda,
roto, acaso,
por un actor desgañitándose
en el teatro contiguo.
Este silencio, digo,
permite ver a través de las paredes.
10
Con qué desapasionada
maniobra pinza
la muchacha rizada del tercero
sus bragas recién lavadas.
11
¡Qué delicado el aroma
del aguarrás mezclado
con aceite de linaza!
¡Qué acierto la esencia
de cola de conejo
flotando en el aire cerrado!
¡Qué consistencia pegajosa
provoca en la nariz
la fragancia del alkil!
12
Veladura sobre veladura
tic-tac
otra más
tic-tac