Si al principio fue el entrechocar de unas piedras...
La estalactita y su eco en la cueva...
Si fue el primer gruñido, la leve sonoridad de la ronquera...
Si es la composición para terceto de lluvia, hierba y tierra...
O la sabia combinación de ola y mar...
No sé si fue el pelo y el viento
quienes indicaron al constructor la esencia del arpa...
o si quédamente, en el preciso momento en el que los animales nocturnos se retiran y los diurnos aún no se han desperezado,
el oído de una muchacha creyó intuir en el rocío sobre el musgo una canción...
Las montañas nos dijeron tantas cosas...
el alud generador de los rezos, la cima y su insolencia calva como el sonido del gong, los salientes afilados, las laderas...
Y los ríos...
Y los ríos...
La estalactita y su eco en la cueva...
Si fue el primer gruñido, la leve sonoridad de la ronquera...
Si es la composición para terceto de lluvia, hierba y tierra...
O la sabia combinación de ola y mar...
No sé si fue el pelo y el viento
quienes indicaron al constructor la esencia del arpa...
o si quédamente, en el preciso momento en el que los animales nocturnos se retiran y los diurnos aún no se han desperezado,
el oído de una muchacha creyó intuir en el rocío sobre el musgo una canción...
Las montañas nos dijeron tantas cosas...
el alud generador de los rezos, la cima y su insolencia calva como el sonido del gong, los salientes afilados, las laderas...
Y los ríos...
Y los ríos...