Mismo decorado que en la escena 1ª.
Día siguiente. Noche.
FERNANDO:
Hemos subido. Muy arriba. Donde los abetos. Me ha faltado el aire. Me falta el aire. Algunas noches. Cuando me desnudo. Tras de mí está la ventana. La luna en sus ciclos la atraviesa. La desnudez. El temor por lo que no ha pasado. (Coge un libro sobre orfismo. Lo ojea)
Pausa larga
Busco la lejanía. Así me encuentro a salvo de mí. Será por la crianza, la cual no empezó conmigo. No empezó en nosotros: los hijos de papá y mamá. Es una crianza milenaria. Es una crianza que heredo y me conforma. Esta noche. En especial esta noche. No puedo negar lo particular de esta noche y más si estamos solos. Hemos subido esta mañana muy arriba. Hemos subido hasta donde nos faltaba el aire. A la sombra de un bosque de abetos hemos llegado y hemos seguido subiendo hasta que hemos llegado a una puerta alambrada que impedía seguir avanzando. Un cartel decía Coto privado de caza. Yo he pensado en una instalación secreta mientras el perro bajaba por una ladera en pos de una pelota verde y maciza. También mordisqueada.
Fernando mira al frente. Se quita las gafas. Se apoya en el respaldo de la silla. Abre un cajón. Saca un bote lleno de arena. Lo abre. Lo esparce por la mesa.
Es temor. En esta noche en la que la luna crece. Quisiera moverme ahora. Lanzarme a la carretera. No temer. Ir con la camisa abierta, a pecho descubierto. Regresar. A donde se regresa. Con el corazón purificado. (Abre un cajón. Saca una lupa. Observa un grano de arena).
Pausa no muy larga
Siento en mi diafragma la ausencia del abrazo. No es la rosa entre el perfume y la muerte. No llega a tanto la delicadeza. Siento ganas de cuchillo. Siento textura de hueso. Así es la noche. Así de larga será.
Introduce de nuevo toda la arena en el bote. Minuciosamente intenta que no quede ni un solo grano de arena sobre el escritorio. Abre el cajón de en medio del lado izquierdo, de donde lo sacó, y lo vuelve a meter en él. Lo cierra con llave. Deja la llave metida en la cerradura del cajón superior derecho.
La mesa de escritorio tiene tres cajones a cada lado. Es una mesa vieja e incómoda.
Sí, es una mesa vieja e incómoda. Demasiados años. Soporto las incomodidades demasiados años. Debo sentirme cómodo en la incomodidad. Criado en la incomodidad. Esta noche pienso. Esta mañana no pensaba. Subía. Muy arriba. Hasta el bosque de los abetos. Veía una cadena montañosa frente a mí. Las vacas pastaban. Cerca. Muy cerca. Bajar ha sido grato. El sol. La víspera del sol invictus. Bajar por las praderas verdes en los primeros días del invierno sin el temor del hombre. Bajar. Cierta presión en el tobillo derecho. Bajar. Mirar los cielos y sus accidentes. Bajar. Bajar. Anhelar un café caliente. El abrazo de esta noche que no se va a dar. Acostumbrarme al desamor que me fue impuesto.
Pausa larga. Fernando cierra los ojos y medita.
Suena a lo lejos el carrillón de una campana de iglesia. Da las nueve.
TELÓN