Ya no estoy
pero pervivo
agostado.
Me comen
el alma
las lombrices.
Me aprieta
el cordón del zapato
el corazón.
No era soledad.
No la buscaba.
Palpar otro
quería o
simular compañía.
Porque todo es tierra
sequía
mientras me aturde
el sonido
de un manantial.