Mismo escenario que en la escena 5ª
Nieva frente a Fernando. Amanece azul, gris y rosa.
FERNANDO mira la nieve caer durante un largo rato. Es una nevada densa, de copos gordos y silenciosos como el algodón de azúcar. Está muy arropado.
FERNANDO: Los libros y yo. Las manos y yo. Los dedos fríos y yo. Si estuvieras ahora, tú también envuelta en algo cálido... vería amanecer... escucharíamos las narraciones de los seres humanos que buscan la lógica de ser conscientes de vivir y morir... vivir y morir así... yo tuve... yo una vez... en otra vida en la que habitó este cuerpo... ahora la nieve me recuerda a esos días... será la blancura... las hojas muertas de unos robles que no han llegado a caer al suelo de los bosques y permanecen unidas a las ramas como si fueran ahorcados pendiendo de la soga... estos días de nieve... estos silencios de nieve me recuerdan a una mujer que jugueteaba con el más allá y se juntaba con otras personas que jugueteaban con el más allá las cuales se reunían alrededor de una de ellas que decía haber estado en el más allá y saber exactamente lo que iba a pasar... era en mi cuerpo donde percibía las relaciones de esa mujer... siempre siento la superchería... hay que estar muy atentos a ella... he de estar yo atento... nadie es mi guardián ni yo guardo a nadie... recordaba con la nieve los instantes más ridículos de la trascendencia... con el miedo, pienso, la blancura de la nieve me lleva a pensar acerca del miedo en blanco, pienso en la blancura como tonalidad del temor... libros y manos... llegará la tarde... los rosas de este amanecer se perderán para siempre en la memoria... quizá tan sólo nos sea posible un tipo de relación, la que se definiría por sus extremos como sadomasoquista... sólo ésa entre humanos... sólo con leves variaciones de intensidad... a eso me dedico algunas madrugadas... también el café con leche... la verdura que hará lo suyo... la mirada del ser que me acompaña... el silencio cuando ascendíamos ayer por la tarde, sí, el frío era muy intenso, soplaba un viento que provenía del Ártico y hacía mella...
FERNANDO calla, cierra los ojos, se escucha el silencio de los copos cayendo.
TELÓN